Welcome To My Life

Los personajes de SCC, No me pertenecen. Son propiedad del grupo Clamp.


(Shaoran)

El mugroso reloj cu-cu de la sala, no dejaba de sonar, ¡joder! Tan sólo eran cuatro miserables campanadas que parecían querer torturarme, pues se estaban tornando eternas.

Haciendo oídos sordos, me acomode mejor en mi cama. Poco importo, que fueran las cuatro de la tarde y siguiera acostado, lo único que quería era dormir o fingir que lo hacía, ¡total! Cualquiera en mí situación haría hasta lo imposible por no abandonar la seguridad y refugio que su cama brinda.

—Xiao Lang Li, apúrate.

Escuché que una molesta y melodiosa voz me llamaba al otro lado de la puerta; cosa que preferí ignorar, ya que por el momento debía mantener la actuación.

—Xiao Lang, ¡levanta tú trasero de esa cama!

Exigió la dueña de tan molesta voz, estando dentro de mí habitación, consiguiendo que me revolviera incómodo y ¿nervioso?

Pensé en una manera efectiva de hacer la actuación creíble, y la única idea que tuve fue estirar uno de mis brazos para alcanzar una almohada y cubrir mi rostro, en símbolo de NO me levantare.

—¡Li!—exclamaron con molestia, mientras me quitaban la almohada.

Por lo que tuve que abrir los ojos en contra de mi voluntad. Encontrándome con la figura de mi hermana, quien sostenía la almohada entre sus manos y sonreía victoriosa.

Con todo el dolor de mi corazón, tuve que abandonar la dulce comodidad de mi cama.

Mi hermana menor había ganado, y no se lo pensaba demostrar por lo que tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano por ignorar a la sonrisa triunfal que tenía en su rostro, me dirigí al cuarto de baño.

Un baño rápido y con agua helada era lo que necesitaba para pensar en un plan lo suficientemente malvado para hacer pagar a mi hermanita y poder eliminar el humor de perros que se produjo al ser interrumpido del sueño.

En cuanto terminé el aseó y estuve casi listo; me mire en el espejo del baño y lo primero que noté fue que mis ojos color ámbar, lucían más oscuros de lo normal producto del coraje.

Para evitar una discusión con mi hermana, traté de peinarme lo mejor posible, aunque sabia que era una misión difícil de lograr por tener cabellos rebeldes.

Al salir del cuarto de baño, para fortuna mi hermana ya se había marchado de la habitación. Por tal motivó tomé mi billetera, el celular y las llaves del coche con mayor tranquilidad.


—¿Listo para tú cita?—preguntó mi hermana, en cuanto baje a la sala.

Ella estaba recostada en el sofá más amplió de la sala, leyendo una revista de modas de las que tanto le gustaban.

—No, Tomoyo—conteste de mala gana. Después de todo ella sabía que esta de mal humor.

Mi hermana menor, Tomoyo Li. Es una chica de porte elegante, cabellos negros, ojos amatistas y poseedora de una sonrisa un poco misteriosa; en otras palabras, Tomoyo es el retrato de mi madre.

En ocasiones me pregunto: ¿por qué la traje a vivir aquí? La verdad no tengo ni la más remota idea, a veces llego a pensar que hubiera sido mejor que se quedara en Hong Kong, para evitar los disgustos que me ocasiona.

—Vamos, ¡todo estará bien!—habló Tomoyo, luego de un rato.

—Por su puesto, todo estará bien.—Le conteste sarcástico, mientras me dejaba caer en el sofa frente suyo.

—Sakura, es una chica «normal».—mencionó Tomoyo, resaltando la palabra normal.

—¿Normal? ¡Oh claro! Y yo soy un superhéroe.—sonreí arrogante al ver la mueca de disgusto de mi hermana.

Despúes de todo para poder catalogar a una chica entre normal o no, nos basamos en la especie a la que pertenece. ¡Que! Soy mago por si no lo había mencionado y pues... al tener magia las criaturas mágicas—que sólo existen en cuentos de hadas—, te rodean y te persiguen.

En mí caso, el aura mágica que me rodea es una especie de imán que atrae a ese tipo de «mujeres», como abejas a la miel; para ser sinceros las citas con seres así, me han dejado una muy mala experiencia... y alguno que otro trauma.

—Tal vez—comenzó Tomoyo, mientras se buscaba una posición mas comoda—, debas llevar un Frisbee y unos ajos, por si las dudas—termino de decir, soltando una carcajada.

¡Genial! Esta mocosa se burla de mí, sin importarle que YO sea el mayor y que éste aquí presente.

Lo peor es que no puedo quejarme, ya qué es mi culpa por contarle el incidente del cual fui victima en dos citas, que tardare en olvidar...

La primera cita que me causó un gran daño psicológico, fue con una chica de nombre Mei Ling Read.

Ella era una chica de largos cabellos negros, ojos en una extraña tonalidad rojiza que se parecían a dos rubíes y lo que no debe faltar... un buen cuerpo.

En esa ocasión aun era un crío inexperto en eso del amor y de cierta forma algo cursi. Por lo que tomé la decisión de llevarla a dar una vuelta por el parque central de Hong Kong.

¡Gran error!

Porque la señorita Mei Ling olvidó mencionar un pequeñisimo e insignificante detalle...

Era una mujer lobo.

Vergüenza y humillación que pasé estando en el parque y a la chica se le antojó corretear un frisbie, con el que un grupo de niños jugaba.

Además, por sí eso fuera poco; la situación empeoró, cuando las personas que transitaban por el lugar empezaron a lanzar comentarios como:

«¡Tacaño! Haber sí le compras su juguete, para que dejé de robar los ajenos.»

«¿Es tú novia o tú mascota?»

«Amigo, para la otra sacala a pasear con correa.»

Para evitar las burlas posteriores a ese incidente, decidí mudarme a Tomoeda.

De ahí, la segunda experiencia más humillante que tuve, fue recién mudado a éste pueblo.

Aquella vez, me encontraba en el centro comercial cuando una chica de nombre Rika Sasaki, se acercó hasta donde me encontraba diciendo un sinfín de halagos a mí persona, que lograron que cayera en sus redes.

Esa tarde la pase de maravilla, hablando de trivialidades con ella; la cosa fea vino al llegar la noche, y ella...

«Dejame morder tú cuello.—dijo Sasaki.»

«¿¡Qué!?—pregunte nervioso, por la extraña petición.»

«Seras mí pareja eterna.—afirmó ella, logrando ponerme más nervioso.»

Con lo despistado que soy no logré comprender de lo que hablaba. Hasta que miré sus ojos y comprobé que sus ojos castaños lucían rojizos y que de su boca sobresalían unos colmillos.

¡Mierda! Una vampiresa, razón que hizo que corriera como alma que lleva diablo, hasta que logré estar en la seguridad de mí apartamento.

Desde ese momento las chicas dejaron de ser bienvenidas en mí vida.

Al volver a la realidad, me percaté de que Tomoyo seguía apurada burlándose; así que por el bienestar de mí orgullo, me levante del sofá para largarme y terminar con toda esta mierda de la cita.

—Nos vemos—Me despedí de Tomoyo, en cuanto estuve en la puerta principal.


El trayecto del departamento, a casa de esa chica se hizo extremadamente corto yendo en coche; sin embargo prefería mil veces ir en coche y llegar más rápido—con la verdugo— con mí cita. Que por cierto sólo recuerdo que se llama Sakura Kimo... Kito... ¿Kinomoto?

Me daba igual el apellido, ya que ésta sería la primera y la última vez que la vería.

Lo único que espero es que sea bonita e inteligente y no la típica chica hueca.

Y que no me quiera asesinar o convertirme en su esclavo.

Sueno patético.

En cuanto baje del coche, pude apreciar que la casa de la «desconocida» era de dos plantas y pintada en un color amarillo claro casi beige. La casa estaba rodeada por una cerquilla de madera, tenía también una rejita, un timbre y un gracioso buzón en el cual pude leer:

Familia Kinomoto.

Diría yo, que es una casa bastante acogedora.

Por largo rato, observe el timbre como la cosa más interesante del mundo, mientras me debatía entre tocar y no tocar.

¡Al demonio!

Toqué el timbre, y espere por algunos minutos a que una loca saliera de la casa; sin embargo la chica que salió me dejó sin palabras...

El ángel que salió de la casa es una chica de largos cabellos castaños, piel pálida que hacen resaltar sus ojos verde esmeralda y por supuesto un buen cuerpo.

—Hola—salude en cuanto estuvo a mi lado. Mientras me regañaba mentalmente por alcanzar un grado mayor de estupidez.

—Hola, ¿Shaoran?—saludó la chica con una tímida sonrisa, yo parpadee confuso.

¿Shaoran?

—¿Perdón?—no pude evitar preguntar, por la mención de Shaoran.

—Tú nombre se dice así en Japones, pero...—aclaró— si te molesta te puedo llamar Li.

Dijo esto último borrando la pequeña y tímida sonrisa que adornaba en sus labios.

Y eso no lo podía permitir.

Negué con la cabeza rápidamente, para que olvidara la idea de llamarme Li, con ese gestó logré que sonriera radiante.

Con la figura de ángel que poseía y esa encantadora sonrisa logró ganarse mí respeto.

¡Rayos! Ya comienzo a comportarme como idiota.

Me regañe mentalmente por usar palabras lindas para describir a ésta chica.

—Nos vamos.—Ella asintió en acuerdo, y con lo buen caballero que soy le ofrecí mi mano para guiarla al coche.

Cursi...


Para evitar cometer los errores del pasado, le pedí a Sakura que eligiera a dónde quería ir, a lo que ella optó porque la llevará al cine.

A mí esa sugerencia, me pareció buena, porque pensé que en un cine estaría a salvo sí a Sakura le daban ganas de sacar a flote su verdadera personalidad.

Sabía que Sakura sería mi verdugo, y mis presentimientos se hicieron realidad en cuanto dijo que quería ver la nueva película de crepúsculo.

¡Joder! Que odiaba esa película por tanta cursilería y por los vampiros.

El ver crepúsculo provocó que durante dos largas y tediosas horas estuviera de paranoico, púes creía que mientras estábamos encerrados en la oscura sala de cine los secuaces de Rika vendrían por mí.

¿Dramatico? Sí y ¡que!

Sé que suena tonto que una película cursi, me volviera un puñado de nervios y todo por la fobia a los murciélagos que había desarrollado, aún así trate de disimularlo lo mejor que pude.

Al terminar la tortura vampirestica, paseamos por el centro comercial intercambiando algunas palabras en su momento, hasta que Sakura de tuvo su andar y...

—Lo siento, Shaoran.—dijo bajando sus precioso ojos verdes.

―¿Qué sientes?

Me anime a preguntar, pues no tenía la mínima idea de porque se estaba disculpando.

¿Sería acaso que se dio cuenta que me molesté por la película?

―Yo… Soy...―titubeaba para decir.

―¿Tu eres?―invité a que continuará.

―Bruja.―soltó de repente en un un susurro.

Ok. Admito que eso me dejo en shock.

―¿En serio?―pregunte curioso, levantando su mentón que aún permanecía abajo.

―Sí―susurró―, se que esto suena difícil de creer porque apenas nos conocemos, pero me atraes y prefiero terminar con esto antes de que salgas huyen...

La detuve.

―Mi aura mágica, es la que te atrae―Sus esmeraldas me vieron incrédula―. Yo también poseo magia y he pasado por algunas dificultades amorosas, lo que me hace ser desconfiado de las mujeres.

¿Porque abrí mi bocota? No tengo idea.

―Qué curioso—dijo—, porque yo tampoco tuve citas de las cuales este orgullosa.

Nos miramos a los ojos, y comenzamos a reírnos de imaginarnos nuestras desastrosas salidas.

—Ya es tarde.—anuncio en cuanto terminaron las risas.

―Creo que es mejor que te lleve a casa.

Asintió, y emprendimos camino de regreso a su casa.


Esta vez el recorrido se tornó más ameno debido a que habíamos descubierto que teníamos varias cosas en común.

―Shaoran, ¿Nos volveremos a ver?—me preguntó Sakura en cuanto estuvimos en su casa.

―Sakura, yo no acostumbro a dejar entrar a mi vida a las chicas.

Le dije serio. Y por lo que noté mí comentario, la entristeció un poco porque lo reflejó en su mirar.

¿Podre arriesgarme?

Supongo que no tengo nada que perder, después de todo con ella tengo varias cosas en común.

―Yo… Bueno… Se hace tarde.―anunció ante el silenció que guarde.

Sin embargó no pudo avanzar por que la detuve con mí agarre.

―Bienvenida a mi vida, Sakura Kinomoto.

―¿Eso significa que?—preguntó esperanzada.

Asentí, en modo de respuesta a su interrogante.

Con esa respuesta esperaba que se emocionara y que dijera lo mucho que le alegraba que le diera una oportunidad, pero lo que nunca espere fue que unos brazos rodearan mi cuerpo en un abrazo.

Se sentía tan bien estar así. Tanto que deseaba que me regalara un beso, aunque no fuera el momento; aun así no evitó que mí lado pervertido empezara a imaginarse como sería ser besado por el ángel Sakura.

Debo admitir que tal vez, a traigo a las criaturas mágica mas locas de todas, pero eso no significa que debo de cerrarme a conocer a otras chicas, porque quien quite y mi chica ideal sea mi alguna de esas chicas, o mi verdugo, Sakura.

De ser así tendré que tener importante charla para aclararle mis miedos—vampiros, perros, parques, etc.—después de todo, ya di un gran paso al darle la bienvenida a mi vida.

* * * The end * * *