Atracción letal.

Negro.

Cuando pierdes la consciencia, al caer la noche, cuando la luz se extingue y algunas veces al cerrar los ojos, todo se vuelve negro. Todo.

En lo personal, Temari siempre había sentido cierta fascinación, y un poco de desesperación, ante ese color; tan misterioso y profundo. A veces ansiado y otras tantas intimidante. Había belleza y miseria en él... y no comprendía cómo, algo tan insignificante, podía implicar tantas sensaciones, completamente opuestas.

Cuando el vacío te rodea en ese color, no sabes qué habrá en la distancia, ni qué tan lejos puedes llegar; simplemente existes. Eres un oasis cierto en un mar lleno de miles de secretos.

¿... es siquiera un color?

Shikamaru dijo alguna vez que el negro es la carencia de color... pero a ella jamás le interesó estudiar esa teoría, ni la gama de colores, el espectro, intensidad y luminosidad. Nunca. Siempre tuvo cosas más importantes en la mente; su supervivencia, el bien y la integridad de su familia, su aldea, volverse más fuerte, ser mejor kunoichi con cada día que pasaba, con cada segundo que vivía. No iba más allá de nombres, por el simple hecho de representar para ella cultura general y una manera de comunicación en las misiones... no había colores intermedios, no se complicaba de esa manera, las tonalidades eran nimiedades. El amarillo era amarillo aunque tuviera más naranja o verde.

Pero en el negro no existen tonalidades.

Alisó cuidadosamente su falda y miró la tela fijamente, carecía de brillo. Negro. Y en esos momentos, en los que sus manos resaltaban en la oscuridad de sus prendas, se sorprendió al notar la complejidad del color, porque podía ser todo y nada, y, sin importar donde mirara, siempre lo encontraba.

¡Negro!

Y recién notaba lo fácil que era perderse.

...como en sus ojos.

Si el tiempo sobraba se perdía rápidamente en sus pensamientos, e imaginaba miles de escenarios y supuestos apegados a las realidades que le abrumaban o le ocupaban en el momento. Pensaba en cientos de desenlaces probables, que se mantenían lejos de suceder y se volvían trivialidades. Por las noches, cubierta de oscuridad y quizá permitiéndole a la luz de la luna entrar por su ventana, fantaseaba si el sueño no la vencía por completo y pensaba en una vida donde aún vivían sus padres, en la que Shukaku jamás había corrompido la inocencia de su hermano mejor y no se veía forzada a ocultar sus temores bajo una coraza que se fingía indestructible... si tan solo...

Si tan solo no se perdiera irremediablemente en esos temores cuando el negro que la enfrentaba era el de esos ojos... que parecen ver los secretos que incluso ella ha olvidado y la hacen sentir estúpida y débil.

Y cuando miro esos ojos... odio ese estúpido color.

Odia esos ojos negros, porque son el símbolo de la debilidad que le ha costado aceptar. Porque él tiene la llave que destroza la armadura que se ve forzada a llevar... el negro se cuela con facilidad a través de sus ojos, desarmándola, envolviéndose vicioso en su corazón. Y tiembla de miedo, aunque no lo demuestra, ya que su cuerpo se mantiene firme y sus ojos no dudan, lo taladran, le demuestran que es capaz de matarlo… pero sabe que él ya ha visto sus tormentos, que siente como sus piernas tiemblan débiles y su corazón duda al sostener su abanico. Todo parece no ser posible, parece que nada resultará.

Y odia profundamente esos ojos malditos que pueden leerle el alma... y odia la facilidad y la fascinación con la que se pierde en ese mar estéril.

Como en este momento.

—Ese abanico tuyo no podrá defenderte, Temari.

La voz resuena, fría... carente de emoción, en su cabeza y Temari junta un poco más las cejas, afianzando el agarre sobre su abanico extendido. Tensa su cuerpo, preparándose para atacar.

—No sabes de lo que soy capaz, Uchiha Sasuke.

Y esos ojos negros la miran fijamente… tan fríos como lo son siempre, carentes de emoción.

Porque sabe que estoy temblando de miedo.

—Sabes lo que pasa cuando el viento y el fuego se unen.

—Son elementos, que al usarse en un ataque, son perfectos juntos —responde, inclinándose un poco más.

—Pero en la defensa, el viento se vuelve inútil contra el fuego.

Sasuke no sonríe, simplemente la mira, como si fuera poca cosa, mientras su mano descansa en la empuñadura de su katana; casi parece perezoso, quizá desinteresado en ella, pero el carmín inunda sus ojos y el negro gira lentamente en ellos... amenazante, peligroso. El intricado diseño la condena. No hay movimiento que no sea adivinado, él sabe lo que está por venir y esquiva la cortante ventisca con facilidad.

Y de pronto no puede moverse más.

Sus manos sueltan el abanico y lo escucha clavarse en el suelo a metros de ellos. Irremediablemente cae de rodillas sin pronunciar palabra alguna, sin poder evadir esa mirada letal e hipnótica.

...y que el genjutsu es una debilidad.

Y frente a sus ojos se repiten escenas variadas con el mismo propósito y trasfondo, siempre la misma esencia en los desenlances.

Ese negro incapacitante, pisoteando su felicidad y su orgullo... esos ojos burlándose, desgraciados, de ella. El rojo bañándola en su peor pesadilla, el negro jugando con sus miedos más profundos, seduciendo a unas lágrimas aguerridas que no se atreven a escurrir.

Al final de una secuencia expuesta en matices grises que se tiñen de carmín, una oscuridad a medias; la desolación es demasiado real cada vez que Kankuro y Gaara pierden el brillo en sus ojos o exhalan su último aliento. La sangre se dispersa, escurre y salpica... siente como le mancha la piel de maneras que no creería posibles de no ser porque parecía vivirlas en carne viva.

Arrodillada en el suelo, temblando patéticamente, sus ojos ven una realidad alterna y aparente; torturándola eternamente.

Un paso.

Un castillo de arena que se derrumba y cae al suelo... y la arena se oscurece... se humedece.

Un paso más.

Shukaku destrozando una imagen de la silueta resguardada en su memoria, de una mujer con rostro amoroso y sonriente.

Otro paso.

Un titiritero traicionado por sus propios instrumentos, un charco que se extiende y le humedece las puntas de los dedos.

Una mirada y el estómago se le revuelve.

—¡Púdrete!

Ella se ha movido demasiado rápido, Sasuke solo siente algo golpearle con fuerza el costado y luego el aire por el que ha sido lanzado. La muy asusta lo ha burlado y no ha caído por completo en su espejismo.

Abre los ojos, justo después de impactar contra la pared y observa la regia figura de Temari, que le escruta con odio desde la rama de un árbol y su infernal abanico extendido tres ella, es agitado de un momento a otro; siente la fuerza que le golpea de todos lados y los escombros de la naturaleza se baten a su alrededor, pero logra esquivarlos, consumirlos.

Los ojos verdes miran el negro deshacerse de la realidad en segundos... y más allá, una espalda que desea apuñalar.

Sasuke siente como le pica en la espalda la insistente mirada y se gira lentamente. La encara. Ahí está su figura imponente sobre la rama, ensombrecida por el humo que aún se dispersaba.

Sus miradas se cruzan en cuanto él llega hacia su rostro; verde y negro chocan con la intensidad de la batalla y de algo más. Y se retan y se enfrentan, en esa silenciosa guerra que ambos se obstinan por ganar.

Ella lo ha enfrentado con valentía y decisión, no existe resquicio de compasión por él... porque ella lo odia, porque ella es fuerte e inteligente y astuta... y eso le gusta.

Un kunai con un sello explosivo vuela por los aires. Un ataque fácil de esquivar, una cortina fácil de cruzar... el tiempo es determinante y suficiente. Ambos lo saben. Esa no es una batalla que deban luchar.

Las órdenes fueron claras, no enfrentarse a Uchiha Sasuke solos. Temari se aleja sin mirar atrás, con el corazón palpitante casi en su boca y los fantasmas de aquellos cortometrajes aun se le enredan en el cerebro cuando se atreve a observar el lugar... y echar un vistazo hacia atrás. Sabe que no le ha seguido y aunque no tiene qué confirmar; observa los espesos girones extenderse, desplegarse y desvanecerse. Y a unos metros el muchacho se escabulle con experticia.

Sasuke sonríe de lado al sentir la mirada sobre su espalda de nuevo y mira hacia atrás...

Me pierdo en aquel color profundo y vacío del que jamás podré escapar.


¿Qué piensan? c:

Me gusta la idea de Temari con Sasuke... más bien como una posibilidad efímera que nunca se concretará.

Publicación original: Miércoles, 04 de Junio de 2014

Edición publicada: Jueves, 11 de octubre de 2018