/ Bones es una serie que no es mía, ni tampoco los personajes. Son de Fox. /
Yo sólo los coloco donde me gustaría que estuvieran, y sienten lo que a mí me gustaría que sintieran. Y sueñan lo que en justicia creo que tienen que soñar, ni más ni menos.
Vaya por todas las que confiamos en que las cosas se pondrán en su justo lugar en un momento u otro. Porque soñar no es patrimonio de uno solo.
Brennan está tumbada de espaldas en su cama. Rueda sobre su costado y estira un brazo extendiendo todos los dedos de su manos. El otro lado de la cama está vacío. Tiene los ojos cerrados y roza con de los dedos la sábana. Esconde la cara en la almohada y le echa de menos. No está. Aún siente su calor, y si respira hondo puede incluso olerle. Pero siente un vacío en el estómago porque no está. Un agujero en el corazón porque no está. Un dolor pequeñito que se torna intenso porque no está.
Rueda de nuevo sobre sí misma y se encoge toda ella, añorándole. Nunca imaginó que su ausencia doliera tanto. Pero se repliega intentando mitigar la terrible sensación de soledad que se apodera de su alma. Siente tantas cosas nuevas desde que está con él que su cerebro no las puede asimilar racionalizándolas. Sólo puede seguir sintiendo sin analizar, sin casi respirar, con prisas y con ansias por tener más, por vivir más.
Cierra tan fuerte los ojos que una pequeña lágrima escapa por su mejilla y cae en la almohada. Nota la humedad, pero le alivia. Nunca llorar la alivió tanto, pero a la vez la dejó tan rota. Respira hondo porque sabe que si no lo hace le faltará el aire, no podrá respirar más, respira muchas veces, muy deprisa...
Sin querer abrir los ojos vuelve a estirar el brazo. Ya no hay calor. Extiende la mano, busca en el espacio vacío algo con la punta de los dedos...
Booth aparta el brazo de debajo de su cabeza. Nota un hormigueo en la zona del antebrazo y lo estira para intentar devolverlo a la vida. Tiene los ojos cerrados y no sabe muy bien dónde está. Extiende las piernas y sabe que es la cama, y de repente un pálpito en su corazón le hace alargar el otro brazo, el que siente perfectamente, al otro lado de la cama. No hay nada. Está vacía. Y el pálpito se hace más intenso. Está solo.
Siente que le falta algo, algo muy importante. Básico. Vital. Pero no hay nadie junto a él. Se tumba boca arriba sin abrir los ojos. Se rinde a la evidencia. Ella no está.
Le ha costado tanto que cuando no está a su lado siente un agujero del tamaño de Texas en el corazón. Creyó perder todas sus energías en conseguirla, y ahora siente que no podrá seguir si no vive todos los momentos junto a ella. Perderá incluso la fe en sí mismo porque no le acompaña.
Y de nuevo extiende sus dedos para buscar su presencia al otro lado...
Dos manos se encuentran en el centro del lecho. Se tocan tímidamente, con suavidad, y después se entrelazan.
Brennan abre los ojos, angustiada, y busca con avidez el pecho de Booth. Después se envuelve con todo su cuerpo, y él siente la humedad de sus mejillas en su cuello.
-He tenido una pesadilla. No estabas.
Booth la abraza como si fuera la primera vez. Como si quisiera pegarla a su cuerpo y que no se despegara jamás para nada. Y con la punta de sus dedos se asegura de que la suavidad de su piel es verdadera y real.
-Yo también. Tú tampoco estabas. Y todavía siento un hueco en alguna parte que sólo está lleno de inquietud y preocupación.
-No quiero que me dejes nunca. Ni siquiera en sueños. ¿Vale?
-No te dejaré escapar. Te lo aseguro.
Y juntos, abrazados, pegados como las hojas de papel de un libro, vuelven a retomar el sueño para olvidar la pesadilla.
Y juntos sueñan lo que quieren vivir.
