Aquella tarde, el cementerio había estado tan tranquilo como siempre, "El cementerio Habblentown", como le llamaban todos siempre era muy tranquilo y casi no recibía visitas. Era un cementerio muggle, pero muchos magos y hechiceras habían sido enterrados allí, después de la guerra y la aglomeración de cementerios con una gran demanda. Y aunque no era el principal (Aquel estaba detrás de la capilla) era concurrido a menudo para enterrar familiares. Lo lamentable era que quedaba muy alejado de Godric's Hollow y eso lo hacía muy inaccesible para todos.

Pero aquel día, como en los anteriores años, se encontraba una pelirroja pecosa frente a una lápida de mármol blanco, mientras depositaba flores amarillas sobre la inscripción.

—Hola Colin—Decía la chica mientras se acomodaba el sombrero — Dennis, tu hermano esa bien, aun no perdona a Harry… Dice que si él no te hubiera llamado aquel día tú no estarías… Tú sabes.

La chica, que en realidad se llamaba Ginny Weasley, recibió una leve brisa cálida que anunciaba que la primavera estaba en todo su esplendor.

—Tu madre está mejor, creo que sabes que sigue llorando de vez en cuando… Pero nada grave, oh por cierto, tu padre te manda saludos y espera que lo cuides —Anunció como si hablar sola en un cementerio fuera de lo más normal — Sigue en el hospital, pero espera recuperarse…

Rio amargamente y sin gracia, mientras bajaba la cabeza unos minutos para tomar aire y secarse disimuladamente un indicio de lagrima en su pupila. Hace ya tres años que no lloraba en aquel lugar, hace tres años que sólo reía amargamente al recordar sus años en Hogwarts.

Porque dolía, algo le arañaba en la garganta cuando recordaba sus infantiles intentos por hablar con "El grandioso Harry Potter" y más cuando su primer amigo fue Colin… El mismo Colin Creevey que ahora estaba a más de dos metros de la tierra.

—George se acaba de casar… ¿Recuerdas a los gemelos? George te recuerda a ti, ¡como el chico de la cámara muggle! —Rió con soltura, dejando escapar la presión — En fin, todos te extrañamos mucho, Colin.

La pelirroja sonrió de lado y le quito importancia con un gesto de su mano, mientras miraba las nomeolvides azules que empezaban a florecer cerca de la lápida. El cielo era pálido y sin ninguna nube, pero cada vez que llegaba aquel día parecía invierno.

Ella se alisó el vestido distraídamente, mientras a lo lejos escuchó unas risas. Victorie y Teddy corrían y jugaban a perseguirse, más atrás los seguía Harry y Bill que charlaban animadamente, se acercaron a ella con paso suave y disminuyendo la voz al acercarse a Ginny, luego Harry habló en un susurro:

—Ginny… ¿Nos vamos ya?

Miró a los niños, que se frotaban los ojos con evidente cansancio y miró a su hermano.

—Sí, ya nos vamos. —Anunció con tono seguro.

Su hermano y su ahora prometido se alejaron por el callejón y desaparecieron con Victorie, pero cuando Ginny llamó a Teddy para que le tomara la mano y desaparecieran, el pequeño musitó:

—¿Y ese quien es, tía Ginny?

La chica le miro con ternura unos segundos antes de contestarle:

—Un viejo amigo, dile adiós a Colin, Teddy.

—Adiós tío Colin —Alcanzó a susurrar antes de que su tía lo agarrara firmemente.

—Adiós, Colin —Igualó Ginny, antes de desaparecer.

Porque Colin no sería olvidado fácilmente por ella, ni por nosotros mientras en su tumba se pueda leer: 02 de mayo, 1998. Adiós, Colin.