El invierno en Alemania era tan frio que el aire se tornaba de pequeños copos de nieve que cubrían las calles, casa y árboles. La imagen era como aquellas fotografías de postales en donde un par de niños juegan con la nieve haciendo un mono de nariz de zanahoria y sombrero negro, una señora los ve desde la puerta de su edificio rustico sonriendo alegre de ver como sus hijos se divierten en un mono blanco como el hielo fino que cubre las calles. Si así lucían las calles solo que ahora los niños eran escondidos y las sonrisas de las madres se convirtieron en facciones de preocupación, los a sordos adores sonidos de las granadas o disparos de los soldados que vigilan las calles en busca del aliado del mal. Los judíos.

La habitación era pequeña húmeda y fría para las ocho personas que se encontraban en ella, cubiertas con tan solo los abrigos que pudieron rescatar antes de que la Gestapo les quitara todo lo habían logrado obtener a lo largo de su vida, como habían llegado a esto? Habían tenido todo tal vez no en abundancia como algunos pero habían tenido el dinero, la ropa, la comida y ahora ahí estaban todos juntos escondidos y esperanzados porque esto acabe pronto y así seguir con sus vidas y recordar estos días como una horrible pesadilla.

Aun lo peor estaba por venir.

.-Shh! Oigo ruidos en la habitación de alado.- Decía un joven judío de apariencia delgada de piel blancuzca parecía que no había dormido y ni comido durante hace días.- Nadie se mueva.-

Todos los que se encontraban en aquel cuarto pequeño se quedaron quietos mirándose unos a los otros tratando de que ni su respiración hiciera ruido, si la Gestapo los encontraban serían enviados con los soldados y ahí serían trasladados a esos campos de concentración donde seguro morirían. Habían escuchado tantas historias que parecían salidas de la mente de un loco psicópata, violaciones y golpizas hasta la inconciencia era algo que no se esperaría en llegar a los campos de concentración.

.-Parece que no hay nada aquí Señor.- Escuchaban decir a un joven o al menos eso parecía por su voz.- Aquí solo hay escombros, ratas, y muebles maltratados parece como si una granada hubiera estallado aquí y tal parece que esos judíos de mierda quedaron atrapados... ya han de estar muertos Señor.-

Nadie contesto a la conclusión del joven solo se seguía escuchando los fuertes sonidos de varias personas tratando de remover escombros y otras tirando los muebles por todos lados, parecía como si buscaran algo, alguna puerta, algún pasadizo que los llevara directo a donde se encontraban esas ocho personas escondidas. Aquella habitación está bien escondida detrás de una pared falsa de concreto la cual solo tenía una minúscula ventanilla la cual usaba el señor que los ayudaba pasar alimentos por ella la cual estaba cubierta por una tabla y sobre ella había un mueble grande muy gastado con varias tablas rotas clavado en el suelo, si tenían suerte ninguno de los que se encontraban al otro lado de la habitación movería aquel mueble enorme que parecía ser pesado.

.-Sargento Mayor aquí no hay nada Señor.- Decía otra voz muy diferente a la del primer soldado.-Tal vez la Gestapo se equivocó con la información esos inútiles no saben hacer nada bien Señor.- La Gestapo era la policía que presagia a los Judíos había ya atrapado a tantos de ellos.- Que hacemos Señor.-

.-Siga buscando Cabo.- Por fin decía el Sargento Mayor su voz se escuchaba tan fría y demandante.

Los Soldados seguían revolviendo el lugar cada vez los ruidos se escuchaban más y más fuertes, hasta que un gran golpe pego contra la pared haciendo estremecer a los escondidos.

.-Señor vea esto!.-Gritaba uno de los soldados.- Vea...el mueble... es..es imposible... mo..moverlo.- Decía entre pujidos cada que intentaba mover aquel mueble roto.

.-Ustedes dos ayúdenlo a moverlo.- Ordenaba el Sargento Mayor a dos de sus hombres.

.-Si Señor.-

Los tres hombres empujaban con fuerza el mueble sin lograr moverlo, realmente era pesado al ver que lo podían moverlo optaron por quitar las cosas que tenía encima haciéndolo un poco más liguero.

Las ocho personas tenían el corazón en la mano los habían descubierto ahora era cuestión de segundos para que se dieran cuenta de que el mueble estaba clavado al piso que removieran los clavos, movieran el mueble, vieran la pequeña ventanilla cubierta con una tabla, removerla dejándolos en descubierto, tirar la pared, golpear a los hombres, violar a las mujeres, enviarlos a los campos de concentración y morir ahí.

.-Todo... va... a ...estar... bien.- Decía el joven judío en un murmuro a la chica que tena abrazada desde hace tiempo.-Yo... te... protegeré..-La abrazaba con más fuerza tratando de no llorar ¿Cómo confortar a tu mujer cuan sabes que todo está perdido para ambos? Sabía que moriría en el intento para protegerla pero sabía también que nada de lo que hiciera sería suficiente para que no saliera herida.

.-Te...amo..-Decía entre sollozos la chica, temblaba de miedo había escuchado tantas historias que la esperanza de no salir lastimada era una fantasía tonta, lo único que podía pensar era en que tal vez aquellos soldados se cansaran de buscarlos lanzaran una granada y morir ahí mismo. Un Golpe fuerte la hizo estremecer aún más voltio a ver la cara de su novio que la tenía abrazada y pudo ver el temor en sus ojos.

.-Aquí están! Señor!.- Grito uno de los soldados que los veía desde la pequeña ventanilla.