Este año iba a ser como los anteriores, completamente aburrido sin nada importante que me hiciera sentir viva. El mismo instituto, los mismos profesores, nuevos compañeros y viejos compañeros...
No recuerdo desde cuando pero en algún momento perdí todo deseo de obtener algo, de que sucediera algo. Deje de esperar que sucediera algo haciendo que la vida perdiera importancia.
Ingrese al salón esperando no encontrar alguna cara conocida, cosa que sucedió para mi mala suerte, busque a las caras nuevas con las cuales no me llevaría obviamente. Todo tan normal, tal como imagine... Que aburrido... Me dirigí a mi asiento sin cruzar mirada con nadie, hasta llegar al final de la fila al último pupitre. Al mirar hacia la ventana buscando algo de animo para el día que me esperaba, vi un grupo de chicos ninguno pasable hasta que al mirar con mayor atención... Entre todos esos chicos feos estaba él, ojos negros como la misma noche, cabellos negros con bellos destellos azules, la piel clara casi de porcelana, una figura envidiable para cualquier chico con ese bello uniforme de azul oscuro que le daba un toque tan misterioso y serio... Era un ángel azul en la tierra... Me senté en mi lugar mientras lo observaba con cuidado para que no se diera cuenta.
Las clases comenzaron y mi atención se perdió en él, se sentaba delante de mi lugar. No tenía una buena vista de su rostro pero si podía ver su espalda, en la cual deseaba perderme y ni hablar entre sus fuertes brazos poder sentirlo cerca. Mis pensamientos se vieron interrumpidos con el timbre del primer recreo, deseaba estar cerca de él durante todo el recreo pero se encontraba rodeado de chicos conocidos de él.
Desistí de mis pensamientos y decidí irme a recorrer el instituto como solía hacer siempre, ya me encontraba cerca de la puerta cuando de repente pude oír una voz detrás de mí.
:-Hey...
Todos se dieron vuelta y yo no fui la excepción, era la voz de él parado detrás de mí con sus manos guardadas en los bolsillos del pantalón y su mirada fija hacia una dirección, la puerta. Era obvio que no me hablaba a mí, me di media vuelta para continuar mi solitario camino.
:- Pelirrosa, te estoy hablando -Acercándose y tirando del uniforme de la chica.
Casi perdí el equilibrio cuando hizo eso, no esperaba que me hablara a mi ni que hiciera algo así. Lo mire extrañada y algo enojada, pero el no cambio su expresión seria.
:- ¿Conoces el lugar, no?
:- Si
Fue lo único que pude decir, aunque en realidad deseaba decirle "Obviamente" pero decirlo así hubiera sido muy descortés y hacer que me odiara no era algo que deseara.
:- Mostrame el lugar, soy nuevo en el insti
:- ¿Por qué no se lo preguntas a los chicos? -Soltando su uniforme de la mano de él-
Maldije mi carácter una y mil veces, aquel bellos ángel me hablaba a mi entre todos los del salón y yo lo trataba de esa forma...
:- Na, prefiero que me muestres vos. ¿Te molesta?
:- No...
Y fue así como comenzamos a hablarnos y conocernos, mientras las demás me odiaban por mi suerte yo agradecía que me hubiera elegida a mi, me sentía en el paraíso por tenerlo a él a mi lado... Pero el paraíso no existe y la alegría no suele durar para siempre, había permanecido a su lado solo como una compañera cercana incluso como una amiga pero nada más que eso. Esta relación era simple sin ningún compromiso que nos uniera y que evitara que nos separaran, cuando creí al fin encontrar el valor para expresarle lo que mi corazón sentía por él, otra se me había adelantado y había robado lo que me había costado tanto mantener cerca de mí. Su confesión había llegado antes que el mío y había sido aceptado sin ningún reproche, en ese silencio sepulcral pude escuchar muy bien como mi corazón se rompía como un espejo que caía al suelo rompiéndose en innumerables pedasos imposibles de juntar. En ese momento lo único que quise fue escapar de ese lugar, alejarme lo mas que pude sin importar nada; tras tanto corres termine llegando al puente que separaba las dos ciudades y mientras el río corría también lo hicieron mis lagrimas, sin cesar caían mas y mas descargando todo el dolor que mi corazón roto había liberado.
Después de llorar sin cesar, regrese al salón a tiempo para las clases; evite el hablar con él, cosa que se me dificulto al igual el evitar verlo. Durante toda la clase intente concentrarme en la lección y olvidarme de toda lo demás pero no lo logre, mi corazón estaba demasiado destruido y aun más al pensar que de ahora en más se la pasarían juntos o por lo menos ella intentaría hacerlo para dejar en claro que era de su propiedad.
Al tocar el timbre mi cuerpo se movió instintivamente hacia la puerta en caminadose hacia un rumbo que no existía, el único pensamiento que se hallaba en mente era el de escapar y ese mismo pensamiento hizo que mi cuerpo se moviera solo. Apenas me di cuenta que ya no estaba en el salón y que él no me había seguido, busque un lugar donde no pudiera hallarme y al asegurarme que había desistido de su fallida búsqueda me dirigí al salón, el cual se hallaba vacío, tome mis cosas y salí por la salida de emergencia sin que nadie me viera. Baje las escaleras lo mas rápido que pude y me dirigí a la puerta trasera del instituto sin que nadie me notara, al salir comencé a correr con todas mis fuerzas con dirección a mi casa mientras retenía las lagrimas que comenzaron a brotar como cascadas nuevamente al cerrar tras de mi la puerta de mi habitación arrojando mi mochila y dejándome caer sentada al suelo. Desde que cerré la puerta no volví a abrirla ni salir, no recibí llamadas ni a nadie ni siquiera a mis propios padres; mis pensamientos estaba en él y lo que debería hacer, mis sentimientos eran cambiantes imposibles de describir con palabras, tras tanto tiempo pensar en lo que debería hacer con respecto a todo lo que esta pasando, al fin tome una decisión... No podía rendirme ante ella, debía de pelear por el amor de él, si llegara a ser que no me amara como yo lo había llegado amor en este poco tiempo no me importaría, al menos sabría que había dado todo de mi por tenerlo conmigo en vez de callar eternamente.
Tras dos días sin salir de mi habitación, el tercer día al mediodía finalmente decidí salir con una decisión ya tomada con respecto a mi confesión, aunque posea el valor para confesarlo era incapaz de hacerlo frente a frente por lo que decidí que lo haría por carta como algunas chicas suelen hacer. Baje al comedor para comer algo junto a mis padres, los cuales para ese momento se encontraban demasiado preocupados por mi repentina actitud anti-social, como lo habían definido.
:- Sakura -acercándose a la muchacha para luego abrazarla. Nos tenias tan preocupados.
Sakura:- Lo siento... Tenia que hacer un trabajo practico del último momento que se me había olvidado y era para el lunes... No podía retrasarme con la entrega... Perdón.
Mentí por primera vez, les mentí a mis padres para no decirles la verdad... Era algo que no necesitaban saber, esta situación es solo mía no podía meterlos en esto.
:- Lo bueno es que ya saliste, ahora vamos a comer todos juntos -Sonriendo.
Sakura:- Si, madre.
Ese día fue como cualquier otro día sin colegio, charlando con mis padres de cosas del colegio o de poca importancia y luego cada uno haciendo las cosas que habitualmente hace en un día como este; una vez termine mis tareas del lunes comencé a escribir la carta que le entregaría a él o mejor dicho que dejaría en su pupitre para que el la leyera cuando creyera conveniente, aunque no estaba segura de dejarla apenas comenzaran las clases o antes de que terminaran... Después de haberla terminado y de haber cerrado la carta no supe como iba a entregársela, la opción de dejarla en su pupitre era la mejor de las opciones pero para eso debería de colocar mi nombre en ella y corría la posibilidad de que otra persona la encontrara antes que él. Entregarla en persona me aterraba pero... Era lo mejor, de ese modo no tendría que preocuparme de que otro la hallara primero pero si de la vergüenza que tendría al entregársela... Tras una noche entera de muy poco descanso decidí entregarla en persona cuando nos encontráramos de camino al instituto como siempre solíamos hacer y donde nunca nos encontraríamos con ninguno del instituto ni mucho menos de nuestro salón o con ella. Me prepare rápidamente, desayune y luego tome mi obento además de mi mochila y guarde la carta en el bolsillo de mi pollera para tenerla al alcance y no tardar en entramársela.
Me despedí de mi madre como siempre solía hacer y salí con rapidez hacia el instituto para encontrarme lo mas antes posible con él y poder confesar mis sentimientos para terminar con toda esta situación de una vez por todas, después de tanto correr llegue al cruce donde solíamos encontrarnos. Él se encontraba del otro lado del cruce esperándome tan tranquilo como siempre y con su habitual sonrisa, muy poco amigable para quien la viera pero para mi era la mejor de todas las sonrisas que había visto o vería, mientras esperaba que el semáforo se pusiera en roja para que pudiera cruzar tome la carta de mi bolsillo y me la quede viendo por un rato y luego dirigí mi mirada hacia donde se hallaba él, algo cansado de tener que esperar que cruzara al igual que yo, ambos deseábamos estar juntos en ese preciso momento.
Tras lo que pareció una eternidad, el semáforo cambio a rojo y los autos dejaron de pasar, sin esperar más cruce para encontrarme con él y poder entregarle la carta que definiría todo de ahora en más.
Sakura:- Buenos días, Sasuke-kun -Dije mientras cruzaba.
Sasuke:- Buenos días.
Sakura:- Sasuke tengo algo para ti -Mostrándole la carta, mientras aun cruzaba.
En el momento en que estaba por llegar al otro lado y poder entregarle la carta, pude escuchar un fuerte ruido que no logre reconocer completamente pero al mirar hacia el lugar de donde provenía el extraño sonido me encontré con varios autos que se chocaban entre si mientras el auto causante de tal accidente se acercaba hacia donde se encontraba Sasuke, al darme cuente de que el auto chocaría contra él corrí con todas mis fuerzas para evitarlo al mismo tiempo que guardaba la carta en el bolsillo de mi pollera. Llegue a donde Sasuke estaba empujándolo para que no resultara herido al mismo tiempo que vei como el auto se acercaba más y más a donde estábamos. Luego sentí un dolor indescriptible y poco después pude sentir debajo de mi el frío y duro asfalto además de sentir un fuerte puntazo en la parte de atrás de mi cabeza al mismo tiempo que sentía que algo calido y húmedo comenzaba a empapar mi cabello por la parte de atrás para luego comenzar a recorrer mi frente y pasar por mi mejilla derecha para terminar en el asfalto. Al lograr abrir los ojos pude distinguir algunas siluetas al mismo tiempo que escuchaba muchos ruidos cercanos y lejanos de donde me hallaba, pero entre todo el escandalo y las siluetas que se movían pude sentir que alguien me tomaba entre sus brazos al mismo tiempo que oía una voz...
:- Sakura, Sakura...
Era su voz... Era él el que me llamaba con insistencia mientras me mantenía entre sus brazos como si intentara que no escapase de ellos...
Sasuke:- Sakura responde, Sakura...
Sakura:- Sasuke-kun -Diciéndolo en una voz muy suave que solo él pudo escuchar.
Sasuke:- Sakura no te preocupes todo va a estar bien -Tratando de tranquilizarla.
Sakura:- Sasuke-kun... ¿Estas bien?
Sasuke:- Si... No me paso nada gracias a ti, Sakura...
Sakura:- Que bueno -Sonriéndole. Ah... Casi me olvido... -Sacando de su pollera la carta y llevándola hacia su pecho para dejarla a la vista de él. Es para ti...
Sasuke:- No es necesario que me la des ahora, me la darás una vez estés mejor...
Sakura:- No puedo esperar... Ya he esperado demasiado para dártela... Acéptala por favor, Sasuke-kun...
Luego de pedirle ese favor, él tomo la carta al mismo tiempo que rozo su mano con la mía. Al tener la carta en su mano volvió a posar la mano sobre mi mano que antes había tenido la carta y la apretó fuertemente al mismo tiempo que arrojaba la carta que le había entregado.
Sakura:- Léela cuando creas conveniente, ¿si? -Sonriéndole. No quiero que la leas ahora ni que me des una respuesta rápido, mientras la leas esta bien... Sasuke-kun...
Sasuke:- Sakura...
Esas fueron las últimas palabras que logre escuchar de él... O de alguien más... Jamas obtuve una respuesta y si la hubiera obtenido no la pude escuchar, jamas volví abrir mis ojos ni a respirar... Di mi vida por proteger la suya, la cual era mucho más importante que la mía. Es probable que haya lastimado el corazón de mis padres y también la de él por haber muerto en su lugar salvándole el mismo momento en que confesaba mis sentimientos por él, pero no me arrepiento porque pude estar entre sus brazos y oír su bella voz llamándome por última vez sin tener que oírlo sufrir por mi culpa... Me da gusto haberlo conocido aunque haya sido por poco tiempo...
