Holaaa guapos de fanfiction! ¿Como están? Yo super emocionada pues he esperado todo el fin de semana para poder traerles esta historia que ha venido a mi.
Solo puedo decirles que es algo fuerte, y mas adelante habrá mas violencia y mas lemon. Están advertidos así que si leen es bajo su responsabilidad ;)
La historia es sobre Hermione y Severus, aunque también aparecerán otros personajes que me encantan. Quizás al principio no sea tan Sevmione, pero si la historia tiene éxito prometo que todo se desarrollará a su tiempo.
"Como todos sabemos estas historias son solo por diversión, sin otros motivos perjudiciales más que entretener a personas amantes de este hermoso mundo"
Se que el capi es corto, pero como les dije antes, si les gusta, serán cada vez mas largos :D
Un besasooooo
Kaily Snape
CAPITULO I
Silencio. Un silencio aterrador, como ese silencio que viene después de la muerte. Muerte. El castillo entero estaba sumido en un aura tan negra, como el alma del mismísimo Lord Voldemort, afortunadamente, muerto al fin. Todo a mi alrededor es desolador, negro, oscuro, maldito. Recuerdo la primera vez que vi este lugar, era tan pequeña, tan inocente, y el castillo era inmenso, precioso, tan imponente pero a su vez, estaba segura que podría llamarlo "mi hogar". Si, con el tiempo en eso se convirtió Hogwarts. Aquí pase los mejores años de mi vida, aprendí a utilizar mis poderes, encontré amigos valiosos, profesores admirables, secretos invaluables, pero sobre todo, descubrí que no importa si eres una sabelotodo insufrible, siempre que ataque un troll de dos metros y medio, puedes encontrar a tus hermanos de corazón.
Mi querido Hogwarts, ¡estás tan destruido!, la guerra te ha dejado marcas que jamás se borrarán, ni de estas paredes, ni de nuestros corazones. Hoy perdimos a muchos valientes que dejaron todo en el campo de batalla por un futuro mejor, por sus hijos, por sus hermanos, por sus amigos, por todos.
Hoy comienza una nueva era, esperemos de paz, amor, alegría y sobre todo tranquilidad. Solo tengo diecisiete años, es mucho pedir un poco de tranquilidad, pase siete años de mi vida junto a Harry y Ron luchando contra Voldemort y sus malditos mortífagos, ahora que todo ha terminado, no está mal que queramos vivir nuestras vidas, esas que tuvimos que dejar a un lado por salvar al mundo, por destruir a las fuerzas del mal. Siempre en "alerta permanente", como decía mi querido ex profesor Moody.
Camino sola por estos corredores llenos de hermosos recuerdos. Todos estamos buscando sobrevivientes escondidos, sobre todo los pequeños que no lograron escapar a tiempo y que, con ayuda de los prefectos y algunos profesores, pudieron esconderse de los mal nacidos que trataban de matarlos. Solo espero no encontrar a nadie muerto, ninguno de esos pequeños merecía morir, no sin antes vivir una vida plena.
Admito que me resulta un poco terrorífico, el lugar está completamente manchado de sangre, muerte y cosas que no quiero ni imaginar. Miro a mi alrededor, hay un pasillo muy oscuro, y creo que algo se movió allí. Tengo que ir a ver, podría ser algún herido, aunque también, algún mortífago que no hayan capturado aun.
Un frio sudor recorre mi espalda, puedo sentir el peligro tan cerca, pero tengo que hacer algo, no puedo huir porque si es algún pequeño herido que no pude salvar por temor, jamás me lo perdonaría. ¡Vamos Hermione! Sé que tengo que hacerlo, además tengo mi varita, podre defenderme.
Con pasos temblorosos me dirijo hacia el pasillo, mi varita lista en caso de que tenga que atacar, atenta a cualquier movimiento a mi alrededor. Mi pie derecho pisa las primeras baldosas del oscuro corredor, y es en ese momento que me doy cuenta de mi error, los vellos de punta en mi nuca me advierten que tendría que haber huido, aquí no hay nadie que necesite ser salvado, al menos no por mí.
La oscuridad termina por alcanzarme y un olor a putrefacción y sangre llega a mis fosas nasales. Lo recuerdo, este olor me es familiar. Se que lo he sentido antes, durante la batalla, más específicamente, cuando trate de salvar a Lavender de sus garras, literalmente.
Trato de agudizar mis sentidos, tengo que saber dónde está, tengo que calmarme, tengo que salir de aquí, ¡YA!
Y lo siento, una pisada, justo detrás de mí. Mi cuerpo comienza a temblar presa del pánico, no puedo evitarlo. Una parte de mi sabe que va a morir, la otra, solo sabe que la única esperanza de vida que tengo, es que un príncipe azul en su adorable corcel me rescate, y siendo honesta, por mucho que crea en la magia, sé que eso no va a suceder.
-Vaya vaya, ¿Qué tenemos acá? Una adorable presa ha venido a jugar- siento su voz cerca mío pero no puedo moverme, el miedo me paralizo completamente. Una parte de mi piensa que es estúpido morir así luego de haber sobrevivido a semejante batalla.
-Vamos Hermione se valiente- Mi subconsciente trata de alentarme, pero pareciera como si mis pies estuvieran adheridos al suelo con cola.
-Mmm ese olor, podría reconocerte a kilómetros sangre sucia, amiga de Potter, me pregunto, que hace una presa tan deliciosa tan sola por estos lados. No te enseñaron que no es bueno entrar en corredores oscuros y solitarios- susurra en mi oído mientras siento que su aliento choca en mi cuello. Las lágrimas acuden a mis ojos. Se supone que soy una leona, una valiente, pero se que esta vez, el coraje que alguna vez me caracterizo se ha ido muy lejos.
No se en qué momento perdí la varita, solo se que la bestia asquerosa de Greyback me ha acorralado contra la pared, siento sus manos recorrer todo mi cuerpo mientras su asqueroso aliento me produce arcadas. Perdí el control de mi cuerpo, tiemblo, tengo frio, yo tenía una camisa, ahora solo siento como mi torso está expuesto. Todo comienza a ser borroso, tal vez sean las lagrimas, tal vez la herida que acaba de abrir con sus asquerosas garras, siento su lengua recorrer mis pechos, arrancando mi brasier con fuerza hasta casi lastimarme. ¿Por qué a mí?
-Eres deliciosa pequeña, me pregunto como sabrás-
Al momento siguiente estoy en el suelo. El dolor de cabeza se hace insoportable, ese mal nacido me ha estampado contra el suelo del corredor. Arranca mis pantalones y de repente noto mucho frio, me abre de piernas y solo puedo llorar aun más, quería que mi primera vez fuera especial, con un hombre al que amara, con un hombre que me hiciera llegar hasta el cielo, como tantas veces Parvati, Lavender y Ginny me han contado. No así, no ahora, no con él.
Su lengua recorre mi cuerpo hasta llegar allí, arranca mis bragas. Ya no quiero vivir, no quiero sentir, que me mate de una vez, no quiero ser consciente de lo que me hará. Donde están todos, ¿no notan mi ausencia?
Trato de gritar, tengo que hacer algo, pero no tengo voz, el muy desgraciado me ha silenciado. Y entonces lo se, ya nadie me salvará. Nadie podrá evitar lo que va a ocurrir.
Su lengua recorriendo toda mi cavidad, siento asco, ganas de vomitar, y el muy desgraciado sigue succionando tan fuerte que me hace daño, sus dedos entran en mi y más lagrimas acuden a mis ojos. Duele, mucho. Comienzo a removerme porque me lastima, hasta que siento que me paraliza.
-Shhh, tranquila pequeña, esto te gustará, no te muevas, solo siente. Estás tan rica, aunque seas sangre sucia, sabes excelente-
Oscuridad, todo es oscuridad, quiero que termine de una vez, ya no soporto ese dolor. Siento olor a sangre, ¿me ha mordido acaso?
-Sabes impura, me encantan las vírgenes, y sobre todo romper sus barreras para beber su sangre-
Más arcadas acompañadas de un dolor insoportable. Es que el muy desgraciado no va a terminar de una vez.
-Tranquila preciosa, esto te va a encantar-
Siento como levanta mis caderas. Tengo tanto miedo. No quiero sufrir más, que alguien me mate por favor.
Su miembro se introduce dentro de mí de una sola estocada produciéndome un dolor inmenso, insoportable, ya ni las lágrimas son suficientes para expresar cuanto estoy sufriendo. Se mueve dentro de mi y pareciera como si me estuvieran abriendo por la mitad, el maldito no tiene piedad, es tan bruto, siento que algo se escurre por mis desnudas piernas y sospecho que es sangre.
Quiero que termine ya, por favor que se acabe de una vez.
-Tan estrecha, tan apretada, por Morgana eres deliciosa-
Su miembro entra y sale cada vez más fuerte y más rápido, siento su dureza crecer mas y mas dentro mío.
-Solo un poco más pequeña… Oh si, vamos sangre sucia, apriétame-
Sus garras se posicionan en mi cuello apretándolo, su asquerosa boca mordisquea todo mi cuerpo provocando heridas y lamiendo la sangre.
-Un poco más… Si… Si…Ohhh-
Siento su liquido llenar mi interior. Ya no lloro, ya no siento. Nada importa ya. Estoy sucia, mancillada. Ese asqueroso mortífago robo lo más preciado que tenia.
-Bien bien preciosa sangre sucia, sabes, creo que podría secuestrarte y hacerte mi esclava personal- susurra mientras su lengua acaricia mi cuello- Podría morderte ahora mismo sabes, tienes un aroma exquisito-
¡NO! Hijo de puta, no le basto con violarme y destruirme que también me quiere convertir en su maldita prostituta personal.
Si antes creía que era malo, ahora creo que me puedo ir al mismísimo infierno. Siento su mandíbula abrirse sobre mi cuello, sus dientes acarician la superficie estudiando donde será el mejor lugar para morder. Veo mi vida pasar ante mis ojos, siento pena por mí. Es despreciable morir así, porque desde el momento que me muerda, se que solo serviré para ser su esclava, ya nadie podrá ayudarme.
Son segundos apenas, en los que siento que lo hará, pero algo lo detiene, se levanta de mí, y me patea en las costillas, luego huye. Estoy tan aturdida que me pregunto porque, ¿porque me deja así? ¿No quería convertirme acaso?
Comienzo a sentir pasos acercándose y entonces comprendo porque se alejo, tiene que ser alguien de la orden o del cuerpo de aurores.
Por un momento siento vergüenza de que me vean así, desnuda, toda mancillada, cubierta por sangre y sobre mi propio charco de ella. ¿Quién será mi salvador o salvadora?
Caminaba por los pasillos pensando en todo lo ocurrido en las últimas horas. Su vida había dado un giro de ciento ochenta grados. Era consciente de que su situación era totalmente diferente a lo que alguna vez imaginó. Ahora ya no era un mortífago, tampoco un traidor, entonces, ¿pertenecía ahora al bando de los buenos?
Eso sí que no, jamás había querido que la guerra la ganara esa asquerosa sabandija mestiza, el sólo había asegurado su bienestar por sobre todo, después de todo, era un Slytherin y lo seguiría siendo siempre. Pero a pesar de todo, era consciente de que si Potter y los suyos perdían, entonces el mundo mágico estaba perdido. Sí, siempre lo habían educado con la idea de que los sangre sucia eran escoria, seres que robaron la magia, inferiores incluso a criaturas como elfos domésticos.
Ahora se daba cuenta de lo equivocados que estaban todos, si bien nunca creyó que la sangre marcara una diferencia, había tenido que guardar las apariencias o moriría. ¿Cómo sabia eso? Sencillo, bastaba con mirar a Granger, era una sangre sucia y sin embargo, todos la consideraban la mejor bruja de su generación, no solo era inteligente, sino que tenía todas esas cualidades muy Gryffindor, "valor, nobleza, coraje" etcétera, etcétera. Ella siempre ponía a los demás por sobre todo, y en esa batalla, podía decir que la leona mostro sus garras, peleo con su vida, defendió a los indefensos, incluso lo ayudo a él hechizando a un estúpido mortífago que casi lo mataba. Si, ella era todo lo que él nunca jamás sería. Sin embargo, cuando llegó el momento, supo elegir correctamente cual era el lado correcto, y después de eso comenzó la última y más feroz batalla que el mundo mágico había presenciado alguna vez.
Uno solo podría vivir a costa de la muerte del otro. Y cuando Potter y el Lord alzaron sus varitas, deseo con toda su fuerza, que el muerto no fuera su compañero, enemigo jurado de siempre, ahora unidos por una causa en común.
Todo había resultado bien, algunos lo habían perdonado, sobre todo los Weasley después de haber evitado la muerte de la más pequeña del clan arrojándose sobre ella para evitar que un hechizo mortal acabara con su vida.
Ahora todos estaban registrando el castillo en busca de heridos o mortífagos prófugos para apresarlos. El nuevo ministro Kingsley Shacklebolt decreto que todos los involucrados en el bando de Voldemort serian apresados, algunos tendrían derecho a juicio, otros solo conseguirían un pasaje al infierno luego del beso del dementor.
Todo estaba tan desierto, casi recordaba con nostalgia como ese castillo se había convertido en un mejor hogar que su lujosa mansión, quizás antes de que esta se convirtiera en la guarida de Voldemort era un lugar digno de estar, todos los lujos que podía tener estaban allí, pero desde que ese bastardo oscuro se acomodó allí, ya nada era lo mismo.
Continuo su camino hasta que llego al sexto piso, ahí todo estaba aun más destrozado, la mayoría de los corredores estaban oscuros, se hizo con la varita solo por si acaso, no quería ningún encontronazo con algún idiota que lo creyera un desertor y se las agarrara con él.
Su sexto sentido, ese que desarrolló mientras era mortífago le advirtió que algo ocurría allí. Comenzó a caminar aun más deprisa, sino recordaba mal Granger era quien se había ofrecido a registrar esa parte. Comenzó a ir más rápido hasta que de un corredor oscuro una sombra negra que el conocía por demás, se alejo volando no sin antes destrozar la ventana para salir de allí.
Tuvo miedo, algo había pasado ya que en el lugar donde se había desaparecido había sangre, mucha sangre.
Corrió hacia el corredor y con su varita ilumino el lugar. Sintió como si una cubeta de agua fría cayera sobre él, parecía como si el mundo se hubiera detenido. No podía creer lo que sus ojos veían.
Sobre el suelo, desnuda e inconsciente, se hallaba Granger. Un gran charco de sangre a su alrededor demostraba la gravedad de sus heridas. Miro el resto del corredor y vio sus prendas destrozadas con brutalidad. Fue cuando se acerco mas a ella que descubrió quien había sido el mal nacido que había dejado a la pobre muchacha así. Muchas veces fue testigo de la brutalidad de Fenrir Greyback cuando abusaba de sus víctimas y luego, las mordía para convertirlas en sus esclavas personales, siempre le resulto repulsivo, un ser despreciable.
Sabía que debía de estar grave pues había perdido mucha sangre. Tenía que hacer algo, no podía dejar que muriera así, no después de la guerra que habían pasado y de la cual ella había salido airosa, tal vez con algunas heridas pero nada grave.
Tomo su mano, su piel tan suave y todas esas heridas la hacían a sus ojos una pequeña muñeca de porcelana capaz de romperse en cualquier momento. Se quito su capa y la cubrió, Levanto su cabeza y fue en ese momento que vio sus ojos mirándolo, con alivio quizás de verse a salvo.
- ¿Mal ... Malfoy? -
-Shhh, tranquila, ya estas a salvo Hermione. Tranquila, todo va a estar bien pequeña-
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Kiss
