La Computadora
Por: MorelosBkpets
Capítulo 01: La Computadora
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En una tarde cualquiera, en la casa Pataki, algo importante estaba por suscitarse.
— ¡Ohhh, demonios! ¡Olga! Ven aquí de inmediato, es una orden —Gruñó el gran Bob Pataki.
Aquel día, justamente un jueves por la tarde, el gran jefe de la casa Pataki, llegó más temprano de lo usual con un único fin, trabajar es su vieja computadora.
—Soy Helga papá, ¡Helga! ¿Que no me puedes llamar por mi nombre aunque sea solo una vez en el día? —Contestó la hija menor de la familia, Helga.
— ¿Ehhh? si, si, como digas, ahora dime jovencita, ¿Qué diablos le hiciste a mi computadora? Ayer funcionaba bien hasta que…
— ¿Hasta qué, Bob? Creíste acaso que usaría tu estúpido cacharro, por favor, esa cosa ni funciona, Miriam y Olga te lo estuvieron diciendo desde hace un mes, —contesto Helga muy enfadada.
—No me hables en ese tono jovencita, sabes muy bien lo que hiciste, además, ayer te vi usando mi equipo, a ver dime, ¿qué excusa tienes para ello?
—Ninguna, Bob, sabes muy bien que tú tienes la única impresora de la casa y ayer tenía que imprimir mi tarea.
— ¿Y eso qué? —argumentó Bob de forma muy despectiva.
— ¿Y eso qué? ¿Y eso qué? ¡Huy, Bob! —Respondió Helga con un tono sumamente molesto—, tenía que usar tu impresora para imprimir mi tarea.
—Sí, ya lo creo, con razón no tengo hojas limpias.
—Está bien, está bien, si tanto sufres por tus hojas, más tarde te traeré más.
—Bien, así lo espero —Respondió Bob.
—Bien, pues me voy, tengo mejores cosas que hacer, mejores que el hecho de seguir hablando contigo —dijo la chica.
—Oye, ¡un momento! aún no he terminado contigo jovencita, ¿Qué hay de mi computadora? Tengo que trabajar y esta cosa no sirve.
—Sí, pues ese no es mi problema.
—Ohhh sí, claro que si lo es, esta cosa no enciende y tengo que trabajar, así que ocupare la tuya.
—Ahhh no, eso sí que no, Bob, yo estoy trabajando en ella, y además tengo muchas cosas pendientes que terminar ahí —Le respondió Helga a su padre.
—Pues, lo siento señorita, si quieres puedes usar la mía, solo tienes que lograr que encienda y listo mientras tanto, tendré que usar la tuya.
Bob se aferró a su acusación absurda, y Helga, simplemente rogó, grito, y casi hasta pataleo mientras era arrastrada por el suelo al momento en que ella se sujetó de la pierna de su padre tratando de evitar que él se llevara su equipo.
Esta tarde paso normal, como siempre, al menos para Bob, ya que para Helga fue todo lo contrario pues tuvo que recurrir a un centro público donde rentaban dichos equipos de cómputo.
A la mañana siguiente, Helga, antes de marcharse a la escuela, ignoro por completo los llamados de su padre cuando este trataba de preguntar algo sobre su computadora, por su puesto, Helga no hizo caso alguno, pero claro, antes de irse, sin que Bob se diera cuenta, Helga le dejo un pequeño obsequio a su padre.
Y ya en la escuela…
—Entonces, ¿eso fue lo que hizo tu papá? Cielos, que mala suerte —comento Phoebe.
—Sí, y lo peor de todo es que su estúpido cachivache tiene virus, lo bueno es que saque toda mi información y la guarde en la memoria USB que Olga me regalo, bueno, al menos esta vez mi hermana sí me dio algo útil.
—Cielos Helga eso es terrible —Dijo Phoebe con cierta preocupación.
— ¿Qué? ¿Lo de la USB? No, para nada de hecho sirve también como reproductor mp3, ¡mira! —señaló la rubia.
—No Helga, no me refiero a eso, me refiero a que es terrible que te haya tocado trabajar en una computadora que no es la tuya.
—No te lo imaginas, pero no me quejo del todo, ya que en el centro al que fui ayer, las computadoras son de súper lujo, hay mejor ambiente, mejor servicio, mejor conexión, lo malo es que no puedo tardarme mucho porque si lo hago me quedo sin dinero como ayer.
—Hay Helga ¿por qué no me llamaste? Si me hubieras dicho lo que te paso te hubiera prestado mi computadora —dijo Phoebe.
—Créeme Pheebs, que si pensé en ello, pero supuse que tú estarías haciendo tu trabajo y por eso no quise molestarte.
—No Helga, sabes que nunca es una molestia para mí, además, ese trabajo ya lo había terminado desde hace una semana.
—Genial, creo que debo evitar hacer la tarea justo un día antes de la fecha de entrega.
—Sí, deberías evitarlo —le dijo Phoebe a su amiga, tratando de hacerla entrar en razón.
Las chicas entraron a su salón de clases y por un momento se olvidaron de dicho asunto. La mañana paso normal, salieron al descanso, volvieron a platicar del tema, regresaron a clases, se dio el toque de salida etc., etc., pero, justo en la entrada de la escuela, la historia continuo.
—Bien Phoebe, creo que hoy no te acompañare a casa, pasare de nuevo al centro de cómputo, tengo que hacer la tarea de hoy.
— ¿Y por qué no la haces en tu casa? —Pregunto Phoebe—, a lo mejor tu papá ya dejo de usar tu computadora.
— ¡Ja! eso sí que fue un buen chiste, desafortunadamente, él ya se adueñó de mi computadora y créeme, no me la devolverá, mejor tratare de hacer funcionar aquella porquería de Bob, sino, tendré que salir de nuevo.
—Ya veo, sabes Helga, respecto a lo que dijiste hoy, estuve pensando.
— ¿Qué? ¿Qué estuviste pensando? —Pregunto la rubia.
— ¿Qué te parece si arreglo tu equipo? —Respondió Phoebe.
—Bromeas, ¿A poco sabes reparar estas cosas?
—Por supuesto, aunque claro, aun me falta un poco de experiencia, pero igual será buena práctica
—Sí, si, como digas, entonces vamos a mi casa.
Ambas chicas llegaron a la casa Pataki y cuando entraron, justo en la estancia se encontraron con alguien a quien no esperaban.
— ¿Bob? ¿Pero qué haces aquí? —Pregunto Helga.
—Ahhh, eres tu Olga, veo que ya llegaste, sabes, debo decirte algo, —Dijo Bob cuando vio llegar a su hija—, tu computadora dejo de funcionar y creo que se perdió.
— ¿Cómo que se perdió? —Pregunto Helga, muy exaltada.
—Sí, veras, nunca pude iniciar sesión y luego…
—Luego tu padre se enojó mucho y lanzo tu equipo a la calle —agregó Miriam quien llegaba del supermercado—, inmediatamente después, le paso un auto encima, lo siento linda.
— ¿Qué? ¿Cómo pudiste?, ahí tenia mis videos, mis fotos, mi música, ¡Huy! —Se quejó Helga, como nunca antes en su vida—, olvídalo Bob, ahora ni creas que te daré tu computadora, ahora será mía y despídete de tus archivos, porque no te daré nada.
— ¿No? —dijo Bob—, que lástima, porque tenía planeado hacer un trato contigo.
—Si, como no, ¡vámonos Pheebs!
—De acuerdo, escucha Olga, te suena conocido el término ¿Computron 2008?
—Uhmmm, ¿no? la verdad no, y no me interesa.
—Ohhh, ¡qué lástima! —dijo Bob con algo de malicia.
— ¡Helga! Espera un momento, —dijo Phoebe—. Señor Pataki ¿eso que dice es verdad?
—Por supuesto que sí, pequeña, —le respondió Bob, a Phoebe—, les mencione esa computadora, porque precisamente la compre hoy mismo, miren.
Las chicas al ver tan grandioso equipo se quedaron boquiabiertas, bueno, más que nada Phoebe, ya que a Helga, a Helga no le causó mucha sorpresa en sí.
— ¿Sabes, Olga? —Llamo maliciosamente el gran Bob a su hija menor— me sentí un poco mal por quitarte y destruir tu equipo, así que te compre este novedoso aparato a cambio de que me devolvieras el mío, tengo informes importantes ahí, entiendes.
—Sí, pues que lastima —respondió Helga con su habitual indiferencia—, yo también tenía informes importantes.
—No Helga, —interrumpió Phoebe antes de que la rubia dijera algo más—, aguarda un momento —y le habló a susurros—. ¡Helga! ese equipo es mucho mejor que el tuyo, además te conviene que hagas el trato, yo arreglaré el equipo de tu padre y si funciona bien, tu ganas, ganas una computadora nueva, y además, si no se dañó mucho, tal vez podamos rescatar el disco duro de la otra computadora.
Claro está que aquella conversación no la escucho el gran Bob, a lo que Helga interpreto como una batalla ganada.
—Bien, bien, Bob tu ganas, trataré de arreglar tu estúpido cachivache y así me quedare con este nuevo juguetito.
—Me parece bien —dijo Bob—, pero hay una condición, tienes solo hoy y mañana para lograrlo y si no lo logras, lo siento.
—Genial, sabía que esto era demasiado bello para ser verdad —se quejó la rubia.
—Tranquila Helga, te aseguro que todo saldrá bien. —Respondió Phoebe con una leve expresión de comprensión.
Las dos chicas tomaron los restos de la vieja computadora de Helga y subieron a la alcoba para ponerse a trabajar. Phoebe examinó el equipo del gran Bob y por lo visto, sí que tenía serios problemas, pero no los suficientes como para que Phoebe dejara el reto, mientras ella trabajaba, Helga comenzó a hacer su tarea a lápiz y papel con el fin de ahorrar tiempo.
Phoebe saco un par de revistas y apuntes que tenía sobre el tema, armo y desarmo tres veces el equipo de Bob pero en ninguna de las veces el equipo funciono hasta que por fin, al llegar a un cuarto intento, el equipo dio muestras de una mejoría.
— ¡Oye Helga! creo que esta vez sí funcionara, solo le falta apretar un par de tornillos y… ¡listo! Encendámosla.
—Esperemos que funcione, —Dijo Helga con un poco de aburrimiento—, sino será el cuarto fallo.
Justo cuando Helga dijo esto último, la computadora inicio normalmente, como por arte de magia.
— ¡Helga, Helga mira! ya funciona, funciona, la computadora de tu papá funciona.
— ¡Genial! gracias amiga, gracias —dijo la rubia con gran euforia— llamare al gran Bob para que traiga nuestra nueva computadora.
Bob gruño, bufo y balbuceó cuanta cosa tonta podía salir de su boca, pero a final de cuentas, cumplió con su palabra. Esa misma noche Phoebe se retiro.
—Bueno Phoebe, gracias por ayudarme te debo una, —Dijo Helga, y le dio un fuerte abrazo.
—No fue nada Helga, buenas noches, es hora de que me vaya.
—Gracias Pheebs, hasta mañana.
Al día siguiente Phoebe llego a la escuela muy contenta por su logro del día anterior, pero Helga curiosamente no llego con el mismo entusiasmo.
—Hola Helga, —saludo Phoebe—. ¿Cómo siguió la computadora, ya no fallo nada?
—Eso hubiera sido bueno, pero por alguna extraña razón dejo de funcionar horas más tarde —Respondió Helga un tanto desanimada.
— ¿Y por qué no me llamaste? —Exclamo Phoebe.
—Ya era muy tarde, Phoeebs, además ya para que, Bob me quito el equipo nuevo, en fin, tendré que seguir en el centro público.
—Animo Helga, —agregó Phoebe—, es más, si quieres trato de arreglarla de nuevo, por cierto, logre rescatar tus archivos de tu viejo disco duro, los grabe en un disco compacto.
—Gracias Phoebe, en la tarde vamos a mi casa. —Dijo Helga.
—Pues en la tarde vamos.
Y en la tarde, muchas horas después, Phoebe y Helga ya se encontraban en la casa Pataki, intentando revivir aquel viejo cachivache.
—Bueno Helga, tu equipo está listo, —Aseguro Phoebe—, sacare los archivos de papá de una vez para que se los lleves y no tengas más problemas.
Phoebe, realizó un buen trabajo, logró arrancar de nuevo el equipo y todos quedaron satisfechos, pero, a la mañana siguiente, el mismo incidente se repitió.
— ¡Phoebe! —Alzo su voz la rubia al acercarse a su amiga—, esa cosa volvió a fallar.
—Cielos Helga, eso sí que es un problema, pero no importa nos veremos en la tarde.
Llego la tarde y sucedió lo mismo del día anterior, y a la mañana siguiente…
— ¡Phoebe!, volvió a fallar. —Grito Helga.
Paso la tarde, y a la mañana siguiente…
—Volvió a fallar. —Grito Helga.
De nuevo paso la tarde, y a la mañana siguiente…
— ¡Phoebe! esta porquería no sirve, ya estoy harta de todo este problema ¿Por qué no funciona? —Exclamo Helga.
—No lo sé Helga —Respondió Phoebe un poco desconsolada—. Ya he intentado todo lo que tengo a mi alcance y no se resuelve nada, lo siento Helga.
—No te preocupes Pheebs, no es tu culpa, ya me resigne.
—Sabes Helga, aun me queda algo por hacer, he oído decir a expertos que muchas veces estos problemas son provocados por el disco duro.
—Sí, ¿y eso que significa? —Pregunto Helga con incredulidad.
—Significa que aún no he intentado cambiar tu disco duro, a lo mejor el disco de tu padre ya no funciona bien, pero el tuyo, el tuyo nunca dio problemas ¿o sí?
—Es verdad Phoebe, puede que tengas razón, —Respondió Helga—. Así pues manos a la obra.
Phoebe y Helga comenzaron con el trabajo, bueno solo Phoebe. La chica tardo un par de horas en hacer las pruebas necesarias y presto, finalmente Phoebe logro su objetivo, reparo por completo el equipo de su amiga.
—Mira Helga, tu equipo ya está mejor, ya no tendrás más problemas, ahora enciende y apaga normalmente.
—Gracias Phoebe, eres la mejor, chica lista.
—No hay de qué, así pues, tengo que irme, aun me restan un par de pendientes por hacer. —Dijo Phoebe y se marchó.
—Gracias nuevamente, nos vemos.
Helga se quedó en su habitación y Phoebe salió sola de la casa, pero justo cuando estaba por poner un pie fuera del pórtico de la casa Pataki, se escuchó un estruendoso grito.
— ¡PHOEBE!
Helga, justo en el momento en que comenzaría a trabajar de nuevo en su equipo, presiono una tecla equivocada y la computadora se apagó al instante, lo que provoco esta reacción en la chica, a lo cual, cuando Phoebe escucho el grito, simplemente se dijo así misma…
—Aquí vamos de nuevo. —Y así Phoebe regreso de nuevo a la casa Pataki, en socorro de su amiga.
Fin. Bueno, no tan fin, ya que como siempre, este era solo el principio.
FIN.
