No hay nada mas relajante que el sexo, nada.
Después de una buena sesión matutina de ''amor'' tu día se calma y todo empieza a verse desde un lado más positivo.
Por eso ahora mismo Hermione Granger se dirige a casa de Theodore Nott.
Se dirige a la casa de su ración de excitación matutino.
Tiene que volver a sentir ese pelo sedoso bajo sus dedos, esos ojos clavados en su pupila, esos labios firmes y delgados juntándose a los suyos y combinando sabores a la perfección.
Por que supone que de eso se trata, del sexo.
De querer abrazarse y llegar a tocar el cielo con la punta de los dedos, mientras que susurra roncamente en su oreja, por que eso es lo que le gusta, y no va a renunciar a ello por que esté mal, o no sea correcto.
Quiero decir, el mundo es así, y a Hermione Granger, ex-Slytherin, vanidosa, sexy, despreocupada, mandona y ególatra, hubo una época en la que sí le importaba lo que se pensara sobre ella, pero después de aquel año en el que cambió todo, ya nno le importa nada.
¿Que más da? Si lo que importa de verdad eres tu mismo y nadie más, tu placer, tu satisfacción, tu adicción, tus ganas de más...
Y eso, por la mañana, te lo puede dar Theodore.
Y al medio día Zabbini.
Y por la tarde Pucey.
Y por la noche, cualquier desconocido cachondo basta... Por que de eso se trata, se trata del sexo.
De la excitación, de oír los gemidos roncos del otro mientras te acaricia y se complace complaciéndote.
Disfrutas un rato. Te vistes. Te vas.
Para Hermione Granger, esto es una rutina.. Una rutina desde el séptimo año, cuando el cara-rajada derrotó a Voldemort, volviéndo así al colegio. Pero ¡Oh, sorpresa!, resulta que debido al cambio de director, una reselección de casas se hubo de hacer, y nuestra querida Hermione Granger, tan cambiada después de la guerra, endurecida, traumatizada, acabo en la casa de las serpientes, es decir, Slytherin.
Y por eso Hermione Granger se dirige a casa de Theodore Nott.
Disfruta, cariño.
Te queda poco.. Muy poco.
