Cuando era un joven de 15 años con sueños en su mente para su país se dirigió hacia quien le habían dicho que era el mejor alquimista, con un conocimiento que superaba cualquier expectativa; el fuego, pero no sabía que ese fuego llegaría a quemarlo desde su punto ciego. Un punto ciego que jamás creyó tener…hasta que la conoció a ella. Esa niña de 12 años; en ese pórtico descuidado con la lluvia como testigo, sus grandes y expresivos ojos color ámbar que lo hipnotizaron en el mismo momento que se encontraron con sus orbes ónix, había algo en esa chica que le capturo desde ese instante, no fue su obvia belleza era algo más profundo, algo que desordeno su paradigma con respecto a las mujeres, una calidez desde el interior de su pecho comenzó a crecer….un fuego hasta hoy creía tener bajo control. Claro y obvio, él era El Gran Alquimista de la Llama capaz de controlar las flamas….pero menos esta. Desde que fue recibido por su maestro comenzó un arduo entrenamiento de las bases de la alquimia, no fue tan difícil para él ya que tenía nociones básicas, horas y horas leyendo y resolviendo ecuaciones que el maestro Hawkeye le deba como deberes…siempre inmerso en sus estudios, totalmente abstraído del mundo pero siempre alguien conseguía sacarlo de los libros, una mano pálida y fina perteneciente a una niña que depositaba un plato con un bocadillo y un vaso de leche, siempre la seguía con su mirada hasta la puerta para murmurar un suave -"gracias"- cosa de que solo ella pudiera escucharlo y recibir una suave sonrisa de parte de ella… en esos momentos eran cuando los iris de color ámbar cobraban algo de brillo iluminando la habitación para luego desaparecer tras la puerta de madera….con ese simple contacto visual le daba ánimos para seguir con sus estudios.
En el momento de su partida, con solo 17 años, le había dicho solamente a ella, de 14 años, que se uniría a los militares debido al ya conocido odio que profesaba su maestro hacía estos. No pudo evitar sentir que algo se contraía en el interior de su corazón al momento de contarle sobre su decisión, como si algo se quebrara, pero no dijo nada, no quería verla triste. Aquellas esferas ámbar, a las cuales estaba tan habituado en tan poco tiempo de estancia en ese hogar; aquel hogar que se estaba cayéndose a pedazos al parecer desde antes de que llegara. Con el tiempo, 2 años estudiando con su maestro, había aprendido mucho de esa, ahora, joven silenciosa que solía aparecer en los momentos indicados con algo de comer; siempre desayunaba, almorzaban y cenaban juntos ya que su maestro nunca se movía de su estudio. Conversaban de cosas triviales, de hecho más bien él era quien parloteaba con la boca media llena de comida, para contarle de sus logros de trasmutaciones simples y ella siempre le respondía con esa suave sonrisa y alguna que otra palabra…. A pesar de sus monólogos eran los momentos más agradables del día, compartir con alguien durante las comidas; los días de fiestas eran simple, solo ellos dos en esa pequeña casa que por alguna razón ahora se sentía como un hogar. Pero ahora debía partir dejándola atrás; -"espérame afuera mientras hablo con el maestro"- le dijo mientras la carreta esperaba afuera de la casa y volver al interior de la casa; terminó por discutir con su maestro al enterarse que se uniría a los militares, -"largo de aquí perro de los militares"- fueron las últimas palabras que escucho de él. Al salir y enfrentar sus hermosos ámbar, que ahora creía que eran más hermosos que antes, tenían un brillo que solo hasta el momento de su despedida pudo notar, ahí estaba otra vez esa calidez que nació en el momento de conocerla pero tenía un matiz diferente que no podía distinguir; él sabía que era importante y especial, le prometió antes de partir que volvería, como fuera pero volvería, mientras le besaba la mejilla como despedida provocando por primera vez en los 2 años que la conocía una reacción inesperada; sus mejillas estaban rosada, sus ojos cristalizado y sus labios levente abiertos ….. En su pecho, algo exploto, algo totalmente desconocido que le decía -"quédate…..quédate por ella"- pero su sueño era más grande, su ambición era más grande, ser Alquimista Estatal.
Desde que nos conocimos
