Titulo: La joven secretaria
Autora: Mazii.
Resumen: Hinata Hyuga era la secretaria del magnate Sasuke Uchiha pero una noche ambos cometen el error de compartir sabanas. Hinata se enamoró de su jefe sabiendo que era prohibido. "Esa noche nunca pasó." Le había dicho Sasuke, pero… ¿Cómo iba a olvidar si estaba esperando un hijo de él?
Advertencia: Posible OoC. Contenido levemente sexual. Sasuke es mayor que Hinata.
Declaración: Los personajes de Naruto no me pertenecen.
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Que el atractivo y sensual jefe le llamará su atención era un secreto y también era un secreto de que ellos habían dormido juntos.
Cuando veía esos ojos negros sentía que caía en un pozo de oscuridad del cual no quería salir. Sus hormonas palpitaban con tan sólo imaginar que sus brazos la tomaran con tanta fuerza que le podría quebrar; imaginaba que esas caderas chocarán contras las de ella y sus sexos se juntaran, con tan sólo imaginar que el miembro del hombre estuviera dentro de ella se sentía húmeda y sucia por pensar así con su jefe. Ya no quería seguir pensado lo ocurrido de esa noche.
Cuando Sasuke Uchiha la contrató era por dos motivos bastante claros y específicos, de los cuales ahora sólo uno estaba cumpliendo mientras el otro apenas si lograba controlarse. La primera porque era buena en su trabajo, después de todo en su antiguo empleo le llovieron las cartas de recomendaciones. El segundo motivo, y más importante para el hombre, era que no se le tiró encima en ningún momento o notó atracción en los ojos de la chica hacia él.
Si bien es cierto que Hinata al verlo por primera vez pensó que era un dios griego por su espectacular belleza agregándole ese aire de misterio, lo hacía aun más atractivo todavía pero ella era tan fuerte como un roble, además lo encontraba un total patán. Había escuchado las historias de como despedía a sus empleadas y ella no quería formar ser una de esas, entendía sus motivos pero no entendía el porqué las echaba tan despiadadamente así se formó una mala imagen de él.
Si esa imagen hubiera seguido así durante los siguientes meses donde su libido era demasiado alto nunca se hubiera permitido ni siquiera en acostarse con él pero había ocurrido. Sí, él era un adonis de hombre, pero sólo eso una cara bonita con cuerpo perfecto y eso no era lo que le importaba sino la personalidad y carácter y Sasuke era desagradable.
¿A quién le mentía?
Los primeros meses trabajando para él había sido bastante cortante pero luego aprendió a conocerlo. Al final del día no era tan mala persona como parecía, sólo se protegía de los que le querían dañar.
Lo que tenia nerviosa a Hinata era que hace menos de una semana ellos habían dormido juntos y él seguía estando en sus pensamientos, más fuerte que nunca. Sus caricias se habían marcado como fuego en la piel, los gemidos del hombre se grabaron en su cabeza aun sentía esa grave voz llamándola.
— ¡Hinata. Hinata!
Quiso pensar que lo sentía por él era sólo algo carnal, pero tan equivocaba estaba y eso lo demostraba sus pensamientos y es que desde que habían compartido sabanas él no tocaba el tema y sólo se hablaba de trabajo y tampoco ella iría a comenzar a preguntarles cosas que cuando sabia que recibiría un gruñido como respuesta y es que lo conocía tan bien que eso mismo no le gustaba.
¿Si mejor renuncio? Se preguntó. Sabía perfectamente que si continuaba a su lado nacería algo más fuerte que estar deseando sólo el cuerpo del hombre y eso debía evitarlo pero por otra parte no podía porque él le había costado encontrar una secretaria que no se le tirara a los pies e hiciera su trabajo como se debía. Estaba en un dilema.
¿Dejar a Sasuke solo que no sabía hacer ni siquiera un café o quedarse e intentar olvidar todo?
No ella no iba a renunciar, era un mujer fuerte y si no podría sobrellevar algo tan estúpido como eso no lo haría con nada más, además tampoco se andaría arrancando como una delincuente si lo hecho, hecho estaba y no se podía devolver el tiempo atrás, además eran dos adultos que sabían comportarse tras un encuentro casual. Olvidaría lo ocurrido y seguirá con su vida, deseando en secreto a ese hombre.
A su costado y al mismo tiempo atrás se escucho un portazo que le hizo saltar en su asiento.
Sasuke que estaba saliendo de su oficina soltó una palabrota y se dirigió a ella.
—Llevó bastante tiempo llamándote Hinata –la miró y ella sólo atino a sonrojarse violentamente.
Lo que había escuchado no eran los gemidos de Sasuke de esa noche, no, era el alto parlante por donde se comunicaban. Se avergonzó de haber estado tan metida en sus pensamientos pero la culpa la tenía él, claro no lo sabía, pero la tenía él.
— ¿Ocurre algo Hinata? –habló nuevamente Sasuke, esperando una respuesta.
—No nada –esquivó la ágil mirada del hombre e hizo como si estuviera buscando algo.
El suspiró cansadamente, él sabía lo terca que podía ser Hinata al momento de contar algo y dejó pasarlo.
—Está bien. Ven a mi oficina necesito hablar contigo en privado –no esperó a que ella respondiera porque le había ordenado. De reojo la miró temblar ¿Qué le sucedía? pensó
Hinata agarró un pequeño block de notas y su lápiz favorito y siguió de lejos a su jefe, esperando algunas especificaciones que iría anotando en las hojas. Sasuke se sentó en su asiento buscó unos papeles y luego la miró nuevamente alzando una ceja.
—Siéntate. Esto será largo –le ordenó.
Hinata obedeció casi al instante, estuvo por tropezarse con la pata de la silla haciendo que Sasuke la mirara y bufara. Hinata anotaba lo más rápido que podía a las explicaciones que le daba su jefe, mirando en todo momento su block, apretó más el lápiz pero continuaba escribiendo.
— ¿Segura que no ocurre nada? –le cuestiono su jefe. Se notaba preocupado.
Ella levantó la mirada sorprendida ambos se miraron directo a los ojos y supo desde ese momento estaba perdida, se comenzó a enamorar de su jefe. La idea de renunciar era cada vez más palpable.
—No ocurre nada, señor Uchiha. Continúe por favor.
Sasuke elevó los hombros y continúo dictándole. ¿Es que acaso Sasuke no se daba cuenta los estragos que causaba dentro de Hinata?
Hinata conocía perfectamente las mujeres con las que salía su jefe. Altas, sofisticadas, hermosas, exóticas, morenas o trigueñas, la mayoría rubias y delgadas en resumen perfectas. En cambio Hinata era todo lo contrario un poco más baja de la estatura promedio, su trasero no eran tan grande ni tan pequeño aunque con la faldas que ocupaba para ir al trabajo no se le notaba demasiado, su abdomen no era plano tenía un poco de barriga pero nada que un mes de ejercicio no quitara, sus pechos era lo que más se destacaba en ella y se empecinaba en ocultarlos. Su cabello negro con unos toques de azules naturales, de blanca piel, nariz respingada y ojos - amaba sus ojos- de un singular color blanco con pequeños toques de lavanda.
Si ella no cuadraba con los prototipos de mujer con las que Sasuke salía, entonces por qué estuvo con ella. Una sola respuesta lograba formar y es que era que no había mujer disponible para él y sólo estuvo con ella para satisfacer su deseo carnal.
¿Qué no hubiera mujer disponible para él? No, hasta las mujeres casadas querían con ese magnate millonario que estaba sentada delante de él.
Sin duda alguna ella había pasado ser una más de su interminable lista de chicas que estuvo con Sasuke.
Sasuke dejó de dictarle, mientras revisaba uno que otro papel.
—Eso es todo. Cuando termines me lo vienes a dejar –exigió, luego añadió —Y cuando te llame intenta contestarme enseguida.
—Sí.
Salió lo más rápido de la oficina, chocó con el sillón que estaba ahí, golpeándose fuertemente en su pierna derecha, evitó sobarse frente a su jefe y siguió su rumbo a la salida. Sentía que en esa oficina le faltaba el aire.
Se tiró bruscamente en su silla, estaba agotada de pensar en él. No podía renunciar, no iba a renunciar.
Comenzó hacer su trabajo antes de que su jefe la comenzara a retar por no hacerlo y la obligaría a quedarse hasta que terminara y lo menos que quería era estar con él por mucho tiempo.
Tecleó en la computadora, movía el mouse de un lado a otro buscando, agregando e incluso eliminando carpetas de la computadora.
—¡Hinata! –gritó un hombre haciendo que ella saltara bruscamente en su silla y se le cortara el aire por unos segundos.
Por unas milésimas de segundo pensó que era su jefe pero al reconocer la voz del hombre supo que era el repartidor.
—¿Cómo has estado Hinata? –habló nuevamente el hombre.
—No me he sentido bien Kiba, necesito que llegue pronto el fin de semana para descansar.
Y era verdad, necesitaba al menos ocho horas lejos del protagonista de sus pensamientos.
—Tranquila queda poco para llegue. ¡Ánimo!.
—Gracias Kiba –le dio una sonrisa que hizo sonrojar al repartidor —Dime ¿qué haces por aquí?
—Ya sabes, vengo a ver a mi futura novia y madre de mis hijos –le guiño un ojo, haciendo sonrojar a Hinata. —Pero vengo a entregar este paquete para tu jefazo.
Kiba le pasó el encargo a Hinata, este era de color azul eléctrico. La mujer se levantó de su asiento para ir a pasárselo pero antes se despidió de su amigo.
Se llenó de curiosidad por saber que era lo que venía ahí dentro, disimuladamente miró el remitente: era de una mujer. Era bastante común que lo recibiera, no debía de preocuparse por nada si al final y al cabo siempre él le pedía que lo echara a la basura.
—Señor Uchiha. Le llegó esto –dio los últimos pasos que le quedaban para entregárselo.
—Bien Hinata.
Sasuke miró el remitente y sin poder evitarlo sonrió, acción que notó Hinata.
—Puedes retirarte.
No esperó ni un segundo y se marchó, ahora teniendo cuidado por donde pasaba.
Cerró la puerta tras ella y se apoyó en esta misma, no podía creer lo que había sucedió Sasuke Uchiha tenía algún tipo de… ¿relación?
Eso le ofendió más que hubiera ignorado el tema, ¿es que acaso sólo la había utilizado para pasar un buen momento, para poder calmar el deseo que no podía con su novia? Se sentía más sucia que antes, había jugado como la amante sin darse cuenta. Asqueada de su jefe, asqueada de sí misma por haber aceptado enredarse con él. Maldita sea quería llorar, quería vomitar, quería gritar, hasta quería pegarle a su estúpido jefe.
Se sentó en su escritorio, no dejaría que algo como eso le afectara, ya era grande como para ponerse a llorar y patalear por todos lados lo único que pedía es que las horas de trabajos pasaran más rápido para no tener que ver la cara de su jefe. Comenzó a teclear en el computador lo más rápido y fuerte que pudo, porque indirectamente se estaba descargando con el aparato.
Era primera vez que terminaba un trabajo tan rápido, miró el reloj seis de la tarde, ya era su hora de salida. Le entregaría los documentos que Sasuke le había pedido y se largaría a su casa, descansaría hasta el día siguiente donde, lamentablemente, tendría que verlo de nuevo. Pero con la motivación de que faltaba menos para el fin de semana.
Tocó levemente la puerta, luego pasó y miró como ese hombre de espalda ancha, cabello negro y tez blanca, dios como quería estar de nuevo en sus brazos. Se pegó una bofetada mental.
"Recuerda tiene novia. Tiene novia. Tiene novia"
—Señor Uchiha aquí tiene. –le entregó los papeles, este se los recibió.
—Bien Hinata, te puedes ir.
Hinata sonrió y cuando dio los dos primeros pasos para marcharse Sasuke la volvió a llamar.
—Prepara tus maletas, tendremos que viajar el viernes.
Si hubiera tenido algo en las manos de seguro lo botaba en cambio dejó caer su brazos en sus costado. Todo el día pensando en alejarse de él y ahora iba a estar más cerca… claro que amenos se opusiera.
—N-no. No puedo –por primera vez luego de varios años tartamudeaba. Ese hombre era un peligro para su salud mental.
Sasuke levantó una ceja confuso por el hecho de que su secretaria se estuviera negando a hacer su trabajo.
—No te lo pedí como favor. Tendrás que hacer ese viaje. –exigió.
—Ya tengo planes para este fin de semana. Lo siento señor.
Mentira. Pero si era necesario mentir para no tenerlo cerca de ella durante dos días mentiría e incluso se tiraría de un acantilado si fuera necesario.
—Cancélalos. Tenemos que salir de la ciudad es urgente.
Esos ojos negros chocaron contra los blancos y supo que no podía hacer nada, ya era tarde, todo lo que él digiera iba hacer ley para ella.
"Malditas hormonas. Maldito jefe."
Hinata suspiró derrotada, y sólo asintió pero ella pudo ver en la cara de Sasuke una sonrisa de superioridad.
—Bastardo –masculló, sin que él pudiera escucharlo.
(…)
Hinata se acomodó en el sillón mientras intentaba relajarse viendo la televisión. Estaba más cansada de lo normal y sentía sus tobillos hincharse.
No tenia auto, porque consideraba que hacia mal al medio ambiente y no tenía el dinero suficiente como para mantenerlo, además prefería tomar la locomoción pública o caminar hasta su casa.
Llevó sus manos a los tobillos y comenzó a masajearlos, se relajó luego de horas de andar para un lado y otro y estar con esos zapatos tan incómodos. Lo que la bajó de su ensoñación es que mañana tendría que hacer sus maletas para estar pegada a su jefe lo único bueno es que tendrían cuartos separados y tendrían que trabajar frente a una hermosa playa.
Cuanto amaría y odiaría ese fin de semana.
Dejó de masajearse, apagó la televisión y caminó hasta su cocina. Tenía ganas de comer algo dulce abrió la nevera, sólo tenía frutillas.
—Algo sano –las llevó al fregadero donde las comenzó a lavar. Se llevó una a la boca
El timbre de la casa empezó a sonar con desesperación, sabía que podía ser su vecino Naruto, siempre la llamaba para pedirle azúcar o café e incluso arroz, aunque no sabía si era una escusa para verla o era porque en verdad le faltaba.
Naruto, era un hombre bastante tranquilo, con una sonrisa de niño que cautivaba a todo el mundo, incluso a ella misma le cautivo pero no llegó a enamorarla, le hubiera gustado, pero no era el tipo de hombre que buscaba.
—Hubiera preferido enamorarme de Naruto que del otro idiota.
Sí. Hinata no era ninguna santa, se encontraba hipócrita porque cuando su jefe le daba la espalda lo despreciaba completamente pero… ¿Quién no lo haría cuando no había dicho ni una sola palabra de esa noche?
El timbre seguía sonando y con más persistencia que nunca, Hinata pegó un gritó para que dejara de tocarlo y cesó el sonido.
Frente a ella estaba un hombre con las manos en los bolsillos, la corbata totalmente suelta y los primeros botones de la camisa desabrochados, el pelo desarreglado y con una cara de cansancio. Hasta se apiadaba de él pero luego recordaba que lo odiaba.
—Hinata comienza arreglar tus cosas se adelantaron los planes. Mañana tomamos el avión.
Sasuke le entregó el pasaje.
La frutilla que estaba comiendo ya no tenía sabor dulce sino amargo como la noticia que le estaba dando su jefe.
Miró hacia todos lados pensando que era una broma de esas que mostraban en televisión, volvió a ver el rostro de Sasuke y no había nada de broma en la noticia, bueno Sasuke apenas se reía y sonreía era muy rara vez: como hoy en la tarde al recibir ese paquete.
—Cúbrete. Si recibes a alguien así te puedes enfermar al agarrar el aire helado -
Y por primera vez en los segundos que había ido a abrir la puerta se dio cuenta que sólo andaba con una ramera color negro que hacia resaltar su pechos, enmarcaba su cintura y cadera y andaba con un pequeño short.
Se intentó cubrir con sus manos pero la mirada negra de su jefe aun seguía en sus dotes haciéndola sonrojar más.
—Recuerda: temprano en el aeropuerto.
El hombre se marchó pero antes susurró algo que Hinata logró escuchar con perfección:
"No sé con cuál objetivo te cubres, si ya te vi por completo esa noche"
No sabía dónde meterse por la vergüenza. Ahora sí que lo odiaba por completo.
(…)
Seis de la mañana y la toda la gente caminaba frente a ella, ni siquiera le prestaba la más mínima atención. Se estaba congelado, se abrazó a sí misma para entrar en calor.
Ya habían pasado más de treinta minutos esperando al bastardo de su jefe y aun no se dignaba en aparecer, cuando lo viera le tiraría las maletas por la cabeza. Claro lo haría si su puesto de trabajo no estuviera en juego.
Apretó los labios Sasuke dejaba esperar a quien quisiera pero a él no podían dejar esperándolo. Maldita injusticia.
A lo lejos podía ver esa melena negra caminando hacia ella, apretó sus manos debía controlar sus deseo para poder golpearlo.
Y estuvo lo suficientemente cerca como para golpearlo pero no hizo nada. Ella era una mujer tranquila no podía andar por la vida golpeando a sus jefe.
—Bien vamos, el avión nos espera.
Y le dio más rabia el hecho de que no le saludara como correspondía ya se debía de haber acostumbra porque cuando él llegaba después que ella a la oficina nunca le saluda si no que le pedía un café. Suspiró desganada, sería un largo viaje.
En el avión ambos estaban sentado lo suficientemente lejos como para no tocarse pero lo suficientemente cerca como para hablarse sin gritar.
Hinata iba leyendo el periódico que le pasó una azafata, se veía bastante entretenida, mientras que Sasuke sólo veía por una ventana bastante aburrido.
—Hinata –le llamó el hombre.
Ella giró la cabeza para verlo y prestar atención a sus palabras.
—¿Si señor Uchiha?
—Lo de esa noche jamás sucedió ¿quedó claro?
Hinata abrió los ojos sorprendida, ella esperaba que hablaran de la situación pero nunca había esperado eso.
—Eres muy joven para mí y eres mi secretaria.
Abrió la boca, luego la cerró y la volvió abrir. No lograba articular palabras.
—Esa noche nunca pasó….
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Continuara….
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Mi espacio oscuro.
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Tenía muchos capítulos, muy cortos pero he decidido unirlos y quedó algo como esto. Me gusta como quedó de largo, casi tres mil palabras.
Para los que se preguntan cuantos capítulos tendrá les digo desde ahora que no tengo idea. Apenas y logre hacer este espero que pueda seguir con el otro.
Me demorare en subir los capítulos, no serán a diarios como los otros ya que serán más largo y ni siquiera he pensando que escribir, mentira, bueno no logro armar las ideas.
Mi musa me dejó ¿saben?
Más adelante aclarare cuántos años tiene Sasuke, qué piensa de Hinata y su aspecto físico que más adelante será de utilidad. Recuerden que yo escribo las cosas por algo no sólo porque si, así que pendiente a cualquier detalle sospechoso.
Ahora sí que me despido gente hermosa que quiero tanto.
Gracias por leer. Cada comentario es un minuto menos para que actualice y que mi musa vuelva. ¡Ayúdenme a que regrese!
PD: No habrá NaruHina sólo ocupe a Naruto como el sexy vecino que toda mujer desearía tener.
16 de septiembre 2013. 00:37 (Editado)
16 de septiembre 2013. 15:15 (Publicado)
