Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Kurumada-sama solo los tomo prestado para la realización de este fic sin ánimo de lucro con el único fin de entretener, de fans para fans.

Advertencia: Este fic contiene escenas violentas (gore) que pueden herir la sensibilidad del lector y escenas con sexo explícito, lean bajo su responsabilidad.

Actualizaciones:Martes.

Subo este fic también en Wattapp con el nick: BecaLilith y en con el nick: Lilith Bathory.

Prólogo:

Una noche de luna llena, una noche como cualquier otra, aunque no es así, hay un ambiente extraño, el aire es frío como si trajera un aura de muerte, no se oye nada ni quiera el movimiento de las hojas de los árboles, todo esta en un silencio sepulcral que agobia y que hace que sientas miedo, a pesar de no saber del todo el motivo, pero lo tienes, algo te dice que no estaba, que algo falla.

Una noche de luna llena, las estrellas brillan, pero su brillo no es puro y limpio como siempre, tienen otro matiz, un matiz oscuro, lleno de maldad, ¿Una señal? Es posible, mas también puede ser producto de tu imaginación y en realidad no pasa nada, después de todo la mente tiende a divagar en la profundidad de la noche, sacando a luz miedos que no sabían que tenían y viejos temores que creían olvidados, pero siguen ahí, en el fondo de tu alma esperando para salir en cualquier momento, cuando estés más desprevenido, esos viejos miedos saltarán sobre tu yugular llenando tu corazón del miedo de antaño, casi volverás a la época de tu infancia, cuando la oscuridad te aterraba más que ninguna otra cosa.

Una noche de luna llena, miras la plateada luna, ¿plateada? No, su brillo también es diferente, tiene un sutil tono rojo, a penas es visible pero si te fijas está ahí presente, dándole a la hermosa luna un brillo tétrico que provoca escalofríos hasta al más valiente. Una vez más piensas que es cosa de tu imaginación, que en realidad tiene su brillo habitual pero en el fondo sabes que no es así, intentas acallar ese instinto de que algo va terriblemente mal, que va a contecer algo terrible, sabes que es así pero te esfuerzas por creer lo contrario.

Una noche de luna llena, el viento mueve tus cabellos mientras intentas escuchar algún sonido, sin embargo, todo esta envuelto en un silencio sepulcral que hiela la sangre, ni siquiera el viento entre las hojas es capaz de romper el silencio reinante. Te sientes pequeño, como si no estuvieras rodeado de mil enemigos que no puedes ver, tu corazón late con fuerza contra tu pecho, casi hace te duela, tus manos empiezan a temblar pero aprietas los puños para controlar los temblores, tu expresión se vuelve seria, casi neutral, pero en tus ojos se puede leer el miedo y la impotencia que sientes.

Una noche de luna llena, oyes un crujido a tu espalda, tu cuerpo se tensa y no te mueves. No porque no quieras sino porque no puedes, tu cuerpo no te obedece, quieres salir corriendo, alejarte de allí, pero ninguno de tus músculos se mueva, la frustración se une al miedo y a la impotencia. Vuelves a escuchar ese crujido, tus pulsaciones se aceleran y tus pupilas se dilatan sientes la adrenalina correr por tus venas, intentas obligar a tus músculos a moverse, pero siguen sin obedecerte.

Una noche luna llena, algo se te acerca por la espalda y volteas. Todo el miedo desaparece como si nunca hubiera estado, como si solo hubiera sido una ilusión de tu mente. Ves a una joven de largos cabellos rubios, sus ojos de color violeta están asustados y bajo ellos están unas profundas ojeras, su piel está blanca como la nieve y su aspecto es tan frágil y demacrado que quieres cogerla en tus brazos y llevarla a un lugar seguro, pero sabes que a ese misteriosa mujer le queda poco en el mundo de los vivos. Algo en sus brazos se mueve y capta tu atención, la mujer te mira con desesperación mientras te tiende el pequeño bulto que lleva en brazos. Los tomas sin dudarlo mirando al pequeño ser de piel blanca y pelo azabache, te parece frágil, demasiado frágil e indefenso para un mundo que esta en constantes conflictos. La mujer sonríe con agradecimiento y deja que las pocas fuerzas que la quedan la abandones cayendo al suelo de rodillas, sabe que el pequeño bebé esta a salvo.

Una noche de luna llena, un bebé llora por la madre que nunca conocerá mientras un caballero de dorada armadura cava una tumba para la mujer cuyo nombre nunca conoció. El caballero de dorada armadura vuelve a tomar al pequeño bebé entre sus brazos, arropándolo con aquella vieja manta, el pequeño deja de llorar cuando nota calor de un cuerpo humano, aunque no conoce ese calor, no es el mismo que antes sentía, ni los latidos que antes escuchaba.

Una noche de luna llena, un caballero de dorada armadura emprende de nuevo el camino de regreso, aún con un mal presentimiento, como si fuera a acontecer algo terrible y la muerte de aquella mujer solo fuera un aviso de lo que estaba por venir. Miras al bebé de nuevo, ¿en qué piensas, caballero de dorada armadura? Por un momento piensas que es ese pequeño bebé el causante del mal que se avecina, pero ¿qué vas a hacer? ¿Abandonarlo en mitad del bosque y que sea alimento de las bestias? No puedes, tu honor te lo impide. Miras una vez más al bebé, el pequeño abre sus ojos color violeta y sonríe con una dulzura y una inocencia propia de un niño que no sabe que es el mal, sus ojos son los mismo ojos que lo del aquella mujer. Esbozas una leve sonrisa. No, aquel pequeño no puede ser el causante del mal que sientes que está por venir o al menos en eso te convences mientras pones rumbo a tu hogar.

Una noche de luna llena, un bebé duerme en brazos de un caballero de dorada armadura, hacia pocos días había llevado a otro joven allí y, ahora, llevaba aquel bebé indefenso aún sin nombre.

Una noche de luna llena, una noche que podría haber sido como cualquier otra, pero que no fue así, fue una noche peculiar, una noche donde el destino volvió a hacer uno de sus caprichosas jugadas, esperando con maligna satisfacción un final, aún no se sabía si era trágico o no, solo el pasar del tiempo lo diría mientras el destino seguía moviendo sus hilos invisibles.

Todo ello en una noche de luna llena.