¡Hola a Todos! (:

Esta nove, es bastante especial para mí porque varias cosas son basadas en la vida real.

Dejen reviews queridos lectores asi sean criticas, o elogios o lo que sea. Se los agradecería mucho, no hay nada mejor para una escritora (en proceso) que recibir comentarios. Se los agradecería mucho, así me ayudan a mejorar.

xoxo, Star


**El accidente**

Despertó de una manera brutal con lágrimas en los ojos, empapada en sudor, roja y asfixiándose. Sentía una terrible presión en el pecho, era como si algo invisible le aplastara la caja torácica. Tosió, pensando que tal vez dormida su saliva había podido ahogarla. Fue inútil. Se levantó de la cama con la poca fuerza que tenía teniendo cuidado de no despertar a Rebeca; quien había ido a hacerle visita desde Texas. Por suerte, el cuarto de su madre quedaba al frente del suyo.

- Mamá… - dijo casi sin aliento. - ¡Mamá!

Su madre despertó al escuchar su voz y reaccionó al verla tan pálida con un ligero tono malva.

- ¿Qué pasa querida? –dijo preocupada.

- Mamá no puedo… -decía mientras se ponía aún más malva y se llevaba las manos a la garganta.

Su madre comenzaba a entrar en pánico; le indicó que respirara lentamente por la nariz, pero Cassandra no podía. Sugirió entonces que tratara de hacerlo por la boca; fue en vano. Apenas Cassy inhaló; una oleada de aire gélido atravesó su esófago congelándola.

- ¡Duele! –gritó.

Su madre no sabía que hacer, no porque no lo supiera en si, sino porque el temor de perder a su hija de esta manera la atormentaba. Con el cuidado que solo una madre puede tener, la arropó en su propia cama con un apoyo en la cabeza. Cassy trató de volver a respirar como le indicaba su madre; su respiración parecía moderarse. Cassandra se dejó entonces absorber por las cobijas, pero apenas estuvo recostada volvió a ahogarse y a sollozar descontroladamente.

- ¡Nos vamos al hospital! – rugió su madre desesperada.

Tomó su bolso, llamó un taxi; el papá de Cassy estaba de viaje. Miró su reloj, eran las tres de la madrugada. Entró al cuarto de la muchacha y prendió la luz para buscar un saco. Rebeca abrió un ojo y vio a Gina preocupada. Adormilada, le preguntó que pasaba y ofreció acompañarlas al hospital. Gina prefirió darle a cuidado a su hijo menor, Jake, quien seguía dormido. Rebeca se levantó, se puso una bata y las vio alejarse por la calle preocupada por su amiga.

En el camino, Cassy miraba desesperada el fondo de pantalla de su celular mientras las lágrimas caían por su mejilla. La foto parecía darle fuerzas. Rebeca la había tomado en el cumpleaños del hermano menor de quien llevaba a Cassy a caballito en la foto. Lucían tan felices. Los ojos de él brillaban mientras ella le sonreía colgada de su cuello. Habían pasado dos meses desde ese día; dos meses sin haberlo visto, sin haberlo abrazado, sin haber sentido su respiración contra la suya, sin haber visto sus ojos caramelo, sin haber escuchado su voz, sin haber tocado sus labios.

Cassandra sentía que las fuerzas se le agotaban, se sentía cada vez más débil. Decidió llamarlo; el tan solo escuchar su voz la haría sentir mejor. Lo pensó por un momento; él podría estar en un avión, o tal vez profundo en su cama en el hotel o bus; no importaba ya. Usó el discado rápido; el celular timbró sin cesar y sin respuesta alguna. Finalmente sin esperanzas; ella colgó.

A poco kilómetros de allí, un chico alto, de piel bronceada, de cabello oscuro, algo desordenado y mojado; de ojos caramelo algo rojos por el jabón, enmarcados por una montura azul; se abalanzaba sobre el celular que había dejado en el cuarto del hotel.