CAPÍTULO I- EL TRATO

El joven actor se pasó una mano por la frente, sus ojos se cerraron en un intento de acarrear más paciencia y su perfecta boca trató de simular una sonrisa de interés, pero esa chica lo tenía de los nervios. Ella paró de hablar, y él prosiguió con la siguiente pregunta de la entrevista.

-Bueno… has sido asistenta personal antes?

La rubia con la cual estaba hablando soltó una risita tonta, sin dejar de mirarlo como si se tratara de un Dios. Se pasó la mano por el pelo con intenciones de aparentar más sexy de lo que era y contestó mirándose las uñas.

-Lo cierto es que no…verás, Inuyasha-el hombre de veinticuatro años levantó una ceja en señal de molestia- Digo, señor Taisho, lo cierto es que no he sido antes asistenta personal, pero tengo un gran gusto para la moda y no dude usted en que podría encargarme sus compras a mí…

-Has hecho algún curso relacionado con el trabajo que solicitas?

-Sí!- los ojos de la Barbie se iluminaron, creyéndose contratada- Hice un cursillo de maquillaje con mi amiga, que trabaja en una estética. Fue muy fuerte lo que nos pasó la semana pasada en la disco, tío…

Los ojos de Inuyasha se abrieron más, con sorpresa. Quién en su sano juicio llamaba "tío" a un posible jefe estando en una entrevista de trabajo?

-…fuimos a Sengoku Disco y, o sea, el portero no nos quería dejar pasar y no sabíamos por qué, pero al final resultó que estaba compinchado con mi amiga…Le juro por Snoopy que yo, never en mi vida había visto a ese guy, pero…

-Muchas gracias, señorita, hemos terminado.

Necesitó cerca de diez minutos y tuvo que firmar una veintena de autógrafos a la mujer para que se fuera de su despacho, pero acabó entrando en razón. Inuyasha salió tras ella para despedirla en la puerta de su enorme y moderna casa. Nada más cerrarla en cuanto ella salió jurando que era su fan número uno y que no le importaría añadir horas extras "nocturnas" a su trabajo en caso de ser contratada, Inuyasha se pasó una mano por el pelo, en un intento de liberar tensión.

-Ésta me gustaba-dijo la voz burlona de su mánager, asomándose por la gran escalera de madera del vestíbulo- Sobretodo por lo de los servicios sexuales-rompió en carcajadas.

-Por qué no te compras un bosque para perderte? No estoy de humor, así que déjame en paz.

El actor salió al gran jardín y se dirigió a la piscina, con su mánager siguiéndole los pasos.

-Vamos, no te pongas así! No hay motivo para estar de tan mala leche… bueno, tú siempre estás de mala leche, pero hoy es impresionante.

-Cómo no voy a estarlo? No sé si ésta chica era la duodécima a la que he entrevistado o la enésima, pero todas buscan lo mismo!

-A ver…-el hombre de la coleta se sentó en una hamaca mientras su jefe se deshacía de su camiseta- Qué crees tú que buscan?

Inuyasha se lo quedó mirando fijamente, con el ceño fruncido en señal de molestia, como si la respuesta fuera obvia.

-No lo sabes?-gruñó, quitándose los pantalones para quedarse en bóxeres.

-Sexo?

-A parte de eso- hizo una mueca y se dejó caer en la piscina, soltando un suspiro de alivio en cuanto la temperatura del agua contrastó con la del exterior, determinada por el asfixiante sol de medianos de julio.

-Dinero?-intentó de nuevo, en cuanto Inuyasha salió a la superficie.

-También, pero lo que más les importa no soy yo, sino mi apellido.

El mánager sonrió en comprensión a su frustrado jefe. Inuyasha Taisho era uno de los actores de tendencia del semestre, había hecho películas con otros actores famosísimos y su juventud, su belleza y su talento en el arte dramático le habían posibilitado un acceso fácil a la fama mundial.

-Necesito una nueva asistente ya, Miroku. Ni siquiera me acuerdo de por qué despedí a Haruna.

-Pues porque te acostaste con ella y luego la botaste cuando te reclamó que estaba embarazada.

Inuyasha abrió la boca en señal de ofensa.

-No me mires con esa cara de reproche! Tú viste tan bien como yo como después de tres días de decírmelo, entró en casa escondiendo una caja de tampones! Era una maldita mentirosa!

-Vale, vale, tienes razón… Pero estás buscando a la asistente perfecta, y a ese paso no la encontrarás.

-Y qué quieres? Que contrate a la siguiente que venga así como así, Miroku? Son todas más tontas que las piedras!- protestó, saliendo de la piscina y tumbándose en la hamaca de al lado.- Cuando a ésta que se ha ido ahora le he preguntado si tenía el primer certificado en inglés, me ha respondido que no lo tenía pero que una vez se acostó con un americano y que sabía algunas palabras…

-Qué palabras?

Inuyasha resopló y se puso las gafas de sol.

-Pues palabras tipo… "Yes", "More", "Deeper inside me"y "Faster".

Miroku rompió en carcajadas. El actor lo ignoró, dejando su cuerpo secarse con el Sol.

-Bueno, cambiemos de tema. Ha llamado tu hermano.

Inuyasha hizo una mueca sin inmutarse.

-Yo no tengo hermanos.

Miroku rodó los ojos.

-Quiero decir que ha llamado Seshomaru.

-Oh! A ése cantamañanas sí lo conozco- dejó de fingir indiferencia y miró a su mánager, esperando a la información que tenía que darle.

-Dice que ya están listas las bases del concurso, y que empezarás a recibir las fotos de los niños mañana por la mañana, seguramente.

-Ésta me las pagará. Por qué diablos habré aceptado yo elegir a un mocoso para la maldita película?

-Porque él te sobornó con el papel de protagonista y con ese Porsche negro que tienes aparcado en el garaje junto al Ferrari-contestó, soltando una risita arrogante.

-Cállate.

-Tú me lo has preguntado!

-Era un pensamiento en voz alta!

Miroku se levantó, ocultando una sonrisa burlona. Volvió al interior de la casa para acabar de gestionar la agenda del actor para la semana siguiente, pensando en que su caprichoso jefe nunca cambiaría, la fama lo había vuelto demasiado arrogante, además de mujeriego. Para qué si no ninguna de sus asistentes anteriores había durado más de un mes en el puesto? Inuyasha siempre procuraba contratar chicas jóvenes y guapas, pero también valoraba la inteligencia. Eso era lo que les faltaba a todas las fans locas que habían acudido a su despacho al largo de aquella semana.

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La joven introdujo la llave en la cerradura y entró en la estancia. Luego, en vez de dejar la llave en el pequeño cesto de la entrada junto a las otras, volvió a guardársela en el bolsillo. Sonrió, sintiéndose mayor. Ella ya vivía sola y ese pequeño dúplex ya no era su casa. Caminó por el pasillo y el sonido de unos dibujos animados empezó a oírse a su alrededor, proveniente de la sala de estar. Tarareando una canción, entró en la habitación y enseguida tuvo una pequeña figurita abrazándose a sus piernas.

-Hermanita!- se trataba de su hermano Souta, con el cual se llevaba más de diez años, motivo del cual se caían tan bien.

-Cómo estás, campeón?-sonriendo, la muchacha veinteañera lo cogió en brazos y giró sobre sí misma, provocando las risitas infantiles del niño. Volvió a dejarlo en el suelo instantes después y miró a su alrededor- Dónde está mamá?

-Ha ido al médico a buscar una receta para las pastillas para la tos. Mira, la abuela me regaló un videojuego nuevo!

Mientras se sentaba con su hermano junto al televisor, la chica sonrió tristemente.

"Gracias, abuela…"

-Kagome! Me oyes?- la voz de Souta la sacó de sus pensamientos.

-Eh? Ah, sí, sí, dime…-contestó, distraída.

-Se llama "Shikon no Tama Adventure"! Está situada en la edad medieval y va de un mediodemonio y una chica del futuro que cae en un pozo y rompe una joya muy importante que concede poderes a quien sea… Te he dicho ya que se llama "Shikon no Tama Adventure"?

-Sí, me lo has dicho, renacuajo- rió ella. Su hermano estaba tan emocionado con el regalo de la abuela que hablaba sin respirar casi, de forma apresurada. El sonido de la puerta principal al abrirse atrajo la atención de los dos hermanos.

-Ya estoy en casa!-anunció una voz femenina.

La joven se levantó de golpe.

-Hermanita?-preguntó Souta, confundido- No íbamos a jugar con la consola?

-Mira un poco más la televisión, tesoro, ahora vuelvo-fue su respuesta.

Kagome corrió hacia la cocina, encontrando a su madre sentada en una silla, con los ojos llorosos.

-Mamá? Qué te han dicho?-preguntó, angustiada por una respuesta.

Ujiko la miró unos instantes, para luego volver a bajar la vista en cuanto una lágrima bajó por su mejilla.

-Positivo… Souta tiene leucemia, cariño.

Kagome sintió que le faltaban fuerzas y tuvo que apoyarse en la mesa para poder mantenerse en pie. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Souta, su querido hermano de no más de nueve años se enfrentaba a una enfermedad mortal…Se dejó caer en otra silla, ocultando el rostro con sus manos.

-Cuanto tiempo… le queda de vida?

-El médico… me ha dicho que medio año… como máximo…

Madre e hija se abrazaron, llorando juntas.

-No te hablaron de ninguna operación? Y la quimioterapia?

-El doctor me ha dicho…que Souta es frágil… no lo resistiría… Pero me ha hablado… de un descubrimiento…una operación nueva…pero es muy cara, cariño…jamás podremos reunir ese dinero…apenas llegamos a fin de mes…

-Oh, mamá...Cuál es el precio?

La mujer se lo dijo. Kagome pensó que se desmayaría en cuanto oyó la cantidad. Ujiko prosiguió.

-Es imposible, jamás reuniremos…todo ese dinero en…seis meses…

De repente, oyeron un grito de Souta. Ambas mujeres corrieron al salón, preocupadas a más no poder. Al llegar al lugar, encontraron al niño embobado mirando un anuncio de televisión. Las dos suspiraron de alivio al unísono y miraron la pantalla del aparato, en el cual un famoso director de cine hacía su aparición en un ambiente que parecía un campo de batalla del Japón antiguo.

"…así es, niños! Enviad vuestra carta y presentad vuestra solicitud! Voy a repetir la información para aquellos padres que habrán aparecido ahora en el salón atraídos por los encantadores chillidos de emoción de sus hijos…!"

Tanto Kagome como Ujiko rieron por el chiste. La universitaria se quedó apoyada en el marco de la puerta, queriendo escuchar ese anuncio que tanto parecía ilusionar a su hermanito, mientras su madre se dirigía a la cocina a preparar la cena.

"Se va a realizar la película del videojuego "Shikon no Tama Adventure", teniendo en el papel de protagonista ni nada más ni nada menos que mi hermano menor, el famosísimo actor Inuyasha Taisho!

Cambió el ambiente de la grabación para dar paso durante unos segundos a la imagen de un apuesto joven de no más de veinticuatro años, de largo cabello negro azabache y expresivos ojos marrones, guiñando a la cámara en una mueca divertida, a sabiendas dedicada a niños. Seshomaru, el director, volvió a aparecer en pantalla, rodeando los hombros de su hermano con un brazo.

"Todos los papeles están ya distribuidos, menos el del pequeño demonio zorro Shippo, el cual será el premio de un concurso! Cada niño que quiera participar en la película con este papel deberá enviar una carta con su foto a mi queridísimo hermano, que ha aceptado encantado la responsabilidad de elegir a nuestro afortunado Shippo!"

Quien finalizó el anuncio fue el joven actor Taisho.

"Para más información, consultar la página web escrita en la carátula del videojuego! Y recordad, Shippo no está sólo en ese pequeño disco que gira en el interior de vuestra consola, sino que hay un pequeño demonio zorro en el interior de cada niño. Quién se anima a darlo a conocer al mundo entero? Tú? Sabía que no me decepcionarías, campeón!

El anuncio terminó, dando lugar a otro de pizzas artesanales.

-Lo has visto hermanita? Lo has visto?- exclamó Souta, abrazando el mando de la televisión y dando botes por todo el salón.

Kagome se echó a reír.

-Lo he visto, bicho, lo he visto.

- Ese juego me encanta, participar en la película sería la bomba!

Ella sonrió con tristeza y quiso decir algo para abrirle los ojos, que le tocara participar en esa película era casi improbable, pero una idea acudió a su mente, dejándola pensativa y mirando al infinito durante unos segundos.

-Kagome?

La muchacha bajó a la Tierra y se agachó delante de su hermano para quedar a su misma altura.

- Si quieres participar, yo te ayudaré.

- De verdad?- los ojos del niño brillaron de la emoción.

-Trae la cámara, bicho-dijo, guiñándole un ojo.

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Veinticuatro horas después, en uno de los barrios más lujosos de Tokio, Inuyasha hablaba por teléfono en el modo manos libres mientras conducía su Porsche…

-Cómo? Cariño, no te precipites…Ya lo sé pero…Oye…Kikyo yo…Escucha, por favor!...No, cállate tú!...Mierda, lo siento, amor…Por qué no vienes esta noche y lo hablamos?...No puedes dejarme así como así!...Sí…Claro que te quiero!...En tu casa? Vale…A las nueve…Nos vemos, un beso.

Inuyasha colgó y suspiró. Esa mujer que tenía por novia terminaría volviéndolo loco! Miró por el retrovisor para asegurarse de que no venía nadie tras él cuando llegó frente a su propia casa y aparcó delante, tendría que volver a cogerlo al fin y al cabo. Nada más bajar del vehículo y conectar la alarma con un pequeño mando a distancia, una voz femenina llamó su atención.

-Señor Taisho! Espere, por favor!

El aludido se giró. Se trataba de una chica cuya edad debía girar alrededor de los veinte años y se acercaba a él corriendo como si le fuera la vida en ello. Cuando llegó al lado de su objetivo, respiró hondo y dobló un poco su cuerpo para recuperar el aire perdido. Inuyasha sonrió con burla y se puso las manos en los bolsillos de los sus vaqueros de firma, concentrando su peso en la pierna izquierda con total naturalidad.

-No tengo el don de poder desaparecer en la nada, no era necesario que corrieras tanto, cielo-dijo con coquetería, seguro que se trataba de otra fan loca.

Justo cuando pensaba coger un bolígrafo del bolsillo de su camiseta, ella le desarmó con su mirada. Inuyasha no había visto nunca nada igual. Los ojos chocolate de esa chica eran grandes, llenos de vida, y eran tan expresivos que daba la sensación de poder adivinar cualquiera de las emociones de su propietaria. Medio ocultos tras un espeso flequillo negro azulado, ahora lo miraban confundidos por el tono de voz que él había usado. El joven actor no se dio cuenta de ese detalle, por lo que siguió con sus intenciones al salir de su trance.

-Si quiere un autógrafo tendrá que proporcionarme usted la superficie, yo sólo tengo mi bolígrafo.

-Oh! Vaya, no quiero ofenderle, pero no es eso lo que he venido a buscar… Me gustaría hablar con usted en privado, es un asunto de vida o muerte.

Inuyasha levantó una ceja, no era la primera vez que una fan desesperada le ponía esa excusa para poder acostarse con él.

-Ya-fue la monótona sílaba que salió de sus labios, demostrando que no se había creído ni una palabra.- Tengo muchas cosas que hacer, así que si me disculpa…

Le dio la espalda para entrar en su casa, pero unas delicadas manos lo tomaron del brazo con firmeza, de forma nada brusca. Se giró molesto para reclamar y, sorprendido, detectó la súplica en los ojos de la muchacha.

-Por favor, es muy importante, se trata de mi hermano…

-No suelo meterme en asuntos ajenos, señorita, entienda que usted y yo no nos conocemos de nada-intentó ser tierno y sonar maduro con sus palabras para no hacerle daño, hasta entonces no se había dado cuenta de lo frágil que parecía esa chica como persona.

Ella bajó la mirada y retuvo las lágrimas en sus ojos. Sonrió con ironía. Cómo pudo pensar que su plan funcionaría? El actor tenía razón, nunca antes habían hablado, si él no hubiera sido famoso, ni se hubiera enterado de que existía.

-Bien…No se preocupe, es un placer haberlo conocido. Lamento haberle molestado.

-No lo ha hecho.

Inuyasha estrechó la mano que ella le tendía y la vio marcharse sintiendo un pinchazo de remordimiento en el estómago. Suspiró, él no podía hacer nada, era una completa desconocida. Cuando ella estaba a punto de girar la esquina, estuvo a punto de chocar contra una mujer rubia de ojos azules, evidentemente extranjera. Ésta pareció agradecida de verla y le preguntó algo, Inuyasha pudo detectar el inglés desde la distancia en la que estaba. Los ojos del actor se abrieron desmesuradamente al oír a la joven chica contestar en un inglés casi perfecto, hasta pareció que tenía incluso facilidad para fingir acento nativo en su forma de pronunciar, al mismo tiempo que daba indicaciones a su alrededor con las manos, como si le señalara el camino correcto hacia algún lugar a la mujer extranjera.

Cuando terminaron de hablar, la mayor le dedicó una sonrisa y unas palabras de agradecimiento y siguió su camino. La joven se dispuso a hacer lo mismo en dirección contraria, fue entonces cuando Inuyasha se decidió.

-Espere! Señorita!

Ella se giró, mirándolo sorprendida. Volvió sobre sus pasos hasta volver a plantarse frente a él.

-Ocurre algo?-preguntó, buscando la respuesta en la expresión de su rostro.

-Sesenta al cuadrado-la retó, cruzándose de brazos.

La chica frunció el ceño, creyendo haber oído mal.

-Perdón?

-Sesenta al cuadrado-repitió monótonamente.

-Pues…tres mil seiscientos. Puedo preguntar a qué ha venido eso?

-No, no puede. Veinticuatro por tres.

Tres segundos.

-Setenta y dos, no? Señor Taisho, estoy confusa…

-Última: setenta y dos por veintiuno?

Ella abrió aún más los ojos por su desconcierto, pero igualmente calculó el problema en menos de diez segundos, mirando hacia el cielo y moviendo levemente los labios en señal de concentración.

-Mil quinientos doce-sentenció.

Inuyasha se mordió el labio y realizó la operación con la calculadora de su teléfono móvil. Luego la miró con expresión triunfante y una sonrisa arrogante en sus labios.

-Correcto.

Antes de que la muchacha pudiera cuestionarle el por qué de sus preguntas, él levantó un dedo reclamando silencio y llamó al timbre de su casa. Su mayordomo lo vio por la cámara desde el interior de la casa y enseguida le abrió la puerta pulsando un botón.

-Tenía usted algo que pedirme no?-preguntó Inuyasha a su acompañante.

-Sí, pero si no quiere usted no tiene porque…-volvió a ser interrumpida.

-Cuál es la capital de Bangladesh?

-Pues…Dacca.

-Y de qué país es capital Kingstown?

-San Vicente y las Granadinas. Al menos eso creo…

Inuyasha sonrió con más satisfacción aún y le indicó con un gesto que le siguiera al interior del recinto. Ella, confusa a más no poder, obedeció. Inuyasha la guió por el jardín de entrada y una vez dentro de la torre, la llevó a su despacho. Le ofreció un café y ella lo aceptó, mirando embobada la cantidad de lujo del entorno, la tecnología y la modernidad que había presenciado en el corto recorrido por la casa. Inuyasha se sentó en su carísima silla de cuero y se apoyó con los brazos cruzados en la mesa, demostrando un repentino interés por esa joven que tenía delante.

-Cómo se llama?

Ella lo miró con precaución.

-Kagome. Kagome Higurashi. Señor Taisho, en verdad me confunde…

-Puedes tutearme, Kagome, no pasa nada. Qué querías pedirme antes?

Kagome se mordió el labio unos instantes, pero al final se decidió a contárselo. Por qué no? Aunque él le había hecho darse cuenta de que eran unos completos desconocidos, ésas habían sido sus intenciones iniciales, y juraría poder ver un rayo de esperanza en su infierno mental.

-Verá, señ…digo Inuyasha, mi hermano… Mi hermano de nueve años tiene leucemia-sintió un nudo en la garganta y los ojos escocerle, pero resistió-Sólo le queda medio año de vida.

-Lo lamento. Hay solución?-se apresuró a preguntar. No acababa de comprender por qué ella necesitaba su ayuda en un caso como ése.

Ella negó tristemente con la cabeza.

-El médico ha dicho que mi hermanito es muy débil de cuerpo, y que no resistiría la quimioterapia. Pero se ha inventado una nueva operación. Como tal, entenderás que es muy cara…

-Puedo imaginarlo-dijo, bebiendo un sorbo de su café con hielo.

-Ayer vimos el anuncio de la película esa, la del videojuego, esa en la que usted tiene que elegir el niño que hará del demonio pequeño…cómo se llamaba…-se puso una mano en la frente, pensativa.

-Shippo.

-Eso, Shippo. Gracias. Verás, mi hermano está loco por ese videojuego y…

-Has venido a pedirme que lo elija a él para que se vaya feliz de este mundo después de participar en la película?-Kagome lo miró con ojos llorosos y el ceño fruncido, haciendo que se arrepintiera inmediatamente de sus palabras-Lo siento mucho, no pretendía…

-No te preocupes, no es eso. En casa no podemos pagar la operación pero luego pensé que si Souta participaba en la película, al tratarse de un filme con tantos actores famosos…

-…ganaría una buena suma-completó Inuyasha por ella-Cuánto cuesta la operación?

Kagome se lo dijo. La gran suma que les había aparecido aterradora a ella y a su madre apenas sorprendió al joven actor, ya que para él esa cuantidad de dinero era una miseria comparada con su riqueza económica. Terminó su café y le sonrió con tristeza ajena a la chica.

-Se trata de un niño, Kagome. Quien interprete a Shippo no ganará ni un cuarto de la mitad de lo que vale esa operación.

Kagome sintió que su mundo se derrumbaba. Desvió la mirada bruscamente para que el actor no viera las lágrimas que se habían acumulado de repente en sus ojos. Éste odiaba ver a las mujeres llorar, y alargó una mano encima de la mesa para ponerla junto a la de ella, apoyándola e incitándola a mirarlo de nuevo.

-Oye…Dado que me has demostrado inteligencia y conocimiento de la cultura general, te propongo un trato.

La joven se secó los ojos con la mano libre y asintió débilmente, esperando a sus palabras. Inuyasha prosiguió.

-Comprendo que la leucemia es una enfermedad cruel, por lo que… Haré que su hermano participe en la película para hacerle más llevadera su situación, y ya que el dinero no es suficiente para la operación, la pondré a mi nombre y lo pagaré todo de mi propia cuenta, no tendrás que devolvérmelo en el futuro.

Los ojos chocolate de Kagome se iluminaron de esperanza y gratitud, ni siquiera sintió preocupación por lo que tendría que hacer a cambio de los favores del hombre, por lo que preguntó sin miedo:

-A cambio de qué?

Inuyasha iba a responder, pero la puerta del despacho se abrió y Miroku entró, hojeando unos documentos e ignorando a Kagome completamente, ya acostumbrado a encontrar chicas en el despacho de su jefe esos últimos días.

-Inuyasha, tienes una entrevista en Satsuki's Show mañana por la noche…-empezó a informar.

El aludido hizo sonar su garganta, molesto. Su mánager se interrumpió a sí mismo y lo miró sin comprender.

-Ocurre algo?

-No sabía que eras tan maleducado, Miroku. Haz el favor de saludar correctamente a mi nueva asistente personal.

-Qué?-exclamaron Kagome y Miroku a la vez.

FIN DEL CAP 1!

Otro rayo de sol acompañado de maravillosa inspiración! Hacía tiempo que no hacía un fic de la época contemporánea, y me iluminé en clase hace un par de semanas pero no encontraba tiempo libre para escribir jeje.

Me iré de viaje por un mes en julio, así que os dejo la promesa siguiente:

JURO SOLEMNEMENTE QUE ACTUALIZARÉ "MI MACHO ALFA" ,"MENTIRAS DE AMOR" Y "EN TUS BRAZOS" ANTES DE QUE TERMINE LA PRIMERA SEMANA DE JULIO. Y, A SER POSIBLE, TAMBIÉN ACTUALIZARÉ ÉSTE XD

Agradezco mucho la paciencia de todos, y prometo hacer todo lo posible para escribir más de ahora en adelante…Ya estoy de vacaciones! :)

Que estéis bien^^

Bss,

Dubbhe