Hola, es mi primer fic de Inuyasha, y pues a ver qué tal me va…
Por supuesto que los personajes no son míos…
A ella se le da magníficamente la medicina y el trato con los pacientes, él, lo lleva en la sangre. Entonces, ¿Por qué razón no podían estar juntos?
Siempre le intereso de sobremanera su carrera, y no quiero decir que ahora no le interese, pero ahora que ya ha concluido esa parte, se dio cuenta que necesitaba algo más. Lo malo es que ese "algo" tuviera nombre y apellido.
Kagome Higurashi, con 26 años de edad y una energía que contagiaba, empezaba su especialidad en pediatría. Recién tenía un año de haber adquirido su título, y ya se había colocado en un hospital de renombre, ganándose fama rápidamente: por su amabilidad, por su empatía con los pacientes, la confianza que tenía en sí misma, y por supuesto, ella sabe lo que hace, no por nada se había matado 6 años en la universidad. Por eso, ella necesitaba apurarse, no es que no le gustara la medicina general, pero los niños eran su pasión. Pero mientras, trabajaba en el Hospital Shikon; de los hospitales particulares, era el más reconocido en toda la ciudad.
Aunque tal vez debiera dar un agradecimiento a su mejor amigo: Inuyasha Taisho, quien le ayudo a entrar a ese hospital solo como servicio social, el hecho de que la contrataran corrió por su cuenta.
Inuyasha – quien también tenía sus 26 años bien vividos, en palabra de él - no estudio medicina, se fue por algo un poco más simple según el mismo Inuyasha: administración de empresas. Él hacia enojar a Kagome porque su carrera era más corta, por lo tanto Inuyasha ya llevaba 3 años trabajando y eso sacaba de quicio a Kagome, ella detestaba que Inuyasha la tratara como a la pequeña que recién entra al mundo real, pero bueno, Inu –como le decía Kagome- era el responsable de toda la administración del hospital, en la parte financiera cabe mencionar. La administración médica la llevaba su padre, Inu Taisho, quien era el director de todo el hospital y dueño por cierto.
Ya llevaba alrededor de unos tres años en ese hospital, pero solo uno trabajando, por lo que aun después de un año seguía disfrutando del esplendor de su consultorio, como en este momento que estaba cómodamente sentada en la silla reclinable detrás del escritorio. ¡Oh! Qué bien se sentía en ese lugar, pidió permiso medio año atrás, para decorarlo a su manera, y así lo hizo, el consultorio tenía un perfecto equilibrio entre comodidad y apariencia, porque claro, tampoco quería que pareciera su habitación. Ella quería algo que dijera "soy la mejor doctora de este hospital", pero también quería que no se viera frio y monótono, sino que también tuviera ciertos reflejos de su personalidad. Y el resultado era lo que tenía bajo la mirada. Lo contemplo nuevaente como casi diario hacia y comenzó a sumergirse en alguno de sus sueños que le faltaba cumplir, cuando tocaron la puerta.
Adelante – dijo Kagome en voz alta. No hacía falta siquiera preguntar quién era. Ella ya lo sabía. Y se dibujó una sonrisa en su rostro nada más imaginar que cosas nuevas le traerían el día de hoy.
Kagome – gritaron las dos chicas que habían entrado. Ambas de cabello castaño, solo una poco más oscuro que la otra. Venían con una sonrisa de oreja a oreja, entonces Kagome pensó, que ellas habrían hecho algo.
¿Qué hicieron mujeres?- pregunto Kagome a Sango y Kikyo, mirándolas de manera intimidante. Bueno, lo hacia lo mejor que podía.
Estás soltaron la carcajada al ver el intento de su amiga de querer parecer amenazante. Kagome se resignó.
Ya chicas, ya. Díganme, ¿qué locura cometieron el día de hoy?
Primero – contesto Kikyo emocionada – Volvimos a sonrojar a InuYasha – Kagome suspiro, pobre de su amigo, a pesar de que no era introvertido ni nada por el estilo, Kikyo lo ponía nervioso – Fue divertidísimo Kagome, deberías de venir la próxima vez que decidamos molestarlo – Kikyo soltó una risita junto con Sango, y Kagome levanto una ceja incrédula.
¿La próxima vez? ¡Kikyo! Diario hacen eso, a todas horas. Dejen en paz a InuYasha.
Que aguafiestas eres – hablo Sango, frunciendo un poco el ceño.
Vale vale, hagan lo que quieran entonces pero si un día les llegan con una orden de restricción, no estén llorando.
Ya Kagome, eres muy exagerada – comento de nuevo Sango con un modo totalmente despreocupado recargándose completamente en la sillas en las que los pacientes tomaban su lugar, al otro lado del escritorio – Mejor te contamos lo otro – al mencionar la palabra "otro" bajo la voz para darle un toque de misterio.
¡Ay No! – su expresión de Kagome se contrajo en una mueca de espanto, no quería ni saber lo que habían hecho esas dos mujeres locas que tenía por amigas, ya conocía esas caras, y esas caras, no dan buenos presentimientos - ¿Qué hicieron? - termino de preguntar poniendo sus manos en sus mejillas esperando la bomba.
Sango y Kikyo se miraron y contaron hasta tres en voz alta:
Uno…
Dos…
Tres…
¡Te arreglamos una cita con ya-sabes-quien! – gritaron al mismo tiempo
Y en ese instante el mundo entero se le vino encima
Eso es todo, algo corto…
Uhm…
Ahora solo quisiera saber, si les gustaría que lo continuara…
Es importante saber, así que les agradecería muchisisisimo un rr, basta con un SI o un NO..
Bueno, por el momento es todo…. Cuídense mucho…
Alezti…
