Era una noche como otra cualquiera a bordo del barco Andrómeda, o al menos para cualquiera que no se llamara Ethan Nakamura.
Este peculiar joven, con un parche en el ojo, se encontraba en su camarote intentando descansar pues pronto se desarrollaría una guerra que posiblemente supusiese la muerte de él y de muchos, pero a pesar de darle miedo la idea seguía ahí como la mano derecha de Luke, el líder temporal del ejercito formado por semidioses y monstruo.
Siempre había admirado a Luke, el poseía todas aquellas cualidades que el nunca podría imaginar tener, era un líder nato, valiente, fuerte, hábil en batalla… y muy atractivo. Pero el hijo de Hermes a pesar de todas sus cualidades no tenía una suerte envidiable, en breves su cuerpo sería arrebatado por Kronos y eso, aunque no lo demostrara frente a otros, le aterraba.
Esa noche, cuando Ethan estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo, alguien entró en su camarote sin previo aviso, cosa que le hubiera sorprendido si no fuera lo habitual desde hace unas semanas. El "desconocido" no era otro más que Luke, pero no aquel valiente y que admiraba, un Luke con un aura aterradora.
Se abalanzó sobre el joven Nakamura y le besó con agresividad y posesión, este se resistió, a pesar de no ser la primera vez.
-Lu…Luke para, no puedes seguir con esto…-Decía apartando al mayor.
Luke ante esta acción con una mano sujeto las manos de Ethan por encima de su cabeza mientras que con la otra la introducía por debajo de su camiseta. Iba recorriendo desde sus labios hasta su cuello, el cual se dedicó a morder llegando a hacerle sangre.
El menor no paraba de resistirse, y tras mucho pataleo consiguió deshacerse del agarre e intentó escapar, pero el joven Castellar era más rápido y más fuerte, antes de poder salir de la cama le sujetó del pelo violentamente dejándolo boca abajo.
-¡Joder Ethan! Ya deberías estar acostumbrado, si sigues poniendo resistencia solo va a ser peor para ti, no pienso dejar que te escapes.-
-Por favor, Luke, no quiero, así no.-Suplicaba entre sollozos Nakamura.
Haciendo oídos sordos el líder del Andrómeda se deshizo de toda la ropa de la parte baja de Ethan e introdujo dos dedos en la boca del pequeño, para después introducirlos en otro lugar.
Ethan no puedo cometer mayor error que morder aquellos dedos, pues Luke furioso ante su acción metió su miembro de manera brusca provocándole un dolor insoportable.
-Te lo he avisado Nakamura.
El nombrado no podía hacer otra cosa más que llorar y esperar a que terminase cuanto antes aquel sufrimiento.
Varios minutos después, noto como su hombro se humedecía, al buscar la razón se encontró con las lágrimas de Luke.
-Ethan…no quiero hacerte daño…perdóname…- Sollozaba Luke.
Esto era nuevo, hasta el momento todas la visitas nocturnas del hijo de Hermes eran igual, entraba sin permiso, le violaba y se marchaba. Nunca antes había llorado, ni siquiera una pizca de debilidad.
Se acercaba el despertar de Kronos y el miedo y ansiedad crecía por minutos. Todo formaba parte del plan de Luke, pero no dejaba de ser menos tenebroso.
-Luke… lo entiendo.
-No, no lo entiendes, no quiero dejarte, no quería que las cosas fueran de este modo.- Su llanto había cesado, pero hablaba con tristeza.- No quiero que tu recuerdo de mi sea el de un violador. Te am…
-No. -Le interrumpió.- No lo digas, prefiero creer que solo he sido un juguete para descargar tu estrés, de ese modo cuando te vayas no será tan duro.
-No mueras.
A continuación le besó de una manera dulce y relajada. Durmieron aquella noche juntos, la primera y la última.
