Era la hora…siempre supe que algún día tenia que morir pero no pensé que lo haría de esta manera…

Fui condenado a muerte hace dos semanas por haber asesinado al criminal que le arrebato la vida a mi esposa y no me arrepiento de haberlo hecho. Pude vengar su muerte y así podre ir al infierno sin lamentaciones… La ejecución seria en el muelle de la ciudad. Los guardias me llevaron hasta allí, con las manos atadas cruce todas las calles de la ciudad donde nací y crecí recordando todas las veces que había recorrido esas mismas calles por las que ahora me dirigía a mi muerte… En el muelle toda la ciudad se había reunido para presenciar mi ejecución.

Reconocí muchas caras familiares, amigos y vecinos y a Miroku, que más que un amigo era mi hermano. Me miro con lágrimas en los ojos… Yo intente acercarme para poder despedirme de él pero los guardias me lo impidieron. Por lo menos me iba dejando a Miroku felizmente casado con una hermosa y amable muchacha la cual estaba embarazada…Me alegraba por él y por Sango aunque…me gustaría ver a sus hijos crecer y comprobar con mis ojos si tenían algún que otro parecido con sus padres.

Los guardias me desataron las manos. Frote mis muñecas intentando aliviar el dolor que me habían producido aquellas cuerdas… Mire al suelo y había un poste de madera colocado a dos metros del borde del puente donde desembargaban los barcos, a su lado se hallaba el verdugo con una enorme hacha afilada entre sus manos, la cual sería la que me quitaría la vida. Con solo ver el tamaño de aquella arma supe que con un solo golpe bastaría, por lo menos mi muerte no sería tan dolorosa… Los guardias me pidieron que me agachara y apoyara la cabeza sobre el poste con ambas manos detrás de la espalda y así lo hice…

Al apoyar la cabeza tenía una vista perfecta del amplio mar bañado por las últimas luces del sol que desaparecía en la lejanía. La ultima vista perfecta antes de morir. Parecía que Dios quería dejarme un buen recuerdo antes de dejar de existir… EL verdugo bajo el hacha y apenas rozo mi cuello para tantear la posición correcta antes de asestarme el golpe final… Mire por última vez el amplio mar y por primera vez en mi corta vida mi mente quedo en blanco. Cerré los ojos y sentí aquella hacha cortando mi cuello… Durante 3 segundos sentí el dolor más grande de mi vida y luego una luz y una calidez me invadieron.

Sentí como mi cuerpo ya no estaba anclado al suelo, si no que era libre y podía ir a donde quisiera. Pensé que iría al infierno por mi crimen pero para mi sorpresa no fue así…