Disclaimer: Naruto y todos los personajes que lo conforman pertenecen a Masashi Kishimoto, por otro lado la historia aquí presentada es completamente mía.


Promesa por cumplir

Capítulo I

No sabía qué hacer, esa antigua promesa era la única salida que podía encontrar, sabía las complicaciones que traería consigo el pedir que se cumpliera. El líder del clan Hyuga no era alguien que hubiese pensado con anterioridad sobre la felicidad de sus hijas, para el líder del clan siempre se encontraba el honor y el deber y en ellos la mayoría de las ocasiones los sentimientos no tenían cabida.

Caminaba rumbo a la torre del hokage, había pedido una cita el día anterior, en ella la estaban esperando las dos personas con las que contaba para poder realizar el último acto de egoísmo que tendría hacia su hija mayor, probablemente el más grande de todos, sin embargo por mucho que no quisiera llevarlo a cabo era lo último a su alcance.

A pesar de los años que tenía, no se había sentido tan cansado como en ese momento, la situación lo había dejado sin opciones y el líder del clan más importante de Konoha no estaba acostumbrado a no tenerlas. Pero mientras avanzaba por las calles de la aldea en su mente solo se encontraba la determinación para salvar a su débil, inútil, frágil y bondadosa hija.

๑.๑.๑

Ir a desayunar ramen no era algo convencional pero Hinata Hyuga habría aceptado desayunar piedras si era con el fin de pasar tiempo con Naruto, llevaban varias semanas saliendo ocasionalmente, cuando el hokage y Shikamaru le indicaron a Naruto que debía prepararse para convertirse en hokage no se esperaba las sesiones interminables de estudio para ello, él hubiese preferido 1000 misiones de rango S, pero en lugar de eso había estudiado tanto que bien podría contar como que curso dos o tres veces la academia.

Los temas a tratar eran en la mayoría de las ocasiones muy aburridos y los que no, era porque eran tan complejos que no los entendía lo suficiente para poder aburrirse. Llegado el momento de aceptar que necesitaba ayuda para entenderlos pensó seriamente en quién podría auxiliarlo, las opciones eran variadas pero en su mayoría eran seguidas de un gran pero.

Por ejemplo, pedirle a Sakura que lo ayudara era sin duda una sesión de golpes gratis cada que no entendiera algo o se distrajera, lo cual para ser sinceros sucedía a menudo. Decirle a Sasuke ni siquiera estaba a discusión, desde que había vuelto su amigo incluso realizaba la mayoría de las misiones en solitario, Naruto agradecía que tolerará su constante presencia y visitas pero de eso a ayudarle a estudiar había un mar en medio. Seguro tenía sus razones para ser reservado y lo único que podía hacer Naruto en agradecimiento por volver y darle otra oportunidad a Konoha era darle tanto espacio como su hiperactiva personalidad se lo permitiera.

Después de aceptar que necesitaba ayuda, y saber que ninguno de sus dos compañeros podría ayudarle, decidió preguntarle a su sensei, seguramente el sabría que hacer sin mencionar que él sabría de alguien con el tiempo para hacerlo pues era el que asignaba las misiones.

Kakashi se topó con el mismo problema que el rubio para asignarle un tutor, la mayoría de los compañeros estaban ocupados, mantener la paz era un trabajo arduo. Pero su consejero es decir, Shikamaru le aconsejo que podían aprovechar para enseñarle un poco de modales y etiqueta a Naruto, después de todo al convertirse en Hokage necesitaría de ello para poder tratar con los señores feudales. Naruto no sólo debía ser fuerte y noble también debía aprender a comportarse, considerando que los temas que le quedaban por estudiar eran muy pocos podía concentrarse en la búsqueda de un tutor que cumpliera esas nuevas características.

La mayoría de los compañeros de Naruto eran herederos de sus respectivos clanes, y por lo tanto estaban instruidos para comportarse como tales cuando la situación lo ameritara pero la única con la paciencia para poder enseñar algo a ninja hiperactivo era la heredera Hyuga.

No era su última opción, francamente parecía ser la única. De esta manera es como el jinchuriki comenzó a pasar tiempo con ella, y cuando por fin le era posible hablar con ella sin que tuviera esos extrañísimos sonrojos, pasaban tiempo juntos aunque no le estuviera enseñando algo realmente.

—G-Gracias por el desayuno Naruto-kun —dijo la chica sonrojada.

—No es nada Hinata-chan, es lo menos que puedo hacer después de todo lo que me has ayudado dattebayo —respondió a su vez el ninja hiperactivo.

Comenzaron a caminar rumbo a la casa de la chica, después de todo ese día el próximo hokage debía salir a una misión, era inusual salir de misión por la noche, pero tal parecía que si quería volver pronto debía hacerlo, solo necesitaba información de la torre del hokage para partir, todo indicaba que la información llegaría en el transcurso del día, no le habían dicho cuanto duraría pero al parecer no era para nada complicada o al menos no para él, así que seguramente solo serían un par de días, después de todo difícilmente le daban misiones largas puesto que casi siempre debía estar en la aldea para aprender cómo manejar las situaciones que se presentaban.

Se despidió de la ojiblanca diciendo que la vería al volver para que estudiarán un poco de historia de algún otro país del que el aún no supiera lo suficiente. Ya que en general más que enumerarle modales la peliazul se los mostraba. Estar con ella, era escuchar constantemente saludos, bienvenidas, honoríficos correctamente usados y ver una elegancia que parecía innata en su persona.

Naruto descubrió que estar con esa mujer era tan sencillo como respirar, por eso le gustaba pasar tiempo con ella aunque no estuviesen estudiando, lo único que si bien no le molesta pero si se le hacía extraño era que siguiera siendo en exceso tímida, pero entre más tiempo pasaban juntos, más parecía que dejaba atrás el temor de tenerle cerca.

La Hyuga entró a su casa y apenas fue vista se le informó que su padre deseaba verla en su oficina, difícilmente la llamaba así que se dirigió hacia allí con los nervios que comúnmente sentía cuando eso sucedía. Llego hasta su puerta y toco para que se le permitiera entrar.

—Me buscaba Oto-san —dijo con una reverencia.

—Sí, esta mañana tuve una reunión importante y quería ponerte al tanto de ella —dijo el inexpresivo hombre.

—¿Qué sucede Oto-san?

—Esta mañana he confirmado tu compromiso y matrimonio con Sasuke Uchiha. El compromiso será mañana y la boda seguramente en dos semanas —dijo su padre como hablando del clima.

La pelinegra creyó están escuchando mal, de otra forma solo podía ser una broma. Pero algo no estaba bien ya que su padre nunca bromeaba.

—¿Q-Qué? —dijo con un temblor en la voz, preguntando si había escuchado bien.

—Ya me escuchaste Hinata, eres mi primogénita y espero que te comportes como tal. Se cumplirá el acuerdo que estaba pactado entre nuestros clanes desde que eran niños.

—Pe-pero O-Oto-san... —contestó comenzando a temblar ante la noticia— ¿c-casarme? —agregó en voz apenas audible.

—Solo te estoy avisando Hinata, debes estar preparada para mañana. Las invitaciones a los líderes de los clanes ya ha sido enviada, retírate.

La peliazul se dirigió en automático a la salida, sabía que su padre solo le estaba notificando algo. No le pidió su opinión y por supuesto no iba a escucharla. No había pensado en casarse, y menos con el pelinegro difícilmente se habían dirigido la palabra y ahora debía contraer nupcias con él. ¿En qué estaba pensando su padre? ella no quería casarse, sabía que existía la probabilidad de que le arreglaran un matrimonio, pero esperaba que al menos le avisarán con más tiempo sobre ello.

Se había esmerado mucho por mejorar, por dejar de ser tratada como basura dentro de su clan, no podría creerlo. Le empezaba a costar respirar, ahora su mente se estaba inundando de imágenes de la sonrisa del rubio del que siempre había estado enamorada. Las cosas habían estado mejor, no solo había podido estar cerca de él, había momentos en los que sentía que el jinchiriki de verdad era feliz en su compañía, ahora todo debía acabar, estaba consciente de que no existía nada más que amistad en ese momento, pero ingenuamente se había permitido fantasear con intentar ganarse su corazón y ahora debía rendirse sin siquiera haber comenzado a intentarlo de verdad. No podría jamás intentar tener su corazón y ya no podría seguir entregándole el suyo.

Corrió, corrió desesperadamente no podía quedarse de momento en la mansión o se asfixiaría, no podía pensar el dolor en su pecho se estaba intensificando, había sufrido muchas cosas a lo largo de su vida, pero el anuncio de su boda la superaría sino salía de allí. Así que solo corrió hacia el lugar donde solía intentar superarse, debía encontrar fuerzas nuevamente para afrontar todo aquello, ya que según lo que le había anunciado su padre para el día siguiente sería una mujer comprometida, sin dejar de derramar lágrimas solo siguió corriendo…


Gracias por leer. Veramy

28-O5-2O17