Caminando por los terrenos de Hogwarts casi en el bosque prohibido, en el suelo vi que había

Una carta ensangrentada, de muchos años hacia. Era de un estudiante de séptimo, que en la batalla de Hogwarts luchó. A su madre le escribía y la carta así decía:

Madre anoche en la escuela, la guerra cruel estallaba

entre hechizos y maldiciones, la gente corría y gritaba.

Vi al enemigo correr, la noche ya era cerrada,

le apunté con mi varita, al tiempo que gritaba

y una luz iluminó, el rostro al que yo mataba.

Clavó su mirada en mí, con los ojos ya vacíos

madre, ¿sabe a quien maté?

No era un enemigo, nunca lo creeré así.

Era mi amigo John, compañero de la escuela

con quien de pequeño tanto jugué a batallas y guerras.

Ahora el juego era verdad, ya mi amigo yace en tierra.

Madre yo quiero morir, ya estoy harto de esta guerra.

Y si te vuelvo a escribir, tal vez sea desde el cielo

donde encontraré a John y jugaremos de nuevo.

A estas alturas mis amigos y yo nos enjugábamos las lágrimas y pensábamos en quien sería el escritor de la carta que parece nunca llegó a su destino.

Y la carta terminaba así:

Dos claveles en el agua, no se pueden marchitar

dos amigos que se quieren, no se pueden olvidar.

Si mi sangré fuera tinta y mi corazón tintero

con la sangre de mis venas, te escribiría un

Te quiero...