Despierta un poco aturdida pero lentamente va recordando dónde está. A su lado va a su marido aquel pelirrojo al que cada día soportaba menos. Se sienta en la cama y al igual que estos últimos días recuerda aquel que fue el primer amor de su vida. Si tan solo uno de los dos se hubiera atrevido a dar un paso puede que la historia hubiese sido diferente y a lo mejor Severus Snape estaría vivo.

Miradas, miradas furtivas que nunca llegaron a cruzarse. Saludos torpes:

-Buenos días profesor

A lo que él respondía con un suave asentimiento de cabeza. Eso para ella era suficiente, él no sabía que la mantenía con una sonrisa el resto del día como si fuera una tonta, aunque ella tampoco sabía que aquellos pequeños detalles suavizaron ligeramente el humor de Snape durante mucho tiempo. Ninguno de los dos se atrevió a ir más allá aunque en realidad…

-Cariño preparada el desayuno que empiezo a tener hambre-dijo su marido mientras se giraba una vez más en la cama.

-Voy amor-respondió ella, se puso la bata y bajo para empezar a preparar el café. Los recuerdos vuelven a ella. De hecho ella podría decirse que lo había intentado.

Aquel verano que pasó en Grimmauld Place, lo vió pasar como siempre dirigiéndose a la salida y tras reunir todo el valor que pudo.

-Profesor Snape-le llamó ella con suavidad mitad temiendo que se girara mitad deseandolo.

-Señorita Granger-él se detuvo y se giró hacia ella.-Desea decirme algo o solo me estaba reteniendo aquí por puro placer Gryffindor.

-Yo solo quería decirle….

-Señorita Granger a diferencia de algunas personas en esta casa soy una persona ocupada así que agradecería que se diera prisa-resopló él con impaciencia.

-Yo quería… agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros-¡Cobarde! se gritó a sí misma.

-Si solo es eso deberia saber que yo solo cumplia con mi deber-mientras él decía esto ella juraría haber visto durante unos segundos una sombra de decepción en sus ojos pero desapareció tan rápido como había aparecido-No podía permitir que le pasara nada al famoso Trío Dorado, ahora si no le importa tengo cosas que hacer.

Y eso fue todo, no volvieron a encontrarse hasta septiembre donde Umbridge, las clases de oclumancia y las arriesgadas misiones a las que sus maquiavélicos jefes le mandaban mantuvieron a Snape ocupado. Ella tampoco tuvo mucho tiempo con la Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros y el Ejército de Dumbledore. Fue un año complicado además tras la muerte de Sirius no fue una época bonita. Después vino los dolores de cabeza que Ron le causaba con Lavander. El asesinato de Dumbledore a manos del hombre al que amaba...

-¡Hermione!-un grito de Ron la sacó de su ensimismamiento-las tostadas se están quemando, apenas sabes hacer el desayuno deberías haberme hecho caso cuando te dije que dejaras los estudios y te hicieras ama de casa.

Otro motivo de muchos por las que cada vez soportaba menos a su marido, Ronald pretendía que ella hiciera algo parecido a lo que hizo su madre. No es que no quisiera y respetara a Molly es simplemente que esa no era una vida para ella. Ella no estaba hecha para quedarse en casa esperando a Ron con una sonrisa en la cara. Aquel hombre pretendía ser el aire que ella respiraba y no lo era ni por asomo. Lo peor de todo era que siempre que podía la criticaba por no hacer bien las cosas pero él no movía la varita ni un milímetro para ayudar. Momento de ir a trabajar, era un trabajo monótono pero había descubierto que podía poner algo así como el piloto automático y centrarse en sus pensamientos.

Nunca lo odio, lo intentó pero simplemente no pudo, le amaba. Le dolió en el alma aquella traición sin embargo algo en ella se resistía a creerlo, no podía entender cómo tras haber salvado sus vidas tantas veces simplemente lo dejaba todo de lado para matar al que fue de las pocas personas que confiaron ciegamente en él. Pero de todas maneras aquel año tuvo que centrarse en la búsqueda de lo Horrocruxes. No pudo volver a pensar en él hasta aquella noche en la que Harry desapareció y no volvió hasta el amanecer junto con Ron, juraría que alguien le había estado observando y en su interior deseo que fuera Snape sin embargo aquello era imposible él estaba en Hogwarts. Pero ¿cómo saberlo?

FIn de jornada, decidió ir andando a casa en lugar de aparecerse, a veces andar le ayudaba a aclarar las ideas.

La noche de la Batalla de Hogwarts, le vió morir. Harry tuvo que retenerla hasta que Voldemort se fue porque estuvo a punto de descubrirlos. Había notado su corazón partirse a pedazos cuando lo vio siendo atacado por Nagini. Después como una autómata le dio un frasco a Harry para que guardara los recuerdos de Snape. Tras eso y apesar de saber que no serviría para nada le puso un bezoar en la boca y siendo arrastrada por Ron se marchó de la casa de los gritos. Llegaron a el Gran Comedor tras escuchar el mensaje de Voldemort, ella fue a consolar a Ginny por la muerte de Fred pero cuando vio a Harry ir hacia el despacho de Dumbledore le siguió. Tras un rato Harry salió del despacho pero estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Hermione estaba allí. Ella entró en el despacho y sin poder contener su curiosidad se metió en el pensadero..

-Hermione por fin has llegado, no se porque insistes en venir a lo muggle a casa cuando eres una bruja. Bueno eso ahora no tiene importancia prepara la cena que tengo hambre.

Puso a hacer una pizza y se fue a la cama, no tenía tiempo para las tonteria de Ron, no hoy.

Lo había visto todo, todos sus recuerdos. Como él había amado a Lily, su sacrificio para redimirse, todo. Había dolido saberlo enamorado de aquella manera de otra persona sin embargo sabía que nada podía hacer ella y solo deseo que ahora pudiera descansar en paz.

Desde aquella noche había evitado cualquier tema que tuviera que ver con Snape e hizo lo que se suponía que debía hacer y se casó con Ron. Tal vez si alguno de los dos se hubiera atrevido a decir algo el final hubiese sido diferente pero ahora era demasiado tarde para ambos.