Notas: Autora original, Emphateia.
Memnorics
Eliade nunca llegó a entender del todo su obsesión con las flores. Incluso entonces, cuando respondió a su llamado, alimentándolas y regándolas cada día sin falta. Hasta les había cantado melodías para que crecieran de forma más rápida, colectiva y jubilosamente, teñidas en un verde aún más vigoroso.
Él sabía que de no haber destruido el castillo, incluso ahora seguirían creciendo a través del suelo, en una triste marcha de pétalos putrefactos. Más Crowley no tenía intención de regresar a por ellas, ni siquiera por ser sus flores. Fueron abandonadas voluntariamente, puesto que irse significa dejarlo todo.
En su mente contó sus pétalos mientras que ellas se reducían a polvo y ceniza bajo las rocas de un castillo que ya no existía. Su memoria no era suficiente, pero sin lugar a dudas, era mucho mejor que nada.
