Los Personajes no me pertenecen, estos son de S.M. yo solo me dedico a jugar con ellos. Eso sí, la trama es toda mía, nada de plagios.
Capítulo 1
La gente comenzó a gritar, brincar y aplaudir en cuento el equipo de Basquetbol salía a jugar. Las porristas emprendieron sus piruetas en el aire y a gritar porras para animar al equipo. Todo era perfecto, nadie parecía triste, al contrario, todos tenían una gran felicidad en el rostro que esté era adornado con una sonrisa.
El partido comenzó. Edward Cullen, el capitán del equipo emprendió a moverse de un lado para otro mientras varios jugadores venían detrás de él, sabio y al ver que no tenía oportunidad de anotar, le lanzo el balón a su mejor amigo y la primera anotación fue dada seguida por un baile de felicidad.
Así es, todo para él era lo mejor, no había nada que el cobrizo no tuviera o hiciera bien, para todos él era un rey, era un dios que siempre les llevaría al éxito y llevaría los trofeos, Edward Cullen lo tenía todo, excepto una cosa; el amor.
Había estado buscando durante mucho tiempo a alguien con quien pudiera estar o pasar el tiempo y demostrarle que él también tenía un corazoncito para dar, pero lamentablemente no había nadie a excepción de su madre, claro está.
Mientras el medio tiempo llego, Isabella Swan, una chica única en toda la extensión de la palabra, estaba recargada sobre el marco de la entrada de los jugadores, se mordía los labios como ya era costumbre y suspiraba mientras lo miraba.
Ella había estado enamorada del cobrizo durante mucho tiempo pero debido a ser una chica 'invisible' como ella misma decía, esté no se había dado cuenta de lo que ella sentía por él.
-Lobita te toca-dijo un chico detrás de ella.
Isabella lo miro y le dedico una grata sonrisa en agradecimiento, suspiro con pesadez y se puso la cabeza de su traje. Así es, Isabella o Bella como a ella le gustaba que le dijeran, era la mascota del equipo y de la escuela 'Los Lobos' y no hacía más que salir y comenzar a moverse para animarlos.
La gente grito aún más cuando ella salió. Bella comenzó a moverse de un lado hacia otro dándoles ánimos, movió sus caderas al compás de la música que le pusieron y también comenzó aplaudir. Las porristas se acercaron a jugar con ella pero no todas tenían esa idea, Tanya Denali, la chica más popular de la escuela y líder de las porristas sabía quién era la Lobita y sabiendo que era una perdedora, como ella decía, observo a lo lejos que el equipo volvía de nuevo, tomo a la Lobita de su brazo y le dio una vuelta lanzándola después mientras los demás reían.
Isabella no pudo hacer nada, solo cerró los ojos mientras esperaba el golpe, pero al ver que este no había llegado, abrió los ojos mirando a la persona que estaba frente a ella. Edward Cullen, su Adonis perdido, la sostenía con delicadeza regalándole una hermosa sonrisa la cual lo caracterizaba. Ella suspiro sin darse cuenta y le devolvió la sonrisa al mismo tiempo que sentía calientes sus mejillas.
-Ten cuidado Lobita, no te vayas a fracturar.
Río al tiempo que la dejaba ahí y se encaminaba hacia la cancha. Bella no dijo nada, solo se quedo parada donde estaba y miraba hacia él dejando sus pensamientos vagar y dejándola soñar. Tanya la miro con rabia y entrecerró los ojos mientras observaba como Bella miraba a su novio. Aquello la molesto aún más.
-¿Vas a ir con Tanya el viernes?-pregunto Emmett, el mejor amigo de Edward mientras estaban jugando en el patio de esté.
Edward se encogió de hombros.
-No lo sé, la verdad es que no creo que vaya con ella o tenga intensiones de estar más a su lado.
Emmett lo miro sorprendido procesando la información.
-¿Me estás diciendo que ya no te gusta Tanya?-Edward asintió.
Hace más de dos años que ambos eran novios y al principio todo podía ser bueno y lo era, había mucho amor y cariñitos, pero con el tiempo a Edward comenzó a molestarle aquello y más cuando la rubia comenzaba de celosa y de materialista. Edward odio aquello y la llama del amor se apago.
-¡Vaya amigo!, entonces, ¿Con quién irás?
-Tal vez no vaya.
Emmett no dijo nada tan solo se dedico a mirar a su amigo.
Justo en ese momento la voz chillona de la hermana del moreno comenzó a escucharse mientras se acercaba hacia donde ellos saludándolos a ambos.
Alice Brandon era la hermana de Emmett y a pesar de ser mellizos, ambos eran polos completamente opuestos a excepción de los ojos y el color del cabello. Alice era bajita y delgadita, parecida a un duende. Tenía el cabello oscuro y corto con cada punta disparada hacia diferentes lugares. Emmett manejaba a su hermana como una chica que tiene mentalidad de seis años, cuerpo de diecisiete años y estatura de una chica de quince. Era demasiado inmadura, pero a pesar de eso, Alice era una chica encantadora.
-Invite a una amiga a la casa, así que quiero que seas cortes-murmuro la morena a su hermano alzándose de puntitas y señalándolo con el dedo.
-De acuerdo, duende, pero no es mi culpa si queda impresionada por mi belleza.
Edward y Alice rodaron los ojos. En ese momento alguien toco puerta, la pequeña Alice corrió a ver quién era y pego un grito en cuanto la observo. Le dio un efusivo abrazo que la dejo sin aliento durante unos segundos, Bella le devolvió la sonrisa y la hizo pasar a pesar de que esta le había dicho que no.
-Bella te presentare a mi hermano, ahora está con un amigo, pero no importa.
La castaña comenzó a ponerse nerviosa. Ella muy bien sabia quien era el hermano de Alice y de igual forma sabia que Edward era el mejor amigo de Emmett.
Trago en seco y se encamino a entrar.
Camino con mucho pesar, sentía que poco a poco se le doblaban las piernas y que el corazón se le saldría del pecho debido a que no dejaba de taladrar sobre esté. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Edward se encontraba ahí. Su sonora risa angelical provoco que se ruborizara dulcemente haciéndola temblar aun más, si se podía. Sus pensamientos de pronto se pusieron en blanco y dejo de respirar en cuanto el la observo.
Edward tenía una sonrisa en su rostro y la camiseta que traía se le pegaba al cuerpo debido al sudor. Suspiro viendo sus músculos y no se dio cuenta de que había un escalón más y tropezó cayendo frente a Edward.
Emmett lanzo una estruendosa carcajada provocando que Bella quisiera que la tragara la tierra por segunda vez en aquel día. Edward en cabio, la miro sorprendido y le ayudo a ponerse de pie.
-¿Estás bien?-pregunto Edward a su lado.
Ella solo asintió.
-Eso fue muy gracioso-Emmett no paraba de reír.
-No seas grosero Emmett-dijo su hermana dándole un golpe en el musculoso brazo de esté.
-No fue mi intensión, es solo que…-comenzó a reír de nuevo recordándolo.
Bella no pudo ponerse más roja. Edward por otro lado, le dedico a su mejor amigo una mirada rabiosa provocando que Emmett dejara de reír. Cuando Edward se lo proponía, esté podía ser muy malo y Emmett sabía muy bien aquello.
-Bueno chicos, ella es Bella Swan.-presento Alice y los dos chicos sonrieron-Esta conmigo en mi clase de Francés, Bella ellos son Emmett y Edward, los jugadores más importantes del equipo.
-Mucho gusto-comentaron ambos al mismo tiempo haciendo a Bella sonreír.
Justo en aquel momento Edward la observo y le pareció una escena demasiado dulce. Jamás se había detenido a observar a Isabella, la había visto varias veces en el colegio pero siempre parecía una chica tímida, tranquila y ahora que la veía bien, también una chica de pocas palabras. Suspiro haciendo que ella lo mirara. Sus hermanos ojos color chocolate le parecieron perfectos y hermosos.
Ella se ruborizo de nuevo al verlo y él al notarlo sonrió.
Era perfecta—se dijo así mismo—observándola de pies a cabeza.
-Bien vamos a estar arriba por si necesitan algo y Emmett-comenzó la morena-mi madre tiene contadas las galletas de la alacena, no vayas a comértelas todas.
Emmett hizo una mueca y asintió cruzándose de brazos. Siempre le habían gustado las galletas que su madre preparaba y era una injusticia que no lo dejara comer lo que él deseara.
-Estoy en pleno crecimiento, no puede hacer eso-murmuro enojado.
Edward le palmo el brazo y siguieron jugando.
Aquella mañana Edward se había levantado con mucho ánimo. Sentía que algo en su día iba a cambiar así que dejo que aquella alegría lo envolviera por completo y se encamino arreglarse para asistir a la escuela.
Esa noche era el baile y Edward tenía muchas cosas por hacer. Como por ejemplo: terminar con Tanya y buscar algo que hacer en la tarde hasta noche.
Media hora más tarde condujo hasta la escuela en su preciado Volvo Plateado y se estaciono alado del enorme Jeep de su mejor amigo. Mientras bajaba un descapotable MBW rojo pasó a su lado y segundos después una hermosa rubia caminaba hacia ellos.
-Hola-saludo sonriendo.
Emmett le devolvió la sonrisa y la tomo en sus brazos besándola. Edward desvió la mirada y observo a lo lejos a Bella.
Isabella por otro lado había llegado, como siempre, caminando a la escuela y debido a que esta no quedaba demasiado lejos de su casa, siempre decidía caminar. Estaba escuchando su música favorita cuando choco con alguien y sintió que alguien la tomaba de la cintura.
-Parece que nunca te fijas por donde caminas.
Al escuchar esa voz su cuerpo reacciono inmediatamente. Su repentino nerviosismo hizo presencia provocando que dejara de respirar. Alzo el rostro y justo en ese momento un ligero suspiro salió de sus labios al mirar aquellas esmeraldas brillando en los ojos de Edward.
Edward Cullen la sostenía como si sostuviera un pedazo de cristal. La miro con una sonrisa y su corazón latió frenéticamente cuando ella se ruborizo.
Bella comenzó a moverse entre sus brazos, tratando de zafarse de su agarre, muy a su pesar, le gustaba como estaba y lo mejor, donde estaba.
Edward la soltó y de pronto se sintió vacio, aquel hueco ahora rodeaba aire y no su fina figura de porcelana, porque eso parecía Bella para él, porcelana; tan fina y delicada.
-Lo lamento yo…-comenzó diciendo a lo que ella negó sin importancia.
-No te preocupes.
Edward asintió y trato de hablar de nuevo, pero la terrible voz chillona de su 'novia' lo hizo detenerse y rodar los ojos.
Tanya, tan escultural como siempre, llego hasta donde ambos chicos estaban. Se lanzo a los brazos de su novio y beso frenéticamente sus labios provocando que Bella sintiera su corazón destrizado. Si tan solo fuera ella quien lo besara—pensó para sí misma.
En cuanto la rubia libero los labios de Edward, está miro a Bella con desagrado, ¿Qué hacía con su novio? Y ¿Por qué Edward estaba con ella? Y como si fuera magia, Edward leyó aquellas preguntas en la mirada de Tanya.
-Chocamos-murmuro tan bajo solo para que la rubia lo escuchara.
Su mirada se volvió hacia él y entrecerró los ojos, pero de inmediato deserto de aquello, no le importaba, lo que importaba era que 'hoy' Edward le pediría que fuera su pareja para el baile y estaba tan contenta que ningún 'problema' la haría cambiar de parecer.
Bella los miro a ambos y sintió su corazón romperse. Eran una pareja tan bonita y ella no se comparaba con la rubia, quien según muchos, era la chica más sexy en todo Forks. Sin que ambos chicos se dieran cuenta salió de aquella escena tan comprometedora y camino directo hacia la entrada de la escuela.
-¡Bella!-grito alguien frete a ella haciéndola brincar de un susto.
-¡Por el amor de Dios!-se toco el pecho-Si vuelves hacer eso, un día de estos me mataras de un susto.
-Lo lamento-dijo Alice sonriendo-Es que te venia avisar que en la tarde iremos de compras para ver lo de tu vestido.
Bella la miro sorprendida.
-Pero yo no iré al baile.
Alice alzo una ceja y comenzó a reír pero al ver que aquello no fue de gracia para Bella, se quedo callada y la miro asombrada.
-¿Me estás hablando enserio?
Bella asintió bajando la cabeza.
-¡Como puedes decir eso!-exploto Alice-¡Es el baile de fin de curso, tienes que estar ahí!
Varios que iban caminando por los pasillos las miraron preguntándose qué demonios sucedía o si no podía hablar un poco más bajo. Bella se puso colorada y siguió su camino.
El tiempo paso rápidamente, los alumnos del instituto estaban contentos y deseaban con ansias que la noche llegara. Poco a poco fueron saliendo uno por uno de lugar. Bella por otro lado trataba de esconderse de su 'nueva mejor amiga' ya que no deseaba ir de compras con ella. Siempre las había odiado y no habría nada en el mundo que la hiciera cambiar de parecer, aun que Alice sea una chica dulce y tierna.
Camino rápidamente hacia la salida y observando a todos lados tratando de ver si veía a la pequeña Alice por algún lado, al ver que no estaba apresuro su paso hacia el final del estacionamiento y suspiro aliviada, casi podía hacer el baile de la victoria y todo habría salido perfecto a no ser porque la morena la vio desde lejos y dedujo lo que iba hacer.
De pronto un carro amarillo se cruzo por su camino. Bella asustada dio un brinco hacia atrás tratando de esquivarlo. Miro asustada al conductor y de nuevo suspiro aliviada cuando miro a Alice dentro con una sonrisa.
-¡Ya te he dicho que no me espantes así!-grito Bella furiosa.
Alice sonrió aun más.
-Lo lamento Bella pero tú no me diste otra opción, querías escaparte de la tardes de compras-la castaña iba hablar pero Alice no la dejo-y no me digas que no ibas hacer eso, porque conozco bien cuando una persona quiere escapar.
La castaña solo agacho la cabeza. Le daba vergüenza que la hubieran descubierto y más si se trataba de Alice, ella que desde que se conocieron en el partido el lunes, se había vuelto inseparable para Bella, siempre estaba cuando la necesitaba y siempre la ayudaba.
Suspiro cansadamente y se subió al carro. Alice ensancho aun más, si se podía, su sonrisa.
Edward se encontraba en el centro comercial de Port Angels agarrado de la perfecta mano de su novia Tanya. Ese era el día y el momento en que le diría que ya no quería estar con ella y aun que fuera difícil para él, lo tenía que hacer.
Estaba tan pensativo que la rubia se dio cuenta cuando lo miro. Sus hermosos ojos verdes estaban perdidos en un punto fijo. A Tanya le preocupo.
-¿Estás bien?-pregunto dejando sobre la mesa su café.
Edward la miro y parpadeo repetidas veces.
-Sí, ¿Por qué?
-No lo sé, estás muy distraído.
-Es solo que…-se quedo callado y suspiro-… creo que necesitamos hablar Tanya.
Ella alzo la mirada con un peculiar brillo en sus ojos de color.
Ella lo sabía, sabía que Edward le pediría aquella tarde que fuera su pareja para el baile y aun que fuera obvio, ella quería escucharlo de sus labios. Su corazón latió frenéticamente cuando el tomo sus manos.
-Creo que tú y yo deberíamos…
Ella grito de alegrita y lo abrazo.
-¡Sí, sí, sí!-grito de nuevo-¡Si quiero ir contigo al baile!
Él por otro lado la miro sorprendido.
-Tanya pero yo…-ella lo beso-… ¡Tanya escucha por favor!-grito Edward desesperado.
La rubia se sentó en su lugar de nuevo y agacho la cabeza apenada. Tal vez no era aquello que él quería decirle, tal vez quería decirle otra cosa. Las lágrimas se amontonaron en sus ojos, pero no lo miro.
-Tanya, últimamente las cosas no están saliendo como creíamos-alzo la mirada-todo ha cambiado por completo, tu ya no eres la misma y yo tampoco, el martes estaremos graduados y pronto entraremos a la universidad…- suspiro- y yo creo que…
-¿Estas terminando conmigo?-pregunto ella interrumpiéndolo.
Edward asintió.
Ella emitió un grito ahogado y la furia la invadió, quería matarlo, quería golpearlo y decirle lo estúpido que era al dejarla, como ella él no encontraría a nadie igual y de eso estaba segura. Se levanto de donde está y Edward la observo, se paro frente a él y lo único que se escucho en aquel lugar fue el eco del golpe que causo Tanya sobre la mejilla de Edward.
-¡Eres un estúpido, Edward Cullen!
Y después de eso se alejo del lugar dejándolo solo y pensativo.
-¡Sal ya Bella!-grito Alice mientras esperaba afuera de los probadores de la tienda.
Mientras tanto, del otro lado, Isabella se observaba al espejo con pena. El hermoso vestido plateado que se había puesto le quedaba ajustado de todas partes, sacaba a flote sus largas piernas y de igual forma aumentaba su pequeño busto. Una parte de ella le había gustado aquel vestido y como se formaba su cuerpo dentro de este, pero otra parte le decía que se lo quitara y que lo aventara lejos para no volverlo a ver, le aterraba la diminuta tela del vestido y la forma exuberante en la que había sido diseñado.
Su padre jamás la dejaría salir así a la calle y lo más seguro era que la mandara a un colegio de monjas después.
Tomo la cortina que la separaba de donde Alice estaba y cerró los ojos abriéndola. Del otro lado Alice grito emocionada y se mordió las uñas. Bella se asusto.
-¿Tan mal me veo?-pregunto esta con voz temblorosa.
Alice negó con la cabeza.
-¡Me encanta!-Alice la abrazo-Te ves hermosa, no hay palabras para describirte.
Bella sonrió y suspiro aliviada.
-De acuerdo, ya tenemos el vestido, ahora toca ir por los tacones.
Bella fue de nuevo al vestidor y se quito el vestido que tanto la había ilusionado, lo colgó en el gancho y se puso su ropa que llevaba, segundos después estaban paradas frente a la cajera.
-Serán 950 dólares-dijo la mujer guardando el vestido de Bella.
Esta al escuchar el precio sintió que las piernas le fallaban y que tenía que sostenerse de Alice para no caer al suelo. Ella jamás podría pagar esa cantidad, tenía ahorros, claro, pero no iba a gastarlos por un vestido que solo se podría una vez y nunca más lo volvería hacer. Aquel dinero había sido guardado para la universidad y poder pagar sus materias.
Se acerco a su amiga y susurro:
-Alice yo no puedo pagar aquello.
La morena la miro con una ceja alzada.
-¿Quién te dijo que pagarías tu?
A la castaña se le salieron los ojos al escuchar aquello. No podía permitirlo, Alice podría ser su amiga, pero no era su madre para pagarle.
-No Alice, discúlpame pero no.
-¿Por qué no?
-Por qué no puedo permitir que pagues tú, es mi vestido y lo usare yo no tú.
-Pero yo quiero comprártelo-la morena hizo un puchero provocando que el corazón de Bella se encogiera.
Entonces tuvo una idea.
-De acuerdo-Alice aplaudió-pero si me dejas pagártelo poco a poco.
La morena iba a reclamar pero la mirada que le dedico Bella la hizo quedarse callada y aceptar su oferta. No tenia de otra, era eso o no verle puesto ese vestido a Bella.
Después de aquella pelea y de haber comprado los zapatos, fueron a una cafetería por suplica de Isabella que ya no podía caminar debido al cansancio, no sabía cómo le hacia la morena para caminar tanto y probarse tantos vestidos y no estar cansada o casi desmayándose como ella.
-¿Qué les sirvo?-pregunto la rubia camarera.
-Yo quiero un capuchino de moka con chispas de chocolate encima-dijo Alice-también me trae un emparedado de jamón.
La rubia tomo nota.
-¿Para usted?-miro a Bella.
-Lo mismo pero que sea normal el capuchino y sin chocolate.
Y la camarera las dejo solas.
-Y dime Bella, ¿Te gusta Edward?-pregunto sorprendiéndola por completo.
-¿Qué…?
-Que si te gusta Edward, y no me digas que como lo sé porque he visto como lo miras y como te pones cuando lo ves.
Isabella agacho la mirada y no dijo nada se dedico a quedarse callada, su secreto había sido descubierto y ahora no podía hacer nada. Ella sabía que Alice y Edward eran grandes amigos y que si Alice se lo propusiera, ella podría ir con el chisme a Edward y él se alejaría por completo de ella, aunque nunca lo esté.
-Yo…
-No digas nada, Bella, puedes confiar en mí, no se lo diré-le dedico una sonrisa.
Ella se sintió aliviada.
Justo cuando iba hablar se escucho un escandaloso grito y luego que alguien se emocionaba. Ambas miraron hacia donde provenía el ruido y Bella de respirar al observar como Tanya besaba los labios de Edward.
Bella se levanto y camino hacia la salida, tal vez fuera muy dramático o muy teatral, pero no quería estar ahí cuando Edward le propusiera a Tanya que fuera su pareja. Alice hizo lo mismo dejando unos billetes sobre la mesa y mirando con furia a Edward quien había echado todo a perder.
Tal vez las cosas no salieran como la morena pensaba…
¡Hola! Bueno esta es una nueva idea que se me ocurrió mientras leía un libro. Bueno aclaro que será una historia corta, a lo mucho tres o cuatro capítulos. Había planeado que fuera un OS pero lamentablemente me emocione y escribí de más, así que espero y les guste. ¿Merezco Reviews? Por favor díganme que sí. Sin más me despido, adiós.
ATT: DarkReaper92
