N/A: ¡Hola! Bueno, decidí participar en esta actividad del foro "Esmeralda Madre", donde debes escribir cuatro drabbles del personaje que quieras, pero en base a una estación del año y cuatro cosas derivadas de ella; y a mí me ha tocado el verano B)
¡Espero les guste! n.n
Cantidad de palabras: 497
[Fic participante en la actividad de Enero "Las estaciones de Mobius " del foro "Esmeralda Madre"]
Sonic y sus personajes propiedad de SEGA/Sonic Team.
Playa
Agradecía haber dejado atrás las infinitas luces de los edificios y estar reemplazándolas con aquel paisaje.
Con el primer crujir de la arena bajo sus sandalias, se auto-proclamó dueño de aquellas costas casi vacías. Sus ojos devoraban la maravillosa vista con ansias, mientras su interior recibía una punzada de melancolía.
¿Hace cuánto no iba a la playa? Se asustaba al notar que sus últimos recuerdos de haber pisado esas tierras pertenecían a su niñez; y habían sido invocados por las amorfas montañas de arena.
Quizá podría relajarse allí; bajo las húmedas caricias del viento, contemplando un cielo que se teñía de un desorden multicolor y cantos de aves que, en vez de alterarlo, transformaban su caminata en algo más ameno.
—¿Jet?
«No de nuevo», se dijo.
Juntó las manos tras la espalda, dándole la autorización de continuar al dedicarle una mirada.
—¿Se puede saber por qué trajiste a Storm, si prometiste que sólo vendríamos tú y yo? —susurró Wave, al llegar a su lado.
Rodó los ojos; su indiferencia prevalecía ante las ganas de contestarle.
Rato después, por casualidad, ambos voltearon a ver al susodicho al mismo tiempo. La pila de cosas que éste cargaba lograba taparle la cara, por lo que más de una vez terminó tropezándose o cayendo sobre la gente.
—Alguien debía cargar mis cosas, ¿no? —soltó una risa.
Al encontrar una zona completamente deshabitada, no dudó en ubicar su silla bajo un quitasol, y plantar a un lado su tabla de surf. Se lanzó de golpe y cerró los ojos, mientras escuchaba a los dos restantes instalarse cerca suyo.
Después de un rato, se giró para darles la espalda. Cada vez que era envuelto en la cómoda tibieza del ambiente, Wave osaba subir el tono de voz y frustrar sus intentos de conciliar el sueño; parecía una alarma programada cada cinco minutos.
Esos dos no tenían remedio: discutían por ocupar una toalla, ser los dueños de la comida, cada vez que uno le lanzaba arena al otro... o cualquier estupidez similar.
Se acomodó boca arriba, con los brazos tras la cabeza. El salpicar del mar sobre las rocas lo arrullaba para caer en un espléndido momento de relajación, pero al mismo tiempo lo incitaba a acercarse y refrescarse entre las olas.
—¡Para ya! —protestaba Wave.
—¡¿Q-qué hice?!
«Cuenta hasta tres...», repetía, aguantando el deseo de patear a ambos.
—¡Yo estoy recostándome aquí! ¡Vete a nadar y deja de copiarme!
—¿I-irme? ¡No te he hecho nada!
Se puso de pie de un salto y cargó su tabla bajo el brazo hasta dar con el mar.
Dejaría la preocupación de Wave expresarse mediante gritos, pues él, ignorando el hecho de que el sol se hubiese ocultado, ya estaría boca abajo sobre su tabla, remando con los brazos y soportando el brusco cambio de temperatura.
Al momento de ponerse de pie, una sonrisa se extendió por su rostro; sintiéndose desafiado a surcar las olas que ganaban fiereza con la llegada de la noche.
