Los personajes de DRRR! son de propiedad del respectivo autor.
Prólogo
El sonido de las cadenas resonó entre las cuatro paredes. Un par de ojos color carmesí se abrieron un segundo después. Con su visión nocturna examinó el lugar y sólo consiguió ver una habitación completamente vacía.
Masculló a lo bajo un quejido de dolor. Sentía su cuerpo totalmente adolorido, una sensación rara y nueva para él ya que nunca le habían proporcionado tanto daño en toda su larga vida. Siempre había encontrado el modo de escabullirse o de poder defenderse de los ataques, y además de su rápida curación; el dolor era un término que se le escapa de las manos.
Pero en aquel momento sentía dolor en todos sus músculos. Los muchos latigazos del día anterior habían dejado cicatrices que no se curaron como debían por haber sido sumergidas con agua bendita. Los malnacidos no sólo querían infligirle daño, sino también que aquel castigo quedara marcado en su cuerpo.
Izaya estaba seguro que algunas cicatrices tardarían en sanar y otros permanecerían por siempre sobre su piel, como un recordatorio de traición a su raza.
Aunque él no lo veía como una traición. Jamás se sintió parte de ellos o que les debía alguna lealtad. Para Izaya los vampiros eran simples y aburridas bestias sanguinarias, que sólo los utilizaba para jugar a su antojo. Tal como hacía con los humanos.
‹‹Pero es más fascinante observar a los humanos.››
Tal pensamiento causó una sínica sonrisa en el rostro de Izaya.
Aquel ser sin alma sentía un gran amor por los humanos. Un amor que podría ser tan racional como irracional. Porque él amaba lo bueno y lo malo de aquellos seres mortales que por muchos años que haya vivido jamás perdía el interés por ellos.
—¿Qué?, ¿te estás divirtiendo siendo prisionero? —Una alta figura se alzó frente a él.
Izaya levantó su rostro a la persona que ingresó a la habitación y sus ojos chocaron con una mirada inyectada en sangre que sólo mostraba desprecio.
—¿Acaso eres una especie de masoquista?
La sonrisa en su rostro no titubeó ningún momento.
—¿Eso parezco? —dijo con su típico tono burlón—, siempre creí dar una vista de ser alguien normal.
—¿Tú? ¿Normal? —Se rió el vampiro—. Eres uno de nosotros niño y es tiempo de que lo aceptes —caminó alrededor del cuerpo caído mirándolo con superioridad.
—¿Niño? —preguntó alzando una ceja—. Está bien, puede que de una apariencia de un joven vampiro y me gusta que las personas crean eso pero ¡vamos Shiki! Los dos nos conocimos hace mucho tiempo.
Era verdad. Orihara Izaya tenía años de haber conocido al actual jefe de los Awakusu-kai, un grupo de vampiros de la zona Este.
—Recuerdas esa época Shiki —mencionó el informante en son de burla—. Recuerdas esos tiempos en donde sólo obedecías las órdenes de la reina. Ah sí, sólo eras un simple subordinado que besaba los pies de esa maldit… —Una patada le hizo girar el rostro a un lado.
—Cállate —murmuró Shiki entre dientes—, no necesito escuchar habladurías tuyas. Es tiempo que de pagues por tu traición hacia los de nuestra especie.
—¿Traición? Jajajajaja. —Se rió sin inmutarse ante el golpe—. No creo haber jurado servir a tu aquelarre o a ninguno de esta ciudad.
—Exactamente —respondió el vampiro—. No perteneces a ninguno. Y para nosotros no existe problema con que permanezcas al margen, sin inmiscuirse entre los asuntos de nuestra raza. Has permanecido así durante mucho tiempo que creí que serias lo bastante listo para no cometer ningún error. —Sus ojos comenzaron a brillar de furia y todo ese rencor cayó sobre Izaya—. Pero me equivoqué, porque tú, Orihara Izaya decidiste traicionar a tu raza.
El informante sólo se quedó observando sin bajar su mentón hacia la desafiante mirada que le daba el jefe vampiro.
—Es por eso que junto con Akabayashi-san decidimos que era momento de que te unas a nosotros —Hizo un gesto hacia al vampiro que estaba de guardia en la puerta—. Ya suponíamos que torturándote no cederías, por eso te trajimos un regalo.
«¿Qué?» pensó Izaya mostrándose sorprendido por unos instantes.
—¿Adivina quién te viene a visitar?
La luz ingresó a la habitación, por unos segundos le cegó la vista pero su audición detectó las pisadas de dos personas y un sonido que identificó como un arrastre. La oscuridad volvió al lugar y las luces se encendieron.
—Abre los ojos —Shiki le agarró del cabello violentamente para que mirara hacia al frente.
Sus ojos se abrieron ya prediciendo a quien vería.
Era…
Es nuestro primer fanfic Shizaya, lo hicimos con mucho amor y una pizca de imaginación.
