"Morir es como dormir, pero sin levantarse a hacer pis.". Woody Allen.
—Te odio.
Y Daphne sonríe, sonrisa sibilina, fuerte y débil al mismo tiempo. Sonrisa de serpiente. Y Theodore la odia, la odia tanto que duele, la odia tanto que es otra cosa, todo ese odio junto, todo ese odio y todo ese deseo porque ella no haya existido nunca, porque no duela como duele, porque ella sea cualquier otra cosa, cualquier otra cosa que no sea Daphne Greengrass. Pero sospecha, que hasta cuando no sea ella, hasta cuando deje de existir, que él la buscará, la buscará en la sonrisa de un niño inocente siendo innecesariamente cruel, la buscará en la chica que no para de mirarse a un espejo con satisfacción vulnerable, la buscará en todo ese vacío, en todo ese hueco que tendría dentro si nunca la hubiera conocido.
—Mírame, mírame porque aún te sigo odiando.
Siempre han jugado con ello, con todo ese odio, han conocido todas las maneras de odiarse que tiene el ser humano, incluso esa tan drástica, la de quererse tanto que necesitan arrancarse la piel a tiras.
—Lo sé, yo te odiaré siempre.
Daphne tiene noventa años y se muere. Theodore sabe que nunca lo ha odiado tanto como ahora, vieja y decrépita, sin la belleza exterior que tanto necesita, Theodore se lo ha arrebatado todo, hasta el deseo de suicidarse cuando las pociones rejuvenecedoras no hicieran más efecto. Daphne lo odia por ello pero sonríe, porque al final ella muere primero y él tiene que soportar el estar sin ella, tiene que echarla de menos, sufrirla y odiarla, odiarla más que nunca, porque no va a poder tenerla.
Es una jodida dramática tocapelotas hasta cuando está más muerta que viva.
Theodore nunca ha conocido a una persona tan egoísta como ella. Tan retorcida y sádica, salvo quizá, él mismo. Por eso sonríe y se toma la poción que lleva colgada al cuello desde que Daphne enfermó, veneno. La muerte sabe predeciblemente dulce.
La mira por última vez, esa mirada incrédula e indignada y mientras su vida se va apagando lo último que escucha es la voz enfadada de Daphne llamándolo.
—Theodore Nott… ¡ERES UN CABRÓN DE MIERDA! ¡YO ME IBA A MORIR PRIMERO! ¡YO! ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO? ¡ABRE LOS OJOS MALDITA SEA! ¡THEODORE!...
Blablablá derechos de J.K.R. Blablablá derechos de Metanfetamina.
Para Metanfetamina. Por su cumpleaños, o no.
Porque yo también te odio.
