Disclaimer: The Grey Garden no me pertenece, es propiedad de Funamusea.
Este fic participa en el reto drabble "De la A a la Z" del foro Multifandom is the new Black.
En un pequeño jardín en el patio trasero de una casa de los suburbios se encontraba una niña de lacio cabello rosado escarbando con una pala jardinera. Su vestido negro estaba sucio con tierra y en sus mejillas tenia barro que al parecer no le molestaba.
Después de mucho buscar por fin halló su ansiado tesoro, lo tomó entre sus manos con una sonrisa algo siniestra, saboreó sus labios observando como el pequeño gusano se retorcía por escapar. Rió macabramente, o un intento de ello. Lo alzó, abrió su boca y lentamente se lo llevó hasta sus labios.
— ¡Disculpe! —interrumpió una voz infantil del otro lado de los arbustos—, ¿no ha visto por aquí una pelo…—se dejó ver una niña castaña con un vestido verde interrumpiéndose así misma al ver a la niña a punto de devorar al insecto.
Analizó por unos segundos la escena frente a ella para luego hacer una mueca de asco y horror. Rawberry bajó el gusano con una mirada de enfado, pues, le arruinaron su festín. Se levantó sacudiendo su vestido negro con total normalidad mientras Macarona aún seguía en shock.
Rawberry divisó una pelota rosa por fuera del jardín, corrió hacía ella para tomarla y volver encontrándose con la misma escena de la niña que al parecer tenía ganas de llorar.
—Aquí está tu pelota—dijo extendiéndole el objeto a lo que Macarona reaccionó tomándolo asintiendo con la cabeza.
—Di-discúlpame, es que no me gustan los insectos—se disculpó apenada abrazando su pelota.
—Pero si los insectos son amigos—dijo seria la niña de cabellos rosas.
— ¡¿Acaso te comes a tus amigos?! —preguntó horrorizada.
El rostro se Rawberry cambió para mostrar una expresión divertida—. Tal vez—contestó con una sonrisa misteriosa ladeando su cabeza—. Eres divertida, me llamo Rawberry—se presentó extendiéndole la mano.
—Ma-macarona—dijo tímidamente respondiendo el gesto.
Rawberry rió por lo bajo, la castaña preguntó qué era lo gracioso, pero ella simplemente negó divertida. Macarona frunció el ceño indignada, se dio media vuelta para volver a su lugar de juegos anterior.
—Vecina, ¿no te quedas? —preguntó sonriendo inocentemente.
— ¡Ni loca me quedaré en un jardín con insectos junto a una niña loca que se los come y cree que son sus amigos! —exclamó para al final sacar su lengua en modo de burla.
—Tu jardín también tiene insectos—comentó aun sonriendo.
— ¡Pero no estás tú, niña insecto!
Rawberry escuchaba como su vecina refunfuñaba a diestra y siniestra, lo que le causo gracia. Finalmente, la niña de cabellos rosados, se agachó para seguir con su afición culpando a la castaña que su presa se haya ido, pero sabía que pronto volvería a ella, ¿Macarona o el gusano? Ni yo lo sé.
