DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Nada es mío, ni Skip Beat ni Tsuruga ni Corn *suspiro*.

Línea temporal: justo después de Guam. Ren ya ha regresado. Se suprimen las tramas de Saena y Chiori. Pura pelusa. Quedan advertidos.


LA MAGIA NO EXISTE

- La magia no existe, Kyoko…

Así de brutal había sido la frase. Se la había espetado en frío, sin anestesia ni nada. Demoledora. Desgarradora. Sus fantasías arruinadas. Su ingenuidad destruida.

Moko-san destrozaba su inocencia, a pesar de todo el dolor que sabía que provocaría, pero a estas alturas su amiga necesitaba un poco de realidad. Bueno, más que un poco, la verdad…

- Ni la magia, ni las hadas, Kyoko. Asúmelo.

- Pero, pero… ¡Moko-saaan!

- Despierta, Kyoko. Lo siento, pero tienes que crecer…

- ¿Crecer?

- ¿Quién te besó en Guam?

- Corn, fue Corn.

- Ese Corn, el tipo que dices que tiene la cara de Tsuruga-san, la voz de Tsuruga-san, las proporciones de Tsuruga-san… Pues entonces…, es obvio ¿no? Era Tsuruga-san…

- No. No… Te equivocas…

- ¿Tan increíble te parece? Oh, vamos, Kyoko. Ese hombre lleva meses detrás de ti.

- ¿Pero qué dices? Tsuruga-san solo es mi senpai.

- Sí, sí…, lo que tú digas, pero tu 'senpai' se muere de ganas por ser algo más.

- Moko-san, por favor… deja de decir tonterías.

- ¿Pero no has visto cómo te mira? ¿No has visto cómo te busca?

- Te confundes…

- Y una mierda… No es santo de mi devoción, desde luego, pero ese hombre está coladito por tus huesos…

Y así la había dejado, rota, nerviosa y desolada. Obligándola a enfrentarse a tres hechos indiscutibles: la magia no existe, Ren la quiere, y, no nos olvidemos, Tsuruga es Corn.

¿Y ahora qué?

¿Cómo iba a mirarlo la próxima vez que se lo encontrara? Se iba a morir de la vergüenza. ¿Y si saliera del país? Ahora tenía pasaporte… Quizás si se escondiera. No, la encontrarían. Además, tenía trabajo pendiente…

¿Qué hacer? Se iba a volver loca… Porque una cosa es amarlo en secreto y otra atreverse siquiera a pensar en que él pueda corresponderle. En estas cavilaciones estaba cuando se dio de bruces contra algo duro. Su senpai. Sí, geeenial… Tierra, trágame.

- Mogami-san, buenos días.

- B-Buenos días, Tsuruga-san.

- Si puedo preguntar, ¿qué te tenía tan ensimismada?

- P-pues…

- ¿Qué ocurre? Mogami-san, si estás en problemas, me encantaría ayudarte.

- …

- Mogami-san…

- …

- ¡Mogami-san!

- ¡Perdón!

- Dime qué te pasa, por favor… No me gusta verte así…

- ¿Que te lo diga?

- Sí, por favor.

- ¿La verdad?

- La verdad.

- No, no puedo…

- Sí, sí puedes.

- Tsuruga-san, no puedo…

- Confía en mí, por favor…

- Uff… Verás, es que… he tenido una conversación con Moko-san… Y que conste que es lo que ella dice… Ella insiste en que…

- ¿En qué, Mogami-san?

- Bueno…

- ¿En qué? Mogami-san…

- ¡Ella dice que la magia no existe, que Tsuruga-san está enamorado de mí, y que Tsuruga-san es Corn!

- …

- Por favor, no me mates…

- …

- Yo no soy nada, ¿cómo pensar siquiera que alguien como tú…

- Kyoko…

- ...podría mirar a una chica como yo…

- Kyoko…

- ¿Eh? ¿Me acabas de llamar por mi nombre de pila?

- Kyoko-chan…

- ¿Eh?

- Es verdad…

- Disculpa, Tsuruga-san, me pareció entender que decías…

- Es todo verdad.

- …

- Bueno, no tengo la certeza absoluta de que la magia no exista, pero todo lo demás es verdad.

- ¿Disculpa?

- Nos conocimos hace once años, Kyoko… Eso sí, no soy un hada... Yo soy el Corn de tu infancia, soy el Corn de Guam, y te quiero.

- ¿A mí?

- A ti.


Mucho más tarde, Kotonami Kanae volvió a la Sección Love Me para ver cómo llevaba Kyoko la 'ducha' de realidad que le había dado. No es que a ella le preocupara, ni mucho menos… Claro, claro… Tú sigue diciéndote eso, Kanae...

Oyó un murmullo de voces dentro antes de abrir la puerta. Las de Kyoko y Tsuruga. Muerta de curiosidad, entró sin hacer ruido, y se asomó con mucho cuidado para no ser advertida. Y allí, sentados al fondo de la habitación, pudo ver cómo aquellos dos bobos enamorados estaban mirándose el uno al otro, mientras él la tomaba de las manos, y se acercaba para susurrarle algo al oído. Kyoko se ruborizó, todavía más de lo que ya estaba… Pasmada se quedó Kanae cuando vio cómo Tsuruga se acercaba más aún y depositaba un beso suave y largo en los labios de su amiga. Más pasmada se quedó cuando vio que ella empezó a besarlo también. Hmm, mejor vete ya, Kanae, porque esto ya no es cosa tuya. Me alegro por ti, amiga mía…

Y que luego digan que la magia no existe…