Disclaimer: Nada me pertenece. Créditos a Marvel y a los nórdicos.
Advertencias: SPOILERS DE THOR THE DARK WORLD. SI NO LA HAS VISTO SHU, SHUUUUUUUUUUU... Y DESPUÉS DE QUE LA VEAS, LLORA UN RÍO.
Jayus (indonesio): "Un chiste tan mal contado y con tan poca gracia que uno no puede hacer otra cosa que reírse"
"Era perfectamente natural que te acordaras de él a la hora de las nostalgias, cuando uno se deja corromper por esas ausencias que llamamos recuerdos y hay que remendar con palabras y con imágenes tanto hueco insaciable."
—Julio Cortázar
La madrugada siempre fue la hora que menos le gustó a Thor. O eso se dijo a sí mismo cuando, sentado en el sillón con una cerveza mortal en la mano, contempló las estrellas a través de la ventana, tratando de ver, inútilmente, un lugar que estaba a mundos de distancia.
"No, no es verdad".
Alguna vez amó la madrugada, esas horas silenciosas en donde no tenía que ser el príncipe perfecto (aunque siempre lo fue sin ningún esfuerzo), ni responder ante nadie. Pero, si era sincero consigo mismo, el amor a la madrugada se remontaba años, siglos atrás, cuando él iba hasta su cuarto, a su cama, y pasaban horas y horas compartiendo algo que no deberían querer pero que se sentía inexplicablemente bien.
La madrugada le recordaba a magia flotando en el aire, al caos de una alcoba con las puertas cerradas, a rayos sonando furiosos en el exterior; trae consigo olor a libros, a madera, a nieve recién caída y un extrañado sabor a menta. La madrugada era, y siempre fue, la hora de Loki, y ahora que ya no lo tiene Thor no puede hacer más que odiarla porque irremediablemente se lo recuerda.
Desde el cuarto de arriba le llegó la voz de Jane diciéndole que fuera a dormir. Dejó de mirar las estrellas que no eran con las que había crecido y tan extrañas le parecían, y se dirigió a la habitación que llevaba meses compartiendo con su hermosa científica. Cuando se acostó junto a ella, la pequeña mujer lo abrazó y volvió a quedarse dormida al instante, ignorante de sus pensamientos y su melancolía.
Por la ventana le pareció ver a una urraca, negra como la misma noche, parada en el gran árbol que había junto a la casa, pero dejó de verla a los segundos después. Culpó al cansancio y, cerrando los ojos, decidió dormir.
Un rayo o dos iluminaron la noche, y, atrapado por sueños de un pasado añorado, Thor susurró el nombre de su hermano en medio del cuarto oscuro, a la nada, esperando una respuesta que jamás llegaría.
O
El ringtong sonó fuerte y Thor fue el primero en despertarse, acostumbrado a reaccionar rápido debido a los años que había pasado cazando con sus amigos y con su hermano. El pensamiento le supo amargo por un minuto, pero cuando miró por la ventana y vio el cielo pálido de un amanecer naciente se sintió más tranquilo. El alba siempre había sido la hora de separarse, de olvidar hasta la próxima vez. Removió a Jane suavemente para que contestara su celular.
—¿Hola? — dijo la científica después de tomar su celular de su mesilla de noche, con voz somnolienta y enderezándose levemente. Su pelo era un desorden total, y eso hizo sonreír al dios. La mujer miró la pantalla del aparato y frunció el ceño —. Thor, no es el mío, es el tuyo.
Y Thor notó que, en efecto, era su celular el que estaba sonando. Dichosa Darcy y su tendencia a cambiarle los tonos a los celulares. Totalmente despierto, tomó el frágil aparato que le había dado Stark y apretó el botón para contestar, todavía sintiéndose extraño al usar esa cosa.
—¡Tenemos una situación, Hércules! — escuchó la voz ajetreada de Tony —. Aquí hay una muy sexy bruja asgardiana que nos lo está poniendo difícil. Apreciaríamos que vinieras aquí y dispararas un par de rayos y truenos. Toda esa parafernalia que te gusta hacer, tú sabes. Entiendo que no quieras salir de la cama de la doctora Fos-
—Voy para allá, amigo Stark — le cortó Thor, no molesto por las palabras del vengador, puesto que sabía que era su forma de ser casi amigable, sino por la situación en la que se veían. ¿Una asgardiana?
Sólo había una bruja asgardiana lo suficientemente poderosa como para llegar a Midgard sin la necesidad de usar el Bifrost, y no era alguien de su particular agrado.
Jane, adormilada una vez más, le besó la mejilla y, deseándole suerte, volvió a acurrucarse en las sábanas tibias, dispuesta a dormir un poco más antes de ir a trabajar. Thor suspiró y se preparó para una dura jornada.
Amora siempre significaba problemas.
O
En el centro de la ciudad una acelerada persecución tenía lugar. Una mujer alta, rubia, hermosa como ella sola y vestida de pies a cabeza de verde, flotaba presurosa por sobre los edificios, huyendo de los superhéroes que la perseguían. Por la calle, su compañero, Skurge, se abría camino golpeando a todo lo que se moviera con su gran hacha de guerra.
A lo lejos, la mujer vio una mancha roja moviéndose con gran velocidad hacia ella y, sabiendo quien era y lo que pasaría si se quedaba ahí, flotó hasta su compañero en busca de protección.
—¡Se terminó la carrera, Skurge! — le dijo una vez llegó a su lado, pero cuando miró al frente se encontró con la mirada de tormenta de Thor, el que no parecía nada feliz de volverla a ver. Ignorando el mal humor del dios, puso el tono más dulce que tenía y habló —. Thor, querido, cuánto tiempo sin vern-
—¿Qué estás tramando, Encantadora? — le cortó el dios, y sus amigos los rodearon, listos para atacar si presentaban pelea —. Estabas encerrada, mi deber es devolverte a Asgard para que cumplas tu condena.
Amora se llevó una mano a la frente y echó la cabeza hacia atrás, fingiéndose indefensa. A su lado, el Ejecutor parecía listo para pelear en cualquier momento. —. ¿Y le harías eso a una dama inofensiva como yo, dios del rayo? Y yo que pensé que eras un caballero...
— ¡Señorita, acaba de robarle a un museo! — espetó el Capitán, respetuoso incluso cuando no tenía que serlo —. Devuélvanos los bienes y entonces dejaremos que Thor la lleve a Asgard para cumplir su condena. Pelear no es necesario.
A pesar de la pacífica propuesta, la viuda cargó su arma y apuntó directo hacia ella. Sobre un edificio cercano, Hawkeye hizo lo mismo.
—¡Oh, un caballero de verdad! Es mi día de suerte — dijo feliz, guiñándole un ojo a Steve y lanzándole un beso, provocando que, muy en contra de su voluntad, el hombre se sonrojara —¿Esta cositas? — levantó una saco de terciopelo que parecía lleno —. No la van a usar. Nadie en este planeta de retrógrados sabe siquiera qué hacer con esto. Si me la llevo no pasa nada. Es más, les estoy haciendo un favor...
Frente a ella, los superhéroes ignoraron sus palabras y apretaron con fuerza sus armas. Suspiró, pensando en lo fácil que sería todo aquello si ella tuviese el suficiente poder como para huir, o si ellos tuvieran la mente más débil como para que ella pudiese controlarlos. Ninguno era el caso, y si no podía manipularlos con magia, lo haría con palabras, y sabía cuáles usar para que uno de ellos -el único que le importaba- se descontrolase.
—Loki hubiese dejado que me las llevara.
— ¡Te hubiera hasta ayudado, con lo loco que estaba...! — contestó Stark, el tono perdido entre una broma y una afirmación seria, pero tuvo la prudencia de guardar silencio ante la reacción de su compañero de equipo: Thor había apretado el mango de su martillo con aún más fuerza y lo levantó amenazadoramente.
Con los labios apretados, con rabia aún no desatada, susurró: — No digas su nombre.
Amora sonrió.
—¿Y por qué no? — caminó hacia adelante, meciendo las caderas en un vaivén hipnótico, arrolladoramente seductor. —. En cierta forma, lo conocí más que tú. Me dijo cosas que a tí jamás te confiaría... — contempló la furia del dios, y supo entonces que podría descontrolarlo lo suficiente como para huir en medio del caos de los rayos —. Aunque hubo un par de cosas que nunca me dijo... dime, ¿cuándo fue la última vez que Loki y tú-
El Ejecutor la tomó de la cintura y la sacó del camino justo a tiempo para evitar un martillazo que no había sido una advertencia, sino un ataque directo, lanzado para herir, para matar. La depositó en el suelo con toda la delicadeza que un hombre como él podía tener, y luego puso su hacha frente a ambos, tratando de defender. Frente a ellos, la viuda mandaba una mirada preocupada a sus compañeros y, por sobre todo, a Thor, quien solía tener un temperamento explosivo pero nunca perdía el control de esa forma. A menos que le hablaran de Loki, claro.
— No digas su nombre — pese a la rabia y su voz de trueno, su tono se mantenía bajo, con la ira contenida. Llamó al Mjolnir de vuelta a su mano —. No te atrevas a ensuciar su memoria diciendo su nombre con tu lengua venenosa.
Amora dejó salir una risita que más tarde se convirtió en carcajada. No perdió la delicadeza ni el toque seductor en ningún momento.
—La lengua de Loki era diez veces más venenosa que la mía — se mordió los labios y movió el cabello —. Y, ¿su memoria? — en sus ojos claros brilló la malicia, la necesidad de travesura que Thor tan bien conocía —. ¿De qué estás hablando? Hablas como si Loki estuviera muerto.
Antes de que pudiera continuar hablando, la espía intervino disparando en su dirección. La bala fue bloqueada por movimiento de mano de la Encantadora, quien tenía una sonrisa arrogante en los labios.
— Loki murió — dijo Natasha, brusca, notando que la situación podría escaparse de sus manos —. Y ahora, ¡devuélvenos los artefactos o enfréntate a nosotros! No puedes ganar y lo sabes.
— No tengo que ganar. No me interesa ganar ahora, sólo huir — aquél tono que no era para nada común en ella, y a pesar de la rabia que le estaba empezando a nublar la vista, Thor pudo ver que tenía ojeras, que estaba despeinada y que su aspecto y su postura denotaban cansancio y agotamiento, y la Encantadora jamás dejaba que nadie la viera así; si estaba allí, robando a plena luz del día y no los estaba atacando con magia, era por algo.
—¿Qué tramas, mujer? — preguntó Thor, sintiendo la ira disiparse. La viuda había intervenido justo a tiempo.
Skurge levantó el hacha. Amora volvió a tener su sonrisa coqueta de siempre, un poco más traviesa de lo normal. El gesto de le hizo horriblemente familiar a Thor.
— Loki siempre ha sido el mejor mentiroso — la encantadora se rió, como sabiéndose dueña de un gran secreto. La mirada del dios vagó entre la furia y la nostalgia, y la sonrisa de Amora se hizo más grande —. Acabo de recordar por qué nunca pude seducirte, Thor.
No dispuesto a dejarse llevar por la rabia otra vez, volvió a preguntar: — ¿Qué tramas, Encantadora?
La sonrisa de la hechicera de esfumó por completo, y su lugar lo tomó una mirada seria y unos labios apretados.
— Sobrevivir.
Y, ante sus miradas atónitas y sus armas alzadas, la Encantadora tomó de la mano al Ejecutor y desapareció en una nube de humo verde y luces doradas. Thor supo entonces que la mujer había estado recuperándose mientras hablaban, y que si no se había ido antes era porque estaba probablemente exhausta. Sin embargo, las palabras de aquella bruja resonaban en su mente y en su alma.
"Loki siempre ha sido el mejor mentiroso".
"Ha" , no "fue"...
—Bien, eso terminó mejor de lo que esperaba... ¿vamos a comer?
O
—¡Jane, date prisa maldita sea que vamos a llegar tarde! — gritó Darcy desde el piso de abajo, jugando con su celular el nuevo juego de los Avengers disponible —. ¡Mira Thor, tu mini-tú tiene un Mew-mew pequeñito y todo! — le dijo al dios que estaba sentado junto a ella en el sofá, mostrándole la pantalla. Thor sonrió, un poco extrañado por esa necesidad midgardiana de hacer animaciones y juegos de sus héroes. Le recordaba un poco a cuando lo adoraban, siglos atrás. De la cocina, Ian salió mordiendo un panecillo.
—¡No te comas eso o no comerás palomitas! — volvió a exclamar Darcy, levantando la vista de la pantalla y mirando a su novio. Cuando cayó en cuenta de lo que había dicho, puso una expresión que hizo a los dos hombres reír —. Pensándolo mejor, cómete todo el pan que quieras. ¡Mierda, perdí!
Jane bajó la escalera todo lo rápido que podía con esos incómodos -pero hermosos- zapatos de tacón que se había puesto, disculpándose por la demora. Se arregló el cabello con la mano y le sonrió a su novio. Thor correspondió el gesto y pensó que con ese vestido verde lucía particularmente bonita. Le extendió la mano para ayudarla a terminar de bajar pese a que sabía que ella no lo necesitaba. Era un hábito antiguo, nacido de pasar toda la vida viviendo en un castillo.
Salieron de la casa cada uno tomándole la mano a su pareja, riéndose de los comentarios que Darcy hacía, diciendo lo mucho que había esperado la película y que se moría de ganas por verla. Cuando llegaron al cine, que era pequeño y estaba en una calle no muy concurrida, Ian fue a comprar las entradas y toda la comida que su novia quería. Entraron a la sala, en la que apenas había gente, y se sentaron. Era la última función de la noche.
—Darcy, llegamos quince minutos antes. Podrías haberme dejado terminar de arreglarme — protestó Jane, recibiendo una palmada en la mano cuando trató de sacar palomitas del paquete de su amiga.
—¡Mis palomitas! — dijo Darcy, y se echó un puñado a la boca. Jane rodó los ojos e Ian rió —. Y sí, llegamos antes porque me gusta ver los anuncios.
Cuando la película empezó, Thor se vio a sí mismo poniendo muchísima atención a la pantalla. Era una historia típica, no muy profunda, que tenía explosiones y batallas que pretendían verse épicas, pero a él le agradó, le recordó a las historias que su madre le contaba cuando era un niño o a las canciones de guerra que tanto resonaban en los banquetes. El protagonista era, sin embargo, un cabeza dura de buen corazón enamorado de la gloria, que le recordó inevitablemente como era él mismo antes de que todo pasara. Incluso los amigos del personaje le recordaban a los suyos.
Se rió con la mayoría de las escenas graciosas y disfrutó las peleas a pesar de que a veces se notaran falsas y poco apegadas a la realidad. Thor había aprendido por las malas que los dragones no eran amistosos, pero ahí estaba el protagonista haciéndose amigo de ellos. Los humanos y su imaginación, pensó con una risa. A veces le molestaba – y preocupaba- un poco que se vieran tan poderosos a sí mismos, cuando en realidad eran pequeños y no muy fuertes físicamente.
Entonces llegó la escena: sonaba una música triste que pretendía formar una atmósfera trágica mientras el protagonista tenía al amor de su vida agonizando en sus brazos. La mujer lloraba y le decía que lo amaba, y él decía lo mismo. Cuando se besaron, entre lágrimas falsas y una melodía que en realidad no estaba tan bien elegida, Thor no pudo soportarlo más y salió de la sala silenciosamente.
Una vez estuvo afuera del cine respiró hondo y elevó la vista al cielo nocturno. Miró las estrellas ajenas como ya le era costumbre, y pensó, inevitablemente, en Loki.
Loki el hechicero, el dios del caos, el mentiroso, lengua de plata... Loki, su hermano, que había muerto en sus brazos disculpándose y sin más música que el viento soplando suave y levantando polvo. Loki, a quien amó más que nada alguna vez, y al que no volverá a ver.
"Si hubiera sido como en la película", pensó, "quizá si lo hubiera besado como cuando éramos jóvenes, como en los cuentos que les gustan a los midgardianos, él hubiera vuelto a mí" Pateó una piedra solitaria que estaba sobre el asfalto. Se tragó el suspiro y siguió mirando arriba, a otro mundo. Soltó una risa amarga." Pero no se puede... nuestras historias ni siquiera son como las de los mortales; en las nuestras, el héroe siempre muere al final".
Pero Loki jamás fue un héroe.
Sintió una fuerza, una energía conocida que recordaba muy bien. Miró a su alrededor y las calles inusualmente desiertas le devolvieron la mirada. Las pocas nubes que habían en el cielo de otoño se arremolinaron rápidamente, y un rayo de luz bajó desde las alturas a la tierra, dejando en el suelo un círculo de símbolos antiguos y runas arcanas. En el centro, la figura arrodillada de una mujer aguardaba.
Las alarmas de los autos empezaron a sonar todas al mismo tiempo, frenéticas, y la mujer se puso rápido de pie y se preparó para lo que fuera que estuviera pasando. Cuando vio frente a quien estaba, se calmó.
—No hay necesidad de alarmarse, Sif — saludó Thor, haciendo a un lado la tristeza, y fue rápidamente a abrazar a su querida amiga, la que correspondió el abrazo y le golpeó un hombro con poca fuerza, un gesto que decía "te extrañé".
Sif sonrió alegremente, y pese a que tenía puesta la armadura se veía amigable. Sin embargo, Thor advirtió las ojeras en el rostro de su amiga, y la expresión cansada que se dejaba ver tras la sonrisa jovial. Supo de inmediato que algo andaba mal.
—¿Qué ocurre?
La guerrera suspiró.
—Ha pasado mucho en Asgard desde que te fuiste, Thor — comenzó, y su ceño fruncido no hizo más que preocupar al dios —. Las reconstrucciones no van tan bien como me gustaría decirte, el consejo está enojado, tu padre acaba de volver y está al borde del sueño. Parece más agotado que nunca. Amora escapó y L-
—¿Padre volvió? ¿de dónde? — interrumpió, preocupado —Amora estuvo aquí — informó rápido, antes de que su amiga pudiera contestarle —. Robó unos artefactos del museo y luego se fue. Estaba demacrada.
—¡¿Amora estuvo aquí?! — exclamó sobresaltada —. Bueno, al menos ahora sabemos que no está tratando de ayudarlo a escapar.
Thor dudó un momento. ¿Ayudar a alguien, la Encantadora?
—¿A quién ayudaría, Sif?
La asgardiana pareció nerviosa por un segundo, luego enojada y, por último, solemne. Lo miró a los ojos y le tomó el hombro con firmeza.
—No soy la más indicada para decirte esto, Thor. Tu padre debería hacerlo, no yo...
Entonces Thor supo que algo serio estaba pasando. Algo en su interior, su instinto, le decía que grandes problemas se asomaban por el horizonte, y que una tormenta caería sobre ellos inexorablemente.
Que bueno que era el señor de las tormentas.
—Sif, te he conocido por más de mil años, y no tengo compañera más leal y confiable que tú — le puso la mano en el cuello, en ese gesto íntimo que reservaba sólo para aquellos por los que sentía un gran afecto —. Puedes decírmelo.
Sif respiró hondo, apretó más el hombro, lo miró a los ojos y, por fin, habló:
—Loki está en Asgard, Thor. Preso... Vivo.
Vivo.
Dejó de escuchar entonces. Un rayo calló a la distancia, luego otro, y pronto una lluvia demasiado fuerte para ser otoñal les calló encima. Pese a ello, su mundo seguía en silencio... hasta que las palabras de Amora, infame y hermosa, resonaron en su interior como un eco incansable, eterno y doloroso.
"Loki siempre ha sido el mejor mentiroso".
O O O
OOOOOOOOOOOOOOOOH.
No lo digo por la historia, si no que porque maldito capítulo me costó tanto escribirte y ni siquiera me quedaste como quería UUUGH. Serán siete capítulos, y los tengo todos escritos menos el dos y el siete. Osea, escrito casi enteros. Escritos a medias. Casi.
El punto es que los tengo avanzados y no me costó. Este, por otro lado... ugh. Bueno, igual ya lo terminé. LALALALAALALALA.
Hace tantos, TANTOS años que no hacía una historia larga. Siete capítulos, todo un record personal. Cuando publique el séptimo voy a ser la mujer más feliz de la vida porque voy a haber terminado un proyecto sin morir en el intento. Eso no ha pasado. ¡Pero pasará, bitches! ~
Amo tanto a Amora, y es tan poco frecuente encontrármela en un fic... y cada vez -o al menos la mayoría- que la encuentro la ponen como una perra. Que sí, que lo es, pero la retratan como una perra-no-agradable. ¿Lo captan? Y eso que la tipa rlz, enserio.
Hice esto bajo la idea de que, alguna vez, Thor y Loki tuvieron algo. Hace siglos, y después lo dejaron. Ya diré por qué. O eso pretendo.
Igual no me quedó tan OOC. Pensé que iba a quedar pior xd, pero no tanto... creo c:
En fin, subiré el segundo cap cuando lo pueda escribir, e intuyo que me va a costar menos que este porque ya tengo de dónde empezar
Oh wait, las urracas son los pájaros de Loki, así como los cuervos de Odín. Creo.
so... review?
