El camino recorrido de casa hasta la universidad no era nada largo. Es más, se hacia corto. Sin darte cuenta, en cuatro pasos, ya estabas en el parque, con cuatro más en la subida del universidad, y si querías alargar un poco el camino siempre podías coger una calle que daba directa a la cartelera de los cines. Kuwabara estaba muy satisfecho con la universidad donde iba. Todo resultaba perfecto; los profesores, los alumnos, los clubs, el material, las taquillas, los corredores, el bar de al lado… Nada podía estropear aquella sensación de felicidad. Aunque, algo si, Kuwabara podía sentir ya nostalgia por las vacaciones que le duraron hasta ayer. Que por cierto, recibió una visita inesperada en su casa por la tarde.
Kurama fue a verlo con una sonrisa demasiado picara par su gusto. Y el tema del que estuvieron hablando, sin necesidad de entrar en la casa del pelirrojo, fue justamente los estudios. Kuwabara recuerda exactamente las palabras que le dirigió Kurama una vez finalizada la conversación; "Te espera una sorpresa". A Kuwabara ya les costaba esperar a la noche de reyes para recibir regalos, así que aun menos para las sorpresas del día siguiente. Ahora, y por fin, se iba a encontrar con dicha sorpresa. A lo mejor se trataba de alguna sorpresa durante la inauguración del nuevo curso. O quizás de algunos estudiantes de intercambio, o algún viaje fabuloso, o quien sabe… Alguna carta de amor para nuestro romántico amigo. Aunque el ya tenia a la chica de sus sueños muy a mano. Solo con pensar la posibilidad de una carta de amor, Kuwabara ya empezaba a pensar en alguna excusa para disculparse con la joven dama que le podría solicitar.
Kuwabara: Discúlpame, pero este caballero ya tiene princesa.- se mantuvo en silencio un rato para luego volver a decirlo con más entonación. Al ver que posiblemente la chica de la carta quedaría muy dolida por la respuesta, buscaba algo más convincente. – Lo siento, ya tengo otro compromiso. –
Así Kuwabara paso todo su trayecto para llegar al instituto, practicando un perdón para una hipótesis formada por él solo. Cuando división su universidad, las campanas del reloj empezaron a sonar como el típico sonido que se podría escuchar del acampanar de Londres. Hasta el sonido del reloj era perfecto. Kuwabara, pero, se dio cuenta que esas campanas no indicaban otra cosa que las clases debían empezar. Acelero un poco el paso y pudo llegara tiempo.
Al entrar en el instituto, se fijo en que clase debía ir ahora. También se dio cuenta de que tenía compañeros nuevos en clase y que había una lista de los nuevos profesores. Su aula; la 24, su tutor; Stein, el nuevo profesor de biología. Lastima, tenia que subir escaleras de buena mañana. Este año, los de bellas artes se quedaban con el piso de abajo, mientras que los científicos el segundo, los humanísticos el tercero y el cuarto era compartido por los de bellas artes y tecnológico. Ciertamente había pocas universidades como la suya, donde todos los de bachillerato se unían. No eran tantos como todo el mundo se imaginaba, ya que eran pocos para cada modalidad, de esta forma el enseñamiento podía ser mucho mejor.
Por el camino a las escaleras se quedo mirando un rato a los de bellas artes. Cada uno parecía tener su propio estilo de vida y sus propias normas para su arte. Los de bellas artes siempre eran divertidos de ver ya que había de todo; Punks, Hippies, Pijos, Bohémicos… Observaba como uno a uno entraban por su clase.
Kuwabara: ¡Un momento! – Le pareció ver algo fuera de lo común, parpadeo y se froto los ojos. Miro nuevamente donde se confundió. Falsa alarma, por un momento le pareció que el corazón le iba a estallar. – Me lo habrá parecido… Espero.
Continúo su camino hacia su clase. "¡22, 23… 24!" pensó para él mientras iba mirando los números de las puertas de las clases. Abrió y se coloco en la silla que quedaba libre. Pudo ver a su alrededor algún que otro compañero nuevo, pero nuevamente la alarma de su cuerpo reacciono. Sentía a su alrededor algo parecido a la energía demoníaca, pero no sabia determinar de quien ya que podía sentir más de una… dos, tres, quizás cuatro, pero no eran muy normales, no se podría decir que fueran del Makai… Aunque, no todas, había una que si, y provenía del nuevo profesor de biología. Se quedo un buen rato mirando al hombre aquel, mayor, de cabello blanco, seguramente sin teñir, simplemente así por la edad, con una cicatriz en la cara que le recorría la frente, el ojo izquierdo e iba al cuello. Llevaba gafas grandes y tenia los ojos azulados. El profesor inmediatamente se dio cuenta de que Kuwabara lo miraba. Lo sonrío y le saludo con tanta felicidad que era imposible creer de un youkai. Kuwabara simplemente casi se cae de la silla. Muy posiblemente, el youkai no era el problema en esa clase, ya que recordaba que Yusuke en su momento le explico que ahora los youkais podían entrar y salir libremente del Makai mientras estos no hirieran a los humanos. Se tranquilizo un poco, pero no lo suficiente, aquellas energías seguían fluyendo tan libremente por la clase… Y él no era capaz de determinar de donde venían.
El profesor hablaba, pero tampoco le daba mucha importancia, estaba concentrado en otras cosas. Estaba tan nervioso con las otras energías, que el tiempo paso demasiado despacio, aunque solo fuesen 45 minutos… sonó el timbre que anunciaba un descanso para la clase. Kuwabara suspiraba con algo más de calma, pero sintió que tenía los músculos algo tensos por la presión. Espero a que todos se fueran para intentar hablar a solas con el profesor Stein. Stein disimuladamente también se acerco a Kuwabara.
Stein: Espero que tengas hechos los deberes de verano. – Apunto con picardía a Kuwabara-
Kuwabara: No es precisamente eso lo que más me preocupa…
Stein: ¿Algún problema con algún alumno?
Kuwabara: No exactamente. Tú ya deberías saber de lo que hablo. Apestas a demonio.
Stein: Vaya… Debe ser por las prisas, ¿sabes? Hoy no me ha dado tiempo a ducharme, es mi primer día como profesor. – Era evidente que todo era pura ironía por parte de Stein-
Kuwabara: ¿Y los alumnos?
Stein: ¿Qué les ocurre? –Stein se puso más serio. Ya sabia de que iba el tema-
Kuwabara: Siento que tienen una aura distinta. No parecen humanos.
Stein: Porque no lo son. –Sonrió con cierta malicia.-
Kuwabara: ¡Habéis sido vosotros! –Kuwabara se altera con furia y se levanta de su asiento. - ¿Qué habéis hecho? – Sin darse cuenta, sus manos hablaron por él y sujeto a Stein por el cuello de la bata.- ¡Sabia de buen principio que los demonios no eran de fiar! ¡No sabéis lo que habéis logrado traicionando la confianza de Koenma!
Stein no respondía, es más parecía divertirle la reacción del pelirrojo. Finalmente, unos aplausos que se escuchaban por el pasillo frenaron los puños de Kuwabara.
"Bien, bien" – Decía la figura misteriosa que a causa del sol de la ventana no era muy definida. Mientras esta entraba al descubierto, seguía aplaudiendo con largas pausas.
Aparentaba una mujer; alta y joven. Posiblemente otra profesora nueva del centro… Y también otra cómplice de Stein. La mujer avanzaba. Pelirroja, pelo corto, piel blanca, falda larga i blusa elegante de color lila con una camisa negra. Kuwabara sintió de inmediato que se trataba de otro demonio.
Stein: Mukuro…
Kuwabara: ¿Qué? ¿Has dicho Mukuro? – El nombre le era familiar. Sino, al menos, había oído ha hablar de esa mujer por la boca de Yusuke. Le pareció recordar que fue la mujer que venció a Hiei en el torneo de años atrás. Ya puestos a pensar, también le vino a la memoria que Hiei trabajaba para ella. - ¿Eres la Mukuro de Hiei?
Mukuro: Hummm… Nunca me ha dado la sensación de ser suya…
Kuwabara: Bueno… Me refiero a que tienes alguna relación con él… - Mukuro levanto la ceja izquierda y miro a Kuwabara con cierta tensión- Es decir… No una relación amorosa… Sino la otra relación… ¡Que tienes algo que ver!
Mukuro: ¡Ho! Esa relación. Claro, claro. Trabaja para mí, al igual que Stein.
Aunque esa mujer lo tranquilizase ligeramente, Kuwabara seguía teniendo los nervios a flor de piel. Seguía sin soltar a Stein mientras Mukuro lo observaba muy tranquilamente.
Kuwabara: ¿Qué ocurre con los humanos?
Mukuro: Lo estamos intentando averiguar.
Kuwabara: ¿Cómo?
Mukuro: Por lo visto, no teníamos suficiente trabajo en el Makai, así que Koenma se puso en contacto con Enki, el rey del Makai, y nos envío a nosotros y a mi grupo a ayudar con este problema.
Kuwabara: Pero… -Mira Stein- pero… -Mira a Mukuro-
Mukuro: Stein sufre de locura cuando se encuentra en situaciones de alta tensión. No es mal demonio aunque lo aparente.
Kuwabara: Me dejas un poco más tranquilo. –Suelta a Stein y se acerca más a Mukuro. - ¿Me puedes explicar mejor lo que ocurre?
Mukuro: Recientemente empezamos la misión. Así que no tengo todavía ningún resultado. Solamente decirte que hay un par de demonios infiltrados entre los alumnos y los profesores. – Por un momento, Mukuro rió disimuladamente.- Los profesores están para hacerse cercanos a algunos alumnos o extraer información útil. Mientras que los alumnos esta para acercarse mucho más al resto de estudiantes.
Kuwabara: ¿pero que les ocurre a los humanos?
Mukuro: Oh, disculpa. Se me olvidaba lo más importante del asunto. Por lo visto, han vuelto a aparecer humanos con poderes sobre naturales. Sospechamos que podría deberse a algún agujero demasiado cercano a esta zona. Entonces, algunos estudiantes de esta universidad han desarrollado poderes que emplean para bien y para mal. No importa el motivo, pero no deberían usar estos poderes o podrían acabar convirtiéndose en monstruos…
Kuwabara: Hummm… Entiendo. Entonces los demonios estudiantes se relacionan con los alumnos y a la minima que vea que uno posea poderes… ¿Qué? ¿Qué se le hace a ese individuo?
Mukuro: En principio se le debería convencer para que deje de usar sus poderes… En caso contrario, el demonio que encuentra a un estudiante con esos poderes, tiene autorización para noquearlo y realizar una pequeña abducción.
Kuwabara: ¿¡Abducción!?
Mukuro: Realmente no es nada del otro mundo. A ese humano se le insertara un parasito demoniaco en su interior. Estos parásitos solo absorberán sus poderes y los dejaran en estado de humano normal. El problema es que a la larga el humano muere más temprano de lo normal.
Kuwabara: ¿Entonces se le acorta la vida? –A Kuwabara le pareció horrible la idea de vivir menos. – Pero…
Mukuro: Se nos ha dado autorización. Además, la media de vida humana esta entro los 80 años más o menos. A estos con parásitos duraran posiblemente entre 60 o 70. Es decir que no se les quitan más de 15 años. Y ahora piensa que si los dejamos que hagan lo que quieran… Podría resultar horrible.
Kuwabara: Visto así… - Medito fríamente unos segundos. – En fin… Si puedo ayudar en algo…
Mukuro: Si, puedes ayudar. Y mucho. Veras, algunos de nuestros demonios les cuesta más meterse en el papel de alumno… - Vuelve a reírse disimiladamente- Además, tu ya llevas aquí dos años, ¿me equivoco? Serás de gran ayuda si encuentras alguna anormalidad en algún estudiante.
Kuwabara: Esta bien. Hare todo lo que tenga en mis manos. – Sonríe mientras se peta los nudillos de las manos- Aunque… - Kuwabara muestra síntomas de preocupación. – Ejem… ¿A que demonios has dicho que de orientar…?
Mukuro: ¡Oh! Eso ya lo veras… Seguro que te das cuenta de inmediato. Solo sal al recreo de ahora y compruébalo tu mismo.
Kuwabara sintió un ligero jirón en el estomago. Era posible que uno de esos demonios que les cuesta el ambiente humano fuera… ¿Hiei? No, por dios… De seguro que optaría al suicidio antes de aceptar semejante trabajo. Bajo las escaleras para llegar a la planta baja, corrió por los pasillos en busca de algún alumno insurrecto que ándase por allí. De paso, se fijo en los alumnos, podía sentir las auras malignas y extrañas en ellos, pero en general todos parecían muy normales. Es más, había algunos que conocía del año pasado… Pero, un momento… Sentía las energías extrañas, pero era incapaz de predecir de quien venían. Esta misión iba a resultar más complicada de lo que parecía…
Siguió corriendo, hasta que finalmente se le ilumino la cabeza. Recordó lo que le pareció ver solo entrar a la universidad… Si… Aquellos… ¡Los universitarios de bellas artes! Con razón le pareció un sueño, ya que en ese momento le resultaba imposible. ¿Cuáles eran las aulas de los artísticos? A Kuwabara le pareció ver siempre caballetes y esculturas en las aulas 6 y 2, pero apenas había entrado alguna vez. Se dirigió a la 2… Nada, bacía. Aunque habían dos estudiantes pelirrojos almorzando allí. Kuwabara pregunto por los de bellas artes a aquellos dos. La respuesta de Kuwabara no podía ser más clara; "Se encuentran en la 6". Eso si, le dio la sensación de que esos dos eran bastante distantes a la hora de hablar. Es más, ¿que hacia solos allí? Antes de salir por la puerta, los miro directo a la cara para recordarlos y tenerlos en cuenta para la posible lista de "estudiantes sospechosos". Seguro que no los olvidaría, ya que los dos poseían la misma cara. Era evidente que eran gemelos. No obstante, ese no era el mejor momento para pensar en esas cosas. Tenía que buscar su "sorpresa".
Se encontraba delante de la aula 6. Mirando con cierto desprecio a la puerta, ya que era de las pocas puertas que no deponía de cristal para observar en su interior. Alargó la mano y cogió el paño… Luego con un ligero movimiento de muñeca pudo abrir la puerta, eso si, muy lentamente.
"hola, Kazuma" – Pronunció una voz antes escuchada. Pero esta no era la voz que esperaba… No era para nada masculina, ni siquiera tenia timbre de hombre. Era una voz tímida y delicada… De lo más refinada. Y esa voz claramente se dirigía a él.
Kuwabara: ¿Yu…Yukina? –Los ojos de Kuwabara se iluminaban al ver el nuevo aspecto de la chica. El pelo recogido con una coleta normal, planchado para tenerlo más liso. Además, el uniforme de colegiada no le sentaba nada mal a la chica. Mini falda blanca y camisa escolar blanca, con cuello de marinero… Era un hada… No, un ángel… No… Una diosa. - ¿Qué haces aquí?
Yukina: Es que me dijeron que si estaba en esta universidad, trabajarías mejor que nunca. – Apunto Yukina mientras se sentaba en una silla. – Ya me han contado todo lo ocurrido con los humanos y que tú, eres de los que más les puede ayudar.
Kuwabara: Esto es como un sueño ¡Te tendré a mi lado todo el curso!
Yukina: Oh… Yo no diría tanto… Además para no despistarte en los estudios me coloque en la sección de bellas artes. Opino que es bastante entretenido y verdaderamente tengo ganas de empezar… Aunque me avergüenza un poco ir con estas pintas… ¿Tu que opinas?
Kuwabara: ¡Te queda magnifico! ¡Esta diseñado para ti! – Kuwabara se sentía tranquilo al ver a Yukina a su lado. Se esperaba algo peor… - Entonces, voy a enseñarte la universidad para que puedas intégrate mejor.
Yukina: ¿Hum? – Yukina lo miró extrañado - En fin, suena entretenido como primer día. No conozco para nada este sitio.
Kuwabara: Personalmente pienso que te puedes integrar fácilmente con el resto de humanos; Eres agradable, honesta, encantadora, bella y seguramente que te esforzaras en el trabajo y en estudio. – Kuwabara empezaba a imaginarse a Yukina pintando un cuadro con corazones para él. – Lo colgaría en el salón de casa.
Yukina: ¿El que…? – Empezaba a asustarse ligeramente…-
Kuwabara: Nada, no he dicho nada. – Kuwabara se sonrojaba y se rascaba la cabeza a la vez. – Venga, vamos, ven con migo. – Cogió con delicadeza la mano de Yukina-
"Hn" – Se escuchó ligeramente por la sala, pero ese "Hn" tenía mucho poder. Tanto que al llegar a los oídos de Kuwabara, estos estaban tan sensibles que les falto poco para estallar. El "Hn", vino acompañado de un golpe de mochila, posiblemente soltada bruscamente de la espalda hasta el suelo. Resonó un estuche metálico y pareció que se escuchaban los crujidos de las sanguinas de dentro la mochila. Kuwabara trago saliva y se giraba muy poco a poco hacia la puerta, con sudor en la cara y temor en el cuerpo. L apersona que pronuncio algo parecido a una onomatopeya, añadió… - Te has confundido de persona. El que no se adapta a este jodido mundo soy yo…
Continuara…
Ciertamente hacia mucho que no escribía algo y menos todavía que no lo presentaba en fanfiction. Espero que sea de su agrado y que me dejen algún review ya que son como gasolina para mi XD
Nos vemos en el próximo capitulo. ;D
