SCHOOL DAYS
CHAPTER 1: Nuevo instituto, nuevos amigos... ¡y demasiado chico guapo!
Era un instituto muy pequeño. Había pocos alumnos por clase, y todo el mundo se conocía des de siempre. ¿Qué haría yo en un lugar así? Sería una intrusa. Suspiré mientras recordaba el día que entré por primera vez ahí para hacer mi inscripción.
Instituto Seireitei, te enseñamos todo lo que tienes que saber y más. Ese era su lema. Molestándome porque nadie había respondido al teléfono cuando llamé, entré.
-¿Hola? -pregunté, al vacío de la escuela- Jo, se supone que hoy se abren las inscripciones pero no hay ni un alma. ¿Habré venido demasiado temprano? -dije en voz alta.
-No, has llegado justo en punto. -dijo una voz detrás de mí.
Me sobresalté y me giré sonrojada.
-Oh, lo siento señor! No sabía que estaba ahí.
-Tranquila, tranquila. -dijo, con una sonrisa, abanicándose- Buenos días, ¿vienes a inscribirte?
-Sí, señor.
-Entonces sígueme, te llevaré con el director. Ah, por cierto, me llamo Urahara Kisuke.
Mientras andábamos, lo observé detenidamente. Era rubio, con el pelo un poco largo, llevaba un sombrero verde que hacía que sus ojos quedaran bajo una sombra. Tenía que fijarme mucho para verlos. Llevaba un kimono japonés de diferentes tonalidades de verde y gris, y unas sandalias. De vez en cuando volvía a abanicarse con su vano e iba acompañado de un bastón que movía arriba y abajo mientras me iba contando dónde estaban las aulas.
-Y ahí está la clase de primero, esa es la de segundo... ah, y ahí abajo está la piscina. Eso de ahí son los dormitorios.
-¿Dormitorios? -pregunté, confusa.
-Sí, este instituto también es como una casa para nuestros alumnos, un internado. Hay algunos que han llegado a mudarse completamente aquí y que incluso tienen su propia casa. Son baratas las que están dentro del perímetro, así que no te preocupes. Mayoritariamente comparten los pisos para pagarlos mejor. Están permitidas las relaciones entre estudiantes, todo lo referente a citas, besos en público y esas cosas. ¿Tienes novio, señorita?
Me puse roja como un tomate ante esa pregunta e hice que no con la cabeza.
-Ya veo, ya veo. -dijo, mientras reía volviendo a abanicarse con su abanico. Empezaba a ponerme nerviosa ese gesto- Una chica tan bonita como tú debería tener novio, pero supongo que aún no debes haber encontrado al hombre adecuado. Espero que tengas suerte aquí, a las chicas les encanta hablar de los alumnos.
-¿Es que acaso nos espías, Kisuke? -dijo una mujer saliendo de una de las aulas, concretamente de la de cuarto.
-¡Yoruichi-san! -dijo, tapándose la boca con el vano mientras por su tono de voz intuí que se reía- Claro que no, yo nunca haría algo como eso, qué mala imagen tienes de mí.
Era una mujer alta, morena, de pelo morado, iba vestida con un traje negro ajustado al cuerpo que remarcaba su figura. Era muy atractiva.
-¿Y tú quién eres? -preguntó, acercándose a mí después de darle una colleja a Urahara.
-Esto... vengo a inscribirme, me llamo Hiro Sachiko. -dije, un poco tímida.
-Encantada. Soy Shihôin Yoruichi, este año soy tutora de cuarto. También se podría decir que estoy a cargo de que no se hagan demasiadas fiestas en los dormitorios y de vigilar que cierto tonto no se meta en líos.
-¿Cierto tonto?
Señaló con la cabeza a Urahara.
Nos pusimos a reír por la cara que puso el aludido. Iba a llevarme bien con esa profesora.
-Bueno, os dejo, Sachiko, ya nos veremos. -dijo, bajando por las escaleras que daban al patio.
-Es buena. -dije, al verla tan rápido por la ventana.
-Le gusta patinar por las barandillas de las escaleras. Por eso va tan rápido. Claro que no lo hace delante de los alumnos, aunque algunos ya la han pillado. -se rió Urahara, y entonces cerró el vano- ¿Seguimos? -sugirió, esperando a que dejase de observar lo rápida que era Yoruichi. Ya había llegado a los dormitorios, y eso que estaban al otro lado.
-Sí, perdone.
Llegamos sin más interrupciones al despacho del director. Parecía que había una discusión dentro.
-¿¡Por qué ese vago tiene que ser mi asistente en mis clases!? -gritaba alguien de muy mal humor- ¡Yo no necesito ayuda en mis clases!
-Kurotsuchi, se ha decidido así. Kyôraku está especializado en plantas y en la biología de éstas, mientras que tú sabes química y biología. Podrá hablar de más temas a los alumnos de esa forma. -dijo otra voz.
-Si te desagrada no hagas de profesor. -dijo una tercera persona- Yo hago con gusto las clases de gimnasia.
-Eso, eso, Ken-chan se divierte mucho entrenando a los alumnos! -dijo una niña.
-¡Silencio! Ya he tenido suficiente de esto, ¡Vuelvo a mi despacho! -gritó el primero, Kurotsuchi- Y Zaraki, no creo que entrenar a alguien sea realmente lo que se tiene que hacer en tu asignatura.
-Deportes es deportes. -dijo la tercera voz.
-Ken-chan es Ken-chan. -repitió la niña.
-¡Estoy harto! -dijo Kurotsuchi, abriendo la puerta de golpe.
Nos encontró a Urahara y a mí delante. Llevaba una máscara extraña y tenía el pelo azul. No puedo describir la ropa que llevaba porque me dio tanto miedo que sólo recuerdo su rostro.
-Vaya, vaya, parece que tienes un mal día, Mayuri-san. -dijo Urahara, tan tranquilo.
-Urahara Kisuke... -lo miró con puro odio- ¿Estabas espiando otra vez?
-Oh, ¿espiar? No creo que seas el más adecuado para cuestionar eso. -respondió Urahara, con lengua afilada.
Kurotsuchi entrecerró los ojos un momento. Me miró un segundo y se fue. Pude oír como se quejaba en voz baja de Urahara, mejor dicho, como le maldecía entre dientes.
-Urahara, no te quedes fuera, pasa. -dijo la segunda persona que había hablado antes.
Sentado delante de la mesa principal estaba un hombre mayor, calvo, con barba blanca muy larga. Tenía los ojos casi cerrados, pero los abrió del todo cuando entré yo.
En la habitación había dos personas más. Uno era un hombre alto, debía hacer dos metros, Y llevaba un parche en el ojo derecho. Tenía el pelo negro y dos litros de gomina que lo mantenían en pincho. En su espalda, sobre su hombro estaba una niña de unos seis o siete años, de pelo rosa claro, con una gran sonrisa.
-¿Quién es nuestra invitada? -preguntó el hombre mayor.
-Me llamo Hiro Sachiko y vengo a inscribirme a este instituto...
-Vaya, una nueva alumna. -dijo el hombre alto- ¿Eres buena con los deportes?
-Algo así, señor. -disimulé un poco. No todos se me dan bien.
-Así me gusta. Soy Zaraki Kenpachi, profesor de deportes. Incluso puedo enseñar el más desconocido deporte o ayudaros a encontrar el vuestro.
-¡Yo soy Kusajishi Yachiru, ¡su ayudante! -dijo la niña- ¡Llevémonos bien, Sachi-chan!
Me sorprendió que me hablara con tantas confianzas, pero le devolví la sonrisa.
-Soy el director de este instituto, Yamamoto Genryusai Shigekuni. -dijo el hombre mayor- Si has venido a inscribirte, rellena estos papeles y todo estará en orden. Te esperamos la semana que viene.
Sonreí para mí misma mientras me colocaba los patines. Me encantaba patinar. Era como andar, pero mucho más rápido. También me gusta ir en bicicleta, pero con la bici la sensación de velocidad es distinta. Pensando en eso estaba, cuando llegué al parque que había delante del instituto. Me quedé maravillada con el paisaje. Los cerezos acababan de florecer, así que estaba todo lleno de pétalos. Seguí mi camino sin mirar adelante, haciendo piruetas. Aún quedaba mucho rato para la hora en la que me habían dicho que llegase, así que me tomé mi tiempo mirando como caían los pétalos de Sakura.
-Es tan bonito... -pensé, mientras en voz alta decía- Me encantará pasar por aquí cada día.
Hice otro giro alrededor del cerezo más grande. Debía tener centenares de años, ya que era muy grueso.
De repente, tropecé con una piedra que había en medio. Perdí el control de los patines y no conseguía frenar. Vi una persona delante de mí.
-¡Cuidado! -grité, alertándolo.
Me paró, evitando que cayera. Era guapo, demasiado guapo. Tenía el pelo largo y negro, mirada solitaria y semblante de hielo, pero me gustó.
-¿Estás bien? Debes ir con cuidado cuando vas con patines, el suelo está lleno de pétalos y puedes resbalar. -dijo con voz neutra, con un poco de preocupación. Me aparté de él precipitadamente mientras me ponía roja como un tomate.
-Sí, lo siento. Choqué contra una piedra y perdí el control. -me disculpé, incapaz de volverlo a mirar a esos ojos.
-Bien. Por cierto, te queda bien este uniforme. Ya nos veremos. -dijo, y se fue dejándome completamente confusa.
-Espera, ¿Qué quieres decir? -pregunté, pero ya se había ido. Consulté el reloj y volví a coger velocidad porque ahora ya iba justa de tiempo.
Llegué a las puertas sin aliento, y me detuve un instante para coger aire. A partir de entonces sería "la nueva".
-Bienvenida, ¿tú eres Hiro Sachiko-san? -dijo una mujer de pelo negro y muy largo, recogido en una trenza por delante.
-Sí, soy yo. ¿Usted es?
-Unohana Retsu, encargada de la enfermería y tutora de tercer curso. Un placer.
-Lo mismo digo, señora. -dije, intentando aún recuperar el aliento.
-¿Has venido corriendo?
-Bueno, me entretuve un poco en el parque, así que tuve que ir un poco más rápido. -le expliqué, mientras interiormente me acordaba de aquél chico tan guapo y me puse aún más roja.
-Estás roja como un tomate. -dijo, un poco preocupada- ¿Estás bien?
-Sí, sí, no se preocupe. -le quité importancia- No es nada. ¿Sabe usted que los cerezos acaban de florecer? Están muy bonitos. -cambié de tema.
-Sí, los he visto esta mañana. Desde la planta superior se pueden ver.
-Unohana-san, no entretengas más a nuestra nueva alumna o no podrá dar los papeles del director hasta después de la presentación. -dijo Urahara, apareciendo de golpe.
-Oh, Urahara-kun, ahora que lo pienso tú serás su tutor, ¿verdad? Este año te encargas de los de primero.
-Sí, y hay unos cuantos nuevos. Es bueno ver que nuestro instituto triunfa. Hace cuatro años, por ejemplo, no había tantos estudiantes. Cuarto sólo tiene dos.
-Kuchiki y Soi Fon, ¿verdad? Están bajo la tutela de Yoruichi-san. -me explicó, viendo que me quedaba con la boca abierta. ¿Si había tan sólo dos personas en cuarto, cuántos habría en primero?
-Tranquila, en primero son más, creo que son unos catorce. Casi duplican en número a los de segundo. -me tranquilizó Urahara en ver la cara que ponía- Deberías darte prisa, en quince minutos todos deberéis estar en vuestras aulas.
-¿Quince? -miré el reloj. Según mi reloj quedaban cinco minutos.
-Oh, tienes el reloj adelantado. -se rió Urahara- Ahora entiendo porque has llegado tan temprano.
Me reí aliviada mientras ponía el reloj en hora. Entré dentro del establecimiento y cambié mis patines por los zapatos de interior en las taquillas. Me fijé en que ninguna estaba siendo usada aún, así que escogí la 333, mi número preferido triplicado. Metí la bolsa donde llevaba los zapatos normales y los patines y descubrí que había un espejo en la puerta de la taquilla. Comprobé las otras y también tenían. Lo vi muy útil y aproveché para arreglarme un poco el pelo, que con lo que había corrido antes me había despeinado un poco. Guardé la llave en el bolsillo junto con mi reloj y subí al segundo piso, que era donde estaban los despachos de los profesores. Busqué el del director con prisa, no recordaba donde estaba. Al final lo encontré al final del pasillo, así que como no parecía tener visitas llamé a la puerta.
-Adelante. -dijo el hombre.
Entré abriendo un poco la puerta.
-Buenos días, señor director.
-Buenos días, Hiro. Veo que llevas los papeles que te di.
-Sí, señor. Creí que sería mejor dárselos antes de que empiecen...
-Has pensado bien. Déjame ver... Tienes quince años, naciste en ocho de julio, ¿vives sola? -dijo, extrañado.
-Sí, hasta hace poco vivía en un orfanato, pero conseguí que el estado me declarase suficientemente independiente como para vivir sola.
-Ya veo. Aquí pone que no eres hija única...
-Tengo un hermano, pero lo adoptaron hace unos cuántos años. Ya hace tiempo que no me envía ninguna carta. -me encogí de hombros- También es que no le caí muy bien a la familia que se lo llevó.
-Vaya. -dijo, para seguir leyendo- Tienes todo en regla. Veo que también has llenado una solicitud para mudarte aquí.
-Sí, para poder intimar un poco con los alumnos de aquí. Supongo que todos se conocen des de hace tiempo... y yo soy nueva.
-Sí, todos los de primero o tienen algún hermano que cursa un curso superior y ya vivían aquí o vienen desde nuestra escuela de primaria. Sólo hay tres o cuatro que no se conocen entre ellos.
-Bueno, al menos no seré la única.
-Pero esos tres o cuatro se mudaron antes de vacaciones, a principios de julio, así que ya los conocen a todos. Técnicamente, eres nueva.
Me encogí de hombros.
-Habrá que apechugar con lo que haya.
-Así me gusta, con determinación y buenos ánimos. Suerte, Hiro. Ahora ve a clase, que está a punto de empezar.
-Sí, señor. -dije con una gran sonrisa. Cerré la puerta del despacho y alcé los brazos con euforia, olvidando que la puerta del despacho tenía ventana. Bajé las escaleras tatareando una canción que me gustaba mucho y busqué el aula de primero. La encontré fácilmente, era de la que salía más ruido.
Ciertamente, no estaba tan vacía como me esperaba. Allí había más de catorce personas, como poco unas treinta. Entré toda roja, mientras algunos se giraron para mirarme con curiosidad. Me senté al lado de la ventana y dejé mi bolsa sobre el pupitre. El silencio desapareció y volvieron a hablar alto otra vez. Ninguno estaba sentado, así que supuse que aún faltaba un rato para que entrase el profesor.
-Hola, ¿eres nueva? Soy Inoue Orihime, un placer conocerte. -me dijo una chica pelirroja, con una gran sonrisa. Parecía de esas que todo el rato están felices.
-Encantada Inoue-san, yo soy Hiro Sachiko.
-No, no, no, llámame Orihime, por favor. -dijo, exagerando los gestos e haciendo que no con la cabeza- Las amigas se llaman por el nombre, ¿no?
Sonreí abiertamente ante esa pregunta.
-Tienes razón.
-¿A que sí? Orihime siempre tiene razón. -dijo otra chica, esta tenía el pelo corto como un chico- Soy Arisawa Tatsuki.
-Ah, Tatsuki-chan, ayer por la noche vi una mariposa negra, ¿sabes? ¿Te la enseñé? -dijo de repente Orihime, desviando la conversación.
-No, no me la enseñaste, ¿Dónde la viste? -preguntó con curiosidad Tatsuki.
-Pues en el lago que hay en el parque de los cerezos.
-Hablando de los cerezos, acaban de florecer. -dije, probando a participar un poco.
-¿Sí? Debe de estar muy bonito... -dijo Orihime con expresión soñadora- ¡Ya sé! ¡Vayamos esta tarde!
-¿Qué? -dije, sorprendida por la iniciativa de la muchacha.
-Chicos, ¿Quién se apunta a ver los cerezos floridos esta tarde? -preguntó gritando Orihime, sin darse cuenta de que ya habían callado la mayoría porque el profesor acababa de entrar.
-Inoue-san, es una gran idea, pero ¿verdad que la puedes comentar luego? Ahora vamos a empezar, así que tomad asiento chicas. -dijo Urahara.
-Perdone profesor, no me había dado cuenta de que había entrado. -se disculpó la chica sin sentir vergüenza, sentándose detrás de mí.
-Y los de las otras clases, mejor que vayáis ya. Entiendo que queráis estar con vuestros hermanos y amigos, pero se ha terminado el tiempo libre. Me apuesto lo que queráis que podréis aguantar una hora sin verlos.
Salieron más de la mitad. Conté mentalmente los que quedaron y conmigo eran quince, siete chicos y nueve chicas.
Y lo malo es que los chicos no estaban nada mal.
-A ver, un poco de atención... -dijo Urahara, abanicándose de nuevo- Esto... yo soy Urahara Kisuke, ya me conocéis, y esto... pasaré lista. Responded con un sí, un aquí estoy o como queráis. Bien, empiezo... Abarai-kun...
-Presente. -dijo un chico de pelo rojo recogido en una coleta. Llevaba un montón de tatuajes.
-Arisawa-san.
-Sí. -dijo Tatsuki.
-Asano-kun.
-Presente... -dijo un chico con el pelo castaño largo hasta las orejas.
-Tôshirô-kun...
-¡Es Hitsugaya! -exclamó protestando un chico que era bastante bajito, tenía el pelo plateado y los ojos verdes. Era demasiado atractivo. Mi corazón estaba recibiendo una sobrecarga de tíos buenos en un sólo día.
-Perdón, perdón, Hitsugaya-kun, entonces. -dijo riéndose Urahara. Estaba segura que no era la primera vez que lo llamaba por su nombre- Entonces, la siguiente... Hiro-chan...
-¿De dónde sacas ese "chan"? -le dije indignada, a punto de levantarme- No me gusta que me llamen así. -me crucé de brazos mientras me daba cuenta de que le había levantado la voz a un profesor. Miré a la ventana deseando que dejasen de mirarme todos los estudiantes.
-Lo siento, lo siento, Hiro-san, entonces. -volvió a reírse, mientras me daba cuenta de que había reaccionado igual que Hitsugaya-kun- La siguiente... Honshô-san...
-Presente. -contestó una chica de pelo rojo claro. No le quitaba la vista de encima a la súper delantera de Orihime.
-Inoue-san...
-Sí, profesor. -dijo Orihime.
-Ishida-kun...
-Presente. -dijo tajante el chico. Llevaba gafas y tenía el pelo azul cayéndose a ambos lados de la cara. Parecía que ese día yo no iba a dejar de ver chicos guapos.
-Ogawa-san...
-Pre-presente... -dijo con un hilo de voz una chica de pelo corto castaño, parecía bastante tímida.
-Kojima-kun...
-Presente. -dijo con una sonrisa un chico de pelo negro un poco largo (más o menos como Asano, pero un pelín más corto que él).
-Kuchiki-san...
-Presente. -dijo una chica de pelo negro como el azabache y piel nívea, miraba aburrida cómo el profesor se divertía con las expresiones que iban poniendo sus alumnos.
-Kunieda-san...
-Presente. -dijo otra chica. Esa debía ser la única chica a parte de Orihime y yo que llevaba el pelo largo en esa clase. Tenía complexión atlética.
-Kurosaki-san...
-Presente. -dijo un chico. ¡Bum, bum! Mi corazón volvió a volverse loco. ¿¡Cuántos chicos guapos había en esa escuela!? Este era de pelo naranja, despeinado, parecía aburrirse más que Kuchiki y tenía el ceño fruncido.
-Y por último, Sado-kun...
-Presente. -dijo un chico de voz gruesa. Este era muy alto, debía medir dos metros, era de piel morena y pelo castaño oscuro. Casi no se le veían los ojos por culpa del flequillo. Al menos este entraba dentro de lo que yo consideraba normal, al igual que Abarai, el de los tatuajes.
-Parece que ya hemos acabado. Ya os conocéis, y pese a que el director me dijo que la presentación dura una hora, sólo han pasado diez minutos... -suspiró Urahara- ¿Qué os parece si empezáis ya con las clases ahora? -preguntó con una sonrisa, tapándose la cara con el abanico, otra vez.
Un montón de protestas hicieron que se partiera de risa, tal y como yo pensaba, dijo:
-¡Era broma, era broma, no matéis a vuestro profe! -dijo, encogiéndose como si le estuviéramos tirando piedras- Aunque podríais avanzar más en el curso si... -vio la cara que le pusimos y se calló.
Se puso a andar abanicándose otra vez de un lado a otro de la pizarra, como si buscase algo que hacer.
-Esto... esto... -susurraba.
Y a mí ese "esto" me estaba dejando sin paciencia. Sulfurada abrí la ventana de golpe, haciendo que chirriase. Me puse roja porque todos me miraron de golpe, pero me dediqué a mirar abajo.
La puerta corredera de clase se abrió, dejando pasar a una de las mujeres más atractivas que había visto jamás: Shihôin Yoruichi. Ya la había visto antes, pero cada vez que la veía pensaba que me gustaría ser guapa como ella, para que al menos algún chico me pidiera salir.
-Kisuke, ya sabía yo que estarías dando vueltas. Chicos, ¿cuántas veces ha dicho: esto...? -dijo, imitando a la perfección a su amigo.
-Muchas, profesora. -contestó Orihime, con una gran sonrisa.
-Ya veo. Cuando vuestro profesor dice eso, es que tiene la respuesta en la punta de la lengua, o que se le ha olvidado completamente. Por cierto, soy Shihôin Yoruichi, profesora de mates, ayudante en deportes y tutora de cuarto. Oh, ¿tú eres la hermana de Byakuya-bo, Rukia, verdad? -dijo, dirigiéndose a Kuchiki.
-Sí, señora. -respondió sorprendida- ¿Cómo lo ha sabido?
-Ponéis la misma expresión. -dijo, partiéndose de risa- Yo ya he dejado salir a los míos fuera, hace calor y fuera hay viento, ¡la clase ha terminado, chicos!
-Oye, que son mis alumnos... -le murmuró Urahara.
-¿Alguna queja con lo que he dicho? -dijo directamente Yoruichi, sin contener siquiera su aura amenazadora.
-No, claro que no. -es mejor no darle la contraria... debía estar pensando Urahara en ese instante.
-¿A qué esperáis, chicos? -gritó Yoruichi, de golpe- He dicho fuera.
Todos salieron en estampida, dejando mesas y sillas fuera de sitio.
Suspiré mientras colocaba bien mi silla y de paso las de alrededor.
-Gracias, Hiro-san. -dijo Urahara.
-No es nada, antes siempre era yo la que ordenaba la clase. -me encogí de hombros- Es divertido ver que algunas cosas nunca cambian.
-Has venido aquí y por eso vas a cambiar, así que date prisa en ir a tu casa, coger tu maleta con todo e ir abajo con los chicos. -dijo Yoruichi, con una sonrisa gatuna.
-Sí, ahora mismo. En media hora estoy aquí. -dije, saliendo corriendo.
Abrí la taquilla precipitadamente y después de pensarlo detenidamente dejé los patines donde estaban y me puse las deportivas. No podía ir con patines si llevaba maletas. Corriendo, salí fuera, donde casi me choqué con alguien. Lo esquivé con una pirueta sin mirar quién era ("¡Perdón!"), sólo me fijé en que tenía el pelo negro y largo, y seguí corriendo sin pausa.
Subí precipitadamente las escaleras hasta llegar a mi apartamento. Al comparar los precios de un lugar y otro, ahorraba más dinero en el instituto. Y no tendría posibilidad de llegar tarde viviendo allí (cosa que sería una gran ventaja, siempre tengo problemas con el tiempo). Empotré todo dentro de las maletas y metí los muebles más necesarios dentro del carro grande que llevaba. No quería hacer dos viajes, así que puse las maletas encima de los muebles del carro y salí. Casi no veía lo que tenía delante, pero conseguí llegar sin incidentes al instituto.
Había alguien en la entrada.
-Tú... eres el de esta mañana. -dije, sorprendida.
-Sí. -dijo, con un amago de sonrisa- También soy el que casi te llevas por delante antes. Veo que te mudas, ¿necesitas ayuda?
-Me irá bien un poco de ayuda, gracias. -le sonreí, agradecida- ¿El que casi me llevo por delante antes?
-Cuando has salido. Creo que no te has fijado en que era yo.
-Oh, de verdad lo siento, es que salí disparada.
-Ya lo vi, ya. Corres como una bala.
-Gracias... -dije, agradeciendo el cumplido. Era la primera vez que alguien que no fuera un adulto me decía que hacía algo bien- Esto... no nos hemos presentado aún... -me reí nerviosa- Me llamo Hiro Sachiko, y como ya sabrás, soy la nueva. -sonrió ante mi tono de voz.
-Yo soy Kuchiki Byakuya, encantado. -dijo, mientras bajaba las maletas del carro y me daba dos- Creo que deberías llevar eso. Yo llevo el resto.
Me fijé en que había quitado las que impedían la vista. Avanzamos a través del jardín y pasamos al lado de las chicas, que estaban comiendo a la sombra de los árboles.
-¡Nii-sama! -gritó Kuchiki, yendo hacia nosotros.
-Hola, Rukia. -dijo Byakuya a su hermana menor.
-¿Te mudas? -me preguntó, con una sonrisa- ¿Vivirás aquí?
-Sí, así podré conoceros antes.
-Qué bien. -dijo ella- Me llamo Kuchiki Rukia, creo que aún no nos hemos presentado.
-Yo soy Hiro Sachiko. Encantada, Rukia-san. ^^
-Sí, encantada. ¡Chicas! ¡Sachiko-san se muda aquí! -gritó a las chicas, para que vinieran.
Gracias a ellas terminé la mudanza muy rápido. Incluso me ayudaron a poner la ropa en los armarios y quedamos en que como tenía muy poca (no llenaba ni un armario entero) un día iríamos a comprar todas juntas.
-¿Y bien? ¿Qué pensáis de los chicos? -dijo una de pronto.
Me atraganté.
-¡A Sachiko le gusta uno...! -dijo emocionada.
-No es verdad, no me gusta ninguno en concreto, sólo que... los chicos de aquí... ¡son demasiado guapos...! -dije, intentando susurrar, sonrojada.
Soltaron un gritito.
-Es verdad, son guapos. Y algunos más que otros, ¿eh? Ya he visto que le has echado un ojo al hermano de Kuchiki... -dijo sonriendo maliciosamente.
-¿¡Qué-qué!? -grité, con voz super aguda- ¿¡Que Bya...!? -me puse a toser como una loca, avergonzada. Bajé el tono de voz- ¿¡Que Byakuya me gusta!?
-Es la primera vez que lo veo hablar con una chica que no sea su compañera de clase Soi Fon o Rukia. -dijo Orihime.
-Eso, y la próxima vez que lo veas te le tiras encima y le enseñas los pechos, eso nunca falla.
-Que le enseñe los... -me puse aún más roja, hiperventilando- ¿¡PERO OS HABÉIS VUELTO LOCAS!? ¡YO SOY INCAPAZ DE ENSEÑAR MIS... mis...! -grité de pronto, otra vez con esa voz aguda.
-Tatsuki-chan, la has asustado, no creo que deba enseñar sus pechos a nadie...
-Pero Orihime, si tengo razón. Tú tienes que hacer lo mismo con Ichigo.
-¿Qué? ¿Con Kurosaki-kun...? -preguntó la chica, poniéndose roja como yo.
-Es verdad, a Orihime le gusta Kurosaki. -dijo otra.
-¡Hime, olvida a ese y vente conmigo...! -intervino Chizuru, tirándose encima de la chica.
-¡Tú vete por ahí! -gritó Tatsuki, dándole una gran patada y mandándola a volar. Me di cuenta de que Tatsuki era como la protectora de Orihime.
-Volviendo al tema principal, ¿te gusta algún chico más? -me preguntó de golpe una de las chicas.
-Esto...
-¡No digas esto! -gritaron todas, hartas de Urahara.
-Ya veo, estáis hartas del "esto..." de Urahara-sensei.
-No cambies de tema, contesta, ¡vamos...!
-Vale, vale... -dije, más nerviosa- Pues ese Kurosaki Ichigo no está nada mal, y Hitsugaya Tôshirô tampoco es feo que digamos. Y también está Ishida Uryû...
-Ya veo, a ti te van los solitarios. -dijo una de golpe.
-Mira en la cancha de fútbol. -dijo otra, antes de que pudiera contestar.
-¿Qué? -pregunté mirando hacia allí.
Mi corazón volvió a latir rápido. Ver tres tíos buenos de golpe no estaba dentro de mis planes.
-El del 69 tatuado se llama Hisagi Shûhei, y va a segundo. Es guapo. -me comentó una.
-El del pelo corto, ese que ahora tiene la pelota se llama Ichimaru Gin. Tampoco está nada mal.
-¿Y el otro? Se parece a Kurosaki. -pregunté.
-Ese es Shiba Kaien. -dijo Rukia- Lo conozco desde pequeña, Nii-sama y él son amigos desde siempre.
-¿Y bien? -preguntaron de repente.
-¿Cuál te gusta más?
-¿Shiba, tal vez?
-¿Hisagi?
-¿o Ichimaru?
-¿O tal vez prefieres al hermano de Rukia?
Sus voces empezaron a hacerse lejanas. Seguían preguntando, pero sentía que ya no podía más. La cabeza me daba vueltas. El corazón me iba demasiado rápido. Todo se volvió negro.
-¡Sachiko-san! ¡Responde, Sachiko-san! -gritaban, asustadas.
-¡Voy a buscar ayuda! -dijo Kunieda.
-¡Hiro! ¡Responde! ¿Puedes oírme? -esta vez era la voz de algún profesor, pero no podía ver de quién- ¿Qué ha pasado, chicas? Por ahora que alguien vaya a buscar agua mientras viene Unohana.
-Aizen-sensei, se ha desmayado de pronto, no sé que ha podido pasar. -dijo una de las chicas.
-Tranquila, Hinamori, seguro que ha sido debido al estrés. He visto desde lejos que hablabais muy apasionadas de algo. -dijo, para luego soltar una pequeña risa- ¿Qué era?
-Bueno, hablábamos de chicos... y empezamos a preguntarle cuáles le gustaban más... -dijo Michiru.
-Sí, está claro que ha sido por estrés. Urahara me contó que no tiene novio, seguramente la impactó que la preguntaseis tan seguido por los chicos y se puso nerviosa.
-¿Dónde está la chica que se ha desmayado? -preguntó una voz fría, perteneciente a uno de los que me gustaban.
-Oh, Byakuya-kun. -dijo Aizen- Parece que Hiro se ha desmayado. -le explicó.
De alguna manera pude notar las caras de sorpresa que ponían todos. No sabía porqué, pero de repente notaba a la gente tensa.
-Aizen-sensei, ¿me deja ver a la chica? -preguntó otra voz, de mujer. También la conocía.
Noté como me palpaba el cuello y con una compresa fría me fue mojando la cara, haciendo que me sintiera mejor. Noté como me llevaron en brazos hasta una habitación, y allí me dejaron en una cama bastante cómoda. Medio inconsciente, noté como me tapaban. Me dejé caer en la tranquilidad de la inconsciencia.
Autora:
El primer capítulo de mi segundo fanfic "público" xD
No pongo avance ya que el segundo capítulo lo subiré dentro de unas horas, cuando haya dormido xD que para mí es de madrugada y se me cierran los ojos xDD
PD: Tengo hasta el tercer capítulo escrito ^^ ¡Mis agradecimientos a los lectores! ¡Y no os olvidéis de comentar! xD
