¡Hola! Ya se, ¡¿tu?... ¿Como es que estas aquí si tienes dos historias sin terminar?... Bueno, suspendí TEMPORALMENTE, ¿entendiste?, TEMPORALMENTE el Fic Lo Que Siento Por Ti… solamente no pregunten sobre eso… Ahora, respecto a este Fic, que en realidad no es ni mi Fic, más bien, ni mi Historia, es un libro, llamado Ghostgirl (¡Duh!), que yo solo estoy adaptando para que entre con lo personajes de iCarly. Bueno, les perecerá que es extremadamente OOC, pero tengo que seguir al pie de la letra los primeros dos Capítulos (Extremadamente importante leer las notas de el final también).
Descargo de responsabilidad: Ni iCarly, ni la novela Ghostgirl me pertenece. Todo es de Dan Schneider y Tonya Hurley respectivamente.
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Capitulo 1.- ¿Alguna vez te has sentido invisible?
Que hablen mal de uno es terrible. Pero es peor que no lo hagan en absoluto.
— Oscar Wilde
Nunca Piensas Que Te Pueda Pasar A Ti
Piensas cómo será. Le das vueltas una y otra vez, alterando el escenario un poco en cada ocasión, pero en el fondo no crees que te vaya a pasar nunca, porque siempre es a otro a quien le sucede, no a ti.
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Ghostgirl
Carly Shay caminó a paso decidido por el estacionamiento en dirección a la puerta principal de Ridgeway High repitiéndose su propio mantra ''Este año es diferente, este será mi año''. En lugar de permanecer grabada para siempre en la memoria de sus compañeros de instituto como la chica que solo ocupaba espacio la ocupacasillas, la que succionaba ese aire tan preciado al que bien podía haberse dado otra utilidad, este año empezaría con otro pie, un pie enfundado en los zapatos mas exclusivos y mas incómodos que el dinero puede comprar.
Había malgastado el año anterior sintiéndose como la hijastra no deseada del alumnado de Ridgeway High, pero no tenia la menor intención de darse por vencida. Este año, el primer día de su nueva vida.
Al acercarse a la escalinata de entrada, contemplo cómo destellaban contra las puertas los últimos flashes de las cámaras de los reporteros del anuario del colegio mientras Melanie Puckett y su pandilla se adentraban al vestíbulo. Siempre llegaban últimas y luego succionaban a los demás tras ellas en una especie de resaca de popularidad. Su entrada marcaba el arranque oficial del curso. Y Carly estaba sola ahí afuera y empezaba con retraso. Como siempre. Hasta entonces.
El encargado de la puerta asomo la cabeza y hecho un vistazo por si faltaba alguien en entrar. No había nadie. Bueno, si que había alguien pero, como siempre, no se percató de Carly, que aceleró el paso cuando él empezó a cerrar la gigantesca puerta. Pero sin intimidarse, por una vez, Carly alcanzó las puertas a tiempo de poder colar por el pequeño espacio aun abierto de la puerta la punta de su zapato nuevo y evitar que se cerraran.
-Perdona, no te había visto—murmuro él con indiferencia.
Nadie la veía, lo que era de esperar, por lo menos había conseguido reconocimiento y una disculpa. Al parecer, su ''Plan de Popularidad'', una larga lista que había confeccionado con el fin de atrapar al objeto de su deseo, Fredward ''Freddie'' Benson, empezaba a funcionar.
Al igual que muchos otros, Carly había pasado el verano trabajando, sin embargo, a diferencia de la mayoría, ella había estado trabajando para si. Se había dedicado en cuerpo y alma a estudiar el anuario del año anterior, casi como si se le fuera la vida en ello.
Había estudiado a Melanie, la chica más popular del instituto, y a las dos lamebotas que tenía por mejores amigas, las Wendys—Wendy Anderson y Wendy Thomas-, (N/A: Bien, no me se el apellido de Wendy, así que usé el de los originales, Wendy es Wendy Anderson y Missy es Wendy Thomas ¿ok?) del mismo modo que algunas fans estudian a su famoso predilecto. Quería que todo le saliera a la perfección. Justo como a ellas.
Se dirigió confiada al primer destino marcado en su agenda: la hoja de inscripción para las pruebas de animadora. Animadora. La hermandad más cotizada y exclusiva de todas las hermandades femeninas, el Billete Dorado con el que no solo conseguir que se fijaran en ella, sino que la envidiaran. Carly agarró el bolígrafo que colgaba de un cordel del tablón de anuncios y se dispuso a escribir su nombre en el último recuadro que quedaba en blanco.
No había terminado de escribir las ce, cuando sintió unos golpecitos en el hombro. Carly dejó de escribir y se giró para ver quien la interrumpía en su primera tarea del día, o bueno, de su nueva vida, y vio una fila de chicas dispuestas a inscribirse. Mas que para una prueba parecía que estaban ahí para una audición.
La chica de los golpecitos la miro de arriba abajo, le arrebato el bolígrafo y de una escribió su nombre tachando el de Carly. Luego abrió la mano dejando que el bolígrafo colgara del cordón y se meciera contra la pared mientras Carly solo lo veía.
Mientras se alejaba, escucho las risas de la jauría aspirantes a animadoras. Carly ya había experimentado esa clase de crueldad, tanto en su cara como a sus espaldas. Y siempre trataba de que no le afectara lo que los demás decían y pesaban respecto a ella. Pero no había conseguido nada como para soportar tales humillaciones.
Intentó sacudir su malestar, no iba a perder los nervios ni su dignidad. De nuevo reviso su agenda ''Asignación de taquillas''. Lo tachó de la lista y se dirigió velozmente a su próximo destino.
Mientras caminaba, por su mente pasaba a toda velocidad el itinerario que había seguido aquel verano. Para hacer honor a la verdad debía reconocer que había hecho un esfuerzo desmesurado en su intento por lograr que él se fijara en ella. Se diría que se había pasado y bastante. No es que hubiera recurrido a los extremos, no, a tanto no llegaba, pero cabello, régimen, armario y preparación habían consumido sus vacaciones. Bueno, se daba una oportunidad, y con lo hecho, ¿Qué daño podría hacerle una gran dosis de autosuperación?
Sabia que aquello era casi todo… está bien, que eso era todo superficial, pero ¿y que? Si su vida servía de ejemplo, era notorio que toda la historia de la belleza interior era una tontería. La ''Belleza interior'' no sirve para que te inviten a las fiestas donde va la gente guapa, y claro que no sirve para que Freddie Benson te invite al baile de otoño.
Definitivo, Freddie era primero, y las fechas como ahora el baile de otoño siempre motivaban a Carly. La vida es una sucesión de elecciones, y ella había hecho la suya.
Tomaba su deriva hacia lo superficial como una estrategia. De su punto de vista, existían solo dos maneras de acercarse a Freddie. La primera era a través de Melanie y su pandilla. Pero con la reputación o más bien ausencia de Carly, sus probabilidades eras escasas. Esas chicas siempre y para siempre iban a ser populares. Y eso era algo que uno pudiera optar o que pudiera conseguir. Pero, si Carly lograba un aspecto similar al de Melanie y las Wendys, actuar como ellas y encajar, tal vez entonces tuviera una posibilidad. Existían razones por las que cambiar de aspecto era algo que valía la pena, y pensaba que hasta ahí lo consiguió.
De esto seguía hacia la otra manera de acercarse a Freddie. La cual ella prefería: evitar a las chicas y abordar a Freddie directamente. Eso era algo arriesgado. El cambio de su apariencia era el primer paso necesario, pero lo siguiente marcaba el éxito del fracaso. Se apuntó a las clases que sabia el asistiría, y pensaba en rondar su casillero, el cual tenia que localizar en este momento.
Al igual que todos, Freddie no había prestado atención a Carly, y era poco probable que con un poco de maquillaje, cambiaria de actitud. Pero Carly seguía sin perder la esperanza. Si pasaba tiempo con él ahora que había cambiado externamente, algo saldría bien.
No eran solo ilusiones, era la conclusión a la que había llegado Carly luego de observar a Freddie con detenimiento. Carly creía que había detectado decencia en él. En sus ojos, su sonrisa.
Freddie era imponente, y se comportaba con superioridad, pero aun así no dejaba de ser agradable. No era sorpresa que la decencia era el rasgo que menos le gustaba a Melanie. Tal vez, por ser lo que carecían ella y sus amigas.
Con las risas de las próximas animadoras aun rondando en su cabeza, camino al gimnasio, Carly esperó con todas sus fuerzas que la suerte le fuera de ayuda. Se dirigió directamente hacia donde estaban las asignaciones de los casilleros. Con el dedo, recorrió la columna con los nombres puestos en orden alfabético, tratando de identificar el suyo. Después de ver que todos los nombres le eran familiares, llegó a su nombre ''SHAY, CARLY, CASILLERO 7''.
''¡Si! ¡Numero de buena suerte!'' se dijo interpretando aquello como su buena suerte.
Otra vista hacia la lista reveló que el casillero de Freddie estaba hasta la otra punta del edificio. Emprendió camino hacia la suya, mientras se daba ánimos.
''No pasa nada'', se consolaba Carly, que probó su combinación para luego ir en busca de el de Freddie.
Continuó caminando y hablando para si, hasta que sintió como si se ahogara.
Preocupada se dio cuenta de que estaba en la pasarela, que estaba llena de fumadores que daban una ultima calada antes de entrar a clase. Ya era tarde para contener la respiración entre esa densa niebla acre, así que apresuró el paso.
Cuando dejó atrás la neblina, y se encontraba cerca de las puertas del extremo opuesto de esta, Carly vio como un puñado de estudiantes se arremolinaba por el corredor, al igual que admiradores esperando unos autógrafos de los artistas de una presentación con localidades agotadas.
-¡Freddie!—exhaló sobrecogida.
Por encima de tal multitud solo acertó a divisar su espesa y hermosa cabellera, pero no necesitaba ver más. Tenía la certeza de que era él. Su cabello, ni moldeador, ni cera, ni crema, ni gomina, champú de volumen o algún rastro de metrosexualidad. Sin perderlo de vista, Carly corrió con aquella insólita modalidad desesperada con paso atropellado, que había empleado varias veces ya esa mañana, y jadeando se precipitó al casillero continuo al de él. Llegó un instante antes que Freddie y sus adoradores, que le habían abierto camino.
Tenía tiempo de no estar tan cerca de él, por lo cual le afectó más de lo que pensaba. Es cierto, en el verano lo había visto en fotos y esas cosas, pero ahora lo tenía justo ahí, en persona.
Estaba deslumbrada. Cuando iba a aproximarse, todos se cerraron en torno a él. Si trataba de acercarse, menos lograba verlo. Ha como pudo, se internó en el tumulto tratando de acercarse, pero solo lograba terminar asfixiada. Así, en el primer día, Carly se descubrió ocupando una posición sobradamente familiar: en el exterior mirando hacia adentro.
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Bien, dirán, no es del otro mundo, ¿cierto? Bueno, pero si ya leyeron el libro, se darán cuenta de que este y el próximo capitulo son súper importantes para el desarrollo de la historia. Y en los próximos capítulos (Si es que ustedes me lo permiten *_*, de cualquier forma, si incumplí con alguna regla de la cual no me di cuenta, háganmelo saber, y así esta historia será borrada) es donde comenzara una actitud mas hacia esos personajes. Solo que si llegaba a cambiar cualquier parte de los primeros 2 capítulos la historia no tendría absolutamente nada de sentido.
Ok, sin más ¿Reviews? Si les gusto y si no les gusto :)… cualquier sugerencia será bien recibida… (Recuerden, díganme y si lo desean, la historia será borrada)
