Are you Alice?©Ai Ninomiya&Ikumi Katagiri.

El perro del ama

Por

Lady Hightopp

Capítulo único

No había resultado particularmente difícil. No había representado ningún problema. No se había presentado un remordimiento a última hora que pudiera estropear la iniciativa que había tomado.

Con la misma determinación, con la misma facilidad con que ya había incurrido anteriormente en la acción se limitó a repasar con la lengua la tibieza temporal de acero. Lentamente, y tras pensarlo un rato acercó su dedo, ya estaba frio pero debía de esperar, tenía que asegurarse de que en el momento justo en que su no-existencia se convirtiera en un lastre para el País de las Maravillas, pero no podía darse el lujo de que el Duque lo encontrara, no y no, y mil veces no.

Si la anterior Alicia había escapado a esa suerte ¿Por qué esa patética criatura no?

El chirrido desgarrador llegó a sus oídos pero no le prestó la mínima atención, se puso de pie. El traje estaba hecho un lastre pero nada que un baño no arreglara, así pues con su áspera lengua empezó a retirar las casi costras rojizas que se habían adherido a su piel.

Pasos sobre la calle le advirtieron, saltó a los botes de basura haciéndoles caer y dispersar su putrefacto contenido sobre el cuerpo inerte que de a poco se disolvería junto con lo demás, la basura a su lugar.

Salió de la oscuridad que ofrecían los dos callejones, aún relamiéndose los labios, con el metálico sabor de la victoria entre dientes. Enfrentar su presencia no era algo de lo que rehuyera, más no se inclinó para compensar las alturas.

—Oh… ¿Por qué mi gato está tan sucio?

Torció los labios en una sonrisa cerrando los ojos, la voz cantarina, suave y aniñada de su ama no cambiaba nunca por más tiempo que buscara alejarse de ella, era como si los días y las semanas, las noches y los meses que podía pasar vagando no la afectaran en lo mínimo.

—Ven, yo te limpiaré eso…— y entonces la tomaba de la mano, se dirigían a la gran casa de la que por ahora tenía permitido salir ante la ausencia de Alice.

— ¿Mi Gato ha visto al Perro de la Duquesa? — pregunto de repente la pequeña saltando para bajar la altura de la acera, lista para pasar al otro lado de la calle.

—No…— mintió.

—Empiezo a creer que era mentira aquello de los balances. — agregó ella llevándose un dedo a los labios en un gesto puramente pensativo.

—Un Perro que te adore y un Gato que te ignore…— siguió mirando de reojo a su compañero que no había borrado la sonrisa en ningún momento aunque el matiz de reproche por la referencia que lo implicaba se diluía en su dulzura haciendo imperceptible aquello, para quien no quisiera verlo claro estaba.

—Pero los perros no forman parte de esta historia, por eso su presencia es imprescindible. — dijo finalmente él pasándose el dorso de la mano por la mejilla que había sentido ya ligeramente endurecida por la costra de sangre.

—Eso es una verdad.

Y ambos sabían que quien no cumplía un propósito en el País de las Maravillas, no tenía una existencia real.

—Pero sería agradable que se pudiera hacer algo al respecto.

¡Inocente de ella!

El Gato de la Duquesa se hizo a un lado para dejar pasar en primer lugar a su ama que subía los escalones de la entrada con la infanta gracia que solo ella podía tener.

—Yo lo dudo mucho. — confirmó con un ronroneo entrando él.

Y lo podía asegurar, porque él jamás compartiría a su ama, porque él era el Gato de la Duquesa y de nadie más, sería pues entonces por reciprocidad que ella fue el ama del Gato y de nadie más.

Y el perro que se atreviera a aparecer para contrariarlo…

Que se pudriera en algún rincón olvidado.

—Ven.

Ella le llamó a su habitación, y él sonrió, el cascabel repiqueteó y esa noche, solo por esa vez, la cita pendiente podía esperar.

۞ Lady Hightopp agradece su lectura, y agradece más, sus comentaios.

03/10/11