Senki Zesshou y sus personajes no me pertenecen. Encore es un two-shot otiginalmente escrito por Xesphanite lo único que yo realizo es traducirlo a la lengua hispana.
Había sido una inocente invitación por parte de Tsubasa. Cuando el día de las ídolos llegó a su fin, Tsubasa solo quería darse una ducha con agua caliente y como su vestidor no tenía una ducha privada, la única manera de hacerlo yendo a un baño púbico y como buena novia, Tsubasa invitó a María a tomar una ducha con ella. Lo que Tsubasa no esperaba fue que Maria tomara su invitación tan literalmente.
Mientras Tsubasa entraba en una de las cabinas, no tuvo ni siquiera tiempo para reaccionar cuando María la siguió. María sonrió abiertamente, con los ojos tan vivos cómo fuego ardiendo, su mirada se dirigía al cuerpo apenas cubierto de Tsubasa debajo de una blanca toalla algo esponjosa.
— ¿M-Maria?—Interrogó Tsubasa sorprendida pero igualmente encendida mientras María lentamente quitaba la toalla que cubría su cuerpo y la colgaba en el gancho al lado del puesto. Cogida desprevenida, la boca de Tsubasa se abrió un poco mientras sólo podía mirar fijamente al cuerpo lujurioso y desnudo de María como un idiota.
—Pareces confundida— Maria ronroneó mientras caminaba lentamente hacia ella completamente desnuda. Tsubasa tragó dolorosamente, su garganta se secó repentinamente, no podía moverse aunque lo intentara, sus piernas se sentían como si se derrumbaran en cualquier momento mientras María se acercaba todavía más.
—Yo sólo acepté tu invitación después de todo— La sonrisa de María se volvió petulante y perversa cuando el rostro de Tsubasa estalló en un rubor feroz al darse cuenta de lo que la otra mujer quería decir.
—Yo no estaba...— Tsubasa tartamudeó mientras sus ojos estaban clavados en los senos voluptuosos de María que rebotaban seductoramente con cada movimiento que hacía. Las palabras de Tsubasa murieron en su garganta, estaba totalmente cautivada.
María rió entrecortadamente aparentemente divertida. Ese delicioso sonido provocó escalofríos en la columna vertebral de Tsubasa y ella inconscientemente presionó sus muslos, juntándolos tan pronto como sintió una calor en el centro de ellos. Sus ojos estaban atrapados en la sensual mirada de María y Tsubasa no era realmente capaz de hacer algo, incluso cuando María puso una mano en los dedos flojos que sujetaban la toalla que cubría su cuerpo.
La toalla de Tsubasa fue quitada sin ningún esfuerzo y sus brazos cayeron por inercia a sus lados. El cuerpo desnudo de Tsubasa fue expuesto a la lujuriosa mirada de María haciéndole temblar involuntariamente cuando María se lamió los labios con anticipación, y sin romper el contacto visual, se movió de nuevo para colgar la toalla de Tsubasa junto a la suya.
— ¿Y-y si alguien nos descubre? —Tsubasa sólo pudo maldecir su tartamudeo internamente, mientras que le recortaba que su relación continuaba siendo un secreto para alguien que no fuese parte de S.O.N.G., es decir, todo el público en general. La prensa iba a tener un día de campo si la verdadera naturaleza de su relación quedaba expuesta en un escándalo. En realidad no quería pensar en cuáles serían las consecuencias de ello, especialmente en lo que respecta a su carrera como ídolos.
María sólo sonrió mientras se inclinaba hacia adelante con sus pezones rozando fácilmente el pecho de Tsubasa. Con el deseo desnudo y el hambre marcados en los ojos cían de María hicieron que Tsubasa estuviera casi mareada por el deseo.
—Tendrás que asumir la responsabilidad entonces—Contestó María suavemente con su rostro a escasos centímetros de Tsubasa, entonces María se detuvo, sus respiraciones se mezclaron con lo cerca que estaban sus labios. Tsubasa se dio cuenta de que María estaba burlándose de ella. Tsubasa tembló en respuesta y sintió que todas sus débiles represiones se desaparecieron en el olvido.
Con un gruñido suave, Tsubasa cerró el pequeño espacio entre ellas y capturó los labios de María en un beso abrasador. Sus brazos anteriormente flojos rodearon la cintura de María y la acercaron, la sensación de piel contra piel era electrizante y condujo a Tsubasa enloquecer por el anhelo, se maravilló de lo suave que era el cuerpo presionado contra ella, y Tsubasa ansiaba sentirlo aún más.
María le besó su espalda tan intensamente como ella buscó el grifo de la ducha justo detrás de Tsubasa.
— ¡Ah! —Jadeo Tsubasa cuando la agua fría la roció fuertemente, haciéndola sacudirse un poco. María sólo utilizó esa oportunidad para profundizar su beso mientras su lengua entraba en la boca de Tsubasa. En ese lapso momentáneo resultó con María dominando el beso y lloriqueó. Tsubasa sabía que estaba empezando despreocuparse por el agua fría congelada de la ducha, pero si ella no lo señalaba ahora ambas sufrirían las consecuencias más tarde.
Con un esfuerzo extremo, Tsubasa se separó de María, que dio un gruñido en protesta mientras trataba de seguir los labios de Tsubasa una vez más. Tsubasa se las arregló para detener esos labios tentadoramente pecadores colocando un dedo sobre ellos.
—Por lo menos encienda el agua caliente— Tsubasa trató de sonar seria pero sus palabras salieron como un jadeo sin aliento mientras recuperaba su aliento.
—Lo siento—murmuró María pareciendo genuinamente cohibida. Tsubasa empujó su dedo hacia atrás, pero María logró darle un beso juguetón durante la retirada. La acción juguetona avergonzó a Tsubasa mientras gritaba internamente en cómo Maria podía ser tan adorable cuando no estaba siendo una completa seductora. María se apretó una vez más contra Tsubasa para alcanzar detrás de ella y giró el grifo para el agua caliente. Permanecieron así bajo la ducha por un momento, recuperando el aliento mientras el agua se calentaba.
—Esto está bien, ¿verdad?—Y la sensual María volvió de nuevo. Sus labios se curvaron en una sonrisa que reavivó el deseo de Tsubasa diez veces más. Tsubasa apenas logró asentir en respuesta antes de que sus labios fueran capturados una vez más en un beso. María lamió las costuras de los labios de Tsubasa, provocándole un escalofrío y ella abrió la boca de buena gana para que sus lenguas se reunieran por segunda vez.
Los pensamientos de Tsubasa se volvieron cada vez más nublados mientras sus pesados besos continuaban. Las manos de María vagaron más abajo para tomar de su trasero y juntar sus caderas.
—María...—La fricción hizo a Tsubasa gemir despacio en su garganta y ella tomó uno de los grandes pechos de Maria, amasándolo suavemente mientras su beso continuó hasta ser ininterrumpido.
— ¿No hay una venta en el centro mañana? ¿Quieren ir? —De repente varias voces resonaron en la habitación mientras un grupo de mujeres entraba en las duchas, charlando entre ellas. Tsubasa se puso tensa mientras el desagradable recordatorio de ser descubierto por alguien le pasó por la cabeza.
Por desgracia, la puerta de la cabina junto las paredes no llegar hasta el suelo. Las paredes colgaban cerca de un pie del piso y cualquier persona desde afuera podía ver claramente si una persona estaba en la ducha. En su caso, sería relativamente rápido notar que su ducha era la única que estaba siendo usada.
Tsubasa trató de alejarse de María, pero parecía que la mayor tenía otros planes. Casi sin esfuerzo, María levantó a Tsubasa, con las manos firmemente sobre sus nalgas de Tsubasa para sostenerla.
El grito de sorpresa de Tsubasa fue ahogado cuando María no dejó que sus labios se separaran. Instintivamente, los brazos de Tsubasa rodearon el cuello de María, mientras que sus piernas fueron instadas a envolverse alrededor de las caderas de la misma. Su espalda se golpeó con la pared de azulejos de la ducha. Un gruñido asfixiado vino de Tsubasa y de los labios cerrados de Maria mientras arqueaba la espalda del repentino frío por parte de los azulejos. Estaba esa deliciosa fricción mientras sus pechos se deslizaban unos contra otros debido a la humedad de su piel. La piel de Tsubasa hormigueó, sintiendo como si corrientes eléctricas recorrieran su cuerpo y su sexo se contrajo casi dolorosamente en respuesta.
Esa fue la única vez que María se apartó para mirar a Tsubasa con una sonrisa victoriosa. Ya no estaban siendo rociadas por el agua, pero a Tsubasa no le importaba que el cuerpo de María estuviera apretado contra el suyo.
—Shh, Tsubasa— María se inclinó hacia delante ligeramente y susurró justo en la sensible oreja de Tsubasa—No querrías que nos descubran, ¿verdad?— María entonces acarició el lóbulo de la oreja de Tsubasa con su lengua mientras su mano derecha rozaba su centro. Tsubasa se mordió el labio para reprimir un jadeo tembloroso cuando las puntas de los dedos de María rastrearon sus labios, haciendo movimientos circulares.
María parecía incansable mientras hacía un espléndido trabajo de mantener a Tsubasa contra la pared. Sus pezones estaban duros y Tsubasa podía sentir que se empujaban contra su abdomen y pecho cada vez que se movía. Estaba conduciendo a que Tsubasa enloqueciera por no poder tocarlos y saborearlos como ella quería
—He estado pensando en conseguir un vestido nuevo...
—...Mi hija tiene un resfriado, así que no puedo ...—
En voz baja, Tsubasa podía oír el incesante parloteo. Parecía ser un grupo de cuatro mujeres que hablaban y ella podía decir que su conversación continuó incluso cuando las duchas al lado de ellos comenzaron a ser usadas. Hubo cierta emoción en el aire mientras Tsubasa pensaba en lo que pasaría si las descubrieran. Aunque estaba un poco más molesta del hecho de que no podía hacer nada más que aferrarse a María.
María parecía haber sentido las frustraciones de Tsubasa por lo que ella sólo sonrió triunfalmente y deslizó un solo dedo en el calor en el centro de Tsubasa. Tsubasa mordió el hombro de Maria para evitar gemir en voz alta.
Tsubasa inconscientemente empezó a balancear sus caderas mientras trataba de presionar más fuerte los dedos de María cuando un suave y sordo gemido salió de su boca. María estaba burlándose de ella de nuevo y la estaba conduciendo por la pared, literalmente.
— ¿Qué? ¡Tienes que estar bromeando! ¡Eso demasiado malo! —Una ronda de risas resonó en las duchas.
Tsubasa se preocupaba cada vez menos de esas voces molesta ya que sólo quería que María la follara correctamente. Sus pensamientos estaban a todo lo que daban, estaba ya tan excitada y desesperada que era casi doloroso, sobre todo con la forma en que estaba presa contra la pared y completamente bajo la misericordia de María, con las piernas sujetas alrededor de su cintura. Tsubasa estaba completamente desparramada y una humedad distinta al agua que goteaba de su núcleo mientras María continuaba provocándola con sus lentos empujones.
—Más rápido...— Tsubasa suplicó con un gemido estrangulado. Para remarcar su petición, Tsubasa rastrilló sus uñas rotas por la espalda desnuda de María antes de tironear exigentemente del largo pelo rosado de la misma. Maria siseó en respuesta mientras su mirada volvía al rostro de Tsubasa.
—Por favor— La súplica de Tsubasa sonó más como un sollozo y sus ojos brillaron con lágrimas de frustración. Eso tuvo el efecto deseado cuando María sonrió satisfecha y aumentó su ritmo añadiendo un segundo dedo dentro del centro de Tsubasa. Se deslizaron con facilidad, casi si estuviera succionando los dedos de María y un suave sonido de placer escapó de los labios de Tsubasa.
—Dios, estás tan mojada—María gimió con su voz cuidadosamente controlada y baja. Tsubasa sintió avergonzada del placer que pasó or su cuerpo ante las `sinceras palabras de Maria. María parecía casi febril ahora y Tsubasa podía sentir el latido de su corazón acelerarse junto con el suyo, ya que sus pechos estaban prácticamente aplastados contra los otros ahora.
Tsubasa se mordió el labio con tanta fuerza que se sacó un poco de sangre cuando María inclinó su mano para que la punta de su pulgar estuviera golpeando su clítoris mientras sus otros dos dedos seguían empujándose dentro y fuera de ella. Estaba tomando cada parte de su autocontrol para no soltar un fuerte gemido. Podía sentir la sonrisa en los labios de María mientras presionaba su rostro contra el cuello de Tsubasa, mordisqueando y lamiendo el hueco sensible bajo su garganta.
El calor continuó naciendo dentro del centro de Tsubasa con cada empuje. El pulgar de Maria sacudió el rígido de su clítoris mientras se mantenía a tiempo con cada empuje de sus dedos. Tsubasa nunca se había sentido tan vulnerable como ahora, pero para su vergüenza se sentía absolutamente maravilloso tener a María dominándola de esa manera. Estaba avergonzada de que se sintiera tan excitada de que pudieran ser atrapadas y descubiertas.
Tsubasa hizo todo lo posible para regular su respiración, pero era casi imposible estando ya estaba tan cerca. Tenía suerte de que el sonido de la ducha enmascaró su jadeo. El cuerpo de Tsubasa comenzaba a temblar cuando su inminente clímax se acercó. Desesperadamente, ella tiró de nuevo sobre el suave cabello sedoso de María mientras trataba de transmitir su desesperación mientras sus piernas se retorcían. María sonrió mientras miraba el rostro enrojecido de Tsubasa, sus ojos brillaban en amor y deseo mientras que sus labios viajaban por encima de Tsubasa.
—Te amo— María susurró con suavidad antes de reclamar los labios de Tsubasa en otro beso. Aquellas palabras llenas de deseo y amor hicieron que Tsubasa sintiera como si su corazón estuviera en el séptimo cielo. No podía decir esas palabras ahora, pero volvió a besar a María para transmitir sus propios sentimientos.
En respuesta, María deslizó un tercer dedo y aumentó su velocidad aún más mientras su pulgar presiona más duro en su clítoris. Tsubasa dio un grito estridente mientras sus caderas se balanceaban más rápido buscando su liberación, instando en silencio a María a darle lo que ella quería. Sólo tardó unos segundos más antes de que un intenso orgasmo barriera el cuerpo de Tsubasa como un tsunami a lo que gritó con unas cuantas lágrimas escapándose de sus ojos añiles ante la intensidad del clímax. Los labios de María callaron su grito, amortiguándolo efectivamente, aunque no por esto ralentizó su intenso ritmo. En cuestión de minutos, otro orgasmo siguió y Tsubasa sintió que iba a desmayarse mientras su mente casi se desvanecía.
Tsubasa no se dio cuenta de que había estado arañando la espalda de María, sus uñas habían dejado líneas rojas contra la piel pálida de María mientras que tenía un espasmo en los brazos de la Cadenzavna, aunque a María no pareció importarle, ya que estaba demasiado ocupada por besar a Tsubasa. Los empujones de María finalmente se desaceleraron para luego detenerse, sacando suavemente sus dedos del interior de Tsubasa, su mano estaba completamente cubierta por la humedad de la misma mientras que la Kazanari estaba demasiado ocupada tratando de recuperar el aliento. Tsubasa terminó sonrojándose hasta las orejas cuando María lamió deliberadamente sus dedos con una sonrisa satisfecha y Tsubasa sintió que su sexo palpitaba ante la vista.
Tsubasa no se dio cuenta inmediatamente de que suavemente había vuelto a pararse sobre sus pies, o al menos trató antes de sentir sus piernas como gelatina para terminar apoyando todo su peso en María. Una pequeña risita salió de María mientras envolvía sus brazos alrededor de Tsubasa adecuadamente para sostenerla. Tardó unos momentos antes de que Tsubasa se diera cuenta de que su entorno se encontraba tranquilo. Parecía que la pandilla de personas ya habían dejado antes las duchas en los ya que las demás cabinas no estaban funcionando.
—Eres un demonio—Acusó Tsubasa con voz suave una vez que recuperó el aliento, María sólo se rió ligeramente. El fuego en sus ojos se había apagado, reemplazado por una mirada divertida y amorosa mientras acariciaba el pelo largo de Tsubasa con su mano izquierda.
—Y amaste cada momento—Replicó María con aire de suficiencia. Tsubasa se sonrojó profundamente mientras se aclaraba la garganta, apartando la mirada de su novia.
—Podrían habernos descubierto— Tsubasa resopló, no queriendo admitir su derrota aunque sabía que era totalmente inútil.
—Es una fortuna que no lo hayan hecho— María respondió con una sonrisa brillante y maliciosa. Tsubasa suspiró cuando se rindió. María podía ser tan temeraria a veces. Por lo general eso preocupaba a Tsubasa, pero en este caso, realmente no sabía si debía estar exasperada, avergonzada o muy feliz por ello.
—Aunque si nos quedamos más tiempo podremos quedar atrapados—Recordó Maria mientras colocaba un suave beso en la cabeza de Tsubasa y se apartaba de su abrazo.
— ¿Q-Qué? —Tsubasa de repente sintió frío cuando el cuerpo lujurioso de María ya no estaba siendo presionado sobre ella.
—Será mejor que nos limpiemos y nos vayamos. Podría entrar más gente. —Dijo María, perfectamente razonable. Tsubasa se quedó sin habla mientras trataba de hacer que su boca funcionase correctamente ¡Ni siquiera había tenido su turno por un demonio! ¡Aún no había hecho a Maria pagar por lo de antes!
Tsubasa sintió que la decepción la golpeaba en el estómago cuando María se volvió y tomó su toalla del gancho.
—P-Pero…— Tsubasa trató de protestar aunque sabía que María tenía razón. No pudiendo lo que estaba pensando, Tsubasa recurrió a hacer pucheros mientras cruzaba los brazos sobre su pecho desnudo. ¡Eso no era justo! Quería hacerle pagar a Maria el doble por su travesura anterior. Tsubasa se moría de ganas de ver a María desmoronarse en sus brazos como lo había hecho antes.
—Todavía puedes hacer lo que quieras más tarde ¿sabes?—Informó Maria, leyendo su humor perfectamente mientras sonreía—Ya estoy satisfecha, pero no es justo que sea sólo yo, ¿verdad? —María levantó una ceja desafiante hacia ella y Tsubasa sintió que el fuego del deseo rugía en las fosas de su estómago en respuesta.
—Es mejor que te prepares, Maria—Advirtió Tsubasa calmadamente mientras sus ojos se estrechaban—Haré que pagues el doble—Sus palabras gotearon en una promesa y Tsubasa se deleitó cuando vio a María sonrojarse y temblar ligeramente, con su anterior confianza ahora vacilante, sin embargo, se recuperó rápidamente y María le dio otra irritante sonrisa sensual mientras envolvía su toalla alrededor de su cuerpo.
—Entonces lo esperaré con ansias—María se echó el pelo hacia atrás con un movimiento altivo antes de abrir la puerta y marcharse. Tsubasa solo parecía bastante determinada cuando su novia se fue, como si estuviera a punto de entrar en una batalla. Definitivamente, María iba a arrepentirse de desafiarla así. Podría no ser ahora, pero su tiempo vendría, pero por ahora, Tsubasa bufó mientras iba a tomar una ducha adecuada.
