Ginny Weasley arrastraba el gran baúl por King Cross como llevaba haciendo desde hacía ya siete años. Pero, a pesar del fin de la guerra, de la paz, de los días tranquilos sin nada más que pensar en disfrutar, ella no estaba contenta.

No.

Para nada.

Porque a diferencia de todos aquellos años iba a ser la primera vez que iba a ir sola. La única de su casa que iba a subir a aquel expreso escarlata.

Ginny había estado todo el verano intentando convencer a su hermano Ron a Hermione y a Harry que era muy buena idea permitir que los alumnos que no acabaron séptimo por culpa de la guerra volviesen al colegio para dar así por finalizada del todo la vida académica.

"Ginny, déjalo ya ¿Para qué vamos a volver? ¿No crees que aprendimos lo suficiente ya el año pasado con toda la aventura de la guerra?"

Había dicho Ron durante todo el verano.

Para sorpresa de la pelirroja tanto Hermione como Harry habían secundado las necias palabras de su hermano y ninguno de los tres pretendía volver a Hogwarts aquel año.

-No me lo puedo creer Herms. De mi hermano me lo esperaba… pero ¿De ti?-dijo la pequeña de los Weasley una de las noches de verano.

-Lo sé Gin, pero no lo veo necesario. Creo que sé suficiente como para obviar ese último año. Nos merecemos un descanso.

-No sois los únicos que las han pasado putas, Hermione…

Por mucho que se pusiese desagradable con Hermione y con Ron, Ginny sabía que a veces era injusta con ellos.

Lo que a la pelirroja le molestaba era Harry, su sola presencia la enfurecía, tras el fin de la guerra, la vuelta a casa, el duelo por Fred, la pena por la muerte de Remus… ella había intentado acercarse a él sin ningún resultado.

No parecía recordar que en un pasado habían estado juntos o la promesa de que algún día volverían a ser felices el uno con el otro. Y por supuesto Harry tampoco pensaba ir a Hogwarts a cumplir su séptimo año como a Ginny le hubiese gustado.

"La vida no es lo que buscas, Gin" Le había escrito Luna en una de sus cartas del verano tras mandarle una carta contándole el plan del trío dorado.

La mañana del treinta y uno de agosto solo llegó una lechuza a la madriguera, todos estaban en la cocina desayunando, George, Ron, Hermione, Harry, Fleur, Bill y el pequeño Ted en una pequeña cuna.

-Obviamente es para mí-dijo Ginny de mala manera de repente de mal humor. Se sentía defraudada por sus amigos. Si es que lo eran.

Despidió a la lechuza y abrió la carta sin mucho interés ya que la mayoría de los libros los heredaría de algún hermano, miró por encima la carta y volvió a mirar el sobre que pesaba algo más de lo habitual.

Dentro había una insignia morada con una gran "P.A" dorada.

Una "P.A" de Premio Anual.

Estupefacta miró la pequeña insignia para luego posar la mirada en la poblada mesa de La Madriguera donde todos la interrogaban silenciosamente.

-¿Y bien?-cuestionó Ron, siempre tan impaciente.

-Soy… Me han nombrado…

-¿Eres premio anual como Cansino Percy?

Y así, la pequeña de los Weasley llegó al expreso con la insignia de Premio Anual metido en el bolsillo de su vaquero, seguido por sus padres y un sonriente George que ya la había instruido para utilizar sus influencias como Premio Anual.

-Vas a tener torre propia, podrás hacer fiestas secretas guays.

-¡GEORGE, NO LE DIGAS ESAS COSAS A TU HERMANA!

Entre risas, Ginny se despidió de la única familia que había ido a despedirla y se juntó con Luna en el compartimento de siempre. Allí estaban también Neville, Seamus y Dean.

Ginny sonrió enormemente al verlos de nuevo.

-¡Habéis venido!

Hablaron un rato de cosas triviales, sobre nada en concreto, felices por estar juntos, por el fin de la guerra, por el inicio de una nueva etapa…

-¿Ginebra Weasley?-preguntó un chiquillo de cómo mucho cuarto-Te busca Mcgonagall en el compartimento de los prefectos.

-Vale, gracias.

La pelirroja se despidió de sus amigos y atravesó e tren casi al completo para llegar al compartimento reservado para los prefectos y los Premios Anuales. Estaba casi segura de que era una reunión solo para los Premios.

-¿Weasley?

La pelirroja se volvió sobresaltada cuando lo escuchó y se volvió alerta.

-¿Qué haces tú aquí?

-Soy Premio Anual.

La pelirroja abrió desmesuradamente los ojos mirando de arriba abajo al chico rubio, alto, musculoso y tremendamente sexy que la miraba.

Malfoy no podría ser Premio Anual.

Era imposible.

IMPOSIBLE

-¿Vas a estar toda la vida con esa cara de retrasada o entramos a la reunión?

-Claro, claro... Vamos.

Ginny entró seguida de Draco Malfoy al compartimento aun metida en sus proptios pensamientos.