Que llueva, que llueva… (Cantando)

Afuera llovía como muy pocas veces llovía en Kanagawa, ya saben, una lluvia fuerte, pero con un calor insoportable… La verdad es que era muy raro que lloviera así, debía ser porque era fines de verano y aun hacía mucho calor como para andar con chaqueta gruesa, pero realmente eso no importaba, es decir, él estaba practicando en el gimnasio, así que no se mojaría y no pensaba irse hasta unas tres horas más cuando seguramente la lluvia ya cesaría. El ruido era muy fuerte y como el gimnasio era de calaminas se escuchaba como si lo estuvieran bombardeando, nunca había sentido tanto ruido mientras jugaba, aunque estaba seguro que si ha habido más ruido, sólo que él no lo escuchaba y tampoco se esforzaría por escucharlo ¿Por qué escuchar a personas gritando y animándolo si era mejor concentrarse y ganar el partido?

No sabía cuántos tiros libres llevaba sin fallar, sabía que eran tiros perfectos, pero si perdía al practica, ya no serían perfectos ¿Cuántas canastas había hecho el do'aho cuando el profesor Anzai se lo propuso? ¿500? ¿1000? ¿2000? No se acordaba, la verdad es que no había puesto atención cuándo le dijeron, sólo sabía que debía sorprenderse por el hecho de que lo hubiese logrado.

Un ruido lo distrajo, eran las puertas abriéndose, giró la cabeza y se encontró con un pelirrojo con el pelo un poco más largo que antes de vacaciones, pero no lo suficiente como para volver a su antiguo peinado, últimamente había venido con vaselina en el pelo lo cual lo hacía verse un poco más rebelde que los peinados anteriores, tal vez ahora también tenía vaselina en el pelo, pero de seguro la lluvia se la había quitado. Tenía todo el uniforme de la escuela pegado a su cuerpo, obviamente por el agua. Y llevaba su mochila en un hombro… Se veía todo destartalado.

Cuando lo vio no pudo evitar levantar una ceja, fue el único cambio que hizo en toda su cara, le molestaba que estuviera ahí, estaba muy cómodo entrenando y él llegó, de seguro, a molestarlo y no se iría hasta que la lluvia terminase y él tampoco se iría antes… Él más débil perdía, el primero en irse era un cobarde.

-"¡Kitzune! ¡¿Qué haces aquí!" – Dijo entrando a la cancha, secándose e ignorando el hecho que estuviese acompañado.

-"Mmm… do'aho" – Intentó seguir jugando, como si estuviese solo, pero al parecer el chico con los ojos profundos y de color chocolate no lo dejaría tan fácilmente.

-"¡Teme kitzune! ¡No me digas así!... ¡¡Mierda! ¡Parece que tendré que pasar la noche aquí contigo! ¡¡Que incómodo! ¡Es decir, no es la primera vez que paso una noche en el gimnasio, pero pasarla contigo! ¡¡Eso es una noche en el infierno!"

Lo único que quería era que se callara el pelirrojo, ya era suficiente con tener que respirar su mismo aire, pero si lo tenía que escuchar toda la noche… estaba de acuerdo en algo, la noche será un infierno.

-"Mmm" – No lo insultó ¿Para qué? ¿Para que siguiera hablando?

-"¡Que comunicativo!" – Dijo con sarcasmo y aburrimiento, se sentó en el suelo y apoyó su espalda en la pared, mientras intentaba, relajarse un poco.

No sabía como, pero logró recuperarse de su espalda, podía jugar basketball todo lo que quisiese, siempre y cuando no le doliera, ahí tendría que parar. Los doctores lo trataron de milagroso al haberse recuperado en sólo un verano, pero ¡Claro! Él era el tensai Hanamichi Sakuragi ¿Por qué dudaron que no estaría listo para principios del segundo año? Estaba feliz, la verdad es que la cosas habían mejorado para él, diez días después de salir del hospital había logrado lo que nunca pensó que lograría, besar a Haruko. Aunque en el fondo no le gusto, se sintió satisfecho por haberlo logrado, eso le hacía sentir que podía lograr cualquier cosa… Haruko lo siguió buscando después de eso, pero él, al no mostrar interés, dejó de buscarlo sintiéndose fatal al pensar que por un beso había perdido a su mejor amigo. Y Hanamichi, la verdad, es que no pensaba para nada en eso, ahora sentía que podía tener a cualquier chica que se lo propusiera, pero a él no le interesaba ninguna.

Ya estaba cansado, así que dejó de practicar y se sentó cerca del do'aho ¿Por qué? No tenía ni la más mínima idea, pero se sentó y no pensó.

-"¡Ay, kitzune! ¡Por más que practiques nunca podrás ganarme!" – Dijo con una sonrisa algo maliciosa.

-"Do'aho" – Dijo moviéndose un poco el cabello, le molestaba, estaba muy sudado.

-"¿Me prestas tu balón? Como tú ya estás cansado" – Se rió ampliamente.

Rukawa sólo se lo lanzó por el suelo, intentaría dormir, aunque no pudo lograrlo… Apenas comenzó a practicar el do'aho se quedó viéndolo, realmente había mejorado mucho ¿Acaso lo había superado? Sabía que tenía mejor resistencia física que él, eso no lo ponía en duda, pero de ahí a ser mejor en el basketball que él, eso ya era diferente…

Ya hace mucho que no peleaban con odio, después de las nacionales era imposible, pues hasta ya se habían dado la mano, pero seguían peleando y sacado chispitas cuando se veían, sin embargo él no podría odiarlo… nunca ha podido y eso que lo ha intentado, resulta que el pelirrojo si lo odiaba, al menos antes sí, desde que entraron a segundo año no lo provocaba tanto como antes, a veces pensaba que lo ignoraba y ¡Dios! Eso si que lo molestaba, pero esperaba a escuchar un 'kitzune' para devolverle el insulto y comenzar a pelear, aunque ahora sólo fuera por tradición y de ahí se le olvidaba todo y seguía pensado en su amado deporte.

Sakuragi comenzó a mover el balón, sin pensar en sus movimientos, sólo dejándose llevar por, la actual, única cosa que el apasionaba, el basketball. Se preguntaba hace cuánto tiempo que ya no peleaba con el kitzune, lo extrañaba, siempre, muy en el fondo, pensó que él era el único que lo entendía ¡Claro! De una forma tétrica y algo enferma. Sabía que si ellos peleaban, sólo ellos dos sabían porque peleaban; sabía que si ellos se insultaba, sólo ellos dos sabían porque se insultaban; sabía que si ellos se quedaban cerca sin hacer nada, sólo ellos dos sabían porque se quedaban cerca sin hacer nada. De una forma extraña, eran como amigos, más que eso eran como compañeros de equipo que tenían algo que los unía ¿El odio? Tal vez antes ¿El basketball? Tal vez… sólo no lo sabían.

Después de estar más de una hora jugando con el balón, se fue a sentar junto al pelinegro.

-"¿Qué ya te cansaste do'aho?"

-"¡Por supuesto que no, idiota! Creo que no debí jugar con el uniforme mojado, siento que me estoy resfriando"

-"Do'aho, debiste quitarte la ropa mojada en seguida, te hubieses resfriado de todas formas"

-"¡Sí, claro! ¡Cállate baka kitzune!"

-"Puffff" – Suspiró pensando 'Idiota'.

Después de un rato de silencio, Hanamichi se empezó a aburrir y como veía, que por milagro, el kitzune seguía despierto intentaría entablar una conversación con él…

-"¿Te acuerdas de Haruko Akagi?

-"¿Ah?" – Dijo algo sorprendido, le sonaba algo el apellido, pero de ahí nada más.

-"¿Recuerdas al capitán Akagi?"

-"¿El del año pasado?" – Por eso el sonaba el apellido.

-"Sí ¿Conoces a la hermana de él?"

-"¿Tenía una hermana?"

-"¡Sí! ¡¡Y estaba enamorada de ti! ¡¡Kitzune imbécil!"

-"No lo recuerdo"

-"¡No importa! Eso no impedirá que te cuente mi historia"

-"Puffff" – Mierda, a pesar de no conocer de quién hala no se escapo de su historia.

-"La besé en las vacaciones"

Aquí Kaede paro la oreja ¿Cómo que la había besado? ¿Por qué? ¿Qué le veía a ella? Demás que sólo era una niña más, sin gracia.

-"Ya ¿Y?" – Dijo intentando parecer desinteresado, por suerte el do'aho era muy despistado para darse cuenta de eso.

-"Que me gusto todo el año pasado y cuando por fin la tuve no me gusto el beso ¿Por qué crees que pasó eso, kitzune?"

-"¿Por qué yo debería saberlo?" – Levantó una ceja sin comprender la pregunta.

-"¡¡Pus tienes muchas pretendientes! ¡Te apuesto que haz besado a miles de chicas!"

-"No"

-"¿No? ¿Y por qué no?"

-"Porque la única persona que me ha gustado, yo no le gusto ¿Por qué besaría a otras personas que no me interesan?"

-"¡No lo sé! ¡Para probar, supongo! O sea, yo… ¡Espera! ¿Te gusta alguien?" – Dijo con cara de malo – "¡¡¡Dime!"

-"No"

-"¡¡Por favor!"

-"No"

-"¡¡Ándale!

-"No"

-"¡¡No seas malo!"

-"No"

-"¡¡¡Ah! ¡¡¡Mierda! ¡¡¡Haz lo que quieras!" – Se cruzó de brazos y frunció el ceño, sólo quería que la lluvia terminara para irse.

Kitzune se sentía como un idiota ¿Cómo se le ocurría decirle al do'aho que le gustaba alguien? ¡Era un idiota! ¡Ni si quiera estaba seguro si le gustaba! Sólo, por ahora, le interesaba.

Cuando dejó de llover Hanamichi se fue dando un portazo que retumbo por todo el gimnasio, estaba enojado, aunque sabía que no era amigo ni nada con el kitzune para andarle preguntando quien le gustaba, él le había contado una parte de su vida ¿Por qué él no el contaba parte de la suya? Bueno, ese kitzune siempre sería un antisocial y no habría nada que lo hiciera cambiar.