Las leyendas nunca mueren
"Mi nombre es Arturo Pendragon"-. Se presentó un niño que parecía tener 5 años mientras sonreía.
"El mío es Issei Van Astrea"-. Se presentó el niño que estaba frente a Arturo, ambos mantenían una sonrisa en sus rostros.
"¿Issei? Es un nombre algo raro"-. Mencionó Arturo un poco confuso a lo que Issei sonrió con autosuficiencia.
"Mi padre es del otro lado del mundo, de un lugar llamado Yapón"-. Hablo el pequeño sin siquiera saber que había pronunciado incorrectamente dicho lugar.
Ambos sonrieron nuevamente, ese fue un inició de una larga amistad.
"Eh Arturo, parece ser que tenemos compañía"-. Hablo Issei que ahora aparentaba tener unos 16 años, a su lado un rubio miró a la dirección a donde apuntaba su amigo.
"¿Quién eres?"-. Pregunto Arturo algo serio viendo a un hombre que parecía de la tercera edad llevaba una gabardina azul y una barba de color blanca al igual que su cabello además de llevar lo que parecía ser un cetro.
El anciano solo mostró una sonrisa en su rostro, ambos chicos estaban completamente confundidos.
"Por favor, cuida de mi amigo"-. Pidió Issei con una sonrisa a una mujer de cabello rubio quien se sorprendió por la petición pero mostró una sonrisa.
"Cuenta con ello"-. Respondió la mujer mientras aparecía Arturo quien se veía con una sonrisa.
"Issei, este es mi primer hijo"-. Hablo Arturo quien le mostraba a su amigo de toda la vida a un bebe de unos meses de nacido.
"¿Cuál es su nombre?"-. Pregunto Issei con una sonrisa mientras llevaba puestas unas vestimentas blancas y al costado de él llevaba una hermosa espada.
"Mordred, Mordred Pendragon"-. Respondió Arturo con una sonrisa quien llevaba puesta una corona y ropas de un rojo blanco y rojizo.
"Maestro Issei, estoy listo"-. Hablo un chico de cabello rubio que parecía tener unos 15 años quien veía a un castaño con una sonrisa determinada.
"Bien, primero darás un par de vueltas por el castillo para que obtengas una buena condición además si sales al pueblo sabrás que es lo que realmente significa ser un Rey"-. Mencionó Issei con una sonrisa a aquel chico que consideraba su sobrino.
"¡Issei, ve al vaticano! ¡Los Demonios lo están atacando, yo me haré cargo de los Ángeles Caídos!"-. Exclamó Arturo a su amigo mientras blandía a la espada llamada Excalibur contra los Caídos quienes no dejaban de aparecer.
"¡Bien, trataré de terminar lo antes posible para venir a ayudar!"-. Exclamó Issei mientras cabalgaba hacía el vaticano que ahora era víctima de un ataque por parte de los Demonios.
"Venga Arturo, saldrás de esta"-. Hablo Issei mientras miraba en el suelo a su amigo quien se estaba desangrando.
"N-no cre-creí que Lucifer, e-estaría aquí"-. Mencionó Arturo con una sonrisa irónica, Issei apretó con fuerza la mano de su amigo quien al contrario la fuerza lo abandonaba.
"¿F-fui un buen Rey?"-. Pregunto Arturo viendo fijamente a su amigo quien lo miró con una sonrisa triste y lágrimas comenzaron a bajar por su rostro.
"Fuiste el mejor..."-. Con esas palabras el Rey Arturo, portador de la Excalibur abandono el mundo de los vivos.
"Issei, Issei despierta..."-. Una voz llamaba al castaño quien poco a poco abría sus ojos, su mirada poco a poco se enfocó viendo a una chica de cabello castaño y ojos de un color amarillo.
"¿Dónde estoy?"-. Pregunto Issei viendo a todos lados viendo a varias personas con el mismo uniforme hablando tranquilamente.
"Te has quedado dormido en clase, ahora estaban en el descanso pero está por terminar así que pensé que sería mejor despertarte"-. Respondió la chica un tanto divertida de ver como Issei tenía un rostro confuso pero dicho rostro cambió a uno de sorpresa al ver lágrimas secas en las mejillas del castaño.
"¿Ha pasado algo, Issei?"-. Pregunto al castaño quien mostró un rostro confundido hasta que se dio cuenta.
"No pasa nada, solo recordé una película que vi anoche"-. Respondió Issei mientras se limpiaba las mejillas con un pañuelo que llevaba en su portafolio.
La castaña no creyó en las palabras del castaño pero al ver al profesor entrar al aula decidió dejar las cosas ahí y volver a su asiento.
"Se dice que el Rey Arturo fue el Rey de Gran Bretaña, además de que tenía a un amigo quien junto a los Caballeros de la mesa redonda ayudo a proteger el Reino"-. Contaba el profesor de historia anotando algunas cosas en la pizarra, Issei estaba viendo por la ventana sin tomar en cuenta la historia que contaba el profesor.
"Joven Hyoudou, tal parece que no le interesa mucho mi clase"-. Hablo el profesor serio viendo al castaño quien lo miró y se disculpó.
"Lo siento, solo estaba pensando en algunas cosas"-. Mencionó el castaño en señal de disculpa mientras el profesor soltaba un suspiro pero después lo miré con una leve sonrisa.
"Sabe joven Hyoudou, usted tiene el mismo nombre que el mejor amigo del Rey Arturo... Issei Van Astrea"-. Agregó el profesor con una leve sonrisa viendo al castaño quien se mostró algo sorprendido.
"Bueno, no por que tengamos el mismo nombre, eso quiera decir que estamos relacionados de alguna manera"-. Mencionó Issei mientras la clase ponía atención a lo que ambos hablaban.
"Eso no se sabe con certeza joven Hyoudou, el mundo... Es realmente raro de comprender"-. Mencionó el profesor para después volver con su relato del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa redonda.
"En aquella batalla del Rey Arturo contra los Sajones muchas vidas se perdieron entre ellos algunos de los Caballeros que pertenecían a la mesa redonda, sin embargo, nadie rindió luto o lloro por ellos pues… Ellos aun vivían en sus corazones"-. Contaba el profesor a lo que Issei lo miró detenidamente, no sabía porque pero escuchaba atentamente el relato del profesor de historia.
"Bien, eso ha sido todo, nos veremos la próxima semana"-. Hablo el profesor al escuchar el timbre de la Academia, Issei parpadeó un par de veces pues para él solo habían pasado unos minutos pero al parecer paso una hora y media.
Para Issei las demás clases fueron aburridas, solo intentaban enseñarle cosas que ya sabía pues aunque no lo pareciera era por así decirlo un "nerd" para algunos pero nunca había escuchado acerca de la historia del Rey Arturo y los Caballeros de la mesa redonda, algo en su interior parecía conocer dicha historia pero muchas cosas estaban algo… Borrosas.
Al terminar las clases Issei fue el último en levantarse de su asiento y se dirigió a la biblioteca, ahora podía ver el atardecer pues se había quedado más tarde estudiando un "poco" y cuando dijo poco es que resolvió mayormente el libro de matemáticas, inglés y del japonés. Al guardar sus libros en su mochila algo llamo su atención se trataba de un libro, Issei tomó dicho libro y lo abrió pudo ver que en dicho libro venía historia del Rey Arturo junto a sus Caballeros.
Al leer un poco y ver las imágenes su cabeza comenzó a doler… Distintas imágenes pasaban por su mente es como si fueran recuerdos de una vida antigua.
"Maestro ¿Dónde está mi padre?"
Issei dejó el libro de donde lo había tomado para después comenzar a caminar a la salida pero se tambaleaba.
"¡¿Por qué Dios no lo protegió?!"
El castaño salió de la Academia de Kuoh caminaba entre las calles, sin embargo, el dolor de cabeza cada vez se volvía más fuerte.
"¡Mi padre era alguien bueno, alguien que velaba por su gente, por su pueblo!"
Las personas veían al castaño sostenerse la cabeza mientras trataba de caminar.
Una imagen paso por la cabeza de Issei, en dicha imagen se podía ver así mismo frente a otras cuatros personas quienes tenían alas de murciélago. En su mano derecha portaba una espada que soltaba un brillo celeste mientras que en la mano izquierda portaba una espada que desprendía un brillo dorado.
"Es cierto que los seres sobrenaturales son fuertes, sin embargo, los humanos tienen algo que ellos no..."
"Y eso es corazón y la determinación para alcanzar sus sueños"
Issei comenzó a ser rodeado por un aura celeste, las personas no podía creer que era lo que estaba pasando frente a ellos. Hubo quienes corrieron debido a la impresión y al miedo que sentían, el castaño cayó de rodillas en el suelo siendo rodeado por el aura celeste.
"Ustedes dos forjaran su propio destino"
Las personas salían del lugar pues el miedo se apodero de ellos, los Demonios a cargo de la ciudad hicieron acto de presencia al sentir el enorme poder. No podía describir que tipo de poder era pero lo que si podían decir con certeza era que era demasiado enorme.
"Aunque cayeran en batalla… Su historia permanecería"
Los Demonios borraban las memorias de las personas que se habían ido del lugar, no quería que al día siguiente en las noticias apareciera dicho "incidente".
Issei comenzó a gritar y el aura celeste se extendió un poco más haciendo retroceder a los Demonios pues esa aura los dañaba, una espada apareció frente a él. La espada era de color de un plateado muy brillante y la empuñadura parecía haber sido bañada en oro, Issei al tomar la espada hizo desaparecer el aura.
Ahora estaba de pie mirando el cielo siendo observado por los Demonios, después de esto cayó al suelo y antes de perder la consciencia a su mente llegaron unas palabras.
"Después de todo… Las leyendas nunca mueren"
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