Disclaimer: Death Note no es mío.
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─Matt, ¿qué demonios es eso…? ─no hace falta que lo pregunte. No hace falta que use el tono cansino para denotar lo molesto que está. Sabe de sobras que es esa botella color sepia, vacía y medio rota, que reposa inmóvil a los pies del sofá.
Cerveza.
Matt no suele emborracharse. No va con él. Y sin embargo, a veces el aburrimiento de seguir a Amane por las cámaras ocultas que hay instaladas en su apartamiento es tal, que el pobre chico tiene que distraerse con cualquier cosa. Por eso hoy, cuando ha bajado a comprar a la tienda de la esquina, a añadido a lista mental, además del tabaco, un par de botellas de cerveza.
Error fatal.
Mello frunce los labios en una fina línea al ver el aspecto deplorable que tiene su compañero de piso. Medio dormido en el sofá, medio despierto, con un brazo cayendo por encima del respaldo, mira un punto de la nada situado en el techo del salón con los labios entreabiertos y los ojos entornados y estáticos. Un ventilador viejo sobre su cabeza proyecta aire en su dirección y remueve levemente algunos cabellos pelirrojos.
Maldito inconsciente.
Mello se acerca y se planta frente al sofá, dirigiendo su mirada escrutante hacia el rostro del chico. No sabría decir si está dormido o despierto.
─Eh, Matt, arriba ─está tentado a acompañar sus palabras con una patada, pero se reprime.
Ni una respuesta. Mello se masajea el puente de la nariz como si le embargara un enorme dolor de cabeza. De modo que se ha dormido, ¿eh? ¿Seguro, o sólo está fingiendo?
Dispuesto a comprobarlo por si mismo, apoya las manos en el reposabrazos del sofá que Matt usa como almohada, a ambos lados de su cabeza. Se agacha con cuidado de no despertarle y le observa fijamente. Realmente parece dormido. Quizás debería llevarlo a su dormito…
Sus pensamientos se disuelven en seco cuando nota un movimiento brusco bajo sí y los dos brazos de su compañero, que segundos antes habían reposado inertes, cobran vida de pronto y se abrazan violentamente entorno al cuello de Mello, atrayéndolo entero hacia él para, instantes después, impactar sus labios hinchados contra los del rubio. Mello abre los ojos desmesuradamente ante la jugarreta, pero no dice nada.
Sí… fingía… jodido Matt…
