Disclaimer: ningún personaje me pertenece, salvo los secundarios inventados. No gano nada con esto, sólo entretenerme. Gracias, espero les guste.

Capítulo 1

Corría por los corredores desconsolada, su peor pesadilla se había vuelto realidad y justo la primera noche en la que volvían a Hogwarts. Había descubierto a Ron atragantándose con la lengua de Lavender en los jardines del colegio cuando se supone que debería estar cumpliendo su deber como prefecto. Hermione había salido a buscarlo pensando en pasar un tiempo a solas con su novio al que no había visto durante las vacaciones por haber estado buscando a sus padres para revertir el Obliviate que les había puesto para que estuvieran a salvo.

Su desenfrenada huida la llevó sin pensar al séptimo piso y se encontró con la puerta de la sala multiuso, entró sin saber que encontraría en ella. Hace mucho que no iba por ahí, desde que la había reconstruido con un poco de ayuda. Durante la reconstrucción del castillo a cada uno se le asignó un área específica para poder acelerar el proceso, pero esta sala necesitaba mucha energía por la complejidad de su funcionamiento, es por eso que le pidieron a los premios anuales si querían ser los encargados de hacerlo con la ayuda de la Profesora McGonagall y el profesor Snape.

Sólo Draco y ella habían aceptado el desafío y trabajaron codo a codo para repararla antes que comenzaran las vacaciones y lo que lograron los dejó impresionados. No sólo aparecía lo que el usuario le pidiera, sino que, con aquellos que pusieron su magia y corazón en la sala para volverla a construir, también materializaba lo que ellos realmente necesitaban, aun cuando ni ellos mismos lo supieran.

Entró en la misteriosa sala, esperando encontrar un lugar cómodo para llorar sin ser interrumpida por nadie, pero lo que encontró fue un mullido sillón, una chimenea con el fuego encendido, una mesita y, sobre ella, un cuaderno, pluma y tintero. Miró el cuaderno con curiosidad y al encontrarlo en blanco, se dio cuenta que la sala se lo había puesto ahí para que se desahogara en el cuaderno. Y eso pensaba hacer, se acomodó en el sillón y empezó a escribir desde el momento en que todo el terror parecía haberse esfumado junto a Voldemort.