Capítulo 1: El último día de vacaciones.
En definitiva, esas habían sido las mejores vacaciones que pudiesen haber tenido. Habían participado en el FFI, y además habían salido campeones. Ahora sí eran los mejores del mundo.
Sin embargo, era una lástima que no todos estuviesen en ciudad Inazuma para poder entrenar como siempre. Fubuki se había ido a Hokkaido, ha completar sus estudios en el instituto de allí junto con su otro equipo. Tachimukai también había vuelto al institutoYukato, para así luego convertirse en capitán y seguir los mismos pasos que Endo. Tsunami volvió a Okinawa, dónde seguramente estaría más feliz que nadie junto a las olas y su tabla de surf. Finalmente, estaba Fudo, del cual no se había sabido nada más luego del FFI. Algunas veces iban Toko y Rika a entrenar junto a ellos, pero de todas formas no era lo mismo sin las bromas de Tsunami, el espíritu de Tachimukai, e incluso las tonterías que hacía Kogure.
De todas formas, ellos seguían adelante. En ese preciso instante, los chicos se encontraban entrenando en la ribera, junto a Toko y Rika, que habían ido a visitarlos. Todos se encontraban con grandes ánimos en el campo.
-¡Eh, Kazemaru! ¡Pásamela!- exclamó Someoka desde el otro extremo de la cancha. El chico no demoró en dar un pase al delantero. Kido daba algunas indicaciones al resto del equipo. Toramaru y Goenji estaban preparados para anotar con el Tiger Storm. Apenas Toramaru recibió la pelota, la lanzó hacia arriba.
-¡Tiger Storm!- exclamaron ambos lanzando la técnica especial. Endo se preparo para atajar.
-¡Captura celestial!- exclamó Endo intentando atrapar el balón, sin embargo, la fuerza había sido mayor, haciendo que fallara. Pero, en vez de deprimirse, el castaño se sentó en el piso y sonrió ampliamente.- ¡Increíble, chicos! A este paso seremos mucho más fuertes que antes.
-Yo diría que ya lo somos.- mencionó Kido acercándose a Endo y extendiéndole la mano para que se pudiese levantar. El chico de banda naranja asintió con la cabeza y rió.
-Sí, creo que tienes razón, Kido.- contestó Endo. Aki se aproximó hasta cancha y agitó sus manos.
-¡Bien chicos, descansen!- exclamó la muchacha sonriendo. Haruna le tendió una toalla a su hermano y le sonrió.
-Es totalmente increíble. Mañana ya vuelven las clases.- mencionó la peli azul terminando de entregar las toallas.
-Capitán… ¿Por qué teníamos que entrenar el día anterior a clases…?- preguntó Kabeyama que se encontraba agotadísimo. Kazemaru se rió.
-Tú ya conoces a Endo, Kabeyama.- dijo Kazemaru sonriendo.- No se podía quedar quieto pensando en que mañana entrabamos nuevamente a clases.
-¡Además, ahora que no tenemos entrenador en el instituto, debemos mostrarle sea quien sea como somos!- exclamó Endo.- Sin quitar las opciones de que lleguen nuevos miembros al club de fútbol.
-¿Es que a caso no te basta con todos los que tenemos ya…?- preguntó Kazemaru con una gota en la cabeza. Toko sonrió.
-Ese es el punto Kazemaru, hablamos de Endo.- dijo la muchacha haciendo reír al resto del equipo.
La tarde ya se aproximaba, y cada uno debía irse a sus hogares para poder preparar las cosas para el día siguiente. Sin embargo, si de algo estaban seguros, era que Endo no haría eso, si no seguiría pensando en alguna técnica o en más fútbol.
En el camino, Kazemaru, Endo y Goenji iban hablando como habitualmente hacían después de cada entrenamiento.
-¿Quiénes creen que se unan al club este año?- preguntó Endo bastante entusiasta.
-Dios… Entrarás en segundo año de secundaria, ¿es que a caso lo único que te preocupa es el fútbol?- preguntó Goenji con una sonrisa en el rostro.
-No es eso, ¡pero estoy muy emocionado!- exclamaba el castaño mientras saltaba de un lugar a otro.
-Eso ya lo sabemos…- dijeron Kazemaru y Goenji al unísono.
-Sin embargo, es un poco emocionante pensar en que ya volveremos al instituto.- dijo Endo. Kazemaru sonrió ligeramente.
-Claro, o si no quién se ocuparía de cuidar la caseta del club.- dijo Kazemaru sonriendo mientras que Goenji reía.
-No. Estoy seguro de que el señor Furukabu se ha encargado de cuidarla.- contestó Endo.
-Bien chicos, yo ya me tengo que ir.- dijo Goenji doblando hacia otra calle.
-Adiós Goenji.- se despidieron ambos.
-¡Devuélvanmelo!- antes de que pudiesen irse, los gritos de una niña pequeña llegaron a los oídos de los tres. Se voltearon a ver qué pasaba, y ahí lo contemplaron: un grupo de matones que le estaban robando un oso de peluche a una niña pequeña. Tanto Goenji como el resto fueron a ayudar a la muchacha, pero en eso, una chica de cabello negro hasta la cintura y de ojos grisáceos apareció en frente del grupo de matones.
-¿Por qué deberíamos?- preguntó uno de los matones. La chica de cabellos negros se acercó hasta el tipo y se cruzó de brazos, mirándole fijamente a los ojos.
-¡Vaya! Pero qué fuerte. Molestando a una chica más pequeña que tú.- dijo la peli negro haciendo que el matón la mirara con superioridad.
-¡Ja! ¿Una mocosa me dirá lo que tengo que hacer ahora?- se burló el tipo. La muchacha se molesto, sin embargo intentó contenerse para cometer alguna estupidez.
-Ah… Gente idiota como tú es la que me colma la paciencia.- mencionó la chica mientras que tomaba un balón de fútbol que había llegado a sus pies.- Perfecto, en el momento preciso.
-¿Eh?- preguntó el tipo mientras que soltaba el oso de peluche y la niña se iba corriendo con su juguete en brazos.- ¿Me vas a hacer algo?
-Eso depende.- contestó la chica mientras que dejaba caer el balón a sus pies.
-¡Jajajajajaja!- rió el tipo haciendo que la chica dejara escapar una cara de sorpresa.- ¿Oyeron chicos? ¡Una MUJER va a darme una paliza!
Esa fue la gota que derramó el vaso. La muchacha entrecerró la mirada y miró con furia al matón. La muchacha golpeó el balón con todas sus fuerzas, haciendo rebotar la pelota contra un muro. Inmediatamente, el balón golpeó a los tres matones que había, dejándolos inconscientes en el suelo.
-Idiotas. Todos son iguales… Subestimando a las mujeres.- musitó para ella mismo mientras que recogía el balón de fútbol y lo pateaba de vuelta al campo donde unos niños jugaban y sonreían.
-C-Chicos… ¿Vieron eso?- preguntó Endo boquiabierto. Ambos asintieron con la cabeza.
-Es… completamente increíble.- dijo Goenji.- Su fuerza es asombrosa.
-¡Oye!- exclamó Endo corriendo hacia ella. La chica le miró con indiferencia, haciendo que el castaño se detuviera justo a mitad del trayecto. Finalmente, llegó hasta la joven y la tomó de las manos.- ¡Ese chut fue increíble!
-A-Ah… No fue nada.- dijo la muchacha intentando evadir la conversación mientras avanzaba. Sin embargo, Endo había sido más persistente y la empezó a seguir. Goenji miró apenado, se despidió de Kazemaru y se fue. Eso no terminaría en nada bueno, lo presentía. Kazemaru acompañó a Endo.
-¡Oye, dime! ¿Juegas fútbol?- preguntó el castaño muy entusiasmado.
-…- la chica le miró algo asustada. Finalmente, desvió la mirada y se soltó del chico.- No te interesa.
-¡Al menos dime tu nombre! ¡Yo me llamo Endo Mamoru!- exclamó el castaño.
-Ah… Un placer y hasta nunca.- se despidió la muchacha mientras seguía caminando y levantaba una mano. Kazemaru miró a Endo apenado.
-¿Qué sucede?- preguntó el chico de banda naranja de repente.
-¿Cómo que qué sucede?- preguntó Kazemaru apuntando a la chica.- Prácticamente, ¡la volviste loca con tantas preguntas!
-Perdón, estaba demasiado sorprendido.- rió Endo.
-Pero dejando eso de lado… ¿Quién era ella?- preguntó Kazemaru.- El increíblemente fuerte, y me atrevería a decir que está al nivel de Goenji e incluso al de Fubuki.
-Sea quien sea, esa una persona increíble y me alegro de haberla conocido.- dijo Endo.
Cada uno se fue a casa, incluyéndola a ella. La muchacha caminó unas casas más hacia adelante, luego suspiró recordando lo que había hecho.
"¿Juegas fútbol?"
Esas palabras resonaban en su mente. Finalmente, dejo eso de lado y entró a casa, seguida por el regaño de sus padres.
-¡Mio! Son las 6: 05 de la tarde, ¡te dije que te quería a la seis en casa!- exclamó su padre, que se encontraba sentado en la mesa escribiendo unas cosas para el trabajo.
-Disculpa.- contestó la muchacha algo agobiada y subiendo a su cuarto.
-Prepárate para mañana.- gritó su padre desde abajo.- Recuerda que debes estar lista para ir a tu nuevo instituto.
La joven asintió con la cabeza. Se tendió en la cama y luego vio una foto de una mujer de cabello rubio y ojos grisáceos junto a su esposo y ella cuando pequeña. "Mamá…" pensó por un momento. Finalmente, vio el uniforme de su escuela.
-Con que… el instituto Raimon…
