Diclaimer: Los personajes de Yagate Kimi ni Naru no me pertenecen, son propiedad de Nakatani Nio.


Cita y Helado.

Regdar Blackstrand.


1. Una Cita Normal.


—No puedo creer que lograrás convencer a mi familia de permitir que me secuestraras —dice Yuu, caminando al lado de Nanami Touko, quien, muy pegada a ella, sonríe con suficiencia.

—Realmente fue bastante fácil teniendo la ayuda de Rei-chan —explica Touko, entrelazando su brazo izquierdo con el derecho de su novia—. Además, estás serían las primeras vacaciones que pasaremos haciendo turismo como una pareja.

Yuu suspira en derrota, honestamente, a ella le agrada la idea de salir y hacer turismo con Touko, pero su hermana mayor no le permitirá escuchar el final de sus burlas una vez regrese.

Mira hacia adelante, observando la nieve cubrir las calles con la blancura de la época. No puede evitar perderse en sus recuerdos, sin poder creer que hace más de un año atrás, ella y su senpai de cabello negro empezaron a salir oficialmente.

Tres meses después del malentendido del "lo siento", fue que la inalcanzable Nanami Touko se paró frente a ella y se le confesó en medio del campus. Yuu nunca creyó que podría llegar a pasar tal vergüenza al ser el centro de atención de medio cuerpo estudiantil.

—Además —prosigue la pelinegra, haciendo un puchero—, desde que eres de tercer año, has captando mucho el interés de parte de las de primer y segundo año.

Yuu le da una mirada inexpresiva.

—Algunos son antiguos compañeros y kohai del club de softball y que, de alguna forma, me llegaron a admirar en mi estadía en el club. Los demás son personas con las que tengo que interactuar por mi papel en el consejo estudiantil. En cambio, a ti se te han confesado varias veces a pasar de saber que tienes pareja.

—¿Celosa?

—Para nada, confío en ti, se que no harías nada que pudiese lastimarme.

Touko se remueve incómoda.

—Pero ya te he lastimado antes.

La menor suspira con pesadez al saber a que se refiere su novia.

—También fue mi culpa, malinterprete ese "lo siento" y salí corriendo antes de permitir que dijeras algo más —dice con tranquilidad—. Ambas tuvimos la culpa, ninguna sabía que hacer debido a la inexperiencia, las dos sufrimos por ello, así que deja eso en el pasado. Estamos juntas ahora, todo resultó bien al final, eso es lo importante.

La brillante sonrisa de la pelinegra es la mejor recompensa para ella. Si bien no es tan expresiva, e incluso podía llegar a ser un tanto fría, amaba hacerla sonreír.

Para Yuu, la felicidad de Touko es suficiente para mejorar su estado de ánimo. No importa lo estresante o caótico que es su día, una simple sonrisa de su novia, mejora todo.

Siguen caminando, disfrutando de la suave brisa fresca y de una agradable conversación. A pesar de su vestimenta un poco ligera: pantalones negros y camisa manga blanca, zapatos deportivos negros y una chaqueta verde con capucha; a Yuu no parece afectada por las bajas temperaturas. En cambio, Nanami Touko esta abrigada con un grueso abrigo café, pantalones azules y botas altas.

Continúan mirando los alrededores, hasta que la atención de la pelinegra es captada por un lugar en específico.

—¡Vayamos ahí, Yuu! —exclama, señalando el lugar.

—¿En serio? ¿Un local de helados? —pregunta con un leve indicio de incredulidad. Los ojos grises la miran con emoción, como un niño en una juguetería. Yuu se ríe levemente, si eso hace feliz a su novia—. Bien, entonces… —su respuesta se corta abruptamente cuando una bola de nieve, salida de la nada, la golpea en la cara, causando que de un par de pasos hacia atrás.

—¡Yuu! ¡¿Estás bien?! —musita Touko, en completo pánico, colocando sus brazos alrededor del torso de su novia.

—Estoy bien —contesta, sintiendo sus costillas oprimidas—, no soy de cristal, pero… ¿podrías soltarme? Necesito aire.

—Oh, lo siento —se apresura a soltarla, con su rostro ruborizado por la vergüenza.

—Esta bien, no es nada —la tranquiliza dándole una sonrisa—. Aún así, ¿de dónde vino eso?

Yuu mira alrededor hasta encontrarse con una chica rubia con aspecto culpable y quien le hace un gesto de disculpa. Yuu asiente con la cabeza, realmente no fue para tanto, solo la había tomado por sorpresa.

—¿Yuu?

La chica de peculiar color de cabello voltea hacia su novia, quien de vez en cuando, mira hacia el lugar donde estaba la chica rubia. Al parecer, la pelinegra también vio a la culpable de la bola de nieve.

—Esta bien, no fue nada —la vuelve a tranquilizar—. Vamos a conseguir esos helados —dice, ofreciéndole su brazo derecho, el cual es rápidamente entrelazado con los dos de Touko.

Olvidando el pequeño suceso de Yuu siendo atacada por una bola de nieve, las dos se dirigen hacia el local de helados. Ambas riendo mientras recuerdan aquella salida en el acuario, la primera cita que tuvieron.


—Urgh —se queja Yuu, con una mano sobre su frente mientras la otra sostiene una cuchara. El clima era lo suficientemente frío para calar en los huesos, no comprendía como su senpai podía pedir helado. Pero, al levantar la mirada y ver a su novia disfrutando con felicidad de su helado, hace que todo valga la pena.

—¡Delicioso! —exclama Touko. Yuu le da la razón, incluso si eso causa que su cerebro funcione menos, el sabor es realmente exquisito—. ¿Cómo esta el tuyo?

—¿Por qué no lo averiguas por ti misma? —dice, extendiendo la cuchara con un poco de su helado de menta. Su novia se sonroja hasta las orejas—. No tienes problemas con los besos, ¿qué diferencia hay con una indirecto?

La pelinegra se remueve un poco antes de aceptar gustosa el helado que su pareja le ofrece. Aún después de más de un año de noviazgo, Nanami Touko sigue avergonzándose por las muestras de afecto de parte de Yuu, quien no tiene ningún problema con ello.

—Eres demasiado tímida —comenta con una sonrisa, permitiendo que Touko siga tomando cucharadas de su helado—, no deberías de avergonzarte por cosas tan simples que normalmente hacen las parejas —ella toma un poco del helado de la pelinegra.

—Es solo que… nunca pensé que llegaría el día en que me enamorase de alguien. De sentir tal felicidad por el simple hecho de que estés aquí conmigo —dice con su rostro ruborizado.

Esta vez es Yuu quien se sonroja levemente, su corazón late un poco más rápido. Se rasca la nuca y desvía la mirada un tanto avergonzada.

—¿Lo ves? —chilla Touko—. Tú también te has sonrojado.

En un acto de valentía, se levanta, toma asiento al lado de Yuu y le da un suave golpe con su codo; la ojimarrón le devuelve el golpe. Esto se repite en varias ocasiones antes de que las dos comiencen a reírse.

Entre bromas, ligeros empujones divertidos y sonrojos de Touko, pasan casi una hora en el local. Es ahí donde deciden que es momento de seguir recorriendo la ciudad.

Yuu paga la cuenta y toma de la mano a la pelinegra, quien parece tratar de controlar su emoción y no empezar a chillar como una tetera hirviendo.

Caminan sin prisa por las calles cubiertas de nieve, poniéndose al día con sus vidas estudiantiles y de otras trivialidades. Debido a que Touko está en su primer año de universidad y Yuu en su segundo de estudios medios, se les dificulta tener tiempo para verse. Sin embargo, eso no evita que estén en constante contacto por medio de llamadas y mensajes.

Yuu no puede evitar recordar lo nerviosa que estaba el día en que decidió decirle a su familia y amigas sobre su vida amorosa. Si bien, Akari, Koyomi y Rei tomaron bien la noticia, su familia necesitó un poco más se tiempo en digerirlo. Aunque al final todos acabaron aceptando a Nanami Touko en la familia.

Lo padres de su senpai, sin embargo, fueron un poco más difíciles. Pero cuando descubrieron que ella fue una de las principales causas por la que dejó atrás su obsesión de convertirse en Mio, la aceptaron gustosos.

—Yuu —el llamado de la mayor la saca de sus pensamientos. Se voltea a verla y se topa con el rostro serio de su novia—, ¿y si nos casamos?

Yuu parpadea confundida, a su cerebro le toma varios segundos el captar la pregunta deslizada de los labios de su pareja.

—¡Por supuesto que no! —exclama, sintiendo la sangre subir a su rostro.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—Mi madre me mataría si me casara sin que ella esté presente —dice mientras un escalofrío recorre su espalda. Su madre puede ser la mujer más cálida del mundo, pero molesta da mucho miedo—. ¿En verdad quieres quedarte viuda antes de que tengamos la oportunidad de tener la luna de miel?

Las palabras se deslizan de su boca antes de pensarlas bien. Es solo hasta después que se arrepiente de haber usado esas palabras en específico. Pero ya es demasiado tarde, Touko hace un sonido como si su alma abandonara su cuerpo y cae de rodillas de una forma dramática.

Yuu se reprende mentalmente, debe pensar mejor las cosas antes de decirlas a Touko.

—T-Touko, por favor levántate, estás atrayendo la atención —suplica con una risa nerviosa al ver que los transeúntes se han detenido a observar lo que pasa.

Touko se enrosca más sobre si misma, murmurando un poco alto una y otra vez la palabra que se ha quedado prendida en su mente "luna de miel". Yuu intenta nuevamente hacer que su novia reaccione, pero lo único que logra es que Touko se hunda aún más.

Con un suspiro, acepta su destino, coloca sus brazos de forma estratégica en el cuerpo de la pelinegra y la levanta. La mantiene de manera que Touko se sostenga contra su cuerpo y, pese a los casi diez centímetros de diferencia; logra medio cargarla hasta el hotel donde se hospedan.

Si bien ese no es el final que Yuu esperaba para concluir la cita, admite que ha disfrutado de cada segundo. Mientras camina, con Touko recuperándose lentamente desastre sin ceremonias en que se convirtió; la idea sigue en su mente.

Ella ya tiene dieciocho años, ha madurado y ve las cosas de otra manera. Puede que el matrimonio aún sea un tema que no esta en su lista de prioridades; pero tampoco es como si nunca fuese a hacerlo.

Realmente, cuando el momento llegue, quiere ser ella quien se lo proponga a Nanami Touko.


Bien, nuevamente vengo aquí con otra historia de Yagate Kimi ni Naru, esta vez, una un tanto romántica. Será corta, dos o tres capítulos serán los que conformarán esta historia.