Disclaimer:
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Hetalia, al igual que los personajes Canada, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania e Italia del Norte no me pertenecen, son propiedad de Hidekaz Himaruya.
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La canción que sirvió de inspiración para el fic es ''When You're Gone'' y pertenece a Avril Lavigne.
*Los personajes Lago Ontario (Liam) y Lago Erie (Amy) me pertenecen.

Advertencias: Yaoi, Mpreg, Lemon y FACE family

Nota de la autora: La historia puede ser tomada como una secuela de mi anterior fic ''La tour of the Happiness'' o como una historia completamente nueva y separada de la anterior ya que puede ser leída y comprendida sin necesidad de haber leído la anterior.
El fic está inspirado en la canción ''When you're Gone'' de Avril Lavigne y es por ello que la letra de la canción se puede encontrar de vez en cuando entre los párrafos.
Es una historia bastante larga ya que consta de 77 páginas (si, está terminado xD) y por ello lo dividiré en capítulos ya que un OneShot de semejante tamaño puede ser bastante tedioso creo yo.
Sin nada más que agregar, los dejo con la historia, ¡tengan un buen día! \(^u^)/


When you're gone

Van a ser las 8 de la tarde y Matthew Williams, la representación de Canadá, hace los últimos preparativos para servir la merienda; coge las hojas de té y la miel de maple que a Liam tanto le gustan pero que nunca se atreverá a admitir y los pone sobre la mesa cuidadosamente para tratar de no formar ni un solo pliegue sobre su querido mantel traído de Francia, regalo obviamente de su papa. Ya conforme, se lleva el dedo que se ha quemado accidentalmente hoy haciendo panqueques a la boca para calmar el escozor y ruega para sí mismo que Alfred no lo haya sentido…cosas de gemelos, lo que le pasa a uno le pasa al otro también; al menos esto ha ocurrido tan solo algunas veces. Se lleva las manos a la cadera y se estira a la vez que suspira satisfecho por el resultado de su trabajo de hoy; misión cumplida, ahora a pasar un rato con los niños y tan solo resta esperar a que llegue Alfred con las noticias sobre la reunión de hoy. Se siente un poco afligido, a pesar de que su presencia en las reuniones mundiales pasaba casi desapercibida extrañaba estar allí junto a los otros países y escuchar por si mismo los problemas y planificaciones para el futuro de todo el mundo, así como las interrupciones constantes de Italia, los gritos desesperados de Alemania por mantener el orden y por supuesto, ver a su hermano creyéndose el héroe de toda situación –suspira- sin embargo así era ahora, tras el nacimiento de los chicos de pronto se había vuelto prácticamente una persona normal, una ama de casa para ser exactos; sin embargo no se sentía mal del todo por eso, pues parte de la razón por la cual había comenzado a vivir de esta forma, alejado del mundo de la política, se debía también a los niños, más que nada por Amy y el frágil estado de salud en el que se mantenía desde su nacimiento, y es que la niña no podía pasar más de dos días saludable para entonces volver a enfermar y caer en cama; alguien debía de cuidar de ella y ni Alfred ni él estaban dispuestos a contratar a una babysister…así que habían llegado a esta decisión que él mismo había propuesto al americano, él se quedaría en casa cuidando de los niños y Alfred seguiría yendo a las reuniones, ya que después de todo él sabía que la presencia de su hermano era más requerida en las juntas mundiales que la suya…era algo obvio, aunque no por eso menos triste para él; pero debía de ver el lado positivo, quizás su vida se volvería más pacifica…lejos de todo el ajetreo del mundo de la política, teniendo solo como compromiso el escuchar de boca de Alfred lo ocurrido en las reuniones; ´´de esta forma las cosas irán mejor``, o eso pensaba antes de poner en marcha el plan…pero entonces todo comenzó…el peso de los quehaceres del hogar recaía por completo en sus hombros y en cuanto a los referentes al trabajo, todo recaía en Alfred…si tan solo el tiempo libre con el que el americano contaba lo invirtiera más en ellos y menos en divertirse. Se le hace imposible recordar cuando fue que las cosas se habían vuelto tan extrañas y ajenas a lo que ellos solían ser en el pasado y como los buenos momentos vividos de pronto se habían vuelto tan inalcanzables a la repetición en la actualidad.

Así que sin perder más tiempo se quita el delantal y tras dejarlo sobre el mueble de cocina se dirige hasta la sala de estar; sonríe al ver a sus niños en el sofá, no se han movido nada; Amy duerme cubierta bajo una manta con su cabeza recostada sobre el suave pelaje de Kumajirou el cual la separa de su hermano que sigue igual de concentrado en un libro ( regalo de Arthur de la navidad pasada) que cuando vino a verlos hace unos minutos atrás; él chico a pesar de su concentración, como un acto reflejo acaricia el cabello de su hermana con la mano izquierda mientras sostiene el libro con la opuesta, sus ojos se mueven de izquierda a derecha sin siquiera imaginar que su ´´madre`` está detrás de él.

-¿Interesante?...

El chico se sobresalta y por unos instantes teme haber despertado a su hermana o al oso, tras comprobar que todo está bien gira su rostro hasta su madre con una expresión de enojo.

-Mo-mom!

-Jejeje, lo siento cariño, no quería asustarte… ¿como sigue tu hermana?

-Está bien… tan solo ha tosido un par de veces

La representación de Canadá sonríe, de alguna forma son buenas nuevas, seguido a eso procede a acariciar los cabellos de su hija desde detrás del sofá.

-Eso es estupendo…

El chico tras unos segundos de observar suspira un poco irritado y vuelve a su libro; tanto Canadá como Estados Unidos creen que tarde o temprano el muchacho terminará usando gafas al igual que ellos, ya que su afición a los libros y la pequeña letra de muchos de ellos han malgastado la visión del chico desde que este aprendió a leer. El canadiense entonces notando que el niño ha vuelto a su adicción, sonríe e intenta iniciar un nuevo tema de conversación.

-Jejeje vaya, este año ya cumplen 6… ¿has pensado en cómo quieres que sea la fiesta?

-Me da igual… aun faltan meses para eso -Dice sin despegar los ojos de la lectura-

-Eing… jeje…e-estoy seguro de que tu padre querrá hacer una gran celebración, ya sabes cómo es

-Pff…no me importa, con un poco de suerte y ni siquiera estará -Restando importancia al asunto una vez más-

-¡Liam!

Canadá se irrita, hace un buen tiempo ya que las relaciones entre Ontario y el estadounidense son bastante malas y es que el muchacho ya simplemente perdió la fe en él. En un principio ambos creían que podía deberse a la influencia que ha tenido Inglaterra sobre él, pero más temprano que tarde el canadiense descubrió que las razones iban más allá.

-¡¿Qué?!, ¡ni siquiera le importamos!

-Ya te he dicho que tu padre es una persona ocupada! Es lo-

-Los Estados Unidos de Norte América~, ¡si de verdad es un héroe como dice ser al menos podría preocuparse un poco más por nosotros y no encerrarse en su oficina cada vez que pone un pie dentro de esta casa!

-¡Liam deja de exagerar tanto las cosas!

-¡Es la verdad y lo sabes mamá!

-¡Ya bast-!

-Nggh-co-of cof... da-daddy…?

Al canadiense pareciera que se le va a romper el corazón, era su culpa, tanto escándalo obviamente la había despertado y como si de una broma se tratara la niña le había confundido llamando a Estados Unidos, quizás avivando más la llama de la discusión. En vista de esto último, Canadá le envía una última mirada fulminante al rebelde lago que se mantiene con una mueca de enfado en su rostro, rodea el sofá para llegar a su hija y una vez en frente de ella acaricia la mejilla de esta.

-No honey…it's me…papa…

-Papa…-cierra los ojos-…y daddy?

-Aún no ha llegado…ven cariño te llevaré a tu cama, es mejor que descanses… (Dice dulcemente Canadá mientras intenta cargar a la niña en brazos, tarea no fácil, pues al escuchar esto ella se resiste)

-¡No-o! ¡y-yo quiero ver a daddy! ¡Qui-quiero merendar con ustedes!...

Si bien para los ojos de cualquier otra persona esto pareciera un capricho infantil, lo cierto es que para la pequeña Amy y para los miembros de su familia este no lo era; la chica al pasar la mayor parte de su vida en cama, sufría al no poder estar con su familia, su salud la traicionaba a cada instante y por lo mismo se había visto excluida de bastantes momentos importantes en la vida de su grupo familiar, tanto así que una simple cena en familia, sentados a la mesa los 4, se había vuelto un enorme deseo frustrado, que le lastimaba no solo a ella, sino que también a todos allí.

-¡Li-Liam! hermanito…¡di-dile algo! -Dice mientras las lágrimas empiezan a derramarse desde sus ojos-

-Y-yo…

-Va-vamos…Amy…no lo hagas más difícil…podrás ver a daddy…lo prometo…

La niña de los ojos verdes parece calmarse ante la promesa, se abraza al cuello de su papa, mientras algunas lagrimillas e hipos escapan de su delgado y demacrado cuerpo aún a la vez que se deja cargar de regreso a su habitación, en el trayecto le pide a Canadá que lo jure…él evitando las ganas de llorar asiente sin decir nada.

El de los ojos lilas ya no recuerda en qué momento la niña se había vuelto tan apegada a Estados Unidos, probablemente este último tampoco lo recuerda, pero lo cierto es que el sentimiento es mutuo, después de todo como él mismo dice ella es ´´his little princess``; ahh…si tan solo Liam no tuviera razón…si tan solo Alfred pasara más tiempo con los chicos…tal vez las cosas serían diferentes, era tan difícil cuidar de ambos solo. En esto último va pensando mientras se encamina de regreso por el corredor cuando siente la puerta de entrada abrirse de estrepito a la vez que una voz masculina anuncia su llegada desde allí.

-Hello! The hero is in home!

Desde la sala de estar, Liam, que hasta hace poco había retomado su lectura, lanza un suspiro de hastío mientras intenta concentrarse en la narración una vez más, sin embargo es interrumpido al poco tiempo de empezar otra vez cuando una mano se posa sobre su cabello alborotándoselo.

-Hola campeón, ¡¿como estas?!

-¡Su-sueltamee!... -Dice intentando apartar la mano de su padre con las suyas propias-

-Sorry…

El muchacho se arregla su cabello dejando su mechón característico sobre su ojo izquierdo y no le dice nada, no lo mira siquiera, hace tiempo que evita hacerlo, el estadounidense sabe que ha fallado una vez más, y con una mirada triste que nadie en casa puede percibir continua su camino para buscar a Amy y a la vez encontrarse con su hermano en el corredor, su pareja, ´´la madre`` de sus hijos.

-¡Matthie!

El estado de humor del americano cambia rápidamente; un rápido beso en los labios y una sonrisa, luego el estadounidense toma de la cintura a su pareja y lo acerca a él rápidamente, dejando al ojilila completamente confundido y avergonzado.

-A-Alfred…lo-los niños…

-I don´t care, desde aquí no pueden vernos…listen, tengo algo preparado para tu y yo mañana…

-¿A-algo preparado?...-se acuerda de súbito- ¿pero mañana no debes ir a una reunión otra vez?...

-Yes, pero luego de eso, escucha irem-

-Alfred…Amy está muy enferma otra vez…tiene fiebre y…

El estadounidense ve sus planes caer otra vez, tal como muchas veces anteriores…pero esta vez debe conseguir lo que quiere, todo sea por un lindo recuerdo para Matthie…todo sea para compensar…´´eso que debe informarle``. Alfred sin soltar a su pareja medita un poco allí mismo, de pronto, una idea viene a su cabeza.

-¿Y si llamásemos a Arthur y a Francis para que cuiden de los niños?, solo será una noche…anda…hace tiempo que no salimos los dos a divertirnos, lo entenderán.

-…no lo sé…no me sabe bien molestarles, tu sabes…tienen una vida ocupada al igual que tú…

-¡Y que tu bro!, ambos sabemos que necesitas un descanso…los dos lo necesitamos, ¡lo entenderán! Además tu sabes lo bien que Liam se lleva con Arthur…¡y que decir lo mucho que disfruta Francis el estar con Amy! ¡No pondrán peros!

-Yo…

El héroe ve como la oportunidad se le escapa de las manos ante la duda de su hermano, se desespera, ¡debe hacer algo, para que acepte!...claro. En un rápido movimiento presiona y acerca aún más la cintura del canadiense a su cuerpo, este se asusta ante la brusquedad del estadounidense e inconscientemente apoya sus palmas contra el pecho del americano a la vez que se sonroja fugazmente; Alfred sabe que ha ganado y para proclamarse como vencedor de la disputa le besa en los labios demandantemente, exigiendo la entrada dentro de la boca del canadiense, este, aunque extremadamente sorprendido, sin mucho rodeo cierra los ojos y se rinde, se deja llevar; Estados Unidos le había ganado…la salida de mañana era inminente; de pronto el de los ojos azules lo suelta de súbito y le dirige una sonrisa cómplice que deja a Canadá increíblemente confundido a la vez que se encamina a la habitación del lago Erie y le dirige la palabra que sin saberlo será lo último que escuchará de su parte esa noche:

-Ah, por cierto, cenaré en la oficina, ¿no te importa verdad?

-Eh….¡e-eh no!, por-por supuesto que…no…

¿Qué más podía decir? Le iba a llevar a cenar…no valía la pena enojarse ahora por algo que hacía desde hace tanto ¿verdad?

Al día siguiente, después de la reunión, un francés, un británico y un americano llegan a casa, Matthew les saluda cariñosamente y un tanto avergonzado agradece la disposición de los europeos para cuidar a los niños, Arthur sonríe y le asegura que no hay problema mientras que cierto francés, no sin antes guiñarle un ojo a su hijo menor y desearle lo mejor esta noche se escapa a ver a su nieta.

La salida había sido impresionante, el canadiense simplemente ya no recordaba cuando había sido la última vez que su pareja y él habían salido a cenar sin compañía de nadie, mucho menos a un restaurant francés sabiendo lo mucho que odia el americano esa comida, según él ´´No es que no sea deliciosa, pero el tamaño de la porción deja que desear bro…``. Tanta atención y lujos de parte de Estados Unidos a su persona parecían dignos de un sueño, tanto así que en ningún momento pudo dejar de pensar que algo raro estaba pasando allí, pero qué más daba, se encontraba feliz, a su lado estaba el hombre que amaba, con sus brillantes ojos azules que se confundían con las elegantes luces de las lámparas de techo del restaurant, extrañaba esto, lo extrañaba tanto a él.

Tras terminar la cena y dar un paseo por el parque tomados de la mano, charlando de las cosas de la vida, él reloj marca las 24:00 hrs y como por arte de magia, o como si Dios quisiera arruinar esa hermosa caminata empieza a lloviznar suavemente para tras unos minutos volverse una lluvia más espesa; a pesar de que ésta los está empapando de pies a cabeza, Alfred le sonríe, lo coge de las manos y le besa suavemente en los labios; el momento es mágico, pareciera como si las luces de los faroles de la solitaria plaza junto con las gotas de lluvia que mojaban el cabello rubio de ambos hicieran de estos más brillantes aún. El beso termina, ambos no dejan de sonreír ni mirarse, Alfred sin soltarle se acerca a su rostro y le susurra al oído.

-Creo que ya deberíamos irnos

El viaje hasta la habitación del lujoso hotel que Alfred había reservado es corto, lo que es bueno pues estar con aquella ropa mojada no era muy saludable, el americano lo sabe y a pesar de que no está seguro de lo que es un resfriado, no puede esperar por desprenderse de lo que tiene puesto, más importante aún…ya no puede esperar por quitarle a Matthie lo que lleva encima, de modo que en cuanto el canadiense pone un pie dentro de la habitación el de los ojos azules cierra la puerta detrás de ambos y lo acorrala contra la pared.

-A-Alfred

-Extrañaba poder hacer esto sin temor de despertar a los niños…

Se miran a los ojos, Canadá sonríe, lo cierto es que él también lo extrañaba. Estados Unidos entonces le besa en los labios mientras le desabotona la camisa, Matthew aunque avergonzado hace lo mismo con la de su hermano y deja deslizar la suya por sus hombros hasta el suelo cuando el estadounidense se la desabotona por completo; se estremece al sentir el tacto de las manos heladas de su hermano tomándolo de la cintura para acercarlo a él, esto junto con su respiración rozándole el cuello y los besos en la misma zona le estaban volviendo loco.

-¡A-Alfred…!

A Estados Unidos le divierte, pero también le impacienta y es que su hermano está demasiado accesible entre sus brazos, así que sin perder tiempo le besa desesperadamente mientras le baja el zipper del pantalón para poder tocar su miembro, sonríe al notar que el canadiense cierra los ojos y simplemente se deja hacer siguiéndole el juego, ahh…le amaba tanto.

-Nggh…Al…Al…n-no… -interrumpe de pronto-

-¿No?...-se acerca a su oído para susurrarle- yo veo que lo estas disfrutando

-A-Ah…es…es solo que…nghh…n-no creo poder…ha-hacerlo a-aquí mismo…

El estadounidense confundido se detiene, Matthew entreabre uno de sus ojos para verle mientras que en su rostro se aloja una extraña mueca de suplica, América entonces entiende y con una mirada seductora le responde mientras vuelve otra vez a acariciarle la entrepierna.

-Je…¿tu lo que quieres es ir a la cama de inmediato eh?...

-E-Eh! y-yo…nghh…

-Anda, responde…

-O-oui…

-No te oigo bro…

-Nghh…O-oui!...

Estados Unidos finalmente toma en su mano el miembro del canadiense para encontrarlo ya erecto, aprovechándose de esto comienza a masturbarle más rápidamente esperando de esta forma apresurar la respuesta del canadiense, quería escuchar su voz…quería escucharlo gritar, ¡quería escucharlo gritar con su dulce voz que se dejara de tanta estupidez y lo jodiera ya, ¡ahora mismo!

-¡No te oigo bro!

-Nghh ¡A-AH! ¡OUI AL, PLE-PLEASEl!

Canadá se tapa la boca avergonzado, rezando porque los vecinos de las otras habitaciones no hubiesen escuchado, ¡¿Qué había dicho?!, es como Arthur decía…América sacaba siempre lo peor de él, pero que podía hacer, lo había provocado, él simplemente no había podido resistir más. El de los ojos azules entonces, satisfecho se detiene, lo que deja un tanto desilusionado al canadiense allí, pero tras una sonrisa y un beso en la frente vuelve a sonreír, al fin su hermano había hecho caso a sus suplicas y lo bueno estaría por empezar.

Las luces de la habitación fueron prendidas a tientas entre besos y gemidos, rebelando hermosas y largas cortinas blancas paralelas a una bella cama del mismo color con bellos detalles floreados bordados en ella; sobre ellos, cierto americano recostaba suavemente a su amado después de haberlo desvestido por completo previamente, una vez hecho esto procedió a observarle meticulosamente a la vez que bajaba el zipper de su propio pantalón que desde hace ya una cantidad de minutos se había vuelto incómodo. El canadiense tan solo le observa avergonzado esperando por él en la cama, su silueta se confunde en el blanco de esta y si no fuera por el rosa de sus mejillas este se mimetizaría por completo; sus manos, suaves y delicadas, reposan tímidamente en su pecho que sube y baja con movimientos erráticos y en cuanto a su sedoso cabello que a Alfred tanto le gusta este pareciera como si se enredara entre los pétalos de las flores bordadas dándole una apariencia casi angelical. En esto piensa Estados Unidos mientras se posiciona a si mismo entre las bellas piernas de aspecto femenino de su hermano, ah…los años pasaban tan desapercibidos para ellos, la imagen le recordaba tanto a su primera vez con él, lo recordaba perfectamente, el canadiense llevando sus manos hasta su entrepierna ruborizado, intentando esconder su cuerpo de él inútilmente. La imagen no era demasiado distinta a la de aquella vez, los ojos de Matthew brillan bajo la luz de la luna que intrusa se cuela por la ventana y al sentir el miembro erecto del americano rosando contra su entrada cierra sus orbes fuertemente con un sonrojo evidente en su rostro y de pronto, sorpresivamente para USA, Canadá lleva sus manos hasta su pecho intentando separarse de él; antes de que el estadounidense pudiera preguntar qué es lo que sucede, sin abrir los ojos su hermano le ruega.

-Ple-please wait

En el rostro del americano se aloja entonces una mueca de fastidio, ¿¡qué pasaba ahora!?, justo cuando estaba a punto de…ah claro, sin quitarle la vista de encima al hombre que está debajo de él arquea una ceja y agrega:

-¿Es que no te lubriqué lo suficiente?

-N-no!...bueno tal vez…quiero decir…e-es solo que…ugh…

Ahhh la paciencia de Alfred se agotaba, de verdad que necesitaba sentirse dentro del canadiense ahora ya, pero este no estaba facilitando las cosas, mira que hacerse el difícil a estas alturas; fastidiado piensa en esto cuando nota algo, su hermano, que ahora mantenía la mirada baja por lo que él pensaba era timidez, lo cierto es que si estaba de esta forma era porque estaba contemplando otra ´´cosa``, técnicamente a Florida.

-…What?

-Es que…no crees que deberías usar…ya sabes…¿protección?

-Aghh come on! Bro, ¡antes de que tuvieras a los chicos lo hicimos un montón de veces sin que pasara nada!

-No sabíamos que era posible que quedara embarazado…

-Y que importa, ¡el punto es que no pasó nada durante un buen tiempo! Vamos…está vez tampoco pasará nada…además no se siente tan bien con un condón puesto -Dice el americano con un puchero en el rostro mientras se acerca intentando romper la barrera que había puesto el canadiense entre ambos con sus brazos-

-¡N-no! ¡N-no quiero…!

Agh ¡ya era demasiado!, no podía esperar más tiempo, simplemente no; tan solo bastaron segundos para que su peso sobre el cuerpo del canadiense le hiciera quitar los brazos de en medio y aprovechándose de esto, en un rápido movimiento Estados Unidos le coge de las muñecas y lo pone bajo su dominio. Canadá se queja, no era justo, mueve sus piernas intentando liberarse pero le es imposible; hábilmente entonces, el americano libera una de sus manos sin soltar el agarre de las muñecas de su pareja y con esta guía su erecto miembro hasta la entrada de su hermano, este último ruega una vez más que lo libere, pero ya es demasiado tarde, Estados Unidos le penetra de una sola vez y un grito de dolor escapa de su garganta acompañado de unas lagrimas brotando de sus ojos. Alfred libera sus brazos, sabe que Canadá ya no intentará nada y libremente entonces comienza a embestirlo.

-Ahh…Matthie…estás…tan estrecho…mmm…

-…yo-you…i-idiot…

-Come on…trust me…nada…pasará…just enjoy bro…

El canadiense tenía que admitirlo, a pesar de que le había dolido más que los mil demonios, lentamente el dolor comenzaba a convertirse en gozo; quizás Alfred tenía razón, tal vez no pasaría nada, así que dejándose llevar por el placer del ritmo de las embestidas que su hermano le propinaba se aferro con sus brazos al cuello de este y gimió y grito en su oído tanto como su delicada y suave voz le permitían; el americano en tanto, sonrió cuando supo que su hermano finalmente se había entregado y se dejo deleitar por su sensual voz y las estrechas paredes de su interior.

Tras minutos de deleite, el choque y la fricción entre ambos cuerpos se hacía más rápido, el americano metía y sacaba su miembro desde el interior del canadiense lo más rápido que se le hacía posible y este último no podía contener sus gritos de placer cada vez que sentía como el pene de su hermano chocaba contra aquel punto íntimo que le volvía loco; no faltaba mucho para que se viniera y a juzgar por las embestidas frenéticas que le propinaba Estados Unidos él también estaba llegando a su límite. No bastaron más que unas cuantas embestidas para que el americano se viniera dentro de su hermano y que este a su vez también lo hiciera, manchándolos a ambos con su semilla.

-So-sorry…

Estados Unidos tan solo le sonrió y tras ello depositó un beso en la frente de su querido Matthie, acto seguido procedió a salir de su interior, recostarse a su lado y taparles a ambos con las suaves frazadas. Canadá sonrió mientras se acurrucaba al lado de su hermano; no importaba el dolor que sentía ahora en su trasero, pues esta noche había sido una inolvidable y pronto tendría más de una razón para recordarla.

-Oh bro, estuviste genial

-Me-merci…

La habitación queda en silencio por unos segundos cuando Canadá baja la vista sonrojado, Alfred no dice nada, conoce a su hermano, tan solo le sonríe a la nada esperando a que vuelva a mirarlo para él entonces retribuirle, sin embargo esto no ocurre y para cuando el americano ya empieza a pensar que el de los ojos lilas se ha quedado dormido este último le regresa la mirada, sus ojos brillan y tal parece ser que no ha dejado de sonreír en ningún momento, oh si tan solo hubiese podido seguir así.

-Gracias Al…fue una salida esplendida

-Jejeje…sí…lo fue

De pronto Estados Unidos desvía la vista de su hermano para fijarla en cualquier parte, ¿era este el momento ideal para decírselo?, demonios, Canadá lo entenderá, tampoco es que sea algo fuera de lo común para ellos…sí, está decidido, se lo dirá ahora mismo…

-Me alegra que la hayas pasado bien Matthie

-Jejeje

-Porque…no podremos volver a tener una salida igual hasta dentro de mucho tiempo bro.

-…¿Qué? ¿Po-porque?

Canadá arquea una ceja en señal de confusión, que demonios pasaba ahora… ¿Cómo de un ambiente tan agradable habían pasado a esto?, Estados Unidos de pronto le devuelve la mirada, ¿Que era esta cara de nerviosismo ahora?

-Yo, bueno…Matt, la verdad es que me enteré hasta hace muy poco y me pareció que sería genial que hiciéramos esto antes de…

-¿Antes de que?...¿Alfred?...¿Qué pasa…?

-Mi jefe decidió que iría a la guerra Matthie…

-¡¿Qué?!

A pesar del dolor en su parte posterior el canadiense se sienta en la cama de súbito ¿Había escuchado mal?...esperaba que así fuera.

-Debo ir bro…

-¡¿Qué?!...¡¿por qué demonios tienes que involucrarte siempre en esas estupideces Alfred?!

-¡No son estupideces! Adem-

-¡¿Y por cuánto tiempo será eh?!

-¡N-no lo sé!, semanas, meses, quizás más, ¡no estoy seguro y no importa!

-¿Quizás más?, ¿No importa? Alfred los cumpleaños de los chicos son en unos meses y ambos ya están bastante desilusionados de ti ¡y ahora tú dices que probablemente ni siquiera estés allí junto a ellos ese día!

-¡Bro! ¡Es importante que vaya! Debo estar allí con mis soldados, ¡debo estar ahí con mi gente!

-¡Deja de actuar como si te importaran!, ¡¿tan solo quieres sacar provecho de estas guerras como siempre, no?!, ¡debes estar con tu familia, tú y tus soldados!...¡No-nosotros también te necesitamos…!

Matthew se queda mirándole en silencio esperando hacerle reaccionar, Estados Unidos ante esto desvía la vista ofendido, estaba molesto, simplemente no le cae en la cabeza el porqué de que su hermano no entienda la situación, ¡él también es un país! Ah claro…olvidaba que era Canadá. Después de todo que sabía él, los niños no estaban decepcionados de él y es que, como podrían ¡él era un héroe!, como no podrían sentirse orgullosos, bueno…tal vez Liam no lo estaba, pero quizás…quizás si se embarcaba en esta guerra podría demostrarle lo fuerte que es su daddy, ¡lo haría sentirse orgulloso!, por supuesto que sí.

-Alfred…

-Iré…iré al campo de batalla quieras o no…

¡Agh, eso era todo!, Canadá aprieta la mandíbula y los puños, ¡tiene tantas ganas de decir y hacer un par de cosas para hacerlo entrar en razón, pero algo se lo impide! y lamentablemente sabe lo que es ese algo…y es que, su corazón pareciera que estuviera siendo presionado, ¡maldito sea el amor!; sus ojos se cristalizan, pero no quiere que lo vea llorar, así que sin decir nada, baja la vista, se levanta de la cama como puede y empieza a vestirse; USA sigue sin dirigirle la vista, no dice nada, tan solo se queda allí aceptando lo inevitable, sin saber que lo que está por escuchar son las últimas palabras que su hermano le dirigirá. Canadá se para frente a la puerta y coge el picaporte, sus cabellos dorados cubren sus ojos por completo dándole un aspecto lúgubre y antes de salir sentencia frio y con una voz que pareciera fuera a quebrarse en cualquier momento.

-…Espero que sepas…que no eres bienvenido en casa a menos que cambies de opinión.

Estados Unidos queda solo en la inmensidad de la habitación, atrás quedaron las sonrisas, la satisfacción y su orgullo, se deja caer sobre el colchón y aspira fuerte, pues lo único que le queda de Matthew son las flores bordadas impregnadas de su aroma.

Always needed time on my own

I never thought I'd need you there when I cry

Mientras tanto las luces de los faroles de la calle se difuminan al otro lado del parabrisas del automóvil y las gotas de lluvia suicidas chocan y se destruyen contra todo lo que este a su paso; si tan solo las que emergen de los ojos de Canadá desaparecieran tan rápido como ellas. Veloz llega a casa y maldice su suerte al notar que las luces de la sala de estar siguen encendidas, alguien por lo visto seguía despierto, demonios, no quería preguntas, no quería saber nada de nadie; pero qué más podía hacer, armándose de valor y rogando porque sus ojos no siguieran igual de rojos como había notado que estaban en el retrovisor, gira la llave de la cerradura de su casa para pasar al interior y una vez adentro intenta cerrar la puerta lo más lento y silencioso posible con la esperanza de no despertar a nadie, o que si bien había alguien en pie aún, que este no le escuchara, más sin embargo su intento se ve frustrado cuando siente una voz familiar llamándole desde atrás, había sido descubierto.

-Matthieu…mon petit?...¿eres tú?

-…

-Mon dieu!, mírate, ¡estás todo mojado! ¿que haces aquí a esta hora?, pensé que no llegarían hasta mañana…¿donde está Alfred?...

-…

-Mon petit…?

-¡Pa-papa...!

El canadiense de un segundo a otro pasa a estar en el umbral de la puerta a estar en los brazos de su padre, quien a pesar de realizar múltiples intentos para que su hijo le diga lo que había pasado no consigue nada más que sollozos de su parte, así que sin más tan solo lo alberga entre sus brazos e intenta consolarle de un temor del que no tiene conocimiento.

Los días pasan y a pesar de los múltiples intentos de Arthur y Francis por tratar de descubrir que era lo que había ocurrido, Canadá no dice nada sobre esa noche, tan solo afirma que el americano tiene asuntos que atender y que probablemente no regrese hasta un buen tiempo, de modo que ambos abandonan la casa con el solo conocimiento de que Alfred probablemente esté muy lejos y lo más probable es que esto siga así de forma indefinida.

Los días acabaron por convertirse en semanas y Estados Unidos seguía sin aparecerse en el hogar agotando gota a gota los últimos puñados de esperanza que quedaban en el corazón del canadiense agobiándolo cada vez más y por si fuera poco este no era el único acontecimiento que le estaba volviendo loco pues su salud se estaba viendo rápidamente deteriorada, lo que hacía que el cuidado de los niños, especialmente de Amy se estuviera haciendo realmente dificultoso. Sin embargo lo ignoró, con dos niños pequeños en casa y el otro adulto ausente no había cabida en su tiempo para sentirse enfermo, así que sin darse un respiro siguió con su rutina habitual, despertar a los niños, hacer el desayuno, lavar la ropa, el almuerzo…, pero demonios, todo se hacía tan difícil de pronto, se sentía tan cansado. Se encuentra en camino a llevarle el almuerzo a la cama a la pequeña Amy mientras piensa en esto, ¿debería ir al doctor?...no…no quería hacerlo, simplemente no, así que sin más se auto convence de que no debe ser nada grave…más bien esto es lo que él desea creer, pues la otra idea que se le viene a la cabeza del porque de los síntomas no le agrada en absoluto…tiene miedo de que esta pueda ser cierta.

Abre la puerta y se encuentra con la niña mirando la ventana desde la cama con una expresión triste, sus cabellos rubios caen sueltos por sobre sus hombros desinteresadamente y no se dejan opacar por la sombría habitación, si no que por el contrario, estos parecieran que absorbieran los rayos del sol que se cuelan por la ventana y gracias esto se hicieran aún más dorados; el canadiense en su cabeza, no puede evitar compararla con la solitaria rosa que Arthur mantenía en el florero de su biblioteca…siempre cortaba la más bella del jardín, tan solo una y luego la dejaba allí; a él le parecía tan triste, estando ahí sola mientras las demás se amontonaban en el jardín y se dejaban llevar por la brisa del viento…mientras ella estaba destinada a deteriorarse lentamente dentro de la habitación. De pronto la niña se da la vuelta al percibir la imagen de su papa en el marco de la puerta, sus ojos verdes se iluminan al verlo entrar y le dirige una leve sonrisa que el canadiense le contesta con otra mientras se acerca con la bandeja de comida hasta la cama de la muchacha para ponerla sobre las rodillas de esta.

-Merci papa…

-No es nada cariño…

La niña coge la cuchara en su mano más sin embargo no se decide a empezar la sopa, en su delicado rostro la tristeza aún no ha desaparecido, Matthew lo nota y se aventura a preguntar

-Amy…¿sucede algo? ¿No quieres?...

-…No…no es eso….

-¿Entonces qué sucede?…puedes decírmelo…

Ella mira hacía la ventana una vez más y el canadiense piensa que el lago intenta eludir la pregunta, se preocupa, coge la silla del escritorio y se sienta a su lado, acto seguido le toma de la mano y se dispone a decir unas cuantas palabras de consuelo, más sin embargo se detiene cuando siente una pequeña gotita caer sobre su mano. Amy comienza a llorar y a Canadá pareciera que le hubiesen enterrado una estaca en el corazón.

-Amy…querida..no llores…anda dime que sucede

-Da-daddy…

Ohh…la palabra que no quería escuchar hace presencia, sin darse cuenta baja la vista y pretende seguir escuchando.

-Da-daddy…daddy prometió…prometió que si me encontraba bien hoy…é-él me llevaría al parque

-Ohh dulzura….lo siento… lo siento tanto

-Y…y ahora, resulta que n-no he me-mejorado y…y él ni siquiera está aquí, le… ¡le echo de menos papa!

Canadá se debate entre el odio y la pena, ¡¿Por qué tenía que irse?!...¿porque cuando lo necesitaban tanto?, de pronto el también siente ganas de llorar…pero sabe que no debe, no delante de sus niños, así que sin ninguna otra alternativa tan solo le abraza, mientras intenta calmarle con más promesas que ni el mismo cree que pueda cumplir.

-Tranquila…te juro que cuando tu padre vuelva hará lo que había prometido, es más ¡iremos todos!, también tomaremos unos helados y luego, cuando volvamos a casa, veremos una película de esas que a ti y a tu padre tanto les gustan.

Los sollozos de la niña se van calmando poco a poco hasta desaparecer y cuando esto sucede Canadá termina el abrazo para secar con sus manos las lagrimas que aún quedan en los ojos de su hija; ella le mira y le sonríe levemente.

-¿Lo…lo prometes…?

Como odiaba prometer cosas que después no sabría si podría cumplir…pero que podía hacer, delante de él la niña espera impaciente y sus brillantes ojos verdes expectantes sumados a su estado frágil le hacen imposible no poder afirmarle lo que sus oídos querían escuchar.

-Si cariño, puedes contar con mi palabra -llevándose la mano derecha al corazón-

-Jejejeje…

-Ahora…tomate eso antes de que se enfríe más okey?

-Oui…

La niña coge la cuchara en sus manos otra vez y se dispone a probar la primera cucharada, mientras tanto Canadá como de costumbre, se queda allí para escuchar la opinión de su familia. Amy mete la cuchara a su boca y tras saborearlo sentencia:

-¿Papa…?

-Yes?

-¿Puedo…ponerle un poco más de sal?

-Eh…claro, pero, estoy seguro de que le puse la misma cantidad de siempre...humm, a ver permíteme…

Canadá coge la cuchara y con ella un poco de sopa, acto seguido se la lleva a la boca mientras mantiene la vista fija en el plato y…eh…¿que era esto?, antes de hacer una demostración de malos modales se la traga pero…ohh…tal parece ser que había sido para peor.

-¿Pa-papa?...¿estás bien?...no luces muy b-

-Y-Yo, perdóname, *gulp*

En menos de un segundo el canadiense está de pie y corriendo hasta el baño, llega hasta el retrete y sin más deja ir todo lo que había comido hasta el momento, sus niños preocupados lo siguen hasta la habitación y entran en pánico cuando ven que su papa está igual de pálido que las cerámicas del cuarto de baño, el primero en acercarse es el chico, quién al notar que su progenitor está a punto de recibir otra arcada coge su cabello para que este no se llene de suciedad, Amy tan solo observa asustada desde el marco de la puerta.

-¿Pa-papa estás bien?

Canadá cuando cree que ya ha dejado salir todo, agradece a su hijo y se voltea para responder

-Oui…n-no hay de qué preocuparse, ya estoy bien

-Creo que deberías ir al doctor mommy

No, no era necesario…ya no servía de nada evitar el asunto, tendría que averiguar si sus sospechas eran ciertas tarde o temprano…y quizás ahora era cuando.

-No, no hay de que preocuparse, estaré bien

-Pero papa…

-Tranquila cariño…ya verás…como todo estará bien

El resto del día transcurrió sin complicaciones mas graves y llegada la noche los chicos se fueron a dormir, él hizo lo mismo, se puso su pijama y se acostó dentro de esa enorme cama que ahora le parecía demasiado vacía sin Estados Unidos allí a su lado.

And the days feel like years when I'm alone

And the bed where you lie

is made up on your side

Se voltea hacia el lado donde dormía su hermano, coge su almohada entre sus brazos y la abraza como si fuera él intentando consolarse a sí mismo, le necesitaba tanto ahora mismo ¡¿Por qué tenía que irse!?, ¿Es que de verdad no le importaba su familia? las lagrimas empiezan a salir de sus ojos y este las ahoga de inmediato contra la almohada en un intento porque nadie escuchara su miseria... ¿Qué haría ahora si sus sospechas eran ciertas? era tan injusto…demasiado injusto.

When you walk away

I count the steps that you take

Do you see how much I need you right now?

Esa noche, lloró pensando en Estados Unidos, lloró hasta que de sus ojos ya no salían más lagrimas y se quedo dormido mientras imaginaba que a su lado, abrazándolo se encontraba su hermano con esa brillante sonrisa de superhéroe y sus ojos de luciérnaga azul que brillan tanto en la noche como en el día, susurrándole que independiente del resultado de mañana todo estaría bien…ojalá así hubiese sido, ojalá él hubiese estado a su lado, pues esa mañana por la mañana...el resultado del test de embarazo había dado positivo…Canadá estaba embarazado otra vez.

Y las semanas se volvieron meses inevitablemente y en casa no llegaban más noticias de Alfred que las que la televisión transmitía…y Canadá ya no soporta verlas pues cada vez que lo hace debe tragarse sus lagrimas mientras imágenes de tiroteos y muerte pasan por sus ojos. Pareciera que en cualquier momento fuera a quebrarse y es que cada vez que la pequeña pregunta por Estados Unidos ni él mismo se puede tragar la mentira de que volverá pronto.

Durante las noches…acaricia su abdomen mirando a la luna mientras piensa en Alfred, sus ojos brillan por las lagrimas que contiene desde hace tiempo…brillan como las estrellas…estrellas que acompañan a la luna que Alfred a miles de kilómetros observa durante las noches en el campo de batalla…ignorando…que la angustia no es lo único que poco a poco está creciendo dentro de Canadá.


¡Y éste es el final del primer capítulo del fic, espero haya gustado y si es así, me harían muy feliz dejando un review o un ''Like'' (^u^)!

Espero no tenga demasiadas faltas ortográficas, lo he revisado pero creo que es bastante probable que haya alguna tomando en cuenta el tamaño de la historia, si encuentran alguna lo siento mucho, se me ha pasado x_x

¡Hasta la próxima!