La Gran guerra había acabado, por fin. Contra todo pronóstico Harry había conseguido salvar su vida, y al mundo mágico. Pero él se quedo con la sensación de no saber cómo continuar su vida. En los últimos años su única misión y propósito había sido derrotar al Señor Tenebroso, y después de lograrlo no sabía cómo seguir.

Decidió declarar en los juicios de Wizengamont a favor de Draco y Narcisa Malfoy aún teniendo en contra a una inmensa mayoría del mundo mágico, decidió que lo haría a fin de cuentas era el único que sabía toda la historia real de lo que pasó durante la guerra con ellos dos. Tras conseguir que quedaran absueltos y sin cargos, decidió tomarse unas largas y merecidas vacaciones. Necesitaba disfrutar y olvidarse de todo.

Harry viajó por todo el mundo. Había decidido que como ese primer año después de la guerra no podría asistir a Hogwarts (tenían que reconstruirlo) disfrutaría de un año sabático antes de terminar sus estudios.

Viajó solo. Ron y Hermione estaban consolidando su relación. Llevaban apenas 6 meses juntos cuando decidieron alquilar un piso. Lo cierto es que a Harry no le extraño. Para alguien que no les conociera, pensarían que estaba precipitándose, pero para él que era su mejor amigo sabia que habían vivido juntos las suficientes experiencias como para poder dar ese paso. Para él eran la pareja perfecta. Se complementaban estupendamente y estaban muy bien avenidos.

Ginny y él en cambio habían roto. Harry no se sentía preparado para iniciar una relación. Necesitaba tiempo para él. Los dos años anteriores habían sido un toma y daca de emociones que no había conseguido asimilar. Y en los escasos 3 meses que habían estado juntos tras la guerra, llegaron a la conclusión de que estaban mejor como amigos que como pareja. Ginny quería salir, pasarlo bien, cenar, bailar ir de copas. Pero eso significaba tener a la prensa todo el día detrás de él, y eso era algo que no aguantaba. En una de sus múltiples discusiones Harry le llegó a recriminar que parecía que disfrutaba con la fama adquirida de ser la novia de… (En ese momento temió por su vida). El mosqueo de la pelirroja fue monumental. Al día siguiente decidieron terminar como amigos.

Una semana más tarde Harry se iba de viaje. Visitó un montón de países. China, la India, Tailandia, Egipto, Rusia, Méjico… Decidió que terminaría su viaje en Barbados y que se perdería en sus paradisiacas playas. Decidido a aprovechar al máximo sus últimas semanas de viaje, esa noche se dispuso a salir de fiesta.

Fue a un Pub que le recomendaron en el hotel, se situó en la barra y pidió un whisky de fuego. Mientras bebía y disfrutaba del ambiente festivo, empezó a recordar su viaje. Fue de fiesta en Tailandia donde comenzó a darse cuenta de sus gustos sexuales. Una noche un joven rubio de ojos azules y risueños comenzó a bailar con él. Harry estaba un poco achispado después de tanto alcohol y lo recibió divertido. Después de unas cuantas canciones el joven se le acercó y le besó en los labios con una pasión inusitada, teniendo en cuenta que estaban en el centro de la pista de baile de un pub abarrotado. Harry se quedó muy sorprendido del ardiente fuego abrasador que prendió en sus entrañas ante el roce de sus lenguas. Nunca antes había sentido algo así. Ni siquiera con Ginny. Acabaron en el baño rozándose y besándose como locos, hasta que tras una masturbación mutua acabaron corriéndose los dos. Tras sobreponerse del shock inicial, decidió que no quería volver a tener relaciones con mujeres.

Dirigió su mirada a la pista de baile y vio a un grupo de chicos bailando. Uno de ellos era guapísimo. Moreno de piel tostada, musculoso. Llevaba una camiseta que se ajustaba a la perfección en sus torneados brazos, y unos vaqueros apretados que realzaba su exquisito culo. Una oleada de placer se extendió por su entrepierna al ver los contoneos del moreno. Imaginó como serian esos contoneos en la cama y la presión a la altura de la ingle aumentó. "¡Ya basta Harry!" se reprendió mentalmente "si alguien se da cuenta vas a pasar la vergüenza de tu vida". Se giró de nuevo para evitar seguir pensando lo que haría con el moreno, cuando sin querer chocó con alguien.

-Oh! Lo siento yo…

El joven rubio de su lado se giró con una mirada gris acerada…

-¿quieres tener más cuidado? ¡Maldito imbécil!

-¿Malfoy?

-¿Potter?- siseo el rubio. – ¡Genial! Has estado a punto de arruinar mi fabuloso traje…

Miro a Harry de arriba abajo de forma despectiva Deteniéndose en un bulto en los pantalones del otro. Harry quería que se lo tragara la tierra, y más cuando con una sonrisita de suficiencia Malfoy se le acerco al oído y le susurro:

-¿Te alegras de verme Potter?

Harry enrojeció hasta la raíz, al instante; para regocijo del rubio que se carcajeo en su cara.

-¿Asique lo de el GRAN Harry Potter va por ahí no?

-Vete a la mierda Malfoy, y más quisieras que fuese por ti. – bebió lo que le quedaba de la copa y se fue sin más. Se quedó pensando en la mala suerte que tenia por encontrarse con Malfoy en sus vacaciones, lo idiota que era y en la vergüenza que le había hecho pasar al darse cuenta de su erección.

Miró la hora y viendo lo pronto que era decidió ir a otro pub y seguir bebiendo y bailando sin parar, hasta acabar agotado y decidir marcharse al hotel a dormir.