Nada de lo que veía reflejado en el espejo le gustaba, absolutamente nada. Se había convertido en una persona fría, antipática y orgullosa, todo gracias a él, a su hermano. La convivencia con Itachi no había sido sencilla después de la muerte de sus padres, menos aún cuando había tenido que encargarse de su hermano, asumiendo las responsabilidades de este, más las de él.
Tenía la mirada fija en el espejo, pero su mente estaba en otra parte. Cuando volvió en si se lavó la cara con el agua fría del lavamanos y volvió a la realidad. Se vistió con su uniforme como cada mañana, este consistía en un polo de color blanco con el escudo del colegio, pantalón negro y zapatos al gusto, más una sudadera de color azul para los hombres. Cuando bajó ya tenía el desayuno puesto sobre la mesa, pero lo que vio no se le antojó.
Rina, ya sabes que no me gusta lo dulce, ¿qué quiere decir esto?
Perdona, pero debes tener fuerzas para acoplarte de nuevo al colegio, la fruta contiene muchas vitaminas.
Confórmate con hacer tu trabajo, ya sabes lo que me gusta y lo que no. Espero que mañana seas más eficiente. Me voy, llego tarde.
Disculpa Sasuke, no volverá a ocurrir. Que tengas un lindo día.
No debería estar atendiendo la floristería, debería estar eligiendo un peinado para causar buena impresión el primer día.
¿Qué impresión, si ya conoces a todos tus compañeros?
Ese no es el punto mamá, lo importante aquí es que esto es una sobre explotación, me prometisteis que no trabajaría en la floristería cuando comenzara el curso, pero mírame, ya haciendo con estas flores que me aprisionan a atender a unos clientes que no llegan.
No seas dramática, sabes perfectamente porque estás aquí. Espero que esto te sirva de lección, para que no vuelvas a quedarte hablando hasta la madrugada con Tenten.
Oh, no sabía que te habías dado cuenta.
¿Esa es tu mejor respuesta?
La conversación se vio interrumpida por el sonido del timbre que indicaba que un cliente entraba, la cual era una de las más íntima amigas de Ino.
¡Hinata!- Corearon madre e hija.
La recién llegada era una de las mejores amigas de Ino desde hace unos años. La madre de Ino le tenía mucho cariño por lo educada que era, además, la veía como una buena influencia para su hija.
Hinata era como una muñeca de porcelana, delicada y encantadora. El pelo le llegaba hasta la cintura desde hace ya unos veranos por petición de Ino, quien siempre intentaba que explotara su belleza natural. Lo que más destacaba de Hinata, eran sus ojos, que transmitían calma y serenidad. Se sorprendió al ver que esta vez los había delineado. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, muy alta, al gusto de Hinata, atada con un lazo de color azul marino.
Llevaba la falda del uniforme un poco más alta que de costumbre, pero seguía con el polo por dentro de la falda, las medias le tapaban las rodillas, y sus zapatos estaban tan limpios que podías verte reflejado en ellos. Aún con el calor de los últimos días de verano, llevaba la sudadera granate completamente cerrada.
Durante el verano Ino no había visto a Hinata, se alegro al ver que las vacaciones le habían sentado tan bien. Hinata era una persona tímida, y al percibir esos cambios no muy drásticos en ella, supo en seguida era algo que le había costado, pero significaba que ahora, estaba más segura de sí misma, necesitaba saber que había pasado durante las vacaciones, con todo lujo de detalles. Estaba tan contenta que no pudo contenerse y se dirigió hacia su amiga. Hinata extendió sus brazos para recibir el abrazo que duró unos minutos mientras se decían lo mucho que se habían extrañado. La Sra. Yamanaka conmovida por la escena se unió al abrazo.
En las vacaciones con su familia, lejos de sus amigas, había tenido mucho tiempo para pensar, habían notado su cambio físico, pero aún quedaba el interior.
Que gusto me da verte, hace mucho que no te veía, ¿qué tal las vacaciones? Estas guapísima.
Gracias Sra. Yamanaka, la verdad es que durante las vacaciones con mi familia tuve mucho tiempo libre, y decidí hacerme un cambio.
Te ves hermosa Hina, espera a que te vea Tenten, a ver qué dice.
Pues espero que le gusté, pero lo cierto es que he venido por unas flores. Durante el verano soy voluntaria en el hospital, y como no he estado, me gustaría hacerles una visita aprovechando que hoy entramos más tarde.
Amm... ¡Claro! Se me había olvidado decírtelo mama, pero quede de acompañar a Hinata.
Qué casualidad.
No te preocupes mama, te encargarás bien de la floristería en mi ausencia, voy por mi bolso, escoge las flores.
Hinata entendió a la perfección que Ino quería librarse de su trabajo, y siendo consciente de su capacidad nula para mentir, comenzó a escoger rápidamente las flores. Al volver, Hinata ya estaba pagando. Ino se despidió de su madre con un beso en la mejilla al igual que Hinata. Al salir se encaminaron hacia el hospital, mientras Ino le agradecía por haber sido su vía de escape.
Se encontraba paralizado en frente de la puerta, sin poder mover ningún músculo, para su sorpresa, tenía miedo, y eso es decir poco, estaba aterrado. En cuanto traspasara la puerta y entrara a ese despacho, su vida cambiaría para bien o para mal, la respuesta le aterrorizaba. Decidido a enfrentar lo que viniera, tocó la puerta esperando que le indicaran que podía entrar. Para su desgracia, conocía a la perfección esa estancia del hospital, el ventanal que da al parking con las cortinas siempre medio cerradas es lo primero que ves. A la izquierda se encuentra una librería llena de enciclopedias y libros pulcramente ordenados, y una puerta que lleva a su consultorio. A la derecha, unos cómodos sillones de cuero para los visitantes, frente a la grandiosa mesa de roble que sirve de escritorio al doctor pirulí, quien estaba revisando el expediente de uno de sus pacientes, le indico que se sentara.
La paciencia no era una cualidad que el poseyera, pero se vio incapaz de articular palabra. El doctor pirulí intuyo como se sentía Sasuke, lastimosamente, conocía a Sasuke desde hace varios años. La primera vez que lo vio, estaba sentado en la sala de espera de la UCI, junto a su hermano no mucho mayor que él, agarrando su mano y conteniendo las lágrimas. Se interesó por los pequeños y supo que sus padres habían tenido un desastroso accidente automovilístico. Los vio durante varios días más, y cuando los padres de los menores murieron, pudo ver como los ojos del más pequeño perdían su brillo, y se vaciaban por completo. Lo siguió viendo a lo largo de los años a causa de la enfermedad de su hermano. Aún tenía esa mirada, vacía. Su rostro era duro y pálido, nunca, en todos estos años, lo había visto sonreír. Se había prometido a si mismo que le devolvería a esos ojos la chispa perdida antaño, su hermano era lo último que le quedaba y no dejaría que la vida también se lo arrebatara.
Se quitó las gafas y las dejo sobre su escritorio, por fin tenía una buena noticia que darle, algo que había costado mucho. Sonrió al pensar la reacción de Sasuke. La sonrisa del señor pirulí inquietó de sobremanera a Sasuke, habían estado varios minutos mirándose directamente a los ojos sin mentar palabra alguna.
Son buenas noticias las que te tengo, Sasuke.
Al despedirse del Sr. pirulí, le estrechó fuertemente la mano, dándole las gracias más sinceras que había dado durante toda su vida. Salió sonriente a encontrarse con su hermano, quien lo estaba esperando desde hace ya varios minutos. Tenía la mirada perdida en el paisaje que daba su ventana, pensando que quizás fueran tan malas noticias que Sasuke había sido incapaz de enfrentarlas y decirle que ya no había esperanza. Eran ya muchos los años que su enfermedad lo acompañaba, y no creía que a estas alturas, tuviera alguna solución.
La puerta se abrió e hizo que dirigiera su mirada a quien acababa de entrar. Su hermano tenía una sonrisa de satisfacción en el rostro. Al parecer eran buenas.
Hinata, no pensé que fuera a decir esto, pero quiero ir ya al colegio, ¿a cuántos pacientes visitas? ¿Te pagan por esto o qué?
Ya casi vamos a acabar, ten un poco de paciencia.
¿Bromeas? La última habitación en la que entramos, había un tío gordo y peludo recibiendo un baño de esponja, si tengo que volver a ver algo semejante- Al doblar la esquina chocaron con otro estudiante de su colegio, que no estaba muy atento de por dónde iba.
Disculpad, de veras, es que no veía por donde iba. ¡Hey! Pero ¿qué hacéis aquí?
Ver a tíos gordos recibir baños de esponja.
Ugh ni me lo recuerdes, yo también entré a la habitación equivocada. Que gusto me da verte Hinata, estas muy guapa.
La verdad es que estamos aquí de visita, Hinata es voluntaria aquí en el hospital, ¿verdad?... ¿Hinata?- La chica todavía estaba asimilando el cumplido del chico, pero atino a decirle un entrecortado sí.
¿Y tú qué haces aquí? los baños de esponja son sólo para los pacientes.
Jaja estoy aquí por Sasuke, me dijo que vendría a visitar a su hermano y quedamos de encontrarnos aquí.
Ah que interesante, pues si quieres te acompañamos, que nosotras ya nos íbamos, que ya hemos acabado.
Eh si, si. Nosotras ya, ya acabamos, eh, estas flores, son para...
Para dejarlas en la recepción y que adornen un poco el lugar.
Ah, pues vale, si queréis venir.
Los tres jóvenes se dirigían a la habitación de Itachi, que se encontraba cerca de donde estaban. Era una habitación grande y luminosa, llena de todo tipo de regalos, presentes y flores, todos para darle ánimo a Itachi, con el fin de su pronta recuperación. Cuando se encontraban a unos pasos de la habitación, Sasuke salía de esta, y por primera vez en mucho tiempo, feliz.
Naruto camino hasta el agarrándolo por el cuello, saludándolo, y explicándole que se habían encontrado a las chicas mientras caminaba por el hospital.
Oye Hinata, tu estas muy pálida, ven, que te voy a llevar a que te vean, ¿has desayunado? Igual es eso, vamos mejor a cafetería.
La chica se vio incapaz de decirle que se encontraba bien, que había desayunado y muy bien, pero, ¿cómo explicarle que estaba así por él? Prefería desayunar dos veces, y pasar tiempo con él. Esto nos dejo a un sorprendido Sasuke, y a una incómoda Ino, que no sabía qué hacer, Hinata y Naruto, ella y Sasuke, apenas lo había visto estas vacaciones, no sabía que decirle ni que hacer, desde que empezó a salir con Shikamaru no había vuelto a coquetearle, apenas intercambiaban palabras.
Bueno… ¿Y qué tal está Itachi?
Sasuke dejó a un lado al idiota de Naruto, y recordó la sonrisa de Itachi, cuando se le ilumino la cara… y sin darse cuenta, sonrió mientras miraba a Yamanaka.
Está bien, ¿y tú?- Realmente no le interesaba, pero hoy estaba de buen humor, tanto que hasta podía ser educado.
A Ino le cogió por sorpresa esa pregunta, ¿y esa sonrisa? El nunca sonreía. Nunca era amable, nunca se preocupaba por otra persona que no fuera él, nunca había demostrado la más mínima preocupación por ella.
Pues bien, ¿tú estás bien?
¿Por qué preguntas?
No sé, estas diferente a otros días.
Estoy perfectamente.
Vale, me alegro por ti…Quizás deberíamos ir a la cafetería, nos deben estar esperando.
Sí, será lo mejor.
En el camino al colegio, ninguna de las dos había hablado, hoy el día había comenzado inusualmente bien, demasiado bueno para ser verdad, ¿por qué de repente sus amores platónicos mostraban interés en ellas? Ninguna se lo creía. Igual le estaban dando mucha importancia, una simple sonrisa y un cómo estás no es el comienzo de una historia de amor, y un qué guapa estás no es la gran cosa entre amigos.
A lo lejos, se encontraba Tenten alzando la mano a modo de saludo con una ancha sonrisa. Hinata se sorprendió al ver a Tenten, y el cambio de look de la chica.
Tenten llevaba su cabellera ondulada atada con dos pasadores en la parte de atrás, pero lo que llamaba la atención, era que al fin se había hecho las tan ansiadas mechas californianas por la chica. Se notaba al instante que había exprimido cada día del verano por su hermosa piel bronceada, que le sentaba de maravilla. Llevaba arremangada y abierta la sudadera color granate, el polo por fuera y la falda del colegio cuatro dedos por encima de la rodilla. Sus medias a la altura de la rodilla, unos botines negros y su bolso bandolera completaban su look, más las pulseras y el anillo que había adquirido en su tienda favorita.
Tenten era una chica que llamaba la atención la mirases por donde la mirases, era alta y esbelta, con un cuerpo sano y bien formado gracias a los dos deportes que practicaba. Adornaban su piel dos tatuajes que aún cuando su madre los veía se arrepentía de haberla dejado cometer esa estupidez a tan corta edad, pero sabía que si no daba su consentimiento, iría a un lugar de mala muerte a hacérselo sin permiso. Ella era así, testaruda y cabezota, dulce y alegre, simpática y espontánea.
La chica se encontraba cerca de una de las bancas del recinto escolar, junto al árbol en el que solían descansar los días soleados. Al verla, Hinata corrió hacia la chica, quien la alzo en brazos eufórica por el reencuentro. Cuando se separaron, la rubia había llegado hasta ella a toda prisa, lanzándose también, pero haciendo que Tenten y ella cayeran en el césped. Entre risas comenzaron a revolcarse por la manga, mientras Hinata se avergonzaba y les decía a los chicos que estaban en la banca que dejarán de mirar a sus amigas. Cuando Tenten se incorporó, abrazo de nuevo a Hinata, haciéndole saber lo mucho que la había extrañado.
Me alegra ver tu sutil cambio, te sienta bien, pero la falda sigue estando muy larga, déjame arreglarla.-Instintivamente, Hinata aparto a la chica con sus brazos, roja de vergüenza ante tal comentario.-Veo que no todo ha cambiado.
En ese instante, Hinata comprendió que si quería que la gente la tuviera en cuenta, tendría que dejar de sonrojarse por comentarios como aquellos.
Hey, déjala. Tú no le hagas caso a esta, Hina. Te dije que recoger tu cabello y delinear tus ojos te sumaria puntos con Naruto, y lo ha hecho. El detalle de la falda fue perfecto.
¿Y lo ha hecho? ¿De qué me he perdido?
Nos encontramos a Naruto en el hospital de camino aquí.
Vale, creo que ya es hora de irme. Hay mucha gente a la que tengo que saludar, adiós.
Mírala, como se escabulle cuando lo nombras jajaja. ¡Kiba está en la parte trasera del colegio, por donde se hacen los skaters!
Adivina quien más estaba en el hospital.
Por casualidad ¿Sasuke Uchiha?
¡Sí! ¡Y me sonrió!
¡¿Qué?! Y a todo esto, ¿qué hacías todos en el hospital? ¿Quién se ha muerto? ¿Ahora con cada visita reparten morfina o qué?
Qué cosas dices chica, Naruto acompaño a Sasuke a ver a su hermano, yo a Hinata por lo que es voluntaria y nos los encontramos.
Ah vale, ¿y Sasuke te dijo algo más?
Pues- Ino se vio interrumpida por la mano de Tenten que la callo súbitamente.
Calla y disimula, viene Shikamaru...y si, pues eso, que estuvo muy bien.
Hola Ino, Tenten.
Hola Shika...vaya, que cortante.
Ya te digo, desde que cortamos que está así.
Pobrecillo, si yo lo entiendo, llevabais mucho tiempo, y estaba muy tragado de ti. Tú dale tiempo, que a lo mejor las cosas cambian.
Ya si yo eso lo sé, pero es que es mi mejor amigo, y apenas hablamos.
Oye y el cambio de Hinata, ¿a qué viene? ¿A ti te ha dicho algo?
Nada, que tenía mucho tiempo libre. Pero esta guapísima, más adorable no puede estar.
Si está guapa pero algo le habrá pasado en las vacaciones para que esté así, ¿y si se encontró con Naruto y por eso sé a ido cuando lo has nombrado?
Deja esas teorías conspiratorias, si hubiera pasado algo nos lo diría. Anda, camina que te cuento como ha sido mi maravilloso encuentro con Uchiha.
Naruto y Sasuke se encontraban recostados en el césped. Apenas habían intercambiado algunas palabras, puesto que Naruto se había quedado dormido, y Sasuke estaba pensando en Itachi. Después de tanto tiempo, al fin su hermano volvería a casa, a integrarse en el colegio, con sus amigos. Era más de lo que podía pedir. Pero también pensaba en esa rubia, Ino Yamanaka. ¿Tan extraño le había parecido a la chica que fuera amable?
Vaya cosa, se altera con nada, aunque ciertamente, había mostrado más interés en Itachi que en él…Sabía que su hermano la había vuelto a mirar alguna vez, sabía que había terminado con Shikamaru, pero también sabía que había intimado unas cuantas veces con Sai el verano pasado. Siguió inmerso en sus pensamientos hasta que escucho el timbre.
Despierta idiota, aún entrando más tarde, ¿y te quedas dormido?
Agh déjame, llevo levantándome tarde todo el verano, al principio cuesta acostumbrarse.
Eres un idiota, Naruto.
Vale, vale, ya me levanto, espérame. Y yo que creía que hoy estarías de buen humor, vi la sonrisa que le dedicaste a Ino...
Tan sólo fue una sonrisa, no sé por qué crees que algo tan insignificante como eso cambiaría mi estado de ánimo.
De veras Sasuke, eres un amargado, mantienes cara de estreñido todo el tiempo. Ahora que sabes que tu hermano se va a recuperar, deberías darte una oportunidad con alguna chica.
Por el comentario, Naruto recibió, aparte de una mirada molesta, un empujón.
Hinata ya había saludado a Kiba y a algunos otros compañeros de su clase. Ahora estaba en el baño, observando su reflejo. Quizás había sido una tontería seguir los consejos de Ino, ahora recibía demasiadas miradas del público masculino, y le incomodaba de sobre manera.
Vaya, que sorpresa más agradable Hinata.
Ho- Hola Sakura.
Te veo bien, Hinata, pero te perdiste de mucho estos tres meses que estuviste fuera.
¿A qué te refieres?
¿Sigues siendo amiga de Ino?
Sí.
Pues mal empezamos. Deberías elegir mejor tus amistades, ella tiene tendencia a clavarte un puñal por la espalda.
¿Qu-Qué quie-eres decir?
Veo que sigues tartamudeando cuando te pones nerviosa. Veras Hina, yo de ti, me empezaría a alejar de Yamanaka, sino quieres que te haga más daño. Es increíble lo que hizo con Naruto…
¿Qué de Naruto?
Jajaja por supuesto, no te lo ha dicho. Tienes que dejar esa actitud de niña buena y tímida que no te está llevando a ninguna parte, tartamudeando y lloriqueando, es penoso.
Lo penoso es que todavía sigas con estos intentos patéticos de crear conflicto entre nosotras.
Eso ya lo haces muy bien tú solita, Ino.
Mira Sakura, tal vez Hinata no pueda ponerte en tu lugar pero yo sí, así que porque mejor no te largas.
Claro, de todas formas, ya dije lo que tenía que decir.
Sakura se fue satisfecha. Sabía que con lo que le había dicho a Hinata, pronto esa amistad sería historia.
Ella te dice cosas hirientes y tú te quedas sin decir nada, ¿qué estás, pánfila perdida hija mía? A ver si reaccionas de una vez. Ella no es tu amiga.
¿Y la culpa de quién es?
¿Insinúas que fue mía? Porque sabes perfectamente qué fue lo que pasó.
No, no lo sé. Igual con eso también me has mentido.
¿También?
¿Me crees tonta, no? ¿Una pánfila que no se entera de lo que pasa a su alrededor? Pues ¿sabes qué? Que te equivocas de persona.- Acto seguido Hinata se fue del baño. Tenía que averiguar lo que había pasado, pero no con Sakura.
¿Y a esta qué le ha dado? Que me ha venido hormonal pérdida, si es que a saber lo que le ha dicho la otra.
Se quedo unos minutos más en el baño, retocándose un poco, no le había dado tiempo esta mañana. Ino llevaba el pelo suelto, cosa que rara vez hacía, normalmente lo traía atado en una coleta. Llevaba la falda a la misma altura que Tenten, le gustaba que su polo se ciñera a su cuerpo, se había quitado la sudadera del colegio y sus medias le tapaban las rodillas. Su maquillaje era muy natural, lo que le gustaba era que la atención se centrara en sus ojos azules. Llevaba los pendientes que le había regalado Asuma, su profesor favorito, y un colgante de la amistad que compartía con Tenten.
Tenía el ceño levemente fruncido, había escuchado la conversación entre Sakura e Hinata, y sabía a lo que se refería. Cuando la chica descubriera lo que había pasado, no se lo perdonaría.
Hinata buscaba desesperadamente a su amigo Kiba, Tenten se había hecho la loca y evitado el tema, así que él tenía que decírselo. Lo encontró guardando su mochila en la taquilla que le habían asignado.
Necesito hablar contigo Kiba, por favor, es urgente.
¿Qué te pasa? ¿A qué viene esa cara?
Es que, he hablado con Sakura, y creo que en las vacaciones paso algo con Naruto, y debería saber que es ese que.
Hinata, no creo ser la persona idónea para hablar de ese tema, eres mi amiga, pero también soy amigo de Naruto, y si él no sabe nada de tus sentimientos, no hay nada que reprochar.
¿Pero qué tiene que ver Ino en todo eso? ¿Qué hizo ella?
Deberías preguntárselo a ella, nos vemos, Shikamaru me está esperando.
Hinata hubiese preferido recurrir a otra persona, pero si sus mejores amigos estaban por la labor, ella sabía de alguien que sí.
