Los personajes de SCC pertenecen al Grupo Clamp.

El secreto del cerezo

Capítulo 1

Está prohibido amarme

Shaoran

Miraba aquella mujer que tanto me enloquecía, con su hermosa voz y sus hermosos ojos color violeta amaba mucho a esa mujer y ella lo sabía a la perfección.

Estaba mirando como ella estaba actuando en aquella obra que había ensañado por meses y ahora estaba luciendo todo aquello que preparo, sonreí al verla metida en aquel papel, cuando terminara tendría que ir a felicitarla en su camerino.

Al término de la función me escabullí de mis amigos los cuales estaba ya planeando una gran noche para celebrar este gran éxito.

Entre detrás del escenario y había muchas personas recogiendo todo y puede dar con aquellos camerinos de mi abrigo saco una caja roja y la coloco en mi mano, miro que en el primera puerta estaban muchas chicas felicitándola por su buena actuación.

Ella me mira entre todas sus amigas me sonríe y la imito igual, espero a que las chicas se vayas y la dejen sola para que se cambie de ropa.

― Shaoran entra― me dijo ella con su dulce voz que tanto amaba.

Ingrese al cuarto y ve que había muchas ropa por todos lados, maquillaje en todo el tocador y el olor a su perfume estaba en aquella habitación, la mire traía una bata en color lila y me sonrió.

Recordaba aquel día en que la conocí éramos unos niños ella siempre jugaba en el jardín de su casa y un día la ve llorando me acerque a ella, aquellos ojos color violeta me robo el aliento.

Aquel día ella había perdido una muñeca muy apreciada para ella le ayude a buscarla y cuando la encontramos ella me sonrío y de agradecimiento me dio un beso en mi mejilla.

Desde aquel día siempre jugábamos en el jardín de su casa o en el mío pues éramos vecinos, estábamos juntos en todo éramos mejores amigos pero con el tiempo ese cariño se transformó en amor y ahora era mi novia.

Me acerque a ella y suspire su aroma a rosas la tome de la cintura y ella coloco sus manos en mi pecho sonreí y ella también lo hiso me acerque a sus labios y le di un beso en aquellos labios.

Ella coloco sus manos en mi cuello para profundizar aquel beso, deseaba más que un simple beso pero ella no tenía esa intensión.

― Shaoran no tenemos que ir con nuestros amigos a festejar― me dijo en mi oído dándome un beso en aquella parte que me hacía muchas cosquillas.

Ella rio divertida pues ese era mi punto débil, la solté y ella se metió al baño con la ropa con la que se iba a cambiar para ir a festejar con todos nuestros amigos.

La miraba en aquella pista de baile se veía muy hermosa con aquel pantalón negro, blusa en color morado y su pelo negro suelto, todas estaban allí bailando y disfrutando la música sonreí divertida porque estaban sus mejores amigas.

― Sabían que el señor Kinomoto por fin va a dar a conocer a su hija que ha estado en un internado para señoritas― dijo mi amigo Yamazaki, la verdad es que no se sabía si creerle o no siempre mentía y todos sabían, cuando éramos más niños le creía en sus mentiras y realizaban tantas cosas que él me decía ahora sabía que era muy tonto para creerle.

― Porque estaba en aquel internado― dijo mi mejor amigo Eriol mirando atentamente a Yamazaki y todos lo miramos para ver como continuaría su mentira.

― Pues según los rumores ella se quería quitar la vida después de encontrar a su madre muerta en aquel baño de su casa, también se dice que en la casa de los Kinomoto se aparece un fantasma y ese es el de la señora Kinomoto― dijo con mucha seguridad y todos empezamos a reír pues no era cierto.

La casa de los Kinomoto estaba en lo alto de una colina, había inmensos jardines y árboles de cerezo pero ya secos era muy tenebroso subir aquella colina pues hacia mucho que nadie vivía en aquel lugar desde hace más de 15 años nadie ha visto al señor Kinomoto desde aquel día en que murió su amaba esposa.

― De verdad, el señor Kinomoto vendrá desde Francia y no estará solo sino acompañado con su hija― dijo Yamasaki con mucha seguridad.

― Y dime querido amigo― dijo Eriol tomando a Yamazaki por los hombros ― Como es la chica Kinomoto― sonrió mi mejor amigo.

― Nadie la avisto pues cuando se fue solo tenía 5 años de edad― todos reímos divertidos pues nadie le creía, las chicas se acercaban y nos imitaron.

― ¿Qué sucede? ― dijo Naoko una chica de lentes era muy seria, un poco intelectual no se él porque estaba en este grupo de locos pero era muy buena amiga de Tomoyo.

― Yamasaki nos dijo que la hija de los Kinomoto regresa a Japón después de casi 15 años― dijo Eriol tomando su vaso en su mano.

Todos se quedaron callados nadie sabía que decir y Naoko miro a Yamasaki.

― Claro eso andan diciendo que por fin regresara pero nadie la conoce estuvo mucho tiempo en aquel internado― todos miramos a Naoko con sorpresa ― Yo lo se pues mi hermana mayor es la asistente personal del hijo mayor de los Kinomoto― ahora nuestras miradas iban para Yamazaki quien sonreía con mucha confianza.

― Ven se los dije no siempre son mentiras mi palabras― todos reímos ante lo dicho por él.

Tomoyo tomo mi mano y sonrió se acercó a mí me dijo.

― Vamos a bailar― sonrió de nervios la verdad es que no sabía mucho bailar pero lo intentaría ella tomo mi mano y fuimos a la pista de baile.

Después de una semana de aquella noche estaba ahora en la junta de los inversionistas de mi padre pues teníamos una buena cosecha de vino este año así que teníamos que ver quién sería el fabricante de aquel vino.

Mi hermana mayor Shiefa, tenía el diseño de aquel vino que nos iba a dar muchas ganancias y otro éxito a nuestra empresa.

Me acomode mejor en mi silla a lado de mi padre no sabía porque aún no comenzábamos la dichosa junta.

― Porque aún no comenzamos la junta― le dije a mi padre en un susurro, el solo me miro con calma.

― Estamos esperando a los Kinomoto― lo mire con sorpresa no entendía hace mucho que el señor Kinomoto no realizaba ninguna negociación y su empresa siempre se había mantenido sola sin ninguna asociación y hoy después de mucho tiempo él decidió unirse a nosotros y los demás inversionistas.

Entro la secretaria de mi padre y con ella dos hombres uno mayor, el otro era joven de cabello negro y ojos color café iguales a los del señor.

― Bienvenido Fujitaka Kinomoto― dijo mi padre levantándose de la silla para recibir al señor ― Pero toma asiento, deseas tomar algo ― dijo mi padre y todos se quedaron sorprendidos por el comportamiento de mi padre hacia el señor Kinomoto.

―Gracias Li― sonrió gentilmente el señor, era un señor con un poco de canas en los lados, su cabello café claro y sus ojos café debajo de aquellos lentes ― Él es mi hijo Touya Kinomoto― el señor Kinomoto le dijo a mi padre y solo saludo con cordialidad.

La junta se enfocó en aquel diseño nuevo del vino que se produciría la familia Kinomoto pues ellos también tenían viñedos no solo en Japón si no en Francia, Londres, California EU, China toda esa información estaba sorprendiéndome mucho porque muchos años de ocultarse mantenerse al margen ahora aparecen de la nada para invertir en algo que según todos era la mejor inversión y más si estaba respaldada por los Kinomoto.

La junta termino y yo termine con un fuerte dolor en mi cabeza, ingrese a mi despacho y tome algo de medicina que había en mi cajón siempre había algo allí adentro pues Tomoyo compraba lo necesario para caso de una emergencia era como un botiquín en aquel cajón.

Me recosté en mi silla y empecé a recordar lo de anoche cuando todos salimos de aquel lugar y cada quien se fue a su casa, yo lleve a Tomoyo a su casa que estaba cerca de la mía después de todo éramos vecinos desde hace muchos años.

Al final nos dimos un beso largo en aquel carro pero deseaba más que un simple beso y se lo demostré tocando su pierna con mis manos lo malo es que ella traía pantalón y no vestido, subí mi mano por su cuerpo hasta llegar a su pecho y ella me detuvo me dijo "Xiaolang no podemos mi abuelo nos vería y no es correcto hacerlo aquí" me sonrió y ella acaricio mi cara con amor, amaba mucho a esa mujer pues era mi cordura y era la mujer que me ponía en la tierra cuando me voy a las nubes yo era un soñador y ella era la realidad, mi realidad para permanecer en Japón y no regresar a Hong Kong.

Escuche que alguien llamaba a mi puerta dije un "pasa", entro aquel hombre que tanto tenía miedo no era mi padre era mi Abuelo Shen Li, aun con sus casi 70 años aún se mantenía firme y era una hueso de roer, le tenía miedo pues cuando era un niño siempre me enseñaba artes marciales extremas y cuando fallaba me mandaba encerrar a un cuarto obscuro, me dejaba sin comer por semanas si no aprendía aquellas técnicas que él personalmente me enseñaba.

Me levante de aquella silla y realice aquella reverencia tan perfecta que él siempre le gustaba.

― Bienvenido Abuelo Li― le dije y él se sentó en la silla sin decir nada como siempre con aquel rostro sin emociones, frio y orgulloso.

Ahora entendía porque había sacado aquella mirada si venia de herencia familiar.

― En la noche tendremos una cena con la familia Kinomoto― empezó a decir sin dejarme de mirar yo solo me senté para escucharlo― Tenemos que tratar muy bien a los Kinomoto después de todo ellos nos ayudaran a que nosotros tengamos el máximo premio que otorgara la asociación de viñedos de vino este año, nuestra empresa debe ser la mejor y con ayuda de los Kinomoto lo podremos lograr― lo mire entendí porque mi padre dejaba su orgullo a un lado y se humillaba ante aquel señor pues con ellos tenía un gran beneficio.

― Xiaolang ― dijo mi abuelo ahora mirándome a los ojos y sabía que no podía durar mucho pues aquella miraba me ocasionaba muchos problemas y recuerdos de mi infancia podrían regresar ―Necesito que estés allí y por favor no invites a la señorita Daidouji― él se levantó de la silla y sin dejarme de mirar salió de mi oficina.

No sabía porque había dicho aquello porque quería que mi novia fuera aquella cena que es lo que ocultaba mi abuelo.

La noche llego y mire a todos en mi casa que estaban preparando todo para que los Kinomoto llegaran, mire a mi madre arreglarse como nunca, colocándose las mejores joyas que tenía, el maquillaje más formal y el vestido más lujoso y caro que tenía en aquel guardarropas, mis hermanas también las seguían las 4 estaban allí con mi madre viéndose como les quedaban aquellos aretes y collares de oro.

Solo me quede mirando desde la puerta y me puse a pensar porque estaban haciendo eso, porque estaban tan preocupadas por lucir tan bien por alguien como ellos, porque esa era la pregunta en mi cabeza y recordé que mi familia guardaba muchos secretos que nadie sabían o no simplemente no importaba.

― Shaoran ve a colocarte la corbata que está en tu cama― dijo mi padre el cual paso a mi lado para ingresar a la habitación ya estaba vestido con un traje en color negro y corbata en color vino mi madre lo lleno de perfume y mi padre miraba a mis hermanas con vestidos formales y todas bien arregladas.

Me dirigí a mi habitación y mire la corbata en color verde jade me la coloque y me mire al espejo la verdad que odiaba verme así bien vestido y aparentar ser otro que no era. El timbre sonó y los zapatos de todas mis hermanas sonaron al bajar las escaleras.

― Shaoran ya llegaron baja― dijo mi madre antes de bajar con mi padre.

Suspire con pesar y salí de mi habitación para encontrarme con los Kinomoto los cuales al igual que mi familia estaban tan formales.

Salude con cortesía a ellos e ingresaron a la sala donde ya había aperitivos para degustar, mis hermanas se sentaron en el sillón más grande las 4 estaban juntas eso aún era mucho muy extraño para mí, llego mi abuelo con un traje en color negro y al igual que mi padre una corbata en color vino, saludo con una sonrisa y eso me puso aún más nervioso nunca en mi vida había visto a mi abuelo verlo sonreí tan alegre con ellos. Me quede allí parado en estado de shock pues mi abuelo saludaba con mucha alegría y abrazaba a una chica de cabellos castaño que no había notado, la chica llevaba un vestido en color blanco muy formal, de manga larga y cuello alto, su piel de su cara era blanca y no traía mucho maquillaje algo muy ligero a comparación de mi madre o de mis hermanas, la chica apenas si sonrió.

― Pues bienvenido de nuevo a Japón― dijo mi abuelo sonriendo para todos.

― Gracias Li por esta gran noche― dijo el señor Kinomoto el cual sonreía y tomaba de la mano a la chica de cabello castaño.

― Por fin están en casa eso es bueno― dijo mi abuelo tomando una copa de vino y todos lo imitaron menos el señor Kinomoto.

― Lo siento pero yo no tomo― sonrió y todos lo imitaron menos yo claro esta aun no podía creer lo que mis ojos estaba viendo.

La plática estaba más enfocada en las anécdotas de la familia Kinomoto y claro en las anécdotas de la juventud de mi abuelo.

La cena paso tan lenta que yo quería era que terminara pues me molestaba que todos fueran tan farsantes y mentiroso.

― Bueno esperamos que pronto lo volvemos a repetir― decía mi padre al señor Kinomoto el cual sonrisa con tanta sinceridad que me molestaba que aquello sea la sonrisa más honesta en toda la cena.

Mi abuelo me tomo del brazo y claro me dijo bajito "vamos hablar al despacho" lo seguí sin decir nada, dentro del despacho mi abuelo se detuvo y me miro de nuevo con aquella mirada fría no como la que aparento en la cena con los Kinomoto.

― Tengo que decir algo que acordamos con tus padres― me dijo y yo solo me quede allí parado escuchándolo ―A partir de esta noche eres el prometido de la señorita Kinomoto― lo mire con sorpresa, ¿Cómo?

― Yo…― dije pero de inmediato cerré mi boca pues mi abuelo alzó una ceja en señal de que estaba molestando si protestaba.

― No tienes nada que decir Xiaolang ― me miro ―Con Daidouji no podrás tener el prestigio de un apellido que con Kinomoto, además de que ahora son los más poderosos en toda la sociedad y nuestro prestigio esta en tus manos― dijo mi abuelo con orgullo.

Ahora entendía porque todo el show que realizaban esta noche mi familia claro estaba que solo lo hacían por su maldito apellido.

― No quiero― le dije con seguridad no podía hacerme nada pues aún estaban los Kinomoto en la casa ― No la conozco y no quiero conocerla porque mi única novia es Tomoyo Daidouji ― le dije con toda mi seguridad y el solo frunció más el ceño y se estaba acercando a mí pero yo también retrocedía hasta llegar a la puerta que estaba cerrada.

― Tu eres un mal nieto lo sabias Xiaolang siempre tienes que contradecirme― mi abuelo no quitaba aquella mirada asesina ― Desde que eras un niño siempre cuestionabas todo, por esas razones siempre eras castigado y aun así sigues siendo un niño malcriado― lo mire y mi seguridad estaba desvaneciendo.

― No me importa nunca voy a quererla aunque me obligues a casarme con ella siempre la odiaré― le dije antes de salir del despacho sabía que el continuaría torturándome con aquellos recuerdos de mi infancia.

Al salir me quede aún más sorprendido pues allí estaba aquella chica que había abrazado con mucho cariño a mi abuelo, solo me miro sin ninguna expresión se giró y su cabello castaño claro se venía en el aire y un aroma a cerezas me llego, mire su espalda dirigirse a la salida.

Camine detrás de ella y su padre le coloco un abrigo en color rosa, ella no sonreía ante lo que decía mi madre de que se cuidara, que pronto la iría a visitar a la casa en la colina, me miro y aquellos ojos color verde me mostraba una inmensa tristeza y frialdad a la vez me quede allí parado sin decir nada.

Era abrazada por mi madre la cual acariciaba el cabello de la chica que también me miraba tan seria, mi abuelo se despidió de ella con un beso en sus mejillas y la chica no decía nada y no expresaba nada.

Antes de que se fueran ella voltio a verme con una mirada llena de frialdad que me asustaba, aquella noche no pude conciliar el sueño porque siempre que cerraba mis ojos estaban aquellos ojos verdes mirándome y aquella última mirada de miedo no me dejaba en paz y más lo que me dijo mi abuelo antes de irse "¡Te casaras con Sakura Kinomoto la harás feliz y no se diga mas es una orden!".

Ahora que debía hacer ante esto no podía dejar a Tomoyo y no sabía cómo libarme de aquello.

Sakura

Miraba por la ventana aquellos arboles de cerezos pasar tan rápido, estaba realmente confundida porque después de casi 15 años regresaba a Japón por fin pero era extraño aquel país que no estaba acostumbrada, Paris era muy diferente la gente, su cultura, su comida bueno en general era eso.

El auto se dirigió a lo alto de la colina donde estaba mi casa, aquella casa donde mi madre murió.

Los arboles de cerezo de aquel lugar estaban secos y el pastado estaba igual no tenía vida pero no me importaba, me baje de aquel carro y mire la casa sin pintura casi vieja.

Camine hacia el jardín y mi padre abrió la puerta con dificultad entramos, el mayordomo Jun empezaba a sacar las sabanas que estaban en los sillones y los muebles, mire en toda la casa había telarañas y polvo por las orillas de la casa.

Mire el retrato de mi madre en la sala y mire que mi padre estaba abriendo las ventanas para que se fuera el olor a humedad.

― Sakura si quieres podemos irnos a la casa de Touya hasta que esta esté lista para habitarla― me dijo con una sonrisa de amabilidad.

Pero yo no quería ser más un estorbo para mi hermano mayo el cual ya tenía una vida de casado y el hecho de que nosotros llegáramos a invadir su casa eso me molestaba.

― No, quiero estar aquí― le decía mientras ayudaba a Jun a recoger las sabanas viejas y sucias del suelo ― Además no quiero más molestias a la esposa de mi hermano― le dije a mi padre antes de ir arriba a ver las habitaciones.

Mire el cuarto de mi madre fue allí donde murió, tome la perilla para abrirla pero algo me lo impedía y el recuerdo de verla allí en el suelo con mucha sangre y el miedo me invadía solté la perilla aún no estaba lista para entrar en aquella habitación.

Me dirigí a la que era mi habitación y entre todo estaba como lo había dejado cuando era una niña de 5 años, mis juguetes estaban llenos de polvo y viejos.

Tenía que sacarlos pues ya no era una niña, tome las muñecas que mi madre me había regalado cuando aún vivían.

― Señorita quiere que le traiga una caja para que meta todas esas muñecas y llevarlas al ático― me decía el mayordomo Jun.

― Si claro― le dije sin mirarlo.

El llego con unas cajas y me ayudo a meter todas las muñecas y los juguetes que estaban en buen estado y otros los metíamos en bolsas de basura.

― Tendremos que dormir como en un campamento pues las camas estaba muy viejas y será imposible dormir así― me decía Jun ayudándome a escombrar la habitación.

― Si claro ― le dije y el salió dejándome de nueva sola.

Tome la foto de mi madre en mis manos, allí estaba ella conmigo esa fue la última foto que nos tomamos juntas tan solo tenía 5 años y no sabía lo que sucedería aquella noche.

Ayude a Jun a limpiar la casa mientras mi padre estaba resolviendo unas cosas y solicitando unas cosas para la casa, estaba ayudando a Jun a preparar algo para que comiéramos pues ya hacia hambre en eso sonó el timbre tan desgastado Jun fue a ver quién era mientras yo solo estaba terminando lo que comeríamos, camine hacia la sala para ver quién era pero aquella voz me hiso detenerme era la misma que escuche anoche.

― ¿Porque tengo que venir con ustedes? ― decía aquel joven de ojos color ámbar.

― Porque ella no tiene a nadie y además su madre murió en esta casa― dijo una voz de mujer joven.

― Basta― dijo una voz de una mujer mayor ― Cuantas veces les tengo que decir que no deben hablar acerca de eso y menos enfrente de ella debemos llevarnos bien con ella pues ella es nuestra salvación para mantener el prestigio y claro el premio de este año― apreté mi mano otra vez esas palabras el dichoso premio y la maldita asociación, camine en silencio lo había aprendido en el internado sin que nadie me notara.

― Y porque tengo que estar aquí― decía de nuevo el chico.

― Porque eres el prometido de ella― dijo la mujer mayor y pude ver al joven fruncir el ceño y gruñir de fastidio sin que ellos me notaran.

― Aun no está decidido― dice el joven aún más molesto.

― Shaoran Li ― dijo la mujer mayor ― Aun eres un inmaduro no sabes lo que sucederá si tú no te casa con ella nuestra familia, nuestro prestigio, eres un mal hijo ― dijo la mujer ahora más molesta.

― Basta ella puede llegar en cualquier momento y que le diremos ah ― dijo una de las chicas jóvenes que a mis pareceres todas eran iguales al igual que el joven.

― Tiene razón Feimei es mejor estar callados hasta que llegue ― dijo una de las chicas.

Respire profundamente y entre a la sala sorprendiéndolos a todos no dije nada, tampoco hice un gesto y ellos solo me saludaron como anoche.

― Sakura― me dijo la señora mayor que me tomo de las manos y nos sentamos en aquel sillón tan viejo.

― Lo siento que la sala este tan vieja pero hace mucho que no habíamos venido a la casa ― le dije y mire a las chicas las cuales estaba sentadas juntas en aquél viejo sillón y el chico de ayer estaba parado cruzado de brazos no se había sentado solo me miraba como ayer en la noche cuando lo ve salir de aquel despacho en donde estaba discutiendo con el señor Li.

― Venimos a ayudarte a limpiar la casa y claro si necesitas ayuda en cualquier cosa no dudes en avisarme― me decía la señora con una sonrisa tan falsa y tan llena de mentiras sabia porque estaba aquí porque querían ayudarme pero ellos no sabían porque habíamos regresado después de 15 años, era mejor mantener esta mentira hasta que llegue el momento de revelar todo los secretos que amabas familias esconden celosamente.

Las jóvenes ayudaban a limpiar las telarañas de la sala y de la parte de arriba claro por órdenes de su madre claro está, mientras ella y Jun estaban preparando algo delicioso para comer todos juntos.

Mientras el joven de ojos color ámbar estaba ayudándome a subir las cajas de mis juguetes al ático, él no decía nada y yo tampoco solo nos mirábamos y él se sentía incómodo lo sabía por la forma en que lo expresaba y claro siempre se mordía el labio en señal de nervios.

Me ayudo a subir el equipaje de mi padre y nos dirigimos a la habitación pero no le dije en cual era, tenía su mano en la perilla de la puerta de la habitación de mi madre.

― En esa habitación no― le dije y el me miro con sorpresa ― Allí es donde murió mi madre― le dije y él de inmediato soltó la perilla me miro con horror.

No hice ningún gesto solo le señale la que era la habitación de mi padre y el coloco el equipaje.

Después de un tiempo la comida estuvo bien creo pues solo hablaban mi padre y la señora Li acerca de la asociación y lo planes que tenían con el lanzamiento de aquel vino que se produciría con la cosecha de Paris.

Aquel joven solo estaba allí mirándome sin decir ninguna palabra ahora que lo veía bien se parecía mucho aquella foto que estaba en el álbum de fotos de mi madre cuando era joven.

Aquellos ojos color ámbar se me hacían conocidos pero en ¿Dónde? Era la pregunta en mi cabeza.

La noche fue demasiado larga para mi pues no podía conciliar el sueño y mire aquel techo de mi habitación que estaba pintado con un cielo estrellado a mi madre le gustaba tratarme como una verdadera princesa y aun no sabía si deshacerme de todo aquello y empezar de nuevo.

Después de una semana de haber llegado a Japón la casa ya estaba remodelada tan solo faltaba el jardín pero como mi padre estaba muy ocupado con los Li no tenía tiempo de decidir cómo sería el nuevo jardín y yo era muy mala para la jardinería.

También la señora Li y sus hijas siempre estaban allí acompañándome en las tardes tomando té y galletas, una tarde me llevaron a un centro comercial para comprarme unas cosas que según ellas necesitaba en eso un celular.

Aquel lugar había tantas cosas ropa, zapatos, accesorios y muchas personas que hablaban y sonreían, otras tomaban café o comían.

Una de las chicas me ayudo a elegir un buen celular, también colocando los números de teléfono de ellas y claro de su hermano principalmente él porque según ella yo era la prometida de él así que tenía que tener ya contacto con él, a lo que me pareció muy absurdo pues aún no había nada formal.

Ahora estaba en una tienda de vestidos y todas las chicas Li estaban buscando un vestido dejándome sola para que encontrara algo que me gustara, mire todos los vestidos eran muy lindos pero ninguno me agradaba.

Tome uno pues sabía que aquellas chicas no me dejarían en paz pero alguien más lo tomo mire a la persona que también lo sujetaba, era una chica de ojos color violeta y una sonrisa blanca.

― Lo siento― dijo la joven soltando el vestido.

Ella solo sonrió y yo deje el vestido en su lugar la mire era hermosa traía una falda larga en color violeta y una blusa de flores de colores rosa, morado, blanco, maquillaje sencillo y un collar que me sorprendió mucho al verlo.

― Kinomoto ya escogiste el vestido― dijo una de las Li la cual se acercó y abrió la boca con sorpresa.

― Fanren― dijo la joven ― Que milagro encontrarlas aquí― saludo a la chica como si fueran una buenas amigas.

― Oh Tomoyo no te había visto que tal― sonrió falsamente lo sabía porque era un don que se me daba desde que era una niña eso me traía muchas consecuencias por eso era una de las muchas razones por la que no hablaba con la demás gente.

Me aleje un poco porque ellas empezaron hablar acerca de ropa, de música, de trabajo como modelo y cosas que ni yo sabía que decir.

― Tomoyo quiero presentarte a Sakura Kinomoto― dijo la chica Li volteando a verme de nuevo.

― Mucho gusto― decía la joven con una sonrisa que no pude interpretar y más ver sus intenciones pues aquella chica tenía un brillo especial de felicidad en su rostro.

― Va haber una fiesta muy privada junto a la sociedad― decía la chica Li.

― A qué bien pues allí nos veremos― dijo la joven de ojos violeta.

― Lo dudo pues será solo para aquellos que están dentro de la sociedad y levan años― porque le decía eso a ella algo acaso no querían que ella estuviera allí porque.

― Bueno si no estaré allí aun así me daría mucho volverte a ver― me miro de nuevo la joven con una sonrisa.

― Igual― le dije y las dos me miraron con sorpresa.

― Sakura casi no habla mucho ― decía la chica Li ― Pero bueno nos vemos― me tomo de la mano y salimos de aquella tienda sin decir más.

Entramos a una cafetería para tomar café y pastel las demás chicas estaban presumiendo lo que habían comprado, mire mi celular que era blanco y una funda en color rosa con dibujos de flores.

― Me encontré con Tomoyo― dijo la misma chica que me había sacado.

― En serio que paso― dijo otra la cual dejo su bolsa nueva a un lado.

― Dijo que iría a la fiesta― las cuatro me miraron y yo solo me quede cayada.

― No sería bueno que ella este allí ya saben porque― dijo otra y empezaban de nuevo a mirarse con complicidad guardando aquel secreto.

― Voy al baño― les dije y tome mi celular nuevo me dirigí a fuera de la cafetería me aburrían mucho aquellas chicas tan falsas y tan parlanchinas.

Camine por el pasillo y mire las tiendas de vestidos hasta llegar al que era un cine mire los grandes posters que estaban exhibiendo las películas mire que allí formados en la fila para entrar a ver una película estaba él con la joven de ojos color violeta, él la abrazaba por la cintura y sonreía abiertamente.

Los mire por un largo rato él le susurraba algo al oído y ella sonreía lo acariciaba con su mano como muestra del cariño y él solo la trataba de besar en los labios pero ella solo se volteaba y de nuevo pude notar aquel collar que tanto me daba curiosidad, ellos dos entraron a las salas del cine.

La gran noche llego la fiesta que tanto había planeado la asociación y la familia Li ya estaba lista, me mire de nuevo al espejo y mire mi rostro con un ligero maquillaje coloqué un poco de lápiz labial rojo en mis labios quería verme diferente a la vez pasada que notaran que no era una niña aunque mi vestido no era de una mujer adulta más de una jovencita.

Me coloque un poco de aquel perfume que me regalo mi hermano y saque de la caja de joyas de mi madre un collar de una llave era igual al de la joven de los ojos color violeta.

― Sakura estas lista― dijo mi padre entrando a mi habitación y sonrió al verme ― Te vez hermosa― me decía mientras me ayudaba a para pues traía unos zapatos altos de tacón.

― Gracias― le dije y él sonrío ― Padre dime este collar hay otro igual o es único― le dije y el solo miro aquel collar que traía puesto.

― Ese collar era de tu madre se lo dio tu abuela materna después de que ella muriera― mi padre bajo la mirada sabía que al recordar a mi madre le causaba una inmensa tristeza― Pero yo que sé es único― dijo con una sonrisa forzada.

― No tienes por qué mentirme― le dije tomándolo de la mano ― Odio que me mientan y lo sabes― él me miro con sorpresa.

En el camino no se dijo nada mas de hecho nadie hablaba de nada porque ni yo sabía mi familia era muy rara después de tanto tiempo de estar separados, de no hablarnos ahora era mucho más difícil decirnos lo que sentíamos o simplemente no queríamos herirnos recordando lo que sucedió aquella noche en que murió mi madre era mejor no recordar el pasado.

Aquella fiesta estaba tan llena de gente que nos trataban con mucha amabilidad, hipocresía diría yo tan solo les importaban el dinero de mi padre y que invirtiera con ellos.

Nos sentaron con los Li y de nuevo las conversaciones de nuestras familias claro sin mencionar a mi madre en ninguna de ellas, el señor Li tomo su copa y realizo un anuncio que daría inicio al juego.

― Hoy es una gran noche y más porque hoy por fin aremos oficial el compromiso de mi nieto Shaoran Li y Sakura Kinomoto desde hoy son novios no prometidos y en un futuro serán un hermoso matrimonio― mire a él el cual tenía una mirada llena de odio hacia su abuelo y sus palabras.

No sé en qué momento estaba en la pista de baile con él todos nos miraban, el solo estaba allí con aquella expresión de hace un rato, mire a mi padre, a mi hermano el cual no decía nada pero su ceño aún estaba fruncido como molesto ante la noticia la música se acabó y el me soltó dejándome en medio de la pista de baile lo mire se macho hacia el gran jardín.

Camine hacia los grandes ventanales donde salió él nadie dijo nada sobre lo que hiso él en la pista de baile, lo mire allí parado mirando a la nada el viento soplaba fuertemente haciendo un poco de frio y frote mis manos para mantenerlas calientes.

Mi cabello flotaba en el aire y trate de acomodarlo me acerque a él sin hacer ruido, él se giró para verme con sorpresa.

― No me interesa ser tu prometida pero no podemos hacer nada pues nuestras familias nos necesitan― le dije y él no decía nada ― Hay mucho dinero de por medio, no creo que tu familia y tu estén dispuestos en quedar en a la absoluta ruina y fuera de la asociación― me acerque a él se movía deje un espacio muy reducido ― Realizaremos un trato te parece― le dije.

No tenía intenciones de casarme con él, no era algo que tenía planeado no había regresado a Japón por casarme con un hombre, no había regresado para averiguar lo que realmente había pasado aquella noche en que murió mi madre, los recuerdos eran muy confusos ahora y nadie daba una respuesta lógica de cómo murió por eso después de tanto tiempo en aquel internado por fin estaba en donde quería, averiguaría la verdad aunque sacrificara ciertas cosas y me aliaria hasta con el mismísimo diablo para buscar el culpable de la muerte de mi madre.

― Bien te diré cuál será el trato― lo mire con seriedad ― Quiero respeto ante todos y más en la sociedad, quiero que aparentes de me eres fiel sé que tu corazón le pertenece a otra y podrás estar con ella porque no me importa pero debes mantener las apariencias ante todos― él no decía nada tome un poco de aire para terminar nuestro trato― Pero sobre todo está prohibido amarme ― me aleje un poco y estire mi meñique para cerrar el trato, él me imito y estiro su mano nuestros meñiques se cruzaron el trato estaba cerrado.

"Y si el destino nos quiere juntos, no importa cuanta gente pase por nuestras vidas, al final del camino nos veremos de nuevo".

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