Capítulo 1. Cambio de planes

- ¿Qué me intentas decir con eso Heriberto?

- Abraxas- interrumpió la mujer de gesto severo que se encontraba a la derecha del susodicho Heriberto.- Creo que está muy claro. Lo que mi marido intenta decir es que no puede haber boda porque no hay novia.- Se hizo un incómodo silencio en la sala.

Las cuatro personas que estaban allí se miraron sin saber qué decir. La mujer que acababa de hablar, Elladora, miró orgullosamente a la otra pareja, fijando sus ojos grises oscuros, casi negros, en ellos. Después colocó suavemente las manos en su regazo, alisando en el movimiento unas leves arrugas que se habían hecho en su impecable vestido. Era una mujer de gesto adusto y noble porte. Tenía el pelo negro como ala de cuervo y unas pequeñas y finas hebras grises surcaban delicadamente sus sienes hasta el apretado moño que se encontraba en la parte occipital de la cabeza.

Su marido Heriberto, al lado, no podía ser más diferente a ella. Era un hombre muy atractivo. Muy alto y musculoso. Tenía el pelo rubio y los ojos de un precioso azul claro. Tenía un noble porte y al igual que ella vestía de forma lujosa. Pero su rostro no era duro, normalmente era jovial y despreocupado, pero se encontraba en una tensa situación que había tensado sus facciones convirtiendo su rostro en triste, más bien apenado, y bajaba la cabeza ante la otra pareja.

El tercero de los ocupantes, Abraxas, era un hombre alto, de ojos grises y fríos, pelo platinado que caía elegantemente sobre su masculino rostro y tenía un poblado bigote del mismo color que su pelo. Se denotaba seguridad en su manera de moverse y miraba a la mujer directamente a los ojos. Parecía ser de la misma clase social alta que la otra pareja, y colocaba su mano en el hombro de la mujer que se sentaba a su izquierda.

Una hermosa mujer. Agnes tenía el pelo rubio, semejante al hombre que se encontraba en frente de ella. Ojos de color verde picante y el pelo recogido con varios bucles elegantes. Su vestido femenino, a diferencia del de la otra dama que se apreciaba lujoso pero austero, era muy barroco, con muchos lazos, volantes, puntillas y detalles. Llevaba una flor fresca en el pelo y parecía una de esas mujeres florero que se casan con ricos herederos para tener hijos con ellos y gozar de su posición… Nada más lejos de la realidad. Esa mujer era inteligente además de bella.

- Eso no es posible Elladora- contestó finalmente el hombre de platinos cabellos dirigiéndose a la mujer- Teníamos un trato. Un contrato familiar. No se puede anular todo.

- ¡Yo no tengo la culpa de que mi hija se haya fugado de casa con un Sangre Sucia!- exclamó Heriberto perdiendo los papeles.

- Tal vez sí- dijo hablando por primera vez la otra mujer- La educación de las mujeres es algo de lo que se deben ocupar especialmente los padres. Yo nunca fui a un colegio mixto y jamás hubiese permitido que mi hija hubiese ido a uno. Y si en esta época no quedan instituciones decentes lo mejor hubiese sido haberla educado en casa.

- Querida- dijo su marido mirándola- No creo que tenga que ser así. Los tiempos cambien y ahora las chicas necesitan más libertades. Tú mejor que nadie conoces lo inteligentes y valiosas que sois…

- Es más- dijo la otra mujer- A nuestra hija mediana, Bellatrix, Le espera un brillante futuro tras el matrimonio que la concertamos con Rodulphus Lestrange. Está encantada…

- Una muchacha bien educada- admitió la otra mujer

- Pero esa niña… Ese demonio de Andrómeda. Tan solo tiene veintiún años… Siempre ha sido un torbellino. No es solo que se halla fugado con ese individuo… ¡Ella está embarazada!- exclamó fuera de sí. El otro matrimonio abrió los ojos sorprendidos por la noticia y acto seguido un gesto de asco apareció en su rostro.- ¿Entendéis ahora porqué no hay forma de llevar a cabo esa boda? No hay nada que hacer… Hay que anular el contrato familiar. Lamentamos lo ocurrido de corazón…

- Espere- dijo la mujer a pesar del gesto de abatimiento de su marido- Ha dicho que Bellatrix es su hija mediana…

- Sí- dijo la mujer- Tiene diecisiete años. Ha acabado el curso pasado sus estudios primarios y queremos que su boda no se retrase mucho… Como muy tarde cuando cumpla los diecinueve, a mi me parece tarde pero no se qué dirá ella…

- Si- dijo la otra mujer sin escuchar.- Pero no es eso lo que me interesa.- aclaró yendo al grano- Si Bellatrix es su hija mediana¿Significa eso que hay una hija pequeña¿Otra chica?

- ¡Claro!- dijo el hombre hablando de nuevo- La pequeña Cissy… Narcisa es su nombre.- La mujer rubia pronunció su sonrisa.

- ¿Qué?-dijo sin entender su marido.

- ¡Oh!- dijo Elladora- Ya entiendo… Narcisa…

- ¿Qué?- dijo su marido- Es no puede ser Cissy… Ella es muy pequeña- protestó tras comprender lo que proponía la mujer rubia.

- Vamos Heriberto, tiene dieciséis años no es una niña. Dentro de apenas dos meses será mayor de edad. La misma Bella se prometió a los quince y no pusiste ninguna pega entonces- El hombre siguió con el ceño fruncido y el gesto preocupado.

- Entiendo sus titubeos Heriberto… Es su hija pequeña. Pero píenselo bien. Es una buena solución para todos- concluyó la rubia con voz autoritaria.- Sería el mismo muchacho, solo cambiaria la esposa. El primogénito… No se si tu hija pequeña aspira a tanto…

- Mi hija pequeña puede aspirar a mucho más- murmuró el hombre para sí- Lo pensaremos.

- Me parece una buena idea- dijo de nuevo la mujer rubia.

- Agnes querida- dijo la otra mujer- Tus ideas siempre son buenas.

- Bueno Heriberto. No hay que darlo todo por perdido. Perece que aún queda una oportunidad de realizar la unión Malfoy-Black- dijo Abraxas tendiendo la mano al otro hombre.

- Así es- murmuró sombrío el hombre- Así es


- ¿Se puede?

- ¡Cissy¿Se puede saber que haces aquí?

- Hermanita, tenía que venir a verte… Andri¿Seguro que estás bien?- dijo la jovencita sentándose junto a la otra chica.

- Sí… Estoy muy feliz. Ya noto al bebé crecer dentro de mí- tocó su barriga y de repente su rostro se iluminó y exclamó jubilosa- ¡Se está moviendo! Rápido pon tu mano aquí- Sujetó la mano de su hermana y se la llevó hasta la barriga. Al principio la otra chica no alteró la expresión de su cara. Pero luego varió de sorpresa a alegría.

- ¡Lo noto! Es increíble.

- Lo sé.- retiró la mano de su barriga y su hermana hizo lo propio.

Narcisa miró a su hermana fijamente. Estaba muy guapa. Ya no vestía esa ropa lujos que su madre les obligaba a vestir para que se notase su clase social. Se había cortado su precioso cabello rubio y ahora lo tenía teñido de un precioso color caoba. Tenía los ojos brillantes, como si tuviese una alegría interna que la iluminaba lo suficiente para alumbrar al resto de la gente. El piso en el que vivía no era muy grande Apenas tenía lo indispensable para vivir, tres habitaciones, una de ellas muy pequeña y un solo baño, una cocina y nada de muebles de roble. Todo estaba decorado al estilo muggle moderno, plásticos, metal… Nada que tuviese mucho valor. Su ropa no parecía cara y era tan muggle, que resultaba hasta vulgar. Pero a pesar de todo ello, ella parecía mucho más feliz que en la mansión en la que vivían las tres. Sus preciosos ojos azul claro, que al igual que los suyos propios había heredado de su padre, parecían mucho más vivos de lo que estaban los de la joven Narcisa. Andrómeda acarició de nuevo su barriga que no se preocupaba por ocultar, de echo llevaba una camiseta que ya usaba antes de estar embarazada con lo que se evidenciaba que una nueva vida se gestaba debajo de su ropa.

- ¿Qué te pasa?

- Nada- mintió la joven- papá y mamá han ido ha hablar hoy con los Malfoy… Me lo han dicho esta mañana.

- Vale- dijo la otra un poco molesta

- No quieres hablar del tema¿Verdad? Está bien…- miró la casa otra vez y dijo- ¿Dónde está Ted?

- En el hospital… Hoy tiene guardia. Estoy solita toda la noche¿Te quedas a cenar?

- No, hoy Trixy estará en casa. No cena fuera porque dice que quiere disfrutar de mi compañía antes de que me vaya.

- ¿Te vas a Hogwarts dentro de dos días?

- Sí… Ya solo quedan dos días. Tengo muchas ganas de volver. Aunque él se haya ido.

- ¿Se te ha ido el amorcito hermanita?- dijo la embarazada con sorna- Supongo que Bella no sabe nada de esa relación¿Verdad? Supongo que le hubiese dado un ataque.

- Pues hombre me ha costado mucho ocultárselo. Y más teniendo en cuenta que él es de su grupo de amigos. Tampoco es muy importante… No es una verdadera relación. Ni siquiera estoy enamorada de él.

- ¿Ah no?- dijo sorprendida su hermana- ¿Cómo es eso? Pensaba que a tu edad todas las chicas sentían que si les gustaba un chico estaban enamoradas… Pero tú no eres como las demás claro está.

- No. Yo se de sobra que no estaba enamorada. Tú estás enamorada. Yo solo salía con un chico con el que pasar el rato. Simpático, agradable… Andri no me mires así, conmigo lo era. Pero lo que importa es que ni siquiera le he echado de menos este verano. Eso significa algo¿no?

- ¿Te has acostado con él?- preguntó bruscamente su hermana

- ¡Andrómeda!- protestó la otra chica

- Respóndeme Cissa.

- ¡Claro que no! Aún soy una dama, cuando deje de serlo habrá sido por amor, no lo dudes

- Vale. Me creo lo de que no estás enamorada de él y que lo sabes. Por una parte me quitas un peso de encima… Ese chico nunca me ha gustado mucho… Déjame adivinar, cuando llegó el momento te diste cuenta de que no estabas enamorada de él y le dijiste que no estabas preparada.

- Exacto

- Chica lista, y valiente. Normalmente las mujeres que se dan cuenta de eso en ese momento no se atreven a decirlo. Pero eres hermana mía… Debí suponerlo, aunque también eres hermana de Bella… Siempre me quedó la duda de si te parecías más a ella.

- No es tan mala

- Es peor… Pero bueno, no la culpo, se parece tanto a mamá que nuestra querida progenitora la ve como su sucesora. Tampoco ha perdido la esperanza contigo hermanita. Yo que tu me andaba con ojo.

- Lo haré.

- Es mejor que te vayas. Gracias por tu visita, pero si no vuelves a casa Bella se presentará aquí a despotricar contra mi casa, mi bebé y mi marido… Otra vez- dijo con voz cansada.

- Te veo…

- No se cuando me verás.

- Mándame una lechuza a la semana. No solo para ver la evolución del bebé, también para saber como estás. Y podrías venir un día de compra a Hogsmeade conmigo…

- Lo intentaré. Lo de las cartas lo haré. Tengo mucho tiempo libre con eso de no trabajar.

- ¿Te han despedido?

- No, pero dicen que no puedo seguir trabajando como antes si tengo un bombo enorme.- Narcisa se rió y besó dulcemente a su hermana- Cuídate- dijo Andrómeda a modo de despedida.

- Te quiero- replicó ella

- Ten cuidado con Bella y mamá. Hazme caso.

- Tengo a papá.

- No se si te servirá de mucho papá. Aunque seas su ojito derecho


- ¿Dónde estabas?- preguntó a Narcisa una mujer de cabello negro y ojos del mismo color en cuanto entró en casa

- Dando un paseo- respondió tranquilamente la rubia.

- ¡Vístete! Yo ya estoy preparada. Vamos a cenar en seguida.

- Estoy vestida.

- Digo decentemente. Date prisa- dijo la chica empujando a la otra escaleras arriba.

- ¿Qué pasa?

- Mamá y papá ya han llegado.

- ¿Qué?

- Lo que oyes – Dijo mientras la metía en una habitación en la que solo había armarios y dos sillones- Dicen que tiene noticias muy importantes. Quieren que estemos presentes las dos… Me pregunto de qué se tratará- comentó pensativa la otra chica- Ponte esto.- le ordenó a su hermana tendiéndole un corsé. La rubia hizo caso y se giró intrigada mientras su hermana se lo colocaba.

- ¿Parecían enfadados?- inquirió otra vez.

- No lo se Cissa…- dijo la morena mientras tiraba de las cuerdas del corsé con fuerza.

- ¡Auch! Me has hecho daño

- Deja de quejarte Cissa.

- Trixy, se supone que tengo que respirar.

- Mira, las cosas van así. Tienes que respirar y lo vas a hacer a pesar del corsé. Ponte este vestido.

- No- dijo la otra observando el vestido que la ofrecía- Odio el amarillo, y el violeta- añadió al ver el otro vestido que la morena le tendía.

- No se porqué. Mira, este es bonito.

- Es rosa…

- ¿Qué quieres Cissy? No se qué estás buscando la verdad. Me afano en buscarte un vestido.

- Pero es lo que te gusta a ti Trix, me pondré este vestido.- dijo la rubia mientras cogía un vestido cercano

- Eso es rojo. A mamá no le va a gustar.

- Pues uno azul y punto. No me digas si le gusta a mamá o no porque me lo compró ella.

- Como todo lo demás.

- Lo demás me los ha comprado papá.

- Me da igual Cis. Póntelo y baja en cuanto estás lista.


- Buenas noches madre. Buenas noches padre. Siento el retraso… Me entretuve con mis amigos.

- Siéntate Lucius.

- ¿Qué pasa padre?

- Es sobre el asunto de tu boda…

- ¿Qué pasa ahora? Ya sabéis que no hay chica… Pues zanjado, no hay boda. Fin de la conversación.

- Lucius. ¿Quieres escuchar a tu padre?- interrumpió la mujer mirando con severidad a su hijo.

- Lo siento madre.

- El caso es que sí hay "chica"

- ¿Qué¡Yo no voy a cuidar de una mujer que se ha fugado con un Sangre Sucia!- exclamó furioso el chico. Su madre se levantó y le dio una bofetada.

- ¡Te he dicho que escuches a tu padre Lucius!- exclamó furiosa- ¿Tan difícil de entender es?- el chico bajó la cabeza.

- Bueno hijo… Lo que te intentaba decir es que hemos encontrado otra prometida.

- ¿Quién?- preguntó él.

- La hermana pequeña de la susodicha. Narcisa

- ¿Pequeña?

- Cumple diecisiete años dentro de dos meses.-aclaró su padre- Sólo os lleváis cinco años.

- ¿Sólo?

- Tu padre y yo nos llevamos siete años- dijo la mujer- Además las mujeres maduran antes que los hombres ¿Alguna duda más?

- ¿Cuándo?

- ¿Cuándo qué?

- ¿Cuándo me caso?

- Pues aún no lo sabemos. Ella acabará Hogwarts, tú te encargarás de las empresas de tu padre y luego ya se verá.

- El año que viene probablemente- dijo el chico.

- No he dicho eso Lucius- dijo con severidad la madre- Pero es posible¿Algo más?

- ¿Cómo es ella?

- No lo sabremos

- ¿Qué?

- No la conocemos Lucius. Que te quede bien claro que esto es un matrimonio concertado.

- Me queda claro, pero no me quiero casar con ningún monstruo- aclaró el rubio.

- Ninguna mujer es un monstruo Lucius- dijo su madre fríamente- Pero las hijas de Elladora y Heriberto Black no pueden ser feas. Está en sus genes. No te preocupes por esas frivolidades.

- Es lo único de lo que me puedo preocupar ¿No?- contestó enfadado el chico- Así que finalmente hay boda…

- Es tu deber casarte y perpetuar el apellido Malfoy- dijo su padre- Ahora disfrutemos de una cena tranquila


- ¿Qué llevas puesto Narcisa?

- Buenas noches mama- Respondido la joven que acababa de entrar en la habitación- Es el vestido que me comprase hace dos meses.

- Yo no lo recuerdo- la otra joven sentada junto a su madre miró con superioridad a su hermana y movió los labios sin hacer ruido formando la frase "Te lo advertí"

- ¿No te gusta?- dijo Narcisa sin hacer caso a la chica. Dio una vuelta sobre si misma y sonrió a su padre.

- A mi me parece muy bonito- dijo el hombre sonriendo- Y estoy seguro de que yo no se lo he comprado, debes haber sido tú.- Aquella frase apaciguó a la mujer y finalmente esbozó una especie de sonrisa.

- Estas bien… - Admitió la mujer de severas facciones. La rubia miró triunfalmente a su hermana- Ahora es mejor que tomes asiento, tu padre y yo tenemos una noticia que darte- Narcisa buscó a su padre con la mirada, pero el hombre miraba a la mesa sin atreverse a mirar a su hija. Aquello estaba comenzando a asustarla.

- ¿De que se trata madre?- preguntó Bellatrix con voz de circunstancias. La mujer la fulminó con la mirada.

- ¿Qué pasa mama?- dijo dulcemente Narcisa.

- Hemos llegado a un acuerdo con los Malfoy. Al final si que va a haber matrimonio.

- ¿Qué… Que implica ese acuerdo?- dijo Narcisa temiendo lo peor

- Narcisa, hemos acordado que tú te casarás con Lucius Malfoy – Era para pensar lo peor.

- ¿Yo?- dijo sorprendida la chica- Pero si ni siquiera soy mayor de edad. No puedo casarme no he acabado el colegio… - Comenzó a decir la benjamina de la familia

- No queremos que dejes el colegio Cissa- dijo su padre hablando por fin- Te casarías después.

- Pero…- protestó la chica- Yo no puedo casarme con el. Para empezar es mayor que yo.

- Cinco años, querida.-matizó su madre- Tu padre y yo nos llevamos seis, al igual que los Malfoy.

- Ni siquiera le conozco… - Objetó desesperada

- Yo tampoco conocía a tu padre. – Contestó Elladora igual de fría de cómo había empezado la conversación

- Pero…Pero… Yo no estoy enamorada. – Dijo finalmente casi como un quejido a la desesperada

-Aprenderás a respetarle- dijo su madre sin ni tan siquiera inmutarse

- ¡Papa!- imploró intentando utilizar la debilidad que su padre tenía con ella- Yo no quiero casarme… Y menos con un hombre al que no amo.

- Mi niña…- dijo el padre- Con todo el dolor de mi corazón tienes que casarte…

- ¡Oh!- sollozó finalmente mientras salía de la habitación corriendo.

- Elladora, ni se te ocurra ir detrás de ella. Bastante mal lo estará pasando sin necesidad de tus reproches. He cedido en esto, pero te prometo que si mi niña es infeliz la sacare de la casa de ese… Malfoy aunque con ello me enfrente a toda la sociedad mágica.- dijo el hombre agarrando a su mujer del brazo- Es mi última palabra. – Elladora por primera vez en su vida cedió y se sentó junto a su marido para cenar.


- Cissy... Se que estas ahí dentro. Vamos, no puedes estar todo el día encerrada en tu cuarto.

- ¿Quién me lo va a impedir?- dijo finalmente la voz de Narcisa desde el otro lado de la puerta.

- ¿No vas a salir nunca?

- Mañana saldré. – Dijo la chica- El tiempo justo para coger el autobús y llegar al Andén 9 y ¾.

- Papá está preocupado

- Pues que no me hubiese prometido con un hombre al que no conozco

- Creo que esta noche vienen los Malfoy a cenar.

- Bien por ellos.

- ¿No piensas salir?

- Claro que no

- Cis, es tu oportunidad para conocer a tu futuro marido- Se escucharon sollozos desde el interior- Interpreto eso como…

- ¡No iré!

- Vamos Cissy…

- Trix, he dicho que no. Y no me vais a obligar. Ni mamá, ni papá, ni tú, ni nadie.

- Te vas a casar con él, te guste o no.

- ¡Ya lo sé! Pero también te digo que hoy no voy a conocer a ese… A él. Inventa algo para cubrir mi ausencia

- ¿Qué digo?

- Lo que quieras. Improvisa…Eres una buena Slytherin Trix… Seguro que sales de esa.

- No puedes hacer esto…

- Me casaré con él. Pero necesito asimilar todo esto… Al menos tengo un largo año por delante.

- Si necesitas hablar de lo que sea…

- Trix, nunca fuiste una hermana comprensiva, no te pega ese papel. Andrómeda se ocupaba de eso.

- Y yo no puedo ocupar ese puesto¿Verdad?- contestó enfadada la morena mientras daba un puñetazo a la puerta- Yo también me caso por compromiso. No voy a fugarme con ningún muggle como ha hecho ella. ¿Soy por eso peor¿Solo porque hago lo que mis padres esperan de mí¿Solo porque soy una buena hija y no una rebelde?

- No es eso Trix…

- ¿Qué es? Yo soy la que mejor te puedo comprender Cissy, que se te meta eso en la cabeza.

- No. A ti Lestrange te gusta, tienes que reconocerlo. Te gusta estar prometida con él… Tenéis ideas muy parecidas y siempre habéis sido del mismo grupo de amigos… Yo a ese no le conozco

- Puedes cambiarlo esta noche

- Puedo… Pero no me siento con fuerzas. Por favor inventa algo y excúsame delante de esa gente…

- Está bien.


- Buenas noches.

- Buenas noches señor Malfoy. Sus padres y los señores Black ya le esperan dentro de la casa¿Le acompaño?

- Prefiero fumar un cigarro aquí fuera antes de enfrentarme a ellos. Dígales que entraré dentro de un rato.

- Como usted diga. ¿Le importa quedarse aquí fuera solo?- preguntó el mayordomo- La verdad es que todos los criados y elfos tenemos algo que hacer dentro de la casa.

- No me importa. ¿Está toda la familia dentro?

- No. Creo que Cissa… -dijo el anciano antes de rectificar-Quiero decir la señorita Narcisa no está, se encuentra… indispuesta y no les podrá acompañar esta noche.

- ¿Qué?- dijo enfadado el chico- ¿No va a estar?

- Lo siento mucho… Bueno he de retirarme, tengo asuntos que atender dentro de la casa.

El rubio encendió un cigarrillo y aspiró. Soltó poco a poco el humo y se intentó tranquilizar. ¿Qué se creía esa niña para no cenar con ellos? Porque lo de que estaba indispuesta estaba claro que era una mentira… Suerte tenía de poder casarse con él.

De repente alzó la cabeza al escuchar un ruido proveniente del piso de arriba. Una silueta bajaba un baúl por la ventana. Lo estaba haciendo levitar con la varita y finalmente éste se posó suavemente en el suelo. La silueta dejó caer una bolsa de tela y acto seguido se deslizó por las enredaderas que cubrían la fachada de la casa.

Lucius la miró embobado. ¿Se estaba escapando? Saltó ágilmente, cogió la bolsa y arrastró el baúl. De repente reparó en que no se encontraba sola en el jardín.

- ¿Tú quién eres?- dijo de repente la figura acercándose al joven.

Era una mujer, muy hermosa, de facciones angelicales, ojos azul claro, labios rojos y gruesos y el cabello recogido y tapado por un gorro de tela. Llevaba unos grandes pantalones y una camisa muy ancha. Miró al chico con curiosidad mientras se ajustaba el cinturón. Obviamente la ropa no era suya. Tenía unas manos preciosas y aunque no se distinguía bien el tono de la piel, podría asegurar que ella era joven.

- ¿Y tú?- contestó él con una sonrisa seductora

- Está bien- dijo ella con tranquilidad- Yo no quiero saber quien eres y tú no quieres saber quien soy y en paz- caminó un poco más arrastrando el baúl y el chico la tomó del brazo.

- ¿Qué pasa si quiero saber quién eres?

- Pues que serías muy indiscreto y muy fastidioso- dijo ella soltándose de un manotazo y reemprendiendo su camino

- ¿Te escapas?

- No, vuelvo al colegio

- ¿Por la noche?

- Sí. Y no se que hago aquí hablando contigo, ni porqué te estoy dando explicaciones- arrastró el baúl algo más, sacó la varita y de repente apareció un autobús morado de tres plantas.

- Lucius Malfoy.

- ¿Qué?- dijo ella con un leve tono de pánico en la voz.

- Soy Lucius Malfoy. Ahora te toca decirme quién eres tú.

- Lo siento- se disculpó mientras subía al autobús- Pero no me puedo quedar a charlar de trivialidades. Adiós, encantada de conocerte Lucius Malfoy- se metió en el autobús.

- Encantado de conocerte… Desconocida.