Esta historia es un poco más oscura que lo que suelo escribir, y es fruto de las miles de otras historias de HP que he leído, donde Dumbledore no es un simpático vejete ni el mundo mágico un lugar maravilloso que merece el sacrificio de un niño. Esta es mi interpretación con un Sirius menos dispuesto a olvidar que la gente que usa su casa y se atreve a juzgarle y denigrarle, es el mismo rebaño de ovejas que permite a un hombre inocente pudrirse en el infierno.
P.D.: Nada de todo esto es mío, pero he oído rumores que una tal J.K. Rowling va diciendo por ahí que es suyo. Vayan y pregunten.
-Confía en Dumbledore. Él sabe lo que hace.
Con eso Remus, salió de la habitación donde Sirius permanecía.
Sirius sabía que el no estaba bien. Doce años en Azkaban, inocente o no, no son buenos para la salud mental de nadie. Pero Sirius empezaba a pensar que además de creerle loco, también pensaban que era idiota.
¿Confiar? ¿En Dumbledore? ¿El mismo nombre que había hecho posible su encierro en Azkaban sin un juicio? Y olvidando tal acto injusto de un hombre que daba segundas oportunidades a Mortífagos marcados, no hay que olvidar que Dumbledore sabia de su inocencia
¡Ah, si! Dumbledore siempre había sabido que Sirius no había traicionado a James y Lily, como no podía saberlo cuando había sido el quien había llevado a cabo el hechizo Fidelius. Sirius suponía que Dumbledore debía de pensar que él se había olvidado de eso, que los Dementores habían borrado sus recuerdos, dejándole confuso. Pero ese era un error común, y fácil de hacer. A fin de cuentas no había estudios del efecto a largo plazo de Dementores. O morías, o acababas completamente loco y balbuceando incoherencias. Así que la opinión general es que los Dementores chupaban las memorias felices dejando solo las tristes. Pero no era así. Oh, sí, los Dementores no tenían nada que hacer con las memorias felices, preferían las memorias que traían desesperación y dolor, pero por eso mismo ignoraban las que no les eran útiles. Así que Sirius recordaba, y recordaba muy bien.
No quería que él cuidase de Harry. Un Harry Potter educado por un Black, sabiendo las costumbres del mundo mágico, acostumbrado al trato político, al dinero, por no hablar del poder aprendido en la infame biblioteca Black, no seria un chico fácil de controlar A diferencia de una joven ignorante del mundo en el que se ve lanzado sin información y agradecido por la oportunidad de huir de sus asquerosos parientes.
Sirius estaba seguro de que argumentos se usarían, la seguridad de Harry, su propia necesidad de curación, incluso no perturbar al Ministerio con demandas que podían trastocar el status quo.
O peor nada de eso importaba a Sirius porque solo se centraban en una cosa: el interés sobre lo que era mejor par El-Chico-Que-Vivió. Ya Sirius solo le interesaba una cosa: lo que era mejor para Harry Y al infierno con el mundo mágico Doce años de tortura y traición, tanto para él como para Harry, porque Harry también había sufrido, así que ¿Por qué debía de importarles a ambos ¿ ¿Por qué debían de seguir sacrificándose? ¿Por el bien de la mayoría? Bien, que esa mayoría se levante y saque sus varitas de su colectivo trasero y se defienda a s í mismo.
La diferencia entre Voldemort y el Ministerio, es que Voldemort usaba maldiciones y el Ministerio leyes, pero ambos despreciaban a muggleborn y media-sangres. No había más que ver quien controlaba los diferentes departamentos, y no nos olvidemos de gente como Malfoy, quien con la marca en el brazo seguía teniendo la oreja, y las pelotas, del Ministro, solo debido a su dinero y a su posición como miembro de una antigua y poderosa familia de pura sangre Bien, el era un Black. Y aunque había pasado toda su juventud intentando ignorar ese hecho no significaba que había olvidado lo que ello significaba y como usar el poder que venia consigo.
¿Por qué Remus? ¿Por qué nunca fuiste a ver a Harry? Entiendo que nunca vinieses a verme a mí, que no escribieses, que nunca quisieses saber nada de mí después de pensar que había traicionado a James, pero ¿Harry?
Aunque tú no hubieses podido ser su guardián, porque el Ministerio nunca permitiría a un hombre-lobo actuar como guardián de un menor, mucho menos del Chico-Que –Vivió, pero eso no te impedía ir a verle. Y si los famosos barrios de Albus no hubiesen permitido acercarse a ninguna criatura oscura, siempre podrías haberte acercado a él en el parque o en la escuela. O, ¡maldita sea!, ¡escribir una carta!
Pero no hiciste nada. Harry no te conocía, no sabía quién eras. ¡Dioses, Remus! ¿Qué te ha pasado?
