Nota del Traductor:
Esta es una historia
anexa a la serie fanfic "Ranma 2096". Pese a
no ser
necesario conocerla, hay una o dos cosas que vale la pena
aclarar.
En la serie mencionada, Ranma es asesinado por un espíritu
convocado
por Happosai. En el proceso, se da origen en Jusenkyo a una
"Poza
de Ranma", donde todo ser que allí se sumerge adquiere la
forma
de Ranma; esa poza es mencionada aquí. Tras la muerte
de Ranma,
Akane mata a Happosai y luego se suicida; Ukyou
enloquece. A los cien
años de la muerte del joven Saotome,
Shampoo, convertida en una bruja
semejante a su Bisabuela, lo
revive con un hechizo, aunque no de forma
ideal. Esta historia
narra desde el punto de vista de Shampoo, lo ocurrido
durante esos
cien años. No se requiere saber nada más que eso, en
realidad; la historia se sustenta bien por sí sola. Lean
con confianza :)
--
Nota del revisor:
Bueno,
monsieur Hosmer lo ha hecho de nuevo. Él no sólo me ha
ayudado
con los argumentos innumerables veces, sino que también
ha dado a un
par de los "personajes problema", aquellos
que están en el misterio y
sin aclarar, intensa vida con
"Kousei" (Perdita) y "Ashita no Yume"
(Kasumi).
Ahora es el turno de Shampoo, con "Gisei". Este relato
fue
completado en un lapso de tiempo increíblemente corto,
pero cada
segundo debe haber estado inspirado. Esta historia se
une a "Zannen"
en mi mente como mi historia favorita de
la serie. En vez de continuar,
dejaré que el escrito hable
por sí mismo. Por favor, enviar cualquier
comentario o
sugerencia a Monsieur Hosmer (su dirección de email
está
en los créditos) o a mí. ¡A él le
encantará recibir tus comantarios!
-CW
((Advertencia: Contiene material gráfico.))
Nota del revisor: Y no es broma. -CW
Ranma 2096 creada por Christopher Willmore -
willmore©thekeep..org
Basada en una historia de Rumiko
Takahashi y
Desarrollada por C. Michael Schumacher
Kensu:
cschumac©waun..tdsnet..com
«««««««««««««««««««««««««««»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»
GISEI
"Sacrificio"
escrita
por Jeffrey Paul Hosmer - jhosmer©cox..rr..com
traducida por
Miguel García -
garcia.m©gmx..net
«««««««««««««««««««««««««««»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»
Detesto Jusenkyo.
A la gente le sorprende cuando me oye decir eso. Le
sorprende y le
deja atónita. ¿Que acaso no soy la
Bruja de Jusenkyo? ¿Que no es
este mi hogar, mi fuente de
poder, mi refugio? Y tengo que responder
que sí a todas
esas preguntas.
Aún así detesto Jusenkyo.
Pero
mañana, me devolverá a mi amor. Le perdonaré
todo lo demás
si tan sólo hace eso.
¨
Todavía
recuerdo el día en que lo conocí. Él fue
condenado por
Jusenkyo al cuerpo de una jovencita, pero yo no lo
sabía. Creí que
era sólo una extranjera
insensata que debía aprender a respetar
las costumbres
amazonas.
Él me demostró algo distinto. Fue
bochornoso, humillante. Fui
vencida muy fácilmente por la
extranjera. Yo sabía qué hacer. Le di
el Beso de la
Muerte a la muchacha. Ella huyó y yo la seguí
hasta
Japón. Y allí la conocí como él.
¿Qué
puedo decir de ese encuentro, después de tantos años?
Sé
qué pensaban los otros de mí. Creían
que yo era una tonta estúpida,
siguiendo leyes obsoletas.
No creían que yo los entendiera, pero los
entendía.
No
era la ley. No era el hecho de que él me hubiera vencido.
No
me fue menos bochornoso el ser vencida por mi amado que por
alguien
más. Era el vínculo que yo sentía. Lo había
percibido incluso en
China, cuando él era una muchacha,
pero era aún más fuerte cuando él
era hombre.
Cuando nuestros ojos se encontraban, yo lo sentía.
Cuando
yo lo tocaba, ese sentir prácticamente gritaba.
Nuestros
destinos estaban enlazados.
Pero él no me amaba.
Mousse me dijo una vez que un extranjero había
escrito "La verdad
te hará libre". Esta verdad no
hizo nada de eso. Sabía en mi corazón
que él
no me amaba. Sé que el día en que murió, sus
últimos
pensamientos fueron de ella.
Mi rival. Una niña débil y violenta que no sabía cocinar.
Era
bonita, pero yo era más hermosa. Todas las ventajas eran
mías.
Pero aún así ella ganó el
corazón de él. Sin siquiera intentarlo,
lo ganó.
Abusando de él, lo ganó. ¿Cómo?
Ni
siquiera pude matarla por eso. No puedo matar gente. Descubrí
eso
cuando estaba cazando a mi amor. Algo me detiene antes de
asestar
el golpe final. Nunca le dije a mi Bisabuela, pero ella sabía.
Si
no al comienzo, lo supo al final.
Eso fue lo único que la salvó de mí.
Pero en cuanto a mi rival,
Akane, no podía matarla por una razón
más
importante aún. Él la amaba. Mi otra rival, tanto en
restaurantes
como en el amor, también lo sabía. Las
dos lo negábamos, y las dos
lo sabíamos. Eso la
enloqueció al final, después de que él murió.
Yo
también estuve loca un tiempo. Pero ahora estoy
perfectamente
cuerda.
Él fue el centro de nuestras
vidas, el corazón de nuestra rutina.
Girábamos en
torno a él. Cuando él murió, la rutina se hizo
pedazos.
Puedo verla ahora, con mi visión de bruja. La
rutina está rota y raída,
pero las uniones aún
existen. No sé cómo puede existir todavía
con
tanta gente muerta y ausente, pero allí está.
Me está esperando.
Por eso sé que tendré
éxito. Y esta vez, llenaré el lugar de Akane
en la
rutina, si es que puedo. Pero si no, de todos modos habré
saldado
mi deuda con él.
¨
Murió por causa de mi Bisabuela.
No en forma directa, pero aún así
es su culpa y mi vergüenza. Mi
Bisabuela nunca hacía
nada en forma directa. Ella había complementado
sus
habilidades de pelea con magia, conocimiento y argucias. Cuando
yo
era pequeña, ella era todo lo que yo quería ser.
Ahora es todo lo que desprecio.
No obstante eso, me estoy
convirtiendo en ella. Por su causa, he
dominado la magia. He
aprendido cosas que preferiría olvidar.
Y soy ocho centímetros más baja de lo que alguna vez fui.
A
medida que envejezco, mi cuerpo está cambiando poco a
poco,
haciéndose más eficiente, requiriendo menos
comida y sueño. En otros
ciento cincuenta años, me
asemejaré a una momia diminuta, arrugada,
tal como ella. La
idea me horroriza, y no sólo por vanidad. Sueño
que
despierto y miro el espejo y veo sus ojos sin vista, su cara
sonriente,
mirándome. Y entonces me doy cuenta de que es mi
propia cara.
He roto muchos espejos.
¨
Mañana, llevaré a cabo el hechizo.
Él regresará a
mi vida, lo sé. No es un hechizo perfecto, pero es
todo lo
que Jusenkyo me permite hacer. Considerando el costo
terrible que
pagué, parece una pobre recompensa. Pero por mirarlo a
los
ojos, por verlo a ÉL devolverme la mirada, haría casi
cualquier
cosa.
Cuando estaba loca, probé con hundir
animales en la poza que
albergaba el alma de él. No
funcionó. Aún tenían mente de animales.
Ver
su cuerpo, todavía joven y vibrante, tan apuesto como lo
recuerdo,
pero sin mente detrás de esos ojos...
Maté
a su cuerpo. Mis manos, ya rojas con la sangre de un familiar,
le
quebraron el cuello más veces de las que quiero recordar.
Después,
no hacía más que me sentarme junto a
la posa, acunando durante horas
el cuerpo que moría
lentamente. Al final, Mousse venía y me llevaba
a la casa.
Nunca le pregunté qué hacía con los cadáveres.
No quiero
saber. Después, consiguió de Nabiki un
pequeño generador de campo
de fuerza, un prototipo, que usó
para sellar la poza. La sangre se
vuelve negra en un campo de
fuerza, ¿sabían? Descubrí eso cuando le
hundí
a golpes la cabeza a una ardilla, tratando de pasarla a la fuerza
por
el escudo. Dejé de intentarlo después de eso.
Todo
nos fue muy difícil, esos primeros años. Las Amazonas
no
aceptaban mis razones para atacar a mi Bisabuela. No me
importó.
Todavía estaba loca de pena. Si hubiera
estado cuerda, tal vez podría
haber mantenido mi lugar en
la tribu. Pero no lo estaba, así que lo
perdí.
A
ellas no les importaba lo que Mousse hiciera. No era más que
un
hombre, después de todo. Me siguió. Si estaba
sorprendido de que
yo fuera a Jusenkyo, no dio seña alguna.
Pacientemente, y por muchos
años, cuidó de mí.
Lo recuerdo alimentándome cuando me negaba a
comer,
procurando que estuviera bien vestida, peinando mi cabello.
Se
preocupaba de mi apariencia más que yo.
Me hablaba,
constantemente. Eso fue tal vez lo que me hizo
recobrar la
cordura. Su voz suave y tierna fue como un salvavidas al
que me
aferré. Nunca se aprovechó de mí, ni siquiera
cuando estaba
tan catatónica que no podía ni bañarme
sola.
Su amor me avergüenza.
Si tan sólo
hubiera podido corresponderlo, entonces las cosas tal
vez hubieran
estado bien. Pero no podía corresponderlo. Mousse
era como
un hermano para mí. Así se lo dije, una vez. Sonrió
en esa
triste manera suya, y no pude mirarlo a los ojos.
Fue
él quien me ayudó a encontrar mi propósito. Aun
cuando éste
lo alejó de mí, aun cuando me
hizo alejarlo a él de mí, creo
--espero-- que estaba
contento, sabiendo que yo estaba sana.
Él me dijo lo que mi Bisabuela había hecho.
¨
Ya no tengo honor.
Mi honor es el honor de mi familia y es el honor de mi
tribu.
Si uno de nosotros se deshonra, la parte mayor lo expulsa.
Si una
persona se deshonra, la familia la expulsa. Si una familia
se
deshonra, entonces la tribu la expulsa.
Mi Bisabuela dejó de lado nuestro honor de familia.
Cuando yo nací,
me cuenta Mousse, mi Bisabuela realizó ciertas
magias.
Consultó la senda de mi destino con la tribu. Vio que si
me
casaba con un hombre fuerte, entonces la tribu se haría
fuerte. Si
nunca me casaba, la tribu se marchitaría y
moriría.
Nunca me casé.
La tribu ya no
existe, salvo unos cuantos. Los jóvenes se fueron
todos
tras las promesas de la ciudad, de la vida moderna. Todo lo
que
resta son los ancianos, como yo, que se aferran a las
antiguas
tradiciones. Todos morirán pronto, y entonces los
Joketsuzoku ya no
serán más.
No he ido a la
aldea desde hace décadas, pero la familia de Mousse
me
visita ocasionalmente. Ellos me han contado lo que sucedió.
Sé que la culpa es de mi familia.
Mi Bisabuela estaba decidida a
hacer que me casara con el hombre
más fuerte que pudiera
encontrar. Me entrenó día y noche, casi desde
que
aprendí a caminar. Ni siquiera debía hablar con
muchacho alguno,
a menos que éste pudiera vencerme en
combate. Mousse fue la única
excepción, y eso fue
sólo porque no había modo de hacer que se fuera.
Era
mi mejor amigo.
Bisabuela me sorprendió besándolo
una vez. Fue mi primer beso,
y también el de él. Yo
no pretendía nada, pero sentía curiosidad. Él
estuvo
muy contento de ayudar. Fue un beso torpe, nervioso, nos
hizo reír
a los dos. Y entonces mi Bisabuela casi le rompió el
cráneo
con su bastón. Su vista comenzó a
empeorar mucho después de eso,
pero él nunca me
culpó. Yo me culpo lo bastante por los dos.
Traté
de alejarlo, de evitar que se hiciera daño, pero, en esa
única
cosa, él nunca me escuchaba. Tuve que
endurecer el alma contra
el verlo sufrir, porque no podía
oponerme a mi Bisabuela. Esperaba
que se fuera, para que no
sufriera más, pero en secreto estaba
aliviada de que se
quedara, y que no me dejara sola.
Estoy tan sola ahora.
¨
Bisabuela estaba siempre probándome
a mí y la fuerza de mi amado.
A veces, como con el Punto de
Presión de la Lengua de Gato, era muy
obvia. A veces era
sutil.
Mi amor murió sin saber siquiera que fue por
culpa de ella. Akane
murió culpando a Happosai. Ukyou
enloqueció, pero hasta ella creyó
que todo había
terminado.
No ha terminado.
Mi Bisabuela le entregó
al viejo depravado un pergamino para
invocar espíritus.
Ella sabía muchos secretos de Jusenkyo, incluyendo
la
identidad de la muchacha que se ahogó para proveer la
maldición de
mi adorado. Sabía también de un
espíritu poderoso que había amado en
vida a esa
muchacha. Ella se limitó a esperar el momento adecuado
para
usar aquel conocimiento.
¨
Kasumi nos avisó.
Las
noticias viajaron despacio. La rutina se estaba rompiendo y
todos
estábamos aturdidos por ello, algunos tanto, que no
podíamos
funcionar.
Pobre Kasumi. Estaba fuera de la
rutina, fuera de todas las
rutinas, en realidad, salvo esas que
ella misma fabricó. Eso no la
salvó de verse
arrastrada en los planes de mi familia. Mousse me
contó
cómo murió ella, por "accidente". No fue
accidente.
Fue la maldición.
Ella vino donde
nosotros y nos dijo, antes de derrumbarse llorando,
que mi amor
estaba muerto. Yo estaba atendiendo mesas en ese
momento. Se me
cayeron los platos. Era la primera vez que eso me
pasaba. Recuerdo
haber mirado el tiradero y pensado que tendría que
limpiarlo.
La idea de mi amor, muerto, no penetró del todo. Me puse
de
rodillas y empecé a limpiar el desastre, sin tomar en cuenta
a
Kasumi.
Ella me abofeteó.
Todavía
recuerdo el ardor de su palma en mi mejilla. Me levantó a
la
fuerza de donde me encontraba arrodillada y me abofeteó.
¿Kasumi
abofeteando a alguien? Inaudito. Me levantó
a la fuerza de donde
me encontraba de rodillas. Yo balbuceaba
acerca de limpiar. No me
acuerdo. Me abofeteó.
Mi amor estaba muerto.
El mundo se me había acabado.
Mi Bisabuela dijo "Qué hacerle, hay otros yernos potenciales".
¨
No me volví loca entonces.
Quiero que esto se entienda por sobre todo lo demás.
No estaba loca
cuando lo hice.
No creo que estuviera loca.
Sé cuándo estuve loca. Hay períodos
enteros de mi vida que no
puedo recordar. Mousse. Mousse estaba
allí, eso sé. Él siempre
estaba a mi lado. Él
me contó después que pasaron diez años
mientras
estuve loca. Sólo recuerdo unos cuantos veranos, una
nevada.
Jusenkyo. Recuerdo Jusenkyo. Recuerdo la sangre
volviéndose negra
en un campo de fuerza. Recuerdo el cuerpo
de ÉL, sus ojos, ventanas al
alma de un animal. Recuerdo el
crujido que hacía su cuello todas esas
veces. Recuerdo
todas esas veces, pero no puedo contarlas.
Recuerdo mis manos,
volando a la cara de ella. Ella estaba
sorprendida. Ella tenía
miedo. Podía vérselo en los ojos. Esos ojos
que no
miraban el mundo. Lo seccionaban, lo medían, lo analizaban.
Lo
devoraban.
Lo difícil fue hundir mis dedos en las
órbitas sin dañar los ojos.
Su entrenamiento me
sirvió bien ahí. Lo hice rápido, tan rápido
que
ella hubiera estado orgullosa, de haber podido verlo. Fue dar
un
tirón y luego «pop», salieron. Pequeños
nervios se estiraban
hasta las órbitas. Tiré de
ellos hacia afuera, más lento ahora,
curiosa. ¿Cuánto
se estirarían? ¿Un centímetro? ¿Dos?
¿Podía verme
todavía? Alguien gritaba. Creo
que era ella. Nunca la había oído
gritar antes. Era
más estridente de lo que pensé que sería.
Aún podía verle el miedo en los ojos.
Los nervios se
rompieron. No pude medir bien cuánto se
estiraron. Algo
para recordar la próxima vez. Ella seguía
gritando,
noté, pero no me importó. Yo miraba los
ojos.
Eran bastante bonitos. Azules, del color del cielo. Los
de él eran
grises, del color de una tormenta. Él era
una fuerza de la
naturaleza, como una tormenta. ¿Qué
representaba el azul?
Me senté allí, a
mirarlos.
Ella no dejaba de gritar. Me pregunté por
qué. ¿Le habría caído
algo en los
ojos? Se agarraba la cara con las manos. Ah, claro. Me
había
olvidado. Qué tonta.
Los ojos me estaban mirando.
¨
Mousse había estado allí.
Lo vio y oyó todo. Qué espectáculo
debimos
haber sido. La cegada matriarca amazona, gritando y
aferrándose
las órbitas sin ojos, y la joven guerrera amazona, con
las
manos bañadas de sangre, mirando los globos oculares en
su mano.
Me estaban mirando.
Libres de su dueña
y ama, me estudiaban. Ojos fríos, analíticos,
devoradores.
Me estaban MIRANDO.
¡Dejen de mirarme! Puedo verlos,
juzgándome aún. Soy un fracaso
en sus ojos. Bajo su
mirada, soy impotente.
¡ME ESTABAN MIRANDO!
Así que los devoré.
Sabían horrible.
No recuerdo nada de Japón después de eso.
¨
Recuerdo la aldea.
Mousse me llevó de regreso hasta allá.
Mi Bisabuela se quedó en
Japón. No supe por qué,
entonces. Mousse me dijo después que Akane
se había
suicidado, después de matar al viejo pervertido. Yo
estaba
contenta por ella. Esa era la muerte de una guerrera. Yo
sabía por
qué se había matado. Para estar con
él. Yo no pude hacer lo mismo.
Tenía demasiado miedo.
La aldea me denunció. Había puesto mis
manos sobre una matriarca
de mi familia. La había cegado,
deliberadamente. No me sentía
arrepentida.
Fui desterrada.
Tenían razón. Había hecho
todo aquello. Había ido en contra de
nuestras... de sus
leyes más sagradas. No tenía honor. Después,
supe
que Mousse les dijo lo que mi Bisabuela había hecho,
esperando
que me perdonaran.
En vez de eso, renegaron de mi familia.
No tenía honor, ni familia, ni tribu. ¿Qué
le sucedería a mi alma
en la muerte? Ni siquiera podía
estar segura de que pudiera estar
con él. Su alma estaba en
Jusenkyo.
Así que fui a Jusenkyo.
¨
La
siguiente década o algo así es un borrón de
recuerdos a medias.
Mousse siempre estaba allí conmigo,
excepto cuando iba a la aldea
por provisiones. Él había
conseguido un arreglo con la nueva regenta
del puesto de comercio
de la aldea, una jovencita llamada Jabón
Líquido
Antibacteria. Hasta yo podía decir de sus descripciones de
ella
que ésta lo amaba.
Mousse siempre fue ciego.
Mousse me hablaba siempre, aun cuando yo rara vez
contestaba.
Seguimos así durante años, hasta que él
dijo algo que atravesó mi
demencia.
"Si tan sólo Cologne no le hubiera dado ese pergamino a Happosai".
Él
estaba murmurando para sí, sin pretender que yo lo oyera,
pero
yo me había vuelto muy sensible a su voz. Las palabras
se me clavaron
directo en el alma. Lo tomé y le dije que me
explicara a qué se
refería.
Los Tendo le
habían dado las posesiones de Happosai antes de que
nos
fuéramos de Japón. Me mostró el pergamino que
había invocado
al espíritu vengativo. Estaba hecho
con la letra de mi Bisabuela,
obviamente copiado de algún
pergamino más viejo para preservar
los contenidos. Ella
había usado kanji simple y los había escrito
grandes,
para que incluso alguien como Happosai no los confundiera.
Mi familia había matado a mi amor.
Casi escapé de
vuelta a la locura entonces. Habría sido fácil.
Pero
eso no era lo que mi amor hubiera hecho. Antes, me había
revolcado
en mi desgracia personal. Esto era distinto. Mi familia
había
hecho daño deliberadamente a otra familia. Yo tenía una
deuda
de honor. No podía ignorarla. No podía
rehuirla.
No podía pagarla.
Había una
carta, una carta que Mousse no me había querido
mostrar.
Era de mi Bisabuela. La había escrito con cuidado,
confiándole
a sus manos el formar los caracteres que ella no podía
ver.
Me advertía que, así como mi elección había
sellado el destino
de las Amazonas, sellaba también el
destino de los Tendo, de los
Saotome y de todo Japón.
Esa era su maldición.
Yo conocía su poder. No podía enfrentarla allí de nuevo.
Pero mi amor estaba aquí.
Yo podía luchar con ella aquí.
¿Cómo?
¨
Encontré la respuesta.
Había una vieja que vivía cerca de
Jusenkyo. Se decía de ella que
había sido amazona
alguna vez, antes de ser desterrada, su nombre
olvidado. Ella era
la Bruja de Jusenkyo entonces. Ella tendría las
respuestas
que yo necesitaba.
Pero primero, esperé y aumenté
mis fuerzas. Diez años de demencia
habían causado
que mi fuerza y coordinación se marchitaran.
Debía
recuperarlas. Mousse estuvo a mi lado, me ayudó,
entrenó conmigo.
Pero fui sola donde la Bruja.
Ella
no deseaba entrenarme. Le expliqué mis circunstancias.
No
me hizo caso. Le conté de mi amor. Se negó a escuchar.
Le hablé de mi Bisabuela.
Me escuchó.
Mi
Bisabuela había jugado un papel en el destierro de la Bruja
de
la Tribu Amazona. Por venganza, ella estuvo dispuesta a
enseñarme.
Me dijo de inmediato, sin embargo, que no
sabía ninguna forma de
revivir a mi amor. Yo tendría
que encontrar mi propia forma.
Tendría que pagar mi propio precio.
Jusenkyo, me dijo ella, siempre exige un precio
de aquellos que
intentan aprender sus secretos. Era siempre algo
querido y allegado
al corazón del buscador. Le dije que
entendía y que tenía que hacer
dos cosas antes de
poder estudiar bajo su tutela. La dejé allí y
regresé
donde Mousse.
Espíritus, qué necia fui.
¨
Estaba en deuda con mi amor, pero estaba
también en deuda con
Mousse. Entre nosotros había
algo más fuerte que la amistad, aun
cuando no era el amor
que él buscaba.
No podía entregarle mi corazón.
Así que le entregué mi cuerpo.
Me avergüenza escribir esto, y me arrepiento cada
día, pero no
podía entregarle mi virginidad. Él
nunca lo supo, creo. Yo podía
actuar bien, cuando era
necesario, y él era tan nuevo en eso como
yo. Se había
mantenido puro para mí.
Yo, por otro lado, llevé un animal pequeño a Jusenkyo.
Estando cuerda, el campo de fuerza fue fácil de apagar.
Él estaba tan apuesto como siempre, y el cuerpo sabía qué hacer.
Fue maravilloso.
Me aborrecí a mí misma.
Deseé
saber lo que Mousse había hecho con los cadáveres.
Tuve
que conformarme con hundir al animal con piedras y dejarlo en
la poza.
¨
Mousse no quería mi regalo.
Estuvimos dos semanas discutiendo.
Por una vez, fui más
terca que él. Cada noche me ofrecía a él,
desnuda,
tentándolo, diciéndole que si aceptaba, tendría
que
marcharse.
Me resistió durante dos semanas, casi
matándose en el proceso.
Casi cedí ante él
entonces. Podríamos, creo, haber encontrado alguna
felicidad
juntos.
No.
De nada vale engañarme.
Mousse cedió en el decimoquinto día.
Fue maravilloso.
Me aborrecí a mí misma.
Mousse
se marchó al día siguiente, mirando atrás muchas
veces.
Pero tuvo su venganza nueve meses después.
Le di por nombre Akane.
¨
Comencé a estudiar
con la Bruja, segura de que Jusenkyo no podía
quitarme nada
más de lo que ya me había quitado.
Entonces llegó Akane.
La Bruja me ayudó con el parto. No
quise decírselo a Mousse.
No quería que se
arriesgara.
Durante horas, sufrí, pujando y respirando,
tragando brebajes
que la Bruja preparó para facilitar el
alumbramiento.
Dolor.
Respirar.
Pujar.
Dolor.
Respirar.
Pujar.
Desgarramiento.
Realización.
No
puedo describir cómo me sentí cuando Akane me fue
puesta en
los brazos. Era tan diminuta y perfecta. Cabello oscuro
le cubría ya
la cabeza y me recordó mucho a la
violenta. Era descoordinada,
gritaba rabiosamente, y golpeaba todo
lo que estuviera cerca.
Excepto cuando la cargaba.
Era hermosísima.
¨
Mi vida se asentó en
una rutina. Quehaceres domésticos, aprender,
cuidar de
Akane. La Bruja trataba a menudo de hacerme claudicar,
que
volviera con Mousse, que criara a mi hija. Yo me rehusaba
siempre.
Cuando Mousse venía de visita, yo le escondía a
Akane.
Él nunca sospechó la verdad.
Pasaron
los años. Mousse se casó con Jabón Líquido
Antibacteria
y tuvieron hijos propios. Mi conocimiento de la magia
creció, y
también Akane. Mantuve su cabello corto,
como el de la violenta, y
se parecía un poco a
ella.
Cuando no me recordaba a Mousse.
Era una niña
amorosa. Hasta derritió el corazón de la vieja
Bruja,
que no podía rehusarle nada. Le enseñé
a cazar cuando tuvo edad
suficiente, y a pelear.
Era muy
inteligente, y deseé poder enviarla a la escuela. Aplacé
la
decisión, sin embargo, pensando que ya habría tiempo,
después.
Le diría a Mousse que ella había
llegado errante a Jusenkyo, una
huérfana, y haría
que él se encargara de su educación.
¿Habría
descubierto entonces la mentira?
Incluso
después de que se hizo adolescente, la mantuve cerca.
Era
tan inocente y delicada, tan dada a ver los encantos de la
vida.
Cuando observábamos un atardecer, ella siempre podía
ver más colores,
más belleza que yo.
¿Cómo pude haber hecho yo algo tan perfecto?
Pero desde el primer
día, le dije que nunca, nunca jugara entre
las pozas.
Un
día, cuando ella tenía dieciséis años, no
llegó a casa a cenar.
Estaba en las pozas.
No quiero escribir más de eso.
¨
La Bruja había
asentido tristemente con la cabeza cuando le
conté lo de
Akane, y explicó que Jusenkyo había exigido un
precio
similar de ella, una vez.
Rompí muchas cosas.
¨
Pasaron los años. Aprendí más y más acerca de Jusenkyo.
La Bruja murió
un invierno, de neumonía. Intenté atenderla, pero
una
noche, mientras yo estaba dormida, se levantó y,
delirando, fue a
tropezones hasta Jusenkyo. Se ahogó.
Al menos creo que fue el resultado de un delirio.
¿Cuando
esté a punto de morir, me encontraré de vuelta aquí?
¿Ese
es el precio final de Jusenkyo?
No lo sé.
¨
La semana pasada, completé el hechizo.
Ha pasado casi un siglo desde que mi amor murió.
Pensé en
esperar el día exacto, pero no puedo.
Tendré de vuelta a mi amor.
Lo veré a ÉL en
esos ojos. Entonces, seré feliz.
El hechizo no es
perfecto. Él tendrá que compartir su cuerpo con
alguien
más. No hay manera de evitar eso, salvo la aniquilación
del
espíritu del huésped, antes de llevar a cabo el
hechizo.
No puedo matar.
Si pudiera, ¿lo haría por él?
No. Él no querría eso.
¨
Escribo esto el día antes de intentar el hechizo.
Soy una cáscara vacía.
Todo
lo que alguna vez fui, lo perdí o renuncié a ello. A mi
herencia
amazona, a mi hermano Mousse, a mi cordura, a mi...
hija.
Mi amor... Ranma nunca debe saberlo.
Si esos ojos
me miraran con lástima, o con desprecio, no
podría
soportarlo.
Si él supiera la
profundidad de mi deshonor, del deshonor de mi
familia, huiría
de mi presencia.
Si él hiciera eso, yo...
¿Qué?
Podría matarlo. Sé
cómo hacerlo. Envolver con mis manos ese
cuello perfecto,
sentir el pulso golpear contra mis palmas mientras
aprieto. Un
crujido, luego el cuerpo se desploma.
No. No puedo matar gente.
Soy una débil.
Él nunca debe saber.
Para él, seré la Shampoo de antes.
Hablaré como lo hacía en esos
días, actuaré
como lo hacía en esos días. Espíritus de
Jusenkyo, no
dejen que vea nada de la verdadera Shampoo, la
Shampoo descrita
en estas páginas.
Si él supiera, me moriría.
Sé cómo hacer eso también.
Detesto Jusenkyo.
«««««««««««««««««««««««««««»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»
¨
Nota
del Autor:
Aggh, me alegra que esto esté terminado.
Cuando tuve por primera
vez la idea para este relato, nunca me
imaginé que iba a resultar
así. Pero después,
hace muy poco, era como si la Shampoo de 2096
me estuviera
cuchicheando al oído, contándome su historia.
Una
historia que no me gustó escuchar. Así que, como
ella, la escribí.
Sólo me demoré dos días.
Al igual que Lies ("Mentiras"), esta historia
me
vino de un lugar sombrío del alma. Espero que la hayan
disfrutado,
y que puedan dormir en la noche después de
leerla.
Ah, y en cuanto al nombre: Gisei significa
"sacrificio", pero también
puede significar
"victimizar". Tomen el significado que prefieran
para
Shampoo.
Jeff Hosmer
24 de Abril de 1997
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Jeffrey
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