La silueta del pobre chico lucía arrepienta, sin vida, y la luz había abandonado esos ojos color celeste, ya no era nada, un cuerpo sin emociones, es igual a un cuerpo sin vida, un muerto viviente, los recuerdos, los bellos recuerdos que llevaba en su mente se habían apartado de él, dejando a todas las personas que alguna vez quiso en el olvido.

2 meses antes.

Había una luna inmensa, que bañaba a la ciudad de Cancún, México. Era una hermosa velada, la luna mantenía un resplandor plateado tan brillante que parecía un reflector sobre el mar. Ese reflejo era perfectamente redondo y el cuerpo celestial de la noche hacía aún más sereno.

A la orilla de la playa caminaba un ser sin destinatario alguno, no tenía sentido esa caminata.

Cabello corto de un color azulado, con ojos azul oscuro que resaltaban en su piel levemente blanca.

— Creo que debería regresar a casa — hablaba consigo mismo para mirar hacia el horizonte del océano, su mirada veía detalladamente el horizonte en el que se apreciaban las pequeñas olas del océano. El cielo estaba estrellado completamente y se podía apreciar la belleza de las estrellas dejando a un chico feliz. Terminó por apreciar esos astros y sonreír felizmente. —Mejor regresó de una vez — dijo nuevamente para sí mismo y regresar por sus pasos.

Mantenía esa sonrisa sobre su rostro, se veía tan feliz pero parecía estúpido, de igualmente no le importaba, la playa estaba totalmente desierta y podía sonreír de esa forma tanto como quisiera, o eso creía

— Oye Okumura— se oyó una voz que provenía detrás del chico de ojos azules —a dónde vas maldito, me debes una —decía un chico de cabello rosado y ojos color café, vestido con solo una camisa color blanco y un traje de baño negro.

— ¿Quién eres tú? —prenuncio el ojiazul volteándose en la dirección de la que hablaba el otro joven.

— Cállate no te hagas que no sabes de mí — el joven tenía una mirada irritada y de cólera, parece que Okumura no se zafaría de esto —Okumura Rin, ha llegado tu hora final.

— No puedo recordar quién eres, regresa en el momento que me de importancia tu existencia, desaparece— dijo el chico Okumura con una frialdad que causó un estremecimiento en el otro joven.

Rin Okumura, un chico busca problemas, o al menos así lo tenían etiquetado en la ciudad dónde vivía, el joven tenía 15 años pero se veía un poco más chico de unos 13 años quizá. No importaba, la forma en que lo veía la sociedad era el mismo, alguien problemático algunas veces… parecía un tipo de demonio.

—Okumura, maldito, ¿quién te crees que eres para hablarme de esa forma? — reto el otro joven.

Rin cambio su semblante, ya no se veía frío, solo mantenía una cara sería y sus ojos estaban bien abiertos poniendo atención a las reacciones del otro, como si se burlará de él con solo su mirada.

— Ya me aburriste desalmado mejor me voy — Rin no se detuvo ante las provocaciones del chico que ni siquiera conocía su nombre, solo lo miró por última vez y siguió caminando de regresó.

Extrañamente el joven no lo siguió solo tronó la lengua y comenzó a caminar al sentido contrario de la playa — es exactamente como dijo Mephisto-sama.

La noche había acabado y una agradable luz del sol tenía cubierta a la ciudad, las palmas de las costas se mecían armoniosamente con la brisa proveniente del mar, lanchas, gente disfrutando de las olas, nadando, surfeando, chapoteando, divirtiéndose, gente ingenua.

Rin estaba caminando nuevamente por la playa no poniendo atención a las demás personas, estaba totalmente hundido en su mundo, su mirada, su mirada estaba pérdida en el piso, pateando una piedra. Rin llevaba puesto un pantalón corto de mezclilla negro, y una camiseta blanca.

No parecía tener objetivo alguno en esa caminata, tal vez, despejar su mente, se le apreciaba pensativo, por la forma en que tenía su mirada era la explicación más lógica. Siguió caminando por las orillas de la playa, sentir el agua fría sobre los pies al parecer lo relajaba realmente y la sonrisa tonta de la noche anterior, volvió a tomar su lugar en el rostro de Rin.

— ¿Cómo piensas llegar? Solo caminar no te será útil, ya sabes qué hacer y ¿aún así tienes miedo? Que cobarde — "esa voz" Rin se volteo bruscamente hacia atrás. La voz que sintió se oía madura y esa voz, esa maldita voz…

— Te traeré de regreso lo prometo… — lágrimas, unas silenciosas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

— Que patético te ves, Okumura — frente a Rin apareció el joven la noche anterior, ahora, sus facciones eran diferentes, su mirada se veía frívola, odiosa y atemorizante, carecía de sentimientos. — Mephisto, te dijo, te mostró, te enseño todo lo que tienes que hacer para regresarlo, y tú, ¿todavía estás dudando? — dijo el chico de cabellos rosados.

— No seas tan molesto Shima— Rin miró los ojos cafés del otro joven y se dejo hundir por ellos, los miró fijamente tratando de perderse en ellos.

— Desde ese incidente, tú has tratado de perderte en todo lo que te quedas mirando, como queriendo verlo en todo lo que ves.

—Es imposible no hacerlo, lo extraño

— Entonces ¿por qué te abstienes de ir por él? — mostró una sonrisa satisfactoria para él mismo.

—Vete al dia...blo — las lágrimas seguían brotando, ya no era tanto por que sintiera tristeza si no por la impotencia que sentía de no poder hacer nada.

—Deja de llorar, me das nauseas— dijo Shima con desprecio.

—Lo he estado pensando…

—Púes no lo pienses tanto, me las arreglaré para crear la luna nueva, pero a cambio tu tendrás que irte ya.

— ¿Y si no me recuerda?

—Tú tampoco lo recordarás.

— ¿Por qué? —

— ¿Es que eres tonto? Ya sabes que así es, aprende a tomarte las cosas en serio, ten preparado todo, si es que quieres volver a verlo.

— Adelantarás el tiempo; si, ya lo tengo bien captado no necesitas seguir así de egocéntrico.

—Calmado Okumura, que si fuera por mí ni te ayudaba, así que estate agradecido.

La conversación había comenzado a tornarse molesta, Shima se veía molesto y Rin tenía una enorme tristeza reflejada en su blanco rostro. Rin levantó la mirada y suspiro, las lágrimas dejaron de salir repentinamente y sus ojos se tornaron fríos y sin expresión alguna, su boca, su cuerpo incluso su respiración eran intimidantes, tenerlo cerca era peligroso.

Una corriente de aire mecía ferozmente las hojas de las palmas y las olas del mar que eran serenas hace unos instantes comenzaron a tomar un enorme tamaño bañando la playa. Rin y Shima no parecían afectados, ni siquiera se veían mojados, estaban totalmente secos y sus auras se sentían asesinas, esas auras asesina dignas de un demonio.

—Ya está, cuando la tormenta cesé, te daré un límite de tiempo de 10 minutos, no más, recuerda no tuvimos la santa suerte de que el solsticio de verano haya sido día de luna nueva, y esperar a la noche sería demasiada pérdida de tiempo además, que no hay tantos sacrificios necesarios para abrir esa maldita puerta — dijo Shima — Ten cuidado, si contienes tu locura al entrar no habrá forma de que tu mente resista cuando pases, es mejor… dejarla salir conforme la situación — dijo el peli rosado mirando al Okumura de una forma seria y algo fastidiada.

— Eres un maldito — dijo en un tono burlesco.

— Apresúrate, recuerda solo tienes diez minutos y el tiempo ya comenzó a acabarse.

Rin endureció su mirada y miro hacia el océano, la tormenta era más como un huracán, las personas eran arrastradas por las feroces olas creando un extraño sello en la mano de Rin y de Shima.

Rin no dudo en darse la vuelta y correr hasta su casa, suerte para él, no vivía lejos de la costa.

Estaba decidido, no habría quien le parase ahora, sus manos temblaban de la emoción al estar frente a la puerta de su casa. Era de esperarse que ocurriera. Sin esperar que, Rin abrió la puerta, no había nadie, desde hace tanto había nadie, se dirigió a su cuarto, un pequeño cuadro con solo una cama individual, la madera que constituía está se encontraba en malas condiciones, el cuarto no era más que unos ladrillos, con hoyos y telarañas en cada esquina de de este, nada más componía este lugar. No es cierto, una caja, pero no era una simple caja, parecía una caja al estilo barroco, tenía demasiados detalles con oro y la caja era de caoba, esa caja se veía demasiado tétrica un mal augurio rodeaba el objeto.

— Ya no puedo esperar — dijo Rin con una mirada de locura abriendo rápidamente la caja dejando ver una espada con una protección (quien sabe como chucha de llame XD) de color azul y detalles en la vaina de color dorado —Iré por ti, lo prometo — Rin comenzó a reírse maniáticamente para sí mismo, se sentía más vacío que nunca.

—Diablos, ¿dónde se habrá metido ese mocoso? — se dijo Shima para sí mismo. Las olas y el viento comenzaron a calmarse, pero era ya demasiado tarde, más de 23 personas habían perdido la vida —Tks, tan pocas personas, necesitamos algo más que eso.

—No te preocupes —se escuchó una voz algo chillona y caprichosa proveniente de nada, era como un eco que rodeaba el lugar — Ya viene en camino…

—Listo — se escucho la voz de Rin proveniente de la ciudad —Ábrela — la mirada de Rin ya no era la misma, se veía impaciente incluso algo enloquecido por la situación. Él caminaba hacia las olas, sin ninguna gota de agua que logrará mojarlo igualmente con Shima, los desastres que estaba causando la tormenta no les causaba efectos, parecía como si fueran protegidos por algo.

—Apresúrate, no tengo tu tiempo — Shima por primera vez sintió miedo al ver a Rin de esa forma.

— Tu eres el que no se apresura maldito inútil — dijo Rin totalmente enloquecido…

"Todo es oscuro"

Shima solo suspiro, no tenía motivo por el que responder a ese comentario, al fin y al cabo solo era un guardián. — "Por el poder que ha recaído en el guardián del Limbo condeno al alma de Okumura Rin a vagar por el temible bosque, hasta que haya cumplido su meta y sus recuerdos hayan regresado a él y a su hermano… Okumura Yukio"— Shima sacó un tipo de lanza con unos aros dorados que resonaban en todo el lugar dando un giro de 360° en la cabeza de Rin.

Rin sintió como su alrededor comenzaba a envolverse por una pared de sangre, la sangre, toda esa sangre que fue derramada para cumplir sus caprichos, su hermano, su querido hermano había sido condenado y ahora el también quería ser condenado. Quería sentir su dolor, su pena.

La sangre comenzó a tomar un color negro. — ¿Qué es esto?— se pregunto Rin al ver como la sangre cambiaba su color a ese negro totalmente inmundo, contaminado, insano, no era propio de humano, era propio de —Así que ya he despertado — Rin solo comenzó a reír maniáticamente, la presión de la situación no era apta para la débil mente de Rin por esos momentos el peli azul se había entregado a la completa locura.

"Ahora, seré capaz de verte"

Hola :3 soy nueva aquí en fanfiction y bueno ojala me tengan piedad XD ok ya ._. bueno aquí vengo con uno de mis fics favoritos :3 Limbo espero y les agrade este fic :3 que lo he hecho de un sueño XD.

Aclarando yo hago todos mis ficks a base de mis sueños así que si no tienen coherencía en un punto es por que así fue el chingado sueño y no me gusta salirme de la idea principal así que les pido piedad :3 muchas gracias y me voy a mendigar reviews

¿Me dejan un review? :3