Renuncia: todo de Horikoshi, etc.
N/A: ¡Bienvenidos al tren del dolor! El viaje de hoy será bastante breve. Se me ocurrió mientras intentaba dormir, por alguna razón, aunque no da para más que un drabble.
Destrucción. Aquello describía perfectamente el paisaje que observaban sus ojos. El aire olía a muerte, y lo que antes fue una preciosa zona de la ciudad había sido reducida a escombros. Desde donde estaba, todavía podía escuchar cómo la batalla se estaba llevando a cabo, pero nada tan extremo como los primeros minutos de esta, donde gran parte de los daños habían sido provocados.
Ahora, a Shigaraki solo le quedaba esperar el inminente anuncio de su derrota. El cómo los héroes habían terminado con lo que alguna vez fueron las más peligrosas organizaciones criminales del país. El cómo habían triunfado, otra vez.
Era tan penoso que tenía ganas de llorar, pero incluso hacer eso le dolería. Todo su cuerpo había quedado destrozado durante la lucha, y únicamente podía esperar que viniesen a por él y lo encerrasen en una celda durante el resto de su vida, o que lo dejasen morir ahí (lo cual personalmente le parecía la mejor opción, pero sabía que no le iban a dar el gusto).
De repente dejó de escuchar el ruido de la batalla, e, instantes después, el sonido de unos gritos eufóricos llegó hasta sus oídos. El conflicto había terminado.
Era un Game Over, y no le quedaban más vidas.
Pensó en simplemente desintegrarse ahí mismo, para no tener que pasar por toda aquella vergüenza, pero su mente se alejó de todos los pensamientos negativos que habían comenzado a amontonarse en su cabeza cuando de entre los escombros escuchó algo moverse. En lo alto se alzaba una figura familiar. Una figura demasiado familiar.
—Al fin... te he encontrado—mencionó Midoriya, descendiendo con dificultad. Su cuerpo estaba lleno de heridas, y su estado no era mucho mejor que el del villano, pero se encontraba lo suficientemente acostumbrado como para seguir manteniéndose en pie.
¿Qué hacía aquí, con él, en lugar de estar celebrando la victoria con el resto de sus compañeros? O quizás curándose todas las heridas. A Tomura le molestaba la facilidad de seguir sonriendo a pesar de todo el dolor al que se sometía. Desde que tuvo la decisión de involucrarse más de lo necesario con él, había sido así. A pesar de todo, dicha sonrisa solo se intensificó.
—Volvamos a casa, Tomura.
Y por alguna razón, a pesar de estar bañándose en su propia sangre y de tener casi todos los huesos rotos, al ver aquel rostro, Shigaraki pensó que todo iba a estar bien.
