Los ojos de Richard Castle cayeron en lo profundo del escote de la camisa blanca que llevaba la Detective Kate Beckett. Solo acertó a recomponerse cuando,al levantarse de recoger aquel archivo,ella sacudió su melena y le miró con aquellos ojos verdes que le fascinaban. Castle carraspeó e hizo una de sus muecas habituales, pero en la sonrisa que asomaba en la comisura de la policía se notaba que le había pillado mirándola. Andando sinuosamente, se alejó hacia los archivadores.
Ella llevaba un tiempo así, un par de semanas desde...¿cuando?...¿lo del ataque terrorista y el congelador que casi los mata?...bueno, Rick no lo sabía con exactitud. Lo único que sabia es que ella había iniciado, consciente o inconscientemente, un juego exclusivo de ellos dos, donde las reglas eran muy sencillas: provocar y dejarse provocar.
Beckett seguía saliendo con Josh (o eso creía el escritor, aunque el chico de la moto brillaba últimamente por su ausencia) pero pasaba mucho más tiempo con Castle, así que estaba clarísimo que los detalles iban dedicados a él. Era sutil,elegante, nada descarado.
Parecía que jugaban a seducirse. Por su parte, él seguía actuando igual; aunque quizás ahora lo que sentía era más profundo.
El juego de ella consistía en pequeños gestos, a priori inocentes, que desataban el deseo en Castle: llevar falda más veces que pantalones - tan ceñidas que era imposible que llevara ropa interior- a la comisaría; llevar las camisas un botón (o dos) más abierto de lo habitual en ella, incrementar el contacto físico entre ellos, con roces casuales que no lo parecían tanto, llevar el pelo suelto y sacudirlo para dispersar por el ambiente el aroma a cerezas que le volvía loco... y mil y un detalles más, tan leves, que al escritor le hicieron falta un par de semanas para darse cuenta del cambio en ella.
No es que antes no la observase, pero pensaba que ese cambio de comportamiento se debía a su atracción por ella y a paranoias suyas, porque se le comían los celos de verla con Josh, y no se atrevía a poner las cartas sobre la mesa en cuanto a sentimientos se refería.
Tras una semana sin verla, Castle pensaba que todo volvería a ser como antes. Pero no...había algo en ella que había cambiado y ese cambio le gustaba, porque sentía que era un lazo íntimo entre ellos dos...y nadie más.
Mientras ella se acercaba,él apartó la mirada para que no notase que prácticamente la estaba desnudando en su imaginación.
Sentado en la silla al lado de la mesa de ella, esperaba recibir información de cual seria su siguiente tarea. Lo que no esperaba era que ella se inclinara por delante de él para coger su chaquetita, apoyando su mano en el muslo derecho de él y dejando la cara a cinco centímetros de la de Rick. Todas las terminaciones nerviosas del cuerpo de él reaccionaron, y se obligó a tragar saliva y respirar profundo para no abalanzarse sobre ella en ese mismo instante. Para colmo, cuando Beckett retiró la mano de su pierna, lo hizo con una suave caricia que le dejó la mente en blanco.
- Castle... ¿Nos vamos?- preguntó ella mientras se ponía la chaquetita, mirándola antes, como valorando si hacía falta ponérsela o no.
- Si...eh...si
- El lunes seguiremos,tenemos al sospechoso y sólo hay que hacerle fin de semana entre rejas le ayudará a ! Es tarde y debemos descansar.
Él, con su más que merecida fama de Don Juan, no se había atrevido hasta ahora a seguirle el juego a la detective. Probablemente era porque sentía por ella algo más que deseo, aunque éste fuese cada vez más acuciante.
- ¿Sabes? Me apetece un trozo de pizza... ¿La compartirías conmigo en Remy's?
Castle la miró mientras ella le ponía esa cara de niña caprichosa que seguro que no sabía que ponía, y le preguntó que si no sería mejor que la acompañase su Doctor Motorcycle. A Beckett se le nubló la cara un segundo, pero luego, respondió distraidamente algo parecido a que él ya no formaba parte de su vida. Una canción de amor sonó dentro de la cabeza de Castle."¡Habían roto!"
- Bueno, me acompañas o no? - Kate retorcía un mechón de pelo entre los dedos mientras le miraba con una expresión entre seria y divertida.
- Por supuesto, señorita- Castle le dejó pasar delante mientras observaba cómo esa falda realzaba su figura de forma espectacular.Y le hacía un culo que él mataría por morder.
Se dio cuenta de que ella andaba lentamente, contoneandose. Muy diferente de su forma habitual de caminar, pero irresistiblemente sexy. Parada delante del ascensor, se giró y le sonrió,antes de darse la vuelta y apretar el botón de bajada. Ya no eran imaginaciones suyas, ella le estaba buscando de esa manera elegante y sexy que cabría esperar de Kate Beckett, así que de camino al ascensor, Richard Castle decidió que era hora de entrar de lleno en el juego.
[POV Beckett] 3
A Kate le había costado mucho elegir la ropa esa mañana. Era viernes y llevaba siete días sin ver al escritor que se había convertido en su sombra, porque esa semana había ido de acampada con Alexis. Aunque habían mantenido contacto telefónico más que suficiente para estar al día en sus respectivos asuntos, ella había echado de menos su presencia física. Si, así es como mejor se explicaba lo que sentía.
Por ello, debía de vestirse lo más sugerente que pudiera, teniendo en cuenta que tenia que ir a la comisaria.
Salió de la ducha, y envuelta con la toalla, se sentó en la cama delante de su armario abierto de par en par, paseando la mirada. Sonrió para sí al pensar que podia llamar a Castle y preguntar que se podía poner, y que este le respondería "lo mejor que puedes llevar es lo que llevas ahora mismo...nada". Eso era tan Castle.
Por fin, fijó la vista en esa camisa blanca que le quedaba tan justa que parecía un guante y se levantó para buscar su mejor sujetador. Se ruborizó mientras se vestía ante el espejo, pensando en lo poco profesional que era vestirse de esa forma para ir al trabajo, pero allí es donde más tiempo pasaba con él, y debía continuar con el juego.
No quería pensar en lo ocurrido con Josh, tan escandalosamente parecido a su final con Demming, pero desde que salieron de ese congelador gigante que casi los mata, su percepción de Castle había cambiado. Ya no era bueno, era mejor. Y como hablar de sus sentimientos con Castle era algo para lo que todavía no estaba preparada, decidió empezar a averiguar que podría suceder entre ellos de la manera más natural posible: explotando la química sexual que tenia con el escritor. Observándose en el espejo, decidió que un solo botón suelto de más ya serviría. En cuanto saliesen de la 12, ya saltaría "accidentalmente" el siguiente.
Mientras andaba hacia el ascensor, sentía la mirada de Castle quemándole el trasero, que tan bien marcaba la falda negra que se compró la semana anterior.A su vez, tuvo que comprarse los tangas más minúsculos que había visto en su vida, para que no se notase con la cara de pasmado del escritor y ver el deseo paseándose por sus azules ojos, le valieron la pena todos los dólares gastados.
La conversación en el ascensor giraba en torno al caso que tenían entre manos, pero la piel de Kate se estremecía con la proximidad de él y la pasión que había en su mirada y su masculina voz. Castle hablaba más lento y profundo de lo normal, y se mantenía más que pegado a ella mientras comentaban los datos escritos en la libreta de mano, a pesar de que el ascensor estaba vacío.
Pero allí estaban,de pie uno junto al otro, fingiendo mirar datos que ni leían. Kate tenía calor, y se apartó el pelo hacia el lado izquierdo, dejando la parte derecha del cuello al descubierto. Craso error. Inmediatamente sintió detrás de su oreja la respiración de Castle, lo que le provocó que toda la piel del pecho se le erizase.
Cerró los ojos para disfrutar de esa sensación y se alegró de haberse puesto ese dia el perfume que él decía que olía a cerezas, porque sabía que le gustaba. Mientras bajaba la mano,se desabrochó distraidamente el siguiente botón de la camisa.
La luz del ascensor fluctuó un poco y Beckett notó como él iba a empezar a decir algo, por lo que se giró y quedaron cara a cara a escasos diez centímetros el uno del otro,solo separados por la libreta que a Kate ya se le empezaba a antojar molesta.
Se miraron a los ojos y se perdieron en los sentimientos que vieron durante segundos que parecieron horas,y justo cuando a ella le parecía que él se acercaba...
